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Capítulo 3: Un impostor

—No seré tu esposa, Demian House, y si sigues con eso, estaré decepcionada de que no estés muerto —sentenció con furia.

Ella intentó alejarse, pero Demian se levantó, tomó su mano, la atrajo a él con la misma fiereza, Liliana le miró con ojos llenos de miedo.

Él se acercó a su rostro, tan peligroso como antes, Liliana quería alejarse, su respiración se volvió irregular, su corazón retumbó como si todo el mundo pudiera escucharlo.

Él estaba por besarla, pero ella giró su rostro para que no lo hiciera.

Liliana pudo sentir sus labios sobre su mejilla, su aliento cálido impregnando su piel.

—Liliana, Liliana, ¿Por qué eres tan dura? No eres como te soñé; dulce, tímida, amorosa solo conmigo… ¿Por qué? —preguntó con voz ronca, se sintió un poco mareado, pero no obedeció a su sensación.

Él respiró profundo haciendo que la piel de la chica se estremeciera con el roce de su aliento, ella sintió que él era muy caliente, pero más que lo usual, eso le dio una idea, su mano se alzó y al verla, él cerró los ojos, como si esperara que fuera a golpearlo, más no lo hizo, ella puso su mano en su frente, entonces lo supo, Demian House ardía en fiebre.

—¡Tienes fiebre! —exclamó

Él miró sus ojos.

—¿Acaso te importa?

Ella titubeó

—Solo me importas por Carlitos, él merece ser salvado, es solo un niño inocente de ti.

—¿Y yo? ¿Yo no merezco un poquito de amor, Liliana? —exclamó estaba tan cerca, ella tragó saliva, apuntó al cuarto de baño.

—Creo que tienes mucha fiebre, y debemos bajarla antes de que te pongas peor.

Liliana fue al cuarto de baño, tomó unas toallas, y agua tibia, al llegar, él estaba acostado en la cama, se quejaba del dolor de espalda.

Ella puso un paño húmedo sobre su frene, él cerró los ojos.

Liliana pidió al único empleado en la mansión que llamará al médico, pero una tormenta comenzó a caer.

—En realidad, no creo que venga, por desgracia con la tormenta nadie vendrá.

—¿Podría traer hielo y algún ungüento para el dolor?

El empleado asintió, pronto trajo lo que ella pidió.

Liliana quedó a solas de nuevo con él.

Demian balbuceaba su nombre sin parar.

—Liliana… ¿Dónde estás? No huyas de mí… Liliana…

Ella le quitó la camisa a como pudo, vio su pecho fuerte, tragó saliva, ella observó una cicatriz en su estómago, su dedo tocó esa herida, y se estremeció ante el contacto.

Logró ponerlo de lado, puso un poco de ungüento, tenía moretones por la caída, le dio un suave masaje, mientras él se quejaba por el dolor, hasta que acabó, cambió sus paños húmedos en su frente y se dio cuenta de que poco a poco la fiebre fue bajando.

A la mañana siguiente.

Cuando Demian abrió los ojos, sintió calor, enderezó su postura, su cuerpo dolía, no demasiado, al mirar a un lado, la encontró ahí. Sus ojos se abrieron grandes, una sonrisa se formó en sus labios.

Era Liliana, durmiendo sobre una silla, él quitó el paño de su frente, pensó que lo soñó, ahora sabía que fue una realidad, Liliana lo cuidó.

«Mi pequeña, pudiste escapar de mí, pero te quedaste, ¿No es está la gran señal de que naciste para amarme como yo a ti?», pensó

Demian se acercó a ella con sigilo, la tomó en los brazos, sin importar que aún estuviera adolorido, la depositó en la cama, la cobijó, observó su rostro, su respiración compensada, sonrió.

Fue al cuarto de baño, se dio una ducha, al salir miró la hora, debía estar cuánto antes con la hermana Tessa, era urgente si quería tener todo listo para la boda.

Se vistió de prisa, y se quedó tranquilo de que Liliana aún durmiera.

Al salir, cerró la puerta con llave.

Bajó la escalera, y miró al empleado.

—Si ella escapa, juro que te mato, que la empleada le prepare la comida, volveré tan pronto pueda y preparen la habitación del niño.

Demian salió de la casa, tomó el auto y condujo.

En el orfanato.

Al llegar esperó, porque la hermana Tessa atendía a alguien más.

Pronto, los gritos de la oficina resonaron por el lugar.

—¡¿Cómo puede ser tan inepta!? ¿Dónde demonios está Liliana Mars? ¡Yo la compré antes!

Tessa miró a ese hombre, era Pietro Salvador, la mujer mantuvo la calma.

—Aquí no se venden personas, señor, no sé qué trato tendría con la antigua jefa del orfanato, pero creo que usó palabras erróneas. Liliana Mars es una adulta, no se le puede retener en un orfanato, es una mujer libre, decidió huir con su amante, no pudimos retenerla contra su voluntad.

Pietro golpeó la mesa con su mano, la mujer ni siquiera tembló, solo lo miró severa.

—¡Quiero todo el maldito dinero que invertí en esa mujerzuela cuando fui su benefactor! Lo quiero ahora.

Tessa alzó la mirada, esbozó una sonrisa, casi sarcástica, sacó un cheque a su nombre se lo dio.

—Ahí está un cheque por un millón de pesos, debe ser suficiente para que se olvide de la chica.

El hombre se quedó perplejo, tomó el cheque, lo guardó en su cartera, miró a la mujer.

—No es suficiente, cuando encuentre a Liliana Mars, pagará por ser una malagradecida.

—Padre, por favor… —dijo Azael.

—¡Esa mujerzuela la compré para ti, mira como pagó, cuando la encuentre, acabaré con ella! —exclamó con los puños apretados.

Los hombres salieron, sintieron la fuerte mirada de Demian House sobre ellos, pero no dijeron nada más.

Demian entró, estaba angustiado por Tessa.

—¿Qué pasó? —exclamó

Tessa negó, y se santiguó.

—Debes cuidar a Liliana con tu vida, Demian, ese hombre es el verdadero benefactor de Liliana, tú eres un impostor, pero ella no puede saber que le mentimos, ahora menos que nunca; ese hombre es malo, no tiene, ni tuvo buenas intenciones con Liliana Mars, solo Dios sabe lo que hubiese pasado si no llegas, pero estás aquí, aunque Liliana no lo acepte, eres su salvador.

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