ADELAIDA:
Salgo del despacho de mi padre y Lili me mira con pena al ver mis manos. —Vamos, hay que curarte esas manos. Dice ella con tristeza y solo asiento caminando con dirección a mi habitación. En los pasillos me encuentro con mi madre y hermana mayor que me miran con burla. —Supongo que ya recibiste tu castigo, eso te ayudará a comportarte en la sociedad. Habla mi madre destilando veneno y solo paso por su lado sin decir media palabra. —Vaya madre, aún así no deja la mala educación. Habla la víbora de mi hermana. —Es normal cariño, no puede negar sus raíces. Dice mi madre, pero no presto atención a sus palabras y me marcho junto a la persona que siempre ha estado conmigo; mi nana, y mi sirvienta personal. Ella se encarga de curar las heridas de mis manos para luego vendarlo, mientras yo tengo mi mirada fija en la pared. Lili me ayuda a bañarme y luego me coloca un ligero camisón. —Usted descanse señorita, iré a prepararle algo de comida. Dice y asiento sin decir nada. Rato más tarde Lili vuelve a la habitación con la cabeza baja. —¿Qué pasa Lili? Le pregunto y ella me mira con tristeza. —Lo lamento señorita… Está prohibido traerle comida, está castigada, ordenó el duque y la duquesa. Dice y sólo suspiro mirando hacia el bosque. —Está bien Lili, puedes retirarte y tomarte el día libre, por hoy no quiero ver a nadie más. Le digo con una sonrisa cansada y ella me mira con tristeza. —Señorita… —Descuida Lili, estaré bien… Esto no es algo nuevo para mí, estoy acostumbrada. Le digo y ella suspira. —De acuerdo, entonces me iré. Dice y solo asiento. Cuándo mi nana se retira procedo a colocarle seguro a mi puerta y me acuesto a leer algunos de mis viejos libros de romance trágico… Sí, tengo un gusto horrible y raro ¿Qué señorita de sociedad lee estas cosas? Pues yo. Me enfrasco tanto en la lectura que pierdo la noción del tiempo y ya para cuando levanto la vista todo está oscuro. —Bueno, creo que ya es hora de dormir. Murmuro y antes de acostarme cierro todo con seguro y lo verifico dos veces. —Bien, a dormir. Murmuro mientras mis pensamientos se dirigían a Raizel… ¿Qué estará haciendo? Mmm, de seguro ya me olvidó… Aunque no ¿Quién puede olvidar a una señorita como yo? Pienso con el ego por las nubes y me quedo dormida. (...) El ronroneo de algo o de alguien me hace suspirar mientras acaricio algo suave y sedoso. Mi cerebro hace click y abro los ojos de golpe dándome cuenta de inmediato que no estoy en mi habitación y que alguien me sujeta bien fuerte a su cuerpo. —Carajo. Murmuro asustada y me renuevo violentamente para que el fulano me suelte ¿Que cree que soy? ¿Un oso de peluche? —Mmm, deja de moverte tanto… La voz de Raizel me paraliza y termino de despertarme por completo. —Maldición Raizel… ¿Cómo me trajiste aquí otra vez? Hablo un poco alto y el susodicho se despierta mirándome con ojos luminosos ¿Que especie es esta hombre? Pienso, pero todo queda en segundo plano cuando de un momento a otro estoy acostada en la cama y él encima de mí. —¿Cómo entraste aquí otra vez? Habla con un tono confundido mientras sus manos sujetan las mías a cada lado de mi cabeza. —Oye Raizel… No entiendo como me has traído aquí otra vez, pero desde ahora te digo… —¿Qué? ¿Qué me vas a decir? Me corta con voz ronca y tengo que apretar mis piernas mientras mi respiración se acelera. —Creo que deberías de quitarte… Esas no son maneras de hablar. Mi voz por alguna razón se vuelve melosa y me desconozco. Raizel lo duda un poco, pero luego se quita de encima de mí y se coloca en pies. Observo como enciende una esfera de cristal así dándome vista de su hermoso cuerpo tallado por los dioses. —Estuve investigando… Por más escurridiza que seas, está mansión es impenetrable, Adelaida. —Ujumm. Es lo que digo al escucharlo decir mi nombre con tanta sensualidad… Concéntrate Adelaida. Le digo a mi cerebro. —Ya sé lo que eres, por eso puedes entrar sin que nadie se de cuenta. Dice y lo miro alzando las cejas. —Oh, ¿Que soy según tú? Le pregunto y este clava sus hermosos ojos en los míos. —Una bruja, solo las brujas pueden hacer eso. Dice y estalló en carcajadas. —¿Yo? ¿Una bruja? Si que pensaste mucho jajaja. No paro de reír hasta ver su rostro serio. —Perdón y lamento decir que tú investigación ha fallado… No soy una bruja Raizel… ¿Dónde sacaste eso? Pregunto mientras acaricio el vendaje de mis manos que lo siento algo húmedo. Miro como él olfatea como si fuera perro y me observa de arriba abajo deteniéndose en las vendas de mis manos. —¿Qué te pasó en las manos? Pregunta cambiando de tema y yo le resto importancia. —No es nada. Digo y el chico se acerca a mí sin hacerme caso. —Déjame ver. Demanda y le muestro mis manos a regañadientes. —Estás sangrando ¿Cómo lastimaste tus manos? Pregunta con el ceño fruncido y yo me siento incómoda. —Es normal que sangren, me hiciste hacer sobre esfuerzo Raizel. Le digo y este me mira a los ojos con un brillo extraño. —Lo siento. Dice colocándose en pies y se va no sé dónde. A los pocos segundos vuelve con una pequeña caja en las manos. —Dame tus manos. Ordena y frunzo el ceño. —¿Para qué? Pregunto y este solo me observa. —Bien… Es lo único que digo y le tiendo mis manos. Raizel quita la venda con cuidado para luego gruñir fuertemente y mirarme con ojos rojos. —¿Quién fue el maldito que te hizo esto? CarajoADELAIDA: —¿Quién fue el maldito que te hizo esto? Carajo. Pienso mientras mis ojos se abren al darme cuenta de que tengo un lobo alfa frente a mí. Según lo que me han contado, los lobos son salvajes y agresivos, además de que tienen una fuerza mayor que la de un humano normal. —Eres un lobo. Afirmo mientras la voz me tiembla un poco. —Eso no es importante, responde Adelaida. Ordena y no me queda de otra. —Está bien… Fue mi padre. Lo digo en un tono bajo y este frunce el ceño mientras una vena se hace presente en su sien. Intento quitar mi mano, pero un gruñido de su parte me hace dejarlo. M****a ¿Cómo me metí con un lobo? Me pregunto mientras me doy un golpe mental por tonta, y no haberme dado cuenta antes. El lobo comienza a curarme delicadamente y envuelve mi herida para luego mirarme. —¿Por qué tú padre te hizo esto? Creo que eres lo suficientemente mayor para estar recibiendo esa clase de castigos. Dice y me encojo de hombros. —Eso no es importante… ¿Tienes algo d
RAIZEL:La observo dormir en mi pecho mientras ambos permanecemos en el balcón después de una caliente sesión que la dejó agotada.—Es tan hermosa.Ronronea mi lobo Jacobo y estoy de acuerdo.—Es muy hermosa la chiquilla, y solo será nuestra.Le digo y este asiente de acuerdo.Aspiro su aroma una vez más antes de marcharme.Ya el sol comienza a hacer acto de presencia y sería un caos si me encuentran en este lugar.Así que me quito la chaqueta que llevo puesta y cubro bien a la pequeña humana que da suaves ronquidos que me provocan risa.—No puedo percibir ningún rastro de magia en ella… ¿Cómo es que ha estado apareciendo en nuestra cama?Pregunta mi lobo y me quedo pensativo.—Creo que tendremos que investigar qué es lo que está pasando… No es normal que esto ocurra, además es imposible que ella penetre la propiedad sin que absolutamente nadie se dé cuenta.Hablo y mi lobo está de acuerdo.—Es hora de irnos.Le hablo a mi lado por medio del enlace y observo a Adelaida.—Hasta pronto
ADELAIDA:Mis ojos observan al hombre que le hace una reverencia a mi madre mientras le sonríe con suavidad mientras anoche hacia con mi cuerpo lo que se le venía en gana.El muy maldito de Raizel me observa de reojo, pero lleva sus ojos a mi hermana que le sonríe mientras lo observa de arriba abajo.De pronto las puertas son abiertas y mi padre entra con una sonrisa de oreja a oreja.—Archiduque Raizel Norfolk, es un placer tenerlo en este humilde hogar.La voz emocionada de mi padre no se hace esperar y ambos estrechan sus manos.—El placer es mío duque Ivanov… Veo que tiene una hermosa familia.Dice mientras vuelve a mirarme de reojo y mi padre ríe orgulloso.—Gracias archiduque Norfolk, le presento a mi hermosa familia.Dice dirigiéndose a nosotros.—Ella es mi esposa Leticia Ivanov.—Me da gusto conocerla duquesa, he escuchado mucho de usted.Dice Raizel dejando un beso en la mano de mi madre y frunzo el ceño sintiendo un malestar en el estómago.—Oh, gracias querido.Habla ella
ADELAIDA:Las sirvientas llegan con bandejas de bocadillos y taza de té que huele muy delicioso.—Dígame archiduque Norfolk ¿Cuándo se piensa casar con mi cuñada?Pregunta mientras una de las sirvientas le sirven una taza de té.Mis ojos caen automáticamente en Raizel que mira al príncipe con el ceño fruncido, pero luego se relaja un poco.—Con todo respecto alteza, pero creo que eso no es de su incumbencia.Dice con voz firme y mi madre casi vomita el té mientras que el cuerpo de mi padre se tensa por completo.—Lo lamento alteza, al parecer el archiduque no es muy conversador… Jajaja, verá… Apenas se están conociendo y …—Se casarán en un mes.Dice mi padre cortando el parloteo de mi madre.—¿Qué? Pregunta mi hermana confundida.—No hay tiempo que perder, el emperador ha dado la autorización, en una semana serán presentados y en un mes la boda.Dice mi padre con determinación y solo miro a Raizel que cierra los puños con fuerza.—Vaya… Muchas felicidades.Dice el príncipe, pero se
ADELAIDA:Luego de él príncipe haber pagado la enorme cantidad continuamos caminando mientras observamos algunos puestos de comida.—Miren hay una obra que va a empezar.Habla mi hermana deteniéndose frente a un cartel.—Que bien, pero ya quiero irme a casa.Digo suspirando, la verdad estoy cansada y aburrida.—Hay, no seas así hermanita, sería divertido y romántico asistir… ¿Qué dices lord Norfolk?Le pregunta a Raizel mirándolo con lo que supongo es ¿Coquetería?—Si, creo que no estaría mal mirar una obra.Dice este y ruedo los ojos.—Bien, entonces el príncipe y yo nos marcharemos…—No, claro que no lady Ivanov, me encantaría mirar la obra, venga.Dice tomándome del brazo y me lleva dentro.Los administradores al ver al príncipe nos dejan pasar de inmediato y sin problemas alguno.Nos sentamos en la segunda fila ya que hay varios asientos vacíos.Soy la primera en tomar asiento y atrás me sigue mi hermana, luego el príncipe y por último Raizel.—Compórtate Adelaida, me estás hacien
ADELAIDA:Raizel se defiende con agilidad y de inmediato mata al encapuchado clavando su espada justo en su corazón.—Ven hay que salir de aquí.Menciona arrastrándome tras él mientras varios escombros comienzan a caer del techo.En el intento de salir tres hombres encapuchados igual nos rodean con la clara intención de asesinarnos.—Maldición… Tú corres mientras yo los distraigo.Dice y trato de negar.—No me lleves la contraria Adelaida, ahora no.Dice mientras observa a los atacantes.—Pero…—Por favor, vete ya te alcanzo.Dice y asiento no muy convencida y comienzo a correr dónde parece ser la salida.Miro hacia atrás y Raizel lucha con los tres al mismo tiempo sin darles ventajas de hacer nada.Cuándo vuelvo a mirar hacia adelante choco con un enorme cuerpo que me hace dar varios pasos hacia atrás.—Maldita sea.Murmuro estabilizandome y observo una sonrisa en el rostro del hombre con el que choqué.—No tan rápido preciosa, ven aquí.Dice intentando agarrarme, pero lo esquivo cor
ADELAIDA:Abro los ojos que no supe cuando lo cerré y escucho la queja de Raizel.—Maldición. Su gran cuerpo trata de moverse, pero escuchamos pasos y nos quedamos muy quietos.—No te muevas.Me susurra casi inaudible y me aprieto más a su cuerpo para que capte que lo he escuchado.Los pasos se escuchan más cerca del carruaje y dejo de respirar mientras el corazón golpea mi pecho de manera frenética.Pero un fuerte gruñido se escucha fuera y los gritos ahogados no se hacen esperar.—Debo salir.Susurra el lobo y lo miro con los ojos bien abiertos.—Raizel…—Estaré bien preciosa, solo no hagas nada que delate dónde estás ¿De acuerdo?Lo miro por unos segundos y luego asiento no muy convencido.Raizel deja un beso en mi frente y de una patada abre la puerta del carruaje y sale con una habilidad increíble.La puerta del carruaje se cierra de golpe y yo busco la manera de como mirar hacia fuera.Por una pequeña abertura observo y miro dos lobos descuartizar los cuerpos de varios encapuch
RAIZEL:Me divierto al ver el rostro rojo de Adelaida al escuchar las palabras de la bruja anciana.—Hay señora Marla, debe de tener un poco de pudor en sus palabras.Dice este cubriéndose la mejilla mientras me mira mal por reírme.—No dije nada malo Adelaida… Vengan pasen.Habla la anciana, pero antes me echa una mirada para luego caminar un poco encorvada a su vieja casa.Adelaida camina con emoción mientras yo me mantengo alerta… No confío en las brujas, son muy traicioneras.—Toma asiento muchacho, no voy a comerte.La anciana habla con un deje de broma en sus palabras y yo sonrío de medio lado.—Señora Marla ¿las plantas que le di aún están vivas?Adelaida dice mientras sus ojos miran a todas partes con emoción.—Por supuesto que sí, están en el jardín, ve a verlas.—Espérame aquí Raizel, ya vuelvo.Dice corriendo con dirección a la parte trasera de la vieja casa.Cuándo la pierdo de vista me muevo con agilidad y tomo a la anciana del cuello apretándola con algo de fuerza. —No