Los ojos de Demian House la miraban severos, había una mueca en su gesto que indicaba que estaba furioso, era fácil notarlo.
Liliana tembló, podía observar su rostro perfecto, como si pudiera delinearlo con sus dedos.
—¿Estás bien? —preguntó
—Sí —balbuceó con voz temblorosa.
Solo en ese momento, Demian dejó a la joven sobre el suelo firme, aunque ella aún batalló por mantenerse en pie.
—¡¿A dónde demonios crees que ibas?! —espetó el hombre con furia, sus ojos castaños casi parecían sacar chispas de rabia.
Un escalofrío intenso recorrió el cuerpo de la chica, quien retrocedió asustada
—Yo… ¡Escaparé de ti! —exclamó y se lanzó a correr, los ojos enfurecidos de Demian la siguieron, su mirada se volvió gélida, no fue hacia ella con prisa, en cambio, esperó a que ella se frustrara.
Liliana intentó abrir el portón de hierro, era inútil, ni siquiera permitía ver hacia afuera.
Cuando vio a esa imponente figura caminar hacia ella, lanzó un grito, pero fue inútil, ese hombre la cargó al hombro, la llevó consigo de nuevo ella estaba ante su gran poder.
Ella gritaba, pataleaba, se resistía tanto como podía, pero ante la fuerza de Demian House fue vencida, él la bajó de sus brazos, y a la mitad de las escaleras se detuvo porque ella seguía peleando.
—¡Estoy aburrido de este juego tonto, Liliana! Será mejor que entres a tu habitación, deja de bailar en mi paciencia, o me conocerás.
Liliana le miró asustada, pero su enojo fue fuerte.
Ella intentó alejarse, forcejearon a media escalera, él quería que se calmara, sentía que perdía el control, nunca conoció a alguien tan terca en su vida, hasta que Liliana sin pensar se alejó, empujándolo con fuerza, el hombre retrocedió y cayó de la escalera.
Liliana abrió ojos enormes al verlo rodar, lanzó un grito, y lo vio al fondo de la escalera, parecía inmóvil.
El corazón de la joven retumbó, pensó lo peor
Ella bajó despacio, sus ojos lloraban, su corazón latía desesperado.
Herirlo no era lo que quería, al acercarse, se puso de cuclillas frente a él, tocó su mano para sentir el pulso, descubrió que su corazón latía, no estaba muerto.
Por un instante, pensó en escapar, vio en su bolsillo las llaves, y las tomó, podría huir, estuvo a punto de hacerlo, pero verlo ahí tendido, la hizo sentir culpable.
¿Podía abandonar a su suerte al hombre que fue su benefactor por años?
—Liliana… Liliana, mi amor… —balbuceó el hombre
Ella se quedó perpleja, un empleado abrió la puerta, y al ver al hombre sobre el suelo, se asustó.
—¡¿Qué hiciste?! ¿Lo mataste?
Liliana negó asustada.
—¡No! ¡Soy inocente! —exclamó desesperada.
Escucharon como Demian se quejaba, el empleado intentó levantarlo, era inútil.
—Es más fuerte que una losa de cemento —sentenció
Demian abrió los ojos.
—¿Qué…? Rayos, me duele hasta la médula —aseveró, Demian se levantó tanto como pudo, y el empleado lo ayudó a subir la escalera, paso a paso.
Liliana tembló, tenía las llaves, aprovechó y decidió huir, salió a toda prisa, tenía un gran llavero con varias llaves, no sabía cuál abría el portón; intentó con una, luego con otra, hasta que escuchó como alguien se aclaró la garganta tras ella.
—El jefe me indicó que, si se marcha, el pequeño niño Carlitos, será vendido por su madre por dinero, nunca volverá a verlo, su destino será atroz.
La joven tragó saliva, ¿Cómo pudo olvidar a Carlitos? Su benefactor prometió salvar a ese pequeño de su cruel destino, mientras ella fuera a su lado.
Liliana asintió, decepcionada.
—¿Dónde está?
—En su habitación, quiere verla.
Liliana lanzó las llaves al suelo, nunca se sintió tan acorralada, pensó en Carlitos, era un pequeño niño que llegó al orfanato a los dos años, ese lugar era horrible para ella, pero, ese niño fue su refugio, ella lo adoraba, sin embargo, la antigua jefa del orfanato lo había enviado en manos de su cruel madre para ahorrarse gastos, y la mala madre juró venderlo por dinero.
Ella subió la escalera, su corazón temblaba, al entrar, miró al hombre recostado en la cama, él sonrió con descaro.
—¿Dónde está Carlitos? —exclamó con voz severa
El hombre miró sus ojos fijamente.
—Pronto lo traeré aquí, contigo, no te angusties por él, parece que es todo lo que te importa.
—Sí, tú no me importas nada, ¡eres un demente! —exclamó rabiosa.
Demian hizo un gesto de enojo, pero luego se echó a reír, mientras ella lo miró con desconcierto.
—Liliana Mars, eres una fiera, casi me matas, ¿Estás decepcionada de no haberlo hecho? —exclamó con una sonrisa de mofa.
Él alzó su mano y alcanzó a tomarla del brazo, ella no pudo escapar, él la acercó tanto, ella pudo oler su perfume, sentir su aliento cálido.
Liliana pensó que estaba ante el mismo diablo, no podía escapar de él.
—No seré tu esposa, Demian House, y si sigues con eso, estaré decepcionada de que no estés muerto —sentenció con furia. Ella intentó alejarse, pero Demian se levantó, tomó su mano, la atrajo a él con la misma fiereza, Liliana le miró con ojos llenos de miedo. Él se acercó a su rostro, tan peligroso como antes, Liliana quería alejarse, su respiración se volvió irregular, su corazón retumbó como si todo el mundo pudiera escucharlo. Él estaba por besarla, pero ella giró su rostro para que no lo hiciera. Liliana pudo sentir sus labios sobre su mejilla, su aliento cálido impregnando su piel. —Liliana, Liliana, ¿Por qué eres tan dura? No eres como te soñé; dulce, tímida, amorosa solo conmigo… ¿Por qué? —preguntó con voz ronca, se sintió un poco mareado, pero no obedeció a su sensación. Él respiró profundo haciendo que la piel de la chica se estremeciera con el roce de su aliento, ella sintió que él era muy caliente, pero más que lo usual, eso le dio una idea, su mano se alzó y al verl
Demian entró a ese restaurante, aunque sus pensamientos estaban confusos por la larga plática con Tessa, pronto vio al niño ahí. Al mirarlo no pudo evitar sentirse identificado, él también creció en un orfanato cuando su madre lo abandonó. El pequeño estaba escondido en la última mesa, no había mucha gente ahí, cuando un comensal se levantó y abandonó la mesa, el niño salió de escondite, corrió hasta le mesa, estaba por comer las sobras que había en el plato, pero un empleado retiró el plato y lo miró con desprecio. —¡Vete de aquí, mocoso, no estés pidiendo limosna! Carlitos hizo un puchero, se echó a llorar, mientras ese hombre lo callaba, y lo corría. Demian sintió que la rabia lo dominaba, se acercó y tocó el hombro de ese empleado, que le miró con ojos asustados, al ver su gesto severo. —Diga. —Trae el menú para el niño, ¡ahora! —espetó chasqueando los dedos, el hombre obedeció asustado. Carlitos limpió sus mejillas, que estaban sucias, tenía una larga camisa casi dos tall
El juez firmó también los papeles de adopción del pequeño Carlitos, luego se fue. Liliana no dejaba de leer esa acta donde decía que ella ahora era madre adoptiva de Carlitos, aunque no le gustaba que Demian House apareciera como padre, ella se sentía tranquila de que por lo menos, Carlitos tuviera un buen futuro asegurado. Ella llevó al niño a la habitación, y se quedó ahí a su lado. Pronto llegó la noche, y al ver que ella ni siquiera quiso cenar a su lado, Demian subió la escalera, tocó la puerta, la llamó. Ella estaba asustada, por lo que apenas quiso salir. —¿Qué quieres? —exclamó nerviosa —¿Acaso estarás escondiéndote de mí aquí todo el tiempo, como si fueras un ratón y yo un gato? —preguntó con mirada severa. Ella alzó la barbilla, sostuvo su mirada tanto como pudo, a pesar del miedo que sentía. —Justo así, me repugnas, no quiero verte —sentenció Demian hizo una mueca de rabia. —Cuidado con tus palabras, Liliana —dijo con voz grave —¿O qué? —exclamó retándolo, aunque
Ella golpeó en su pecho con fuerzas. —Sigue soñando despierto, dicen que soñar no cuesta nada. Ella pudo ver el rostro de Demian volverse tan rabioso, sintió miedo, pero lo vio echar llave a la puerta, Liliana se sintió un pequeño animal indefenso, frente a una bestia salvaje. —¿Qué haces? ¡déjame salir! No te atrevas a lastimarme —dijo y sus ojos estaban asustados. Él sonrió, de esa forma maliciosa que ella odiaba. —No lo haré, querida, puedes estar tranquila. Él fue al cuarto de baño, al verlo cerrar la puerta, Liliana pudo respirar tranquila. Se sentó en una silla, estaba nerviosa, su corazón no dejaba de latir. «Nunca pensé que abandonar el internado sería el comienzo de una pesadilla», pensó Estaba ahí al cabo de unos minutos, lo vio salir del cuarto de baño, el hombre llevaba la toalla anudada a su cintura, exhibiendo su pecho, secando su rostro con otra toalla, ella abrió los ojos severos, no pudo evitar que su mirada recorriera una gota de agua, que se deslizaba desde
Demian abrió los ojos al sentir sus suaves dedos en su piel, sonrió al verla, pero ella se levantó como resorte. —¿Qué pasa? ¿Ibas a darme un beso? —exclamó con una sonrisa pícara en sus labios. —En realidad, planeaba asfixiarte con una almohada. Él rio de sus palabras, no le creyó, “su Liliana” no era así. Él se levantó, tomó las llaves de un cajón y abrió la puerta. Liliana salió a toda prisa, fue a la habitación de Carlitos, él aun dormía, ella miró lo bonita que era la habitación; había juguetes y ropa ahí, era como si ese hombre lo tuviera todo planeado, no lo dudaba, ahora no dudaba de nada de lo que era capaz Demian House. Cuando Carlitos despertó, Liliana lo bañó y lo vistió. —Vamos, cariño, vamos a comer —dijo ella, tomó su mano. —¡Qué rico, sí, tengo mucha hambre! —exclamó tocando su estómago—. ¿Qué iremos a comer, Lily? ¿Será que debemos ir a conseguir comida o el señor Demian nos dará? Liliana le miró con ternura, lo cargó, y miró su rostro. —No, cariño, aquí hay
Luego de disparar el arma, y de cerciorarse que todo estaba hecho, Demian tomó su rifle lo metió en el estuche, estaba listo para irse, escuchó un ruido tras él, pero cuando por fin se convenció de que nadie estaba ahí, se apuró a irse, antes de ser descubierto. En la mansión. Liliana apuntó al hombre, quien retrocedió. —¡Señora, por favor, no me mate! Yo no tengo ninguna culpa de esto. —¿Ninguna culpa? Has visto como fui secuestrada, no actuaste, la maldad dura hasta que el bueno lo permite ahora abre esa puerta o juro que dispararé —dijo severa El hombre atormentado por la osadía de la chica abrió la puerta, ella y Carlitos salieron, luego, con la llave, Liliana cerró la reja, lanzó la llave a la acera, y se fue corriendo con el niño sin importar los gritos el hombre. —¡Tengo miedo, Lily! ¿Qué pasa? —dijo Carlitos con la voz temblorosa, Liliana lo cargó a horcajadas, miró su carita inocente —Tranquilo, mi amor, no pasa nada, confía en mí. —¿A dónde vamos a ir? Liliana no lo
Tessa ordenó que los dejaran salir, Liliana tomó su mochila, de nuevo tomó la mano de Carlitos y corrió lejos de ahí. La monja estaba tan asustada, temblando de miedo. «Liliana, ¡oh, Liliana! Lo siento, perdóname, todo lo hice por tu bien, aunque no lo puedas ver. Si te quedabas a la espera de tu verdadero tutor, él no iba a dudar en tratarte como a una prostituta para su hijo Azael, ellos no hubiesen tenido piedad de ti, por eso lo hice, de los males, el menor, y conozco parte del corazón de Demian House, él no es capaz de lastimar a alguien que ama», pensó Liliana corrió con Carlitos, llegaron en un taxi hasta la central de autobuses. —¿A onde iremos, Lily? Quiero ver a mi nuevo papito Demian, él me quiere, y me dio comida, por favor, hace frío, volvamos. Liliana besó la frente del niño, negó. —No, mi amor, no podemos volver con él. Demian es malo, compréndelo. —¡No es malo! Es bueno, él me salvó. Liliana cargó a Carlitos, lo subió al autobús, y pronto fueron con rumbo a Pueb
Liliana tenía mucho miedo, pero se defendería con uñas y dientes, antes de que ese hombre la lastimara, ella no lo iba a permitir, sobrevivir era su única lucha.—¡Maldita! Me has herido, voy a matarte, arpía.Los gritos y llanto de Carlitos resonaban por la casa.Minerva intentaba calmarlo, pero el niño no se contenía.Cuando Demian bajó y escuchó ese llanto supo que Carlitos estaba ahí, Liliana también, tocó a la puerta—¡Abran!—¿Papito Demian? —exclamó el pequeño al reconocer el sonido de su voz.Demian escuchó la voz de Carlitos, como nadie abría, unos hombres dispararon a la cerradura, y pudo entrar.Minerva no lo esperaba, dio un paso atrás y tomó al niño con la pistola, apuntándolo, Carlitos sollozó, pero Demian se abalanzó contra la mujer que débil ante su imponente presencia, se asustó y soltó el arma, Demian golpeó a la mujer, le dio una fuerte bofetada, la hizo caer al suelo.—¿Dónde está Liliana?Carlitos apuntó al fondo, Demian pidió que cuidarán a Carlitos, él y Cedric f