HOLA, GRACIAS POR LEER ESTA HISTORIA, GRACIAS POR LA OPORTUNIDAD DEJAME TUS COMENTARIOS O RESEÑAS DE QUE TE PARECIÓ PARA ANIMAR A OTROS A LEERLA. ACTUALMENTE PUEDES LEERME TAMBIEN EN SOY LA ESPOSA DEL TÍO DE MI EX QUE ESTÁ EN EMISION, PRONTO SERÁ FINALIZADA. RESPECTO A LA HISTORIA DE DEMIAN HOUSE, PRONTO LA SUBIRÉ EN LA PLATAFORMA PARA QUE PUEDAS LEERLA MUCHAS GRACIAS POR TU GRAN APOYO, LECTOR, SIN TI, NO PODRÍA HACER LAS HISTORIAS QUE ME APASIONAN GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS ♥
Mariana Hall sintió ese cuerpo sobre el suyo, no pudo alejarlo, un calor elevaba la temperatura de la habitación, sus labios no escaparon de los suyos, y se sintió vencida por sus caricias. Cuando abrió los ojos, al día siguiente, se enderezó en la cama, miró al hombre que estaba a su lado, sintió un frío en su corazón, sus manos temblaban, quitó los mechones de cabello oscuro para saber por fin, quien era ese hombre, aunque la sospecha yacía en su mente. No tuvo duda, era él, sintió un escalofrío recorrer su esqueleto, ese hombre era Demetrius Vicent, era el poderoso CEO de Vicent Company, era peor aún, ¡Era el hermano de su prometido, con quien en unas horas se casaría! «En unas horas me caso… ¡En unas horas me caso!», pensó conmocionada, se levantó de la cama, sintió que todo daba vueltas, se alejó de esa cama, ¿Quién era ella? ¿Una mujerzuela que pasaba la noche con un hombre que no era su prometido? Las lágrimas rodaron por su rostro, los recuerdos vinieron tan rápido como en
Marina llevaba su vestido blanco, y su velo de novia que cubría su rostro, llegó en un auto que Finn rentó para ella. Marina Hall no tenía familia en esa ciudad, su familia vivía lejos de ella, en la siguiente ciudad, solo le sobrevivía una tía y su hermana menor Leonor. Ella se alejó de la tía apenas pudo, porque era una mujer cruel y despiadada, pero nunca se perdonó por no poder llevarse a Leonor lejos del yugo de esa tía, al ser menor de edad. Entró a la iglesia sola completamente, caminó despacio, pudo ver a Finn esperándola con una gran sonrisa, erguido al pie del altar, sonreía, sus ojos brillaban como dos estrellas, ese gesto la conmovió tanto, que sintió que debía hacerlo feliz. «Juro que a partir de que sea tu esposa, lucharé por amarte y hacerte feliz, Finn, porque tú lo mereces», pensó. Ella caminó hasta llegar a su lado, él sonrió, la puso a su lado, miraron al sacerdote, quien comenzó la ceremonia. Marina no pudo evitar mirar de reojo en la primera fila a Demetrius
Cuando ella se giró a mirar, su sangre se heló, el cuerpo de Finn estaba al otro lado de la acera, fue arrollado por aquel auto, que se dio a la fuga. Demetrius corrió por su hermano. Marina sentía que temblaba, ¡Era como una gran pesadilla! Al volver a la realidad, también fue hacia él. —¡Finn! —gritó desesperada. Marina se arrodilló a su lado, había sangre en su cuerpo, las lágrimas caían por su rostro. Demetrius sollozaba con angustia. —¡Está muerto! ¡Mi hermano está muerto! No sé cómo pasó —dijo con las manos en su cabeza, desesperado, frustrado, recargó su rostro sobre su pecho y lloró. Marina sintió un miedo que la hacía gritar, casi acariciaba el cabello de Demetrius, pero, no se atrevió, cubrió su rostro con sus manos, sollozando. La ambulancia llegó, Demetrius levantó la mirada y la fijó en la chica. —¡Vete, Marina! Solo vete de aquí, vete de la ciudad, no vuelvas nunca, o juro que acabaré contigo, ¡Es tu culpa! ¡Arruinaste la vida de mi hermano! ¡Ahora le has ro
Marina manejó fuera de la ciudad, luego llegó a la casa de su tía, tenía muchos años sin volver a esa casa. Tocó la puerta, estaba cansada, casi era de noche, al abrir la puerta, su tía la miró impactada de verla ahí. —¿Qué haces aquí? —He venido a ver a mi hermana. La mujer hizo un gesto de rabia, la dejó pasar, su hermana Leonor corrió a abrazarla con fuerzas. —¡Marina, volviste! —Sí, tía, podría quedarme aquí. —¡No puedes, ahora lárgate de aquí! Marina la miró con rabia, esa mujer siempre fue cruel con ella, Leonor era cuatro años menor, miró sus ojos, parecía asustada. —Leonor, ¿Quieres venir a vivir conmigo? Los ojos de Leonor se abrieron incrédulos. —¡¿Qué dices?! —exclamó la mujer enfurecida—. ¡No te la llevarás! Ella me ayuda en el trabajo, hace el quehacer. —¿Leonor? Leonor miraba a la tía con miedo, pero Marina acunó su rostro. —Mírame a mí, no tienes que quedarte aquí, ya eres mayor de edad, puedes venir conmigo y ser libre de esto. Leonor sonrió. —¡Quiero i
Marina intentó retroceder, alejarse de su alcance, pero sintió sus manos sobre sus brazos, reteniéndola frente a él. —¿Con qué derecho te atreves a volver ante mí? —exclamó severo—. ¡Tú fuiste quien mató a mi hermano! Sus palabras eran tan severas, y dolían en el corazón de Marina, además veía la rabia en él, eso era más triste porque ella recordó su amor por él. Verlo de nuevo provocaba sentimientos ambivalentes que la hacían estremecer ante su presencia. —¡Yo no maté a Finn! ¡No lo hice! —exclamó, sus ojos eran cristalinos y temblorosos. Había odio en la mirada de Demetrius, el pasado estaba frente a ellos como un fantasma inolvidable. —¿Y qué creíste? ¿Qué te dejaría trabajar aquí, como si nada? Ella titubeó. —Estaba por irme, ahora mismo renunciaré, ¡Nunca volverá a verme! Ella intentó irse, abrió la puerta, pero él la cerró, impidiendo que se marchara. —Un momento, no tan rápido. Cambié de opinión, no te irás. Ella se giró, lo miró incrédula de sus palabras, ¿Acaso había
Rose se giró a mirarlo, tenía ese gesto frágil de siempre que tanto lo conmovía en el pasado, pero el corazón de Demetrius se había vuelto de piedra como para sentir algo ahora. —¡Demetrius! —exclamó, acercándose a él, se sorprendió al ver que él retrocedió, su gesto seguía fruncido, y su mirada era severa, tanto que sintió temor de él. —¿Qué haces aquí? —Supe que volviste, quise venir a verte. —¿Cómo te atreves? Pensé que lo había visto todo, pero en realidad, hay gente que es tan cínica. ¡Debes irte! No quiero verte. Rose bajó la mirada que se le desdibujó por lágrimas. —¡Demetrius, por favor! Déjame hablar. Él se detuvo, cuando intentó irse, miró su reloj con desdén —Tienes un minuto, luego te largas, no puedo perder más que tiempo. —¡Estaba tan confundida! Tú eras adicto al trabajo, y yo... —¡Me dejaste por tu mejor amigo, Rose! Solo un mes antes de la boda, me dejaste una vil nota diciendo que me dejabas, ¿Estabas confundida? Me vienes a ver la cara ahora, solo porque t
—¡No! Estoy enferma vine a consultar. Los ojos de Demetrius se volvieron recelosos, ella sintió la intensidad de su mirada. —Pues te diré algo, no te creo, si mañana faltas a trabajar te voy a descontar el doble de un día de sueldo. Ella le miró atónita de su crueldad. —¡Haga lo que quiera! Ahora déjeme ir —dijo altiva Él no la soltó aún, miró sus ojos y bajó la mirada, no pudo evitar tentarse con sus labios, ni siquiera supo en qué momento recordó cuando Finn le dijo que ella lo amó. «¿Aún me amará? ¡Pero, en que tonterías pienso!» Ella logró alejarse, y él no hizo nada por detenerla, solo la vio, hasta que se fue. —¿Así que está enferma? No se veía enferma, tal vez miente —dijo en voz baja. Marina llegó a la habitación de Ady, al entrar Mady y Leonor ya estaban ahí. Ella cargo a Marina, la alejó un poco. —Mady, mi amor, ¿Por qué te vi hablando con un extraño? ¿Acaso no te he dicho que no se habla con los extraños? La niña bajó la mirada, confusa, su carita dulce parecía ar
—¿Así que son un equipo que se defiende mutuamente? Dígame, señorita Hall, ¿Qué tipo de relación sostiene con el señor Davis? Le recuerdo que en mi empresa no están permitidas las relaciones personales. Marina le miró con rabia. —¡Solo tengo una relación laboral con el señor Davis! Somos profesionales, así que le prohíbo que siga ofendiéndonos sin pruebas. —¿Me prohíbe? —exclamó Demetrius con ojos severos, sorprendido ante su actitud de reto. Ella alzó la barbilla, lo enfrentó. —No tiene derecho a ofendernos, y sobre mi sueldo, no se angustie, me rebajarán la llegada tarde de hoy, cuando sea el día de pago, vendré y lo mostraré, para que usted y su conciencia, se queden tranquilos. Marina lo observó con gran decepción, dio la vuelta y salió de ahí. Demetrius la siguió con la mirada, luego miró a Davis fijamente, parecía como un animal furioso mirando a su peor enemigo, Davis tenía una mueca burlona, salió de ahí. Demetrius liberó el aire que sentía que lo ahogaba. «Claro, segú