—No seré tu esposa, Demian House, y si sigues con eso, estaré decepcionada de que no estés muerto —sentenció con furia.
Ella intentó alejarse, pero Demian se levantó, tomó su mano, la atrajo a él con la misma fiereza, Liliana le miró con ojos llenos de miedo.
Él se acercó a su rostro, tan peligroso como antes, Liliana quería alejarse, su respiración se volvió irregular, su corazón retumbó como si todo el mundo pudiera escucharlo.
Él estaba por besarla, pero ella giró su rostro para que no lo hiciera.
Liliana pudo sentir sus labios sobre su mejilla, su aliento cálido impregnando su piel.
—Liliana, Liliana, ¿Por qué eres tan dura? No eres como te soñé; dulce, tímida, amorosa solo conmigo… ¿Por qué? —preguntó con voz ronca, se sintió un poco mareado, pero no obedeció a su sensación.
Él respiró profundo haciendo que la piel de la chica se estremeciera con el roce de su aliento, ella sintió que él era muy caliente, pero más que lo usual, eso le dio una idea, su mano se alzó y al verla, él cerró los ojos, como si esperara que fuera a golpearlo, más no lo hizo, ella puso su mano en su frente, entonces lo supo, Demian House ardía en fiebre.
—¡Tienes fiebre! —exclamó
Él miró sus ojos.
—¿Acaso te importa?
Ella titubeó
—Solo me importas por Carlitos, él merece ser salvado, es solo un niño inocente de ti.
—¿Y yo? ¿Yo no merezco un poquito de amor, Liliana? —exclamó estaba tan cerca, ella tragó saliva, apuntó al cuarto de baño.
—Creo que tienes mucha fiebre, y debemos bajarla antes de que te pongas peor.
Liliana fue al cuarto de baño, tomó unas toallas, y agua tibia, al llegar, él estaba acostado en la cama, se quejaba del dolor de espalda.
Ella puso un paño húmedo sobre su frene, él cerró los ojos.
Liliana pidió al único empleado en la mansión que llamará al médico, pero una tormenta comenzó a caer.
—En realidad, no creo que venga, por desgracia con la tormenta nadie vendrá.
—¿Podría traer hielo y algún ungüento para el dolor?
El empleado asintió, pronto trajo lo que ella pidió.
Liliana quedó a solas de nuevo con él.
Demian balbuceaba su nombre sin parar.
—Liliana… ¿Dónde estás? No huyas de mí… Liliana…
Ella le quitó la camisa a como pudo, vio su pecho fuerte, tragó saliva, ella observó una cicatriz en su estómago, su dedo tocó esa herida, y se estremeció ante el contacto.
Logró ponerlo de lado, puso un poco de ungüento, tenía moretones por la caída, le dio un suave masaje, mientras él se quejaba por el dolor, hasta que acabó, cambió sus paños húmedos en su frente y se dio cuenta de que poco a poco la fiebre fue bajando.
A la mañana siguiente.
Cuando Demian abrió los ojos, sintió calor, enderezó su postura, su cuerpo dolía, no demasiado, al mirar a un lado, la encontró ahí. Sus ojos se abrieron grandes, una sonrisa se formó en sus labios.
Era Liliana, durmiendo sobre una silla, él quitó el paño de su frente, pensó que lo soñó, ahora sabía que fue una realidad, Liliana lo cuidó.
«Mi pequeña, pudiste escapar de mí, pero te quedaste, ¿No es está la gran señal de que naciste para amarme como yo a ti?», pensó
Demian se acercó a ella con sigilo, la tomó en los brazos, sin importar que aún estuviera adolorido, la depositó en la cama, la cobijó, observó su rostro, su respiración compensada, sonrió.
Fue al cuarto de baño, se dio una ducha, al salir miró la hora, debía estar cuánto antes con la hermana Tessa, era urgente si quería tener todo listo para la boda.
Se vistió de prisa, y se quedó tranquilo de que Liliana aún durmiera.
Al salir, cerró la puerta con llave.
Bajó la escalera, y miró al empleado.
—Si ella escapa, juro que te mato, que la empleada le prepare la comida, volveré tan pronto pueda y preparen la habitación del niño.
Demian salió de la casa, tomó el auto y condujo.
En el orfanato.
Al llegar esperó, porque la hermana Tessa atendía a alguien más.
Pronto, los gritos de la oficina resonaron por el lugar.
—¡¿Cómo puede ser tan inepta!? ¿Dónde demonios está Liliana Mars? ¡Yo la compré antes!
Tessa miró a ese hombre, era Pietro Salvador, la mujer mantuvo la calma.
—Aquí no se venden personas, señor, no sé qué trato tendría con la antigua jefa del orfanato, pero creo que usó palabras erróneas. Liliana Mars es una adulta, no se le puede retener en un orfanato, es una mujer libre, decidió huir con su amante, no pudimos retenerla contra su voluntad.
Pietro golpeó la mesa con su mano, la mujer ni siquiera tembló, solo lo miró severa.
—¡Quiero todo el maldito dinero que invertí en esa mujerzuela cuando fui su benefactor! Lo quiero ahora.
Tessa alzó la mirada, esbozó una sonrisa, casi sarcástica, sacó un cheque a su nombre se lo dio.
—Ahí está un cheque por un millón de pesos, debe ser suficiente para que se olvide de la chica.
El hombre se quedó perplejo, tomó el cheque, lo guardó en su cartera, miró a la mujer.
—No es suficiente, cuando encuentre a Liliana Mars, pagará por ser una malagradecida.
—Padre, por favor… —dijo Azael.
—¡Esa mujerzuela la compré para ti, mira como pagó, cuando la encuentre, acabaré con ella! —exclamó con los puños apretados.
Los hombres salieron, sintieron la fuerte mirada de Demian House sobre ellos, pero no dijeron nada más.
Demian entró, estaba angustiado por Tessa.
—¿Qué pasó? —exclamó
Tessa negó, y se santiguó.
—Debes cuidar a Liliana con tu vida, Demian, ese hombre es el verdadero benefactor de Liliana, tú eres un impostor, pero ella no puede saber que le mentimos, ahora menos que nunca; ese hombre es malo, no tiene, ni tuvo buenas intenciones con Liliana Mars, solo Dios sabe lo que hubiese pasado si no llegas, pero estás aquí, aunque Liliana no lo acepte, eres su salvador.
Demian entró a ese restaurante, aunque sus pensamientos estaban confusos por la larga plática con Tessa, pronto vio al niño ahí. Al mirarlo no pudo evitar sentirse identificado, él también creció en un orfanato cuando su madre lo abandonó. El pequeño estaba escondido en la última mesa, no había mucha gente ahí, cuando un comensal se levantó y abandonó la mesa, el niño salió de escondite, corrió hasta le mesa, estaba por comer las sobras que había en el plato, pero un empleado retiró el plato y lo miró con desprecio. —¡Vete de aquí, mocoso, no estés pidiendo limosna! Carlitos hizo un puchero, se echó a llorar, mientras ese hombre lo callaba, y lo corría. Demian sintió que la rabia lo dominaba, se acercó y tocó el hombro de ese empleado, que le miró con ojos asustados, al ver su gesto severo. —Diga. —Trae el menú para el niño, ¡ahora! —espetó chasqueando los dedos, el hombre obedeció asustado. Carlitos limpió sus mejillas, que estaban sucias, tenía una larga camisa casi dos tall
El juez firmó también los papeles de adopción del pequeño Carlitos, luego se fue. Liliana no dejaba de leer esa acta donde decía que ella ahora era madre adoptiva de Carlitos, aunque no le gustaba que Demian House apareciera como padre, ella se sentía tranquila de que por lo menos, Carlitos tuviera un buen futuro asegurado. Ella llevó al niño a la habitación, y se quedó ahí a su lado. Pronto llegó la noche, y al ver que ella ni siquiera quiso cenar a su lado, Demian subió la escalera, tocó la puerta, la llamó. Ella estaba asustada, por lo que apenas quiso salir. —¿Qué quieres? —exclamó nerviosa —¿Acaso estarás escondiéndote de mí aquí todo el tiempo, como si fueras un ratón y yo un gato? —preguntó con mirada severa. Ella alzó la barbilla, sostuvo su mirada tanto como pudo, a pesar del miedo que sentía. —Justo así, me repugnas, no quiero verte —sentenció Demian hizo una mueca de rabia. —Cuidado con tus palabras, Liliana —dijo con voz grave —¿O qué? —exclamó retándolo, aunque
Ella golpeó en su pecho con fuerzas. —Sigue soñando despierto, dicen que soñar no cuesta nada. Ella pudo ver el rostro de Demian volverse tan rabioso, sintió miedo, pero lo vio echar llave a la puerta, Liliana se sintió un pequeño animal indefenso, frente a una bestia salvaje. —¿Qué haces? ¡déjame salir! No te atrevas a lastimarme —dijo y sus ojos estaban asustados. Él sonrió, de esa forma maliciosa que ella odiaba. —No lo haré, querida, puedes estar tranquila. Él fue al cuarto de baño, al verlo cerrar la puerta, Liliana pudo respirar tranquila. Se sentó en una silla, estaba nerviosa, su corazón no dejaba de latir. «Nunca pensé que abandonar el internado sería el comienzo de una pesadilla», pensó Estaba ahí al cabo de unos minutos, lo vio salir del cuarto de baño, el hombre llevaba la toalla anudada a su cintura, exhibiendo su pecho, secando su rostro con otra toalla, ella abrió los ojos severos, no pudo evitar que su mirada recorriera una gota de agua, que se deslizaba desde
Demian abrió los ojos al sentir sus suaves dedos en su piel, sonrió al verla, pero ella se levantó como resorte. —¿Qué pasa? ¿Ibas a darme un beso? —exclamó con una sonrisa pícara en sus labios. —En realidad, planeaba asfixiarte con una almohada. Él rio de sus palabras, no le creyó, “su Liliana” no era así. Él se levantó, tomó las llaves de un cajón y abrió la puerta. Liliana salió a toda prisa, fue a la habitación de Carlitos, él aun dormía, ella miró lo bonita que era la habitación; había juguetes y ropa ahí, era como si ese hombre lo tuviera todo planeado, no lo dudaba, ahora no dudaba de nada de lo que era capaz Demian House. Cuando Carlitos despertó, Liliana lo bañó y lo vistió. —Vamos, cariño, vamos a comer —dijo ella, tomó su mano. —¡Qué rico, sí, tengo mucha hambre! —exclamó tocando su estómago—. ¿Qué iremos a comer, Lily? ¿Será que debemos ir a conseguir comida o el señor Demian nos dará? Liliana le miró con ternura, lo cargó, y miró su rostro. —No, cariño, aquí hay
Luego de disparar el arma, y de cerciorarse que todo estaba hecho, Demian tomó su rifle lo metió en el estuche, estaba listo para irse, escuchó un ruido tras él, pero cuando por fin se convenció de que nadie estaba ahí, se apuró a irse, antes de ser descubierto. En la mansión. Liliana apuntó al hombre, quien retrocedió. —¡Señora, por favor, no me mate! Yo no tengo ninguna culpa de esto. —¿Ninguna culpa? Has visto como fui secuestrada, no actuaste, la maldad dura hasta que el bueno lo permite ahora abre esa puerta o juro que dispararé —dijo severa El hombre atormentado por la osadía de la chica abrió la puerta, ella y Carlitos salieron, luego, con la llave, Liliana cerró la reja, lanzó la llave a la acera, y se fue corriendo con el niño sin importar los gritos el hombre. —¡Tengo miedo, Lily! ¿Qué pasa? —dijo Carlitos con la voz temblorosa, Liliana lo cargó a horcajadas, miró su carita inocente —Tranquilo, mi amor, no pasa nada, confía en mí. —¿A dónde vamos a ir? Liliana no lo
Tessa ordenó que los dejaran salir, Liliana tomó su mochila, de nuevo tomó la mano de Carlitos y corrió lejos de ahí. La monja estaba tan asustada, temblando de miedo. «Liliana, ¡oh, Liliana! Lo siento, perdóname, todo lo hice por tu bien, aunque no lo puedas ver. Si te quedabas a la espera de tu verdadero tutor, él no iba a dudar en tratarte como a una prostituta para su hijo Azael, ellos no hubiesen tenido piedad de ti, por eso lo hice, de los males, el menor, y conozco parte del corazón de Demian House, él no es capaz de lastimar a alguien que ama», pensó Liliana corrió con Carlitos, llegaron en un taxi hasta la central de autobuses. —¿A onde iremos, Lily? Quiero ver a mi nuevo papito Demian, él me quiere, y me dio comida, por favor, hace frío, volvamos. Liliana besó la frente del niño, negó. —No, mi amor, no podemos volver con él. Demian es malo, compréndelo. —¡No es malo! Es bueno, él me salvó. Liliana cargó a Carlitos, lo subió al autobús, y pronto fueron con rumbo a Pueb
Liliana tenía mucho miedo, pero se defendería con uñas y dientes, antes de que ese hombre la lastimara, ella no lo iba a permitir, sobrevivir era su única lucha.—¡Maldita! Me has herido, voy a matarte, arpía.Los gritos y llanto de Carlitos resonaban por la casa.Minerva intentaba calmarlo, pero el niño no se contenía.Cuando Demian bajó y escuchó ese llanto supo que Carlitos estaba ahí, Liliana también, tocó a la puerta—¡Abran!—¿Papito Demian? —exclamó el pequeño al reconocer el sonido de su voz.Demian escuchó la voz de Carlitos, como nadie abría, unos hombres dispararon a la cerradura, y pudo entrar.Minerva no lo esperaba, dio un paso atrás y tomó al niño con la pistola, apuntándolo, Carlitos sollozó, pero Demian se abalanzó contra la mujer que débil ante su imponente presencia, se asustó y soltó el arma, Demian golpeó a la mujer, le dio una fuerte bofetada, la hizo caer al suelo.—¿Dónde está Liliana?Carlitos apuntó al fondo, Demian pidió que cuidarán a Carlitos, él y Cedric f
Liliana fue dada de alta, fue llevada a la mansión, al llegar se sintió desolada, no salió en todo el día de la habitación, solo para ver a Carlitos. La hermana Tessa vino a visitarla, pero ella se negó a recibirla, hasta que al fin la mujer fue hasta su alcoba. —Sé que me odias, Liliana, tienes razón, hablé con Demian, él no te lastimará está advertido, no es malo, Liliana —dijo la mujer intentando calmar a la joven. Ella alzó la vista, Tessa pudo ver la rabia en su gesto. —No es malo, solo es un demonio —aseveró la mujer con gran rencor en su tono de voz. —Hija, algún día comprenderás que lo que hice fue lo correcto para ti —dijo Tessa al recordar que al menos pudo salvarla de las garras de Pietro Salvador. Liliana no podía creer en sus palabras, pero no dijo nada más. Tessa se fue. Liliana intentó llevar a dormir a Carlitos, cuando volvió a su habitación vio que ese hombre estaba llegando. Demian volvió de revisar unos pendientes de una empresa en la que estaba colaborando,