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Capítulo 5: Seré tu esposa, pero nunca seré tuya.

El juez firmó también los papeles de adopción del pequeño Carlitos, luego se fue.

Liliana no dejaba de leer esa acta donde decía que ella ahora era madre adoptiva de Carlitos, aunque no le gustaba que Demian House apareciera como padre, ella se sentía tranquila de que por lo menos, Carlitos tuviera un buen futuro asegurado.

Ella llevó al niño a la habitación, y se quedó ahí a su lado.

Pronto llegó la noche, y al ver que ella ni siquiera quiso cenar a su lado, Demian subió la escalera, tocó la puerta, la llamó.

Ella estaba asustada, por lo que apenas quiso salir.

—¿Qué quieres? —exclamó nerviosa

—¿Acaso estarás escondiéndote de mí aquí todo el tiempo, como si fueras un ratón y yo un gato? —preguntó con mirada severa.

Ella alzó la barbilla, sostuvo su mirada tanto como pudo, a pesar del miedo que sentía.

—Justo así, me repugnas, no quiero verte —sentenció

Demian hizo una mueca de rabia.

—Cuidado con tus palabras, Liliana —dijo con voz grave

—¿O qué? —exclamó retándolo, aunque por dentro tenía mucho miedo

Ella no lo dejó hablar, entró en la habitación y la cerró de prisa. Sintió su corazón latir con fuerzas, deseó que se fuera, hasta que escuchó el rechinido de las llantas de un auto.

Cuando corrió a asomarse a la ventana, lo vio salir en un auto, respiró con alivio, dejó de rezar, se persignó. Sabía que no podía escapar, pero por lo menos, él no estaría en la casa, eso le daba tranquilidad.

Demian salió en su auto, los empleados sabían que, si Liliana escapaba, ese hombre acabaría con ellos sin dudar.

Cuando llegó a aquel bar, Demian solo quería beber una copa, y callar los sentimientos de frustración que lo consumían.

Sí, Liliana ahora era su esposa, pero lo detestaba, pensó en lo que hizo, ¿Qué le diría su querido hermano? Seguro estaría de acuerdo en que hacía las cosas mal.

«Pero, perder a Liliana nunca fue una opción, sin ella muero», pensó.

De pronto, un hombre se sentó en su mesa, al verlo, Demian House le miró perplejo.

—¿Tú que haces aquí? —exclamó con rabia solo al verlo.

El hombre sonrió con malicia.

—¿Creíste que huirías de tu pasado, Demian House? —exclamó

Demian bajó la mirada, la respuesta era que sí, él era un hombre huyendo de su tormentoso pasado, para buscar un mejor futuro, ahora sentía que era incapaz de escapar de ese hombre y su cruel maldad.

—¿Qué quieres, K?

—¿Qué quiero? —el hombre le tendió una foto, que Demian observó—. Se llama Pietro Salvador, quiero que lo desaparezcas de este mundo.

Los ojos de Demian se volvieron enormes, ese nombre resonaba en su mente, hasta que, al fin, lo recordó de su conversación con la hermana Tessa esa mañana.

«Pietro Salvador fue el verdadero benefactor de Liliana Mars, pero no es un buen hombre, es un delincuente que se dedica a traficar mujeres, tenía malas intenciones con Liliana, tú, mi querido Demian, la salvaste de un terrible destino»

Demian miró al hombre, sintió rabia, sin embargo, se negó, él juró dejar ese mundo atrás, él quería un mejor destino para él y Liliana.

El señor K, que alguna vez fue su jefe, cuando Demian House fue un asesino asueldo, puso un par de fotografías en la mesa, Demian se quedó paralizado, eran fotos de la esposa de su gemelo, y sus pequeñas sobrinas.

—¿Qué es esto? —exclamó con miedo

—Si no matas a Pietro Salvador, yo mataré a tu familia.

Demian sintió que la frustración lo ahogaba, miró al hombre con odio.

—¿Lo harás sí o no? —preguntó ese hombre con mirada retadora.

Demian tomó las fotos de las gemelas Vicent en sus manos, eran Ady y Mady comiendo un helado, tan pequeñas e inocentes, odió que su pasado fuera una condena para ellas.

Aceptó, porque jamás las pondría en peligro, cuando juró siempre protegerlas.

—Sí, lo haré, pero te advierto, luego de eso, olvídate de mí, si vuelves a amenazarme con lastimar a mi familia, el siguiente hombre muerto serás tú —Demian miró al hombre con ojos centellantes de odio.

—Tienes mi palabra, Demian House —dijo el hombre con mirada brillante.

Demian no supo si ese hombre dijo la verdad, él ya no creía en su palabra, pero tuvo que aceptar que lo tenía en sus manos.

El hombre se alejó de su vista, Demian se sintió una escoria, nunca podía huir de su oscuro pasado.

Liliana salió de la habitación, fue a la suya, se cambió por ropa de dormir, iba a volver con Carlitos, cuando la puerta se abrió.

Demian House estaba en el umbral de la puerta, la miró con ojos oscuros, que la hicieron sentir temblorosa, entró y se acercó a ella.

Liliana retrocedió asustada.

—¿Me esperabas, querida esposa? —dijo y su voz sonó rasposa tan grave, como si hubiese bebido, eso prendió las alarmas en Liliana.

Ella negó.

—Me obligaste a ser tu esposa, pero nunca seré tuya, no pienses en tocarme o…

—¿O qué? —exclamó interrumpiéndola, ella tembló al escuchar su voz, no le gustó el tonó de su voz.

El hombre la estrechó en sus brazos, ella sintió que estaba atrapada, no podía alejarse ni un poco de él.

—¡No seas cobarde! ¿Tomarás a una mujer a la fuerza? —exclamó muy asustada.

Demian la soltó, negó. No sería capaz de hacerle daño a su amada Liliane.

Ella recuperó el aliento, tembló.

—Te advierto de una vez que no seré tu mujer, ya me forzaste a ser tu esposa, es suficiente, y además cumpliré mi sueño de ir a la universidad, ¿entendiste? —exclamó con rabia

Él alzó las cejas ante su gran valor, sonrió.

—¿Algo más que desees, querida esposa? —exclamó con ironía

—No esperes amor de mí, o solo tendrás mi odio —dijo con furia.

Demian se acercó a ella, miró su rostro como si fuera un animal a punto de devorar a su presa, Liliana se sintió pequeña ante él, intentó huir, y él la acorraló contra la pared, estaban tan cerca, ella sintió que su pobre corazón no soportaría más, podría salir de su pecho, podía oler su perfume a madera, y su aliento a vino.

—Algún día, tú serás toda mía, no tendré que forzarlo, ya lo verás, tarde o temprano, serás tú quien supliques por ser mía.

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