Demian entró a ese restaurante, aunque sus pensamientos estaban confusos por la larga plática con Tessa, pronto vio al niño ahí.
Al mirarlo no pudo evitar sentirse identificado, él también creció en un orfanato cuando su madre lo abandonó.
El pequeño estaba escondido en la última mesa, no había mucha gente ahí, cuando un comensal se levantó y abandonó la mesa, el niño salió de escondite, corrió hasta le mesa, estaba por comer las sobras que había en el plato, pero un empleado retiró el plato y lo miró con desprecio.
—¡Vete de aquí, mocoso, no estés pidiendo limosna!
Carlitos hizo un puchero, se echó a llorar, mientras ese hombre lo callaba, y lo corría.
Demian sintió que la rabia lo dominaba, se acercó y tocó el hombro de ese empleado, que le miró con ojos asustados, al ver su gesto severo.
—Diga.
—Trae el menú para el niño, ¡ahora! —espetó chasqueando los dedos, el hombre obedeció asustado.
Carlitos limpió sus mejillas, que estaban sucias, tenía una larga camisa casi dos tallas más grandes, incluso hacía frío, pero él no llevaba abrigo.
Demian se sentó frente a él.
—¿Tienes hambre, Carlitos?
El niño abrió ojos enormes.
—¿Sabes mi nombre? —alzó las cejas hasta que se escondieron tras su flequillo.
Demian sonrió.
—Sí, es porque soy amigo de una persona que te busca incansable.
Carlitos le miró con duda, negó.
—¿Quién es? ¡Del orfanato!
Él niño se apuró a irse.
—¿No te suena el nombre de Liliana?
El niño regresó y se sentó en la silla de enfrente.
—¡Liliana! ¡sí, ella es mi amiga! Ella me cuidaba, pero me fui de ahí, a lo mejor ya ni me recuerda.
—Te recuerda tanto, que me envió por ti, Liliana quiere que vayas a vivir con ella.
—¿De veritas?
—Así es, además, Liliana quiere ser tu nueva mamita, ¿no te gustaría?
Carlitos le miró con ojos enormes, estaba pensativo, cuando el empleado trajo el menú.
—¿Quieres comer?
El pequeño asintió a toda prisa, pidió pastel y leche caliente.
Demian miró al pequeño.
—¿Te gustaría vivir con Liliana y conmigo?
—Con Liliana sí, ella es buena, pero… ¿Usted sería como mi nuevo papito?
Demian sonrió.
—Algo así —titubeó.
Carlitos se levantó de la mesa, y lo abrazó, el empleado que sirvió la comida los miró con extrañeza, pero a Demian no le importó si ese niño estaba sucio, Carlitos comenzó a comer con rapidez, pues no había comido en varios días.
Más tarde, Liliana esperaba en la habitación, estaba desesperada, solo podía ver por la ventana, le abrieron la puerta, ella miró a la empleada que antes le trajo la comida.
—Señorita, la espera el señor House en el salón.
Liliana bajó con rapidez, estaba dispuesta a gritarle un par de cosas malas a Demian House por haberla encerrado, pero sus ojos se encontraron con aquel pequeño niño de cinco años, que saltó a sus brazos.
—¡Carlitos! —exclamó, le dio besos, observó lo mal que estaba, sintió pena de ver que su madre fuera tan cruel.
Demian sonrió al ver a Liliana feliz.
—¡Lily, dijo Demian, que ustedes dos ahora serán mis papitos! ¿Es cierto que viviremos juntos por siempre? Di que sí, por favor, no quiero volver con mamá, ella me pega mucho, y siempre tengo hambre.
Liliana sintió un dolor en su corazón, acarició su rostro, apenas pudo asentir, y Demian sonrió feliz.
Él llamó a la empleada, y le pidió que llevara al pequeño niño a darse un baño.
Liliana y él quedaron a solas. Demian la miró.
—Ya que le diste tu palabra a Carlitos, en dos horas vendrá el juez, en tu habitación dejé tu vestido de novia, hubiese querido que nos casáramos por la iglesia, pero, supongo que no querrás.
Ella le miró con rabia.
—Te odio por esto, pensé que te conocía en tus cartas, que eras alguien decente, pensé que éramos amigos, ahora veo que me equivoqué, nunca te conocí.
Demian se acercó a Liliana, ella sintió su mano en su rostro.
—Cariño, tendremos el resto de la vida para conocernos, no te preocupes —aseveró.
Liliana se alejó, fue a la habitación, miró su vestido, le pareció de pronto una mortaja, le pareció que iba a su propia muerte.
Dos horas despues, llegó el juez, esperó en el salón.
Demian subió por ella, y abrió la puerta cuando se negó a bajar, ella se asomó por la puerta del baño, luego salió, sintió su mirada.
—Te ves hermosa.
—Estoy en mi funeral, señor House, ¡bienvenido a mi funeral! —sentenció con ojos llorosos
Demian sintió dolor de sus palabras.
—Si quieres pensar así, está bien, será mejor que aceptes que a partir de ahora, serás mía, Liliana, de lo contrario, no olvides que Carlitos podría volver con su madre, y ella lo vendería por dinero.
Liliana dudó.
Salió de la habitación y fue tras él.
Carlitos salió, tomó la mano de Liliana, solo al sentir su toque, Liliana tuvo valor, recordó cuando lo abandonaron en una noche fría de invierno afuera del orfanato, era también su peor día, cuando más sola se sintió él fue una esperanza en su corazón.
Entraron al salón, Liliana se sintió desconectada, pero cuando volvió a su dura realidad, escuchó las palabras del juez.
—Señor Demian House, ¿Acepta casarse con Liliana Mars?
—Acepto —dijo con rapidez
—Señorita Liliana Mars, ¿Acepta como esposo al señor Demian House?
Ella titubeó, pensó en lo que hacía, soñó con casarse enamorada, ser feliz como cualquier mujer, ahora sus fantasías estaban arruinadas, él tomó su mano, volvió al ahora.
—Yo… sí, acepto —dijo, pero una lágrima corrió por su rostro, Demian pudo ver esa lágrima.
—Muy bien, firmarán el acta de matrimonio.
Demian fue el primero en hacerlo, Liliana tenía su mano temblorosa, que su rúbrica quedó maltrecha.
—Ahora, los declaró marido y mujer, ya puede besar a su esposa, señor House.
Los testigos que eran los empleados volvieron a aplaudir, Carlitos también aplaudió ilusionado, esperaban que se besarán, Liliana se sintió tan débil, sintió las manos de ese hombre sobre su rostro, sus ojos se abrieron con temor, la idea de que él ahora era su esposo la horrorizó.
Ahora ella debía corresponderle como una esposa debía hacerlo, sintió miedo de su pensamiento.
«Ahora estoy casada sin amor, con alguien a quien no conozco» sus pensamientos fueron apagados al sentir esos labios sobre los suyos
El juez firmó también los papeles de adopción del pequeño Carlitos, luego se fue. Liliana no dejaba de leer esa acta donde decía que ella ahora era madre adoptiva de Carlitos, aunque no le gustaba que Demian House apareciera como padre, ella se sentía tranquila de que por lo menos, Carlitos tuviera un buen futuro asegurado. Ella llevó al niño a la habitación, y se quedó ahí a su lado. Pronto llegó la noche, y al ver que ella ni siquiera quiso cenar a su lado, Demian subió la escalera, tocó la puerta, la llamó. Ella estaba asustada, por lo que apenas quiso salir. —¿Qué quieres? —exclamó nerviosa —¿Acaso estarás escondiéndote de mí aquí todo el tiempo, como si fueras un ratón y yo un gato? —preguntó con mirada severa. Ella alzó la barbilla, sostuvo su mirada tanto como pudo, a pesar del miedo que sentía. —Justo así, me repugnas, no quiero verte —sentenció Demian hizo una mueca de rabia. —Cuidado con tus palabras, Liliana —dijo con voz grave —¿O qué? —exclamó retándolo, aunque
Ella golpeó en su pecho con fuerzas. —Sigue soñando despierto, dicen que soñar no cuesta nada. Ella pudo ver el rostro de Demian volverse tan rabioso, sintió miedo, pero lo vio echar llave a la puerta, Liliana se sintió un pequeño animal indefenso, frente a una bestia salvaje. —¿Qué haces? ¡déjame salir! No te atrevas a lastimarme —dijo y sus ojos estaban asustados. Él sonrió, de esa forma maliciosa que ella odiaba. —No lo haré, querida, puedes estar tranquila. Él fue al cuarto de baño, al verlo cerrar la puerta, Liliana pudo respirar tranquila. Se sentó en una silla, estaba nerviosa, su corazón no dejaba de latir. «Nunca pensé que abandonar el internado sería el comienzo de una pesadilla», pensó Estaba ahí al cabo de unos minutos, lo vio salir del cuarto de baño, el hombre llevaba la toalla anudada a su cintura, exhibiendo su pecho, secando su rostro con otra toalla, ella abrió los ojos severos, no pudo evitar que su mirada recorriera una gota de agua, que se deslizaba desde
Demian abrió los ojos al sentir sus suaves dedos en su piel, sonrió al verla, pero ella se levantó como resorte. —¿Qué pasa? ¿Ibas a darme un beso? —exclamó con una sonrisa pícara en sus labios. —En realidad, planeaba asfixiarte con una almohada. Él rio de sus palabras, no le creyó, “su Liliana” no era así. Él se levantó, tomó las llaves de un cajón y abrió la puerta. Liliana salió a toda prisa, fue a la habitación de Carlitos, él aun dormía, ella miró lo bonita que era la habitación; había juguetes y ropa ahí, era como si ese hombre lo tuviera todo planeado, no lo dudaba, ahora no dudaba de nada de lo que era capaz Demian House. Cuando Carlitos despertó, Liliana lo bañó y lo vistió. —Vamos, cariño, vamos a comer —dijo ella, tomó su mano. —¡Qué rico, sí, tengo mucha hambre! —exclamó tocando su estómago—. ¿Qué iremos a comer, Lily? ¿Será que debemos ir a conseguir comida o el señor Demian nos dará? Liliana le miró con ternura, lo cargó, y miró su rostro. —No, cariño, aquí hay
Luego de disparar el arma, y de cerciorarse que todo estaba hecho, Demian tomó su rifle lo metió en el estuche, estaba listo para irse, escuchó un ruido tras él, pero cuando por fin se convenció de que nadie estaba ahí, se apuró a irse, antes de ser descubierto. En la mansión. Liliana apuntó al hombre, quien retrocedió. —¡Señora, por favor, no me mate! Yo no tengo ninguna culpa de esto. —¿Ninguna culpa? Has visto como fui secuestrada, no actuaste, la maldad dura hasta que el bueno lo permite ahora abre esa puerta o juro que dispararé —dijo severa El hombre atormentado por la osadía de la chica abrió la puerta, ella y Carlitos salieron, luego, con la llave, Liliana cerró la reja, lanzó la llave a la acera, y se fue corriendo con el niño sin importar los gritos el hombre. —¡Tengo miedo, Lily! ¿Qué pasa? —dijo Carlitos con la voz temblorosa, Liliana lo cargó a horcajadas, miró su carita inocente —Tranquilo, mi amor, no pasa nada, confía en mí. —¿A dónde vamos a ir? Liliana no lo
Tessa ordenó que los dejaran salir, Liliana tomó su mochila, de nuevo tomó la mano de Carlitos y corrió lejos de ahí. La monja estaba tan asustada, temblando de miedo. «Liliana, ¡oh, Liliana! Lo siento, perdóname, todo lo hice por tu bien, aunque no lo puedas ver. Si te quedabas a la espera de tu verdadero tutor, él no iba a dudar en tratarte como a una prostituta para su hijo Azael, ellos no hubiesen tenido piedad de ti, por eso lo hice, de los males, el menor, y conozco parte del corazón de Demian House, él no es capaz de lastimar a alguien que ama», pensó Liliana corrió con Carlitos, llegaron en un taxi hasta la central de autobuses. —¿A onde iremos, Lily? Quiero ver a mi nuevo papito Demian, él me quiere, y me dio comida, por favor, hace frío, volvamos. Liliana besó la frente del niño, negó. —No, mi amor, no podemos volver con él. Demian es malo, compréndelo. —¡No es malo! Es bueno, él me salvó. Liliana cargó a Carlitos, lo subió al autobús, y pronto fueron con rumbo a Pueb
Liliana tenía mucho miedo, pero se defendería con uñas y dientes, antes de que ese hombre la lastimara, ella no lo iba a permitir, sobrevivir era su única lucha.—¡Maldita! Me has herido, voy a matarte, arpía.Los gritos y llanto de Carlitos resonaban por la casa.Minerva intentaba calmarlo, pero el niño no se contenía.Cuando Demian bajó y escuchó ese llanto supo que Carlitos estaba ahí, Liliana también, tocó a la puerta—¡Abran!—¿Papito Demian? —exclamó el pequeño al reconocer el sonido de su voz.Demian escuchó la voz de Carlitos, como nadie abría, unos hombres dispararon a la cerradura, y pudo entrar.Minerva no lo esperaba, dio un paso atrás y tomó al niño con la pistola, apuntándolo, Carlitos sollozó, pero Demian se abalanzó contra la mujer que débil ante su imponente presencia, se asustó y soltó el arma, Demian golpeó a la mujer, le dio una fuerte bofetada, la hizo caer al suelo.—¿Dónde está Liliana?Carlitos apuntó al fondo, Demian pidió que cuidarán a Carlitos, él y Cedric f
Liliana fue dada de alta, fue llevada a la mansión, al llegar se sintió desolada, no salió en todo el día de la habitación, solo para ver a Carlitos. La hermana Tessa vino a visitarla, pero ella se negó a recibirla, hasta que al fin la mujer fue hasta su alcoba. —Sé que me odias, Liliana, tienes razón, hablé con Demian, él no te lastimará está advertido, no es malo, Liliana —dijo la mujer intentando calmar a la joven. Ella alzó la vista, Tessa pudo ver la rabia en su gesto. —No es malo, solo es un demonio —aseveró la mujer con gran rencor en su tono de voz. —Hija, algún día comprenderás que lo que hice fue lo correcto para ti —dijo Tessa al recordar que al menos pudo salvarla de las garras de Pietro Salvador. Liliana no podía creer en sus palabras, pero no dijo nada más. Tessa se fue. Liliana intentó llevar a dormir a Carlitos, cuando volvió a su habitación vio que ese hombre estaba llegando. Demian volvió de revisar unos pendientes de una empresa en la que estaba colaborando,
—¡¿Qué dices?! ¡Nunca haría algo así, Liliana! —Él se levantó de la cama, caminó hacia ella, se acercó tanto que la asustó—, no sé quien creas que soy, tal vez te parezco un demente o un monstruo, pero no soy nada de eso, nunca te tocaría a la fuerza, tú estabas desnuda en el baño, podías lastimarte, te envolví en una toalla, te traje aquí, a pesar de que te deseo con toda la pasión que arde en mi corazón, nunca te dañaría, a eso, yo le llamo amor. —¿Qué? —exclamó con duda —Estabas enferma, ardiendo en fiebre, eso fue todo, y me besaste. Ella abrió ojos enormes con espanto. —¡Eso nunca pasó! Él sonrió. —Sí que pasó, está en mi mente, lo recuerdo muy bien, ¿quieres que te lo recuerde? —su voz era tan gruesa que la hizo temblar, ella retrocedió. —Vete de aquí. Él sonrió. —Es mi habitación, pero, está bien, saldré. Caminó a la puerta, la dejó sola. Liliana liberó el aire que contuvo en sus pulmones, sintió como su corazón latía tan rápido. «No me pasa nada con él, solo me da m