Todo lo que traje en mis maletas ya está afuera y acomodado en su lugar, miro a mi alrededor y a pesar de que el departamento está amueblado, no evitara que deba ir a comprar los utensilios necesarios para poder cocinar. Supongo que dejare eso para mañana, hoy ya estoy cansada y no tengo ganas de absolutamente nada, el cambio de horario evidentemente está afectándome.
Me acuesto en el sofá con mi celular en mano y busco por internet algún lugar donde pueda ordenar algo de comer, presumo que una pizza estará bien por hoy. Llamo y una vez que termino de ordenar mi cena, voy a mi cuarto para ponerme ropa más cómoda.
Pantalón de pijama de seda corto color negro y encaje blanco y su camiseta de tirantes haciendo juego. «Ahora sí...» pienso y vuelvo al sofá, me relajo e intento adaptarme a la que por ahora será mi cama, ya que me toca esperar que traigan el nuevo colchón. Mientras espero la comida, me distraigo con mi celular y aprovecho el tiempo para enviarles un WhatsApp a mis padres, aunque supongo que lo verán más tarde ya que deben estar muy ocupados en sus reuniones… Aún es temprano en Nueva York. No sé cuánto tiempo llevo así hasta que tocan el timbre y al abrir me encuentro con el chico de la pizza que ha venido a salvar mi vida.
—¡Gracias! — digo con una enorme sonrisa ignorando su inquietante mirada sobre mí.
—Un placer. — responde y me doy cuenta de que no se refiere precisamente al haberme entregado la pizza.
Cierro la puerta y a pesar del episodio de esta mañana, creo que cenare en mi lugar favorito de este lugar… Llevo el improvisado plato de plástico que pedí que trajeran con la pizza, mi botella de agua, las servilletas, y por supuesto la caja de pizza al balcón. Me siento en la silla que hay allí junto a la pequeña mesa y a falta de que funcione el servicio de cable, esto es lo mejor para hacer mi solitaria cena un poco más agradable. Ver la gente caminar y las estrellas en el oscuro cielo de Madrid es algo con lo que podría cenar todas las noches sin dudarlo.
Voy por mi segunda porción de pizza cuando una voz masculina me interrumpe —Hola vecina. — dice y al voltear, me encuentro con esa mirada tan profunda que tiene él chico de al lado.
Él está tomando una cerveza, y al parecer tiene el mismo gusto que yo por este balcón. —Hola vecino. — replico y sonríe.
—¿De dónde eres? — pregunta y toma un sorbo de cerveza.
—Nací en Argentina, pero mis hogares fueron algo cambiante. — explico.
—¿Y cuáles fueron esos hogares? — pregunta con mucha curiosidad.
—Nueva York, Roma, y ahora Madrid. — le respondo y le doy un mordisco a mi porción de pizza.
—Una chica nómada. — bromea.
—Algo así… Mi trabajo me hace viajar un poco. — me defiendo.
—¿Y qué haces? —
—Marketing internacional, ¿y tú? — pregunto mirándolo.
—Arquitecto con aspiraciones de músico. — responde sonriente.
Sonrió ante sus palabras —¿Y cómo funciona eso? — pregunto con mucha curiosidad.
—Toco en bares los fines de semana. Si quieres venir estas más que invitada.—
—No veo porque no, después de todo no conozco a nadie. — confieso.
—Ya me conoces a mí, cuenta conmigo para lo que necesites. Ya sabes... azúcar, harina, etcétera. — dice entre risas que me contagian.
—¿Cocinas también? — indago algo sorprendida.
—Mmmm... digamos que no sobrevivo a base de pizzas. — me dice mirando la caja de pizza y no puedo más que reírme de su comentario.
—¡Es que no tengo nada! — me defiendo. —me toco sobrevivir como podía, al menos por hoy...—
—Es entendible, pero de verdad. Si necesitas algo déjame saber; quien te dice y llegamos a ser buenos amigos. — propone.
—Claro, si tu novia no se enfada, por supuesto. — respondo algo preocupada.
—¿Samantha?—
—Sí, la rubia. — Afirmo.
—¡No! Ella no es mi novia... en realidad yo no tengo novias. — se explica y creo entender por dónde va el asunto...
—Ah ya. — me limito a responderle y tomo otro sorbo de agua.
—¿Quieres una? — pregunta levantando la botella de cerveza.
—Claro, gracias. —
Sin decirme nada, él entra a su piso y a los pocos minutos regresa con otra botella. Me pongo de pie para acercarme a la pequeña pared que nos divide y por primera vez nuestras manos se rozan. —No me lo tomes a mal, pero si te presentara a mi amigo Santiago serias de su total agrado. A él le gustan como tu; ojos claros, cabello oscuro, altas, y con tu tipo de figura.— afirma sin dejar de mirarme de esa manera tan hipnotizante.
—Eh... si tú lo dices. — respondo nerviosa y vuelvo a sentarme con la botella de cerveza en la mano.
«Sus palabras son realmente confusas, aunque supongo que lo que me quiso decir es "tú no eres mi tipo."»
Estamos en absoluto silencio hasta que se escucha un ruido y él sonríe. —Te dejo Jimena, llego por quien esperaba. — indica y sin más nada entra a su piso y supongo que quien llego es su siguiente "victima".
«Definitivamente el vecino es todo un galán.» pienso y quizás lo mejor es que yo no sea su tipo…
Al día siguiente:Despierto algo dormida aun y no es para menos, anoche des el gran "defecto" de este departamento. Se escucha lo que hace el vecino que está a la derecha, en pocas palabras escuche a su "amiguita" pidiéndole varias cosas y no era precisamente comida...Voy rápidamente hacia la ducha e intento despertarme con el agua que cae sobre mi espalda. Agradezco que hoy no tenga que ir a trabajar hoy, por menos podre ir a buscar las cosas que hacen falta para poder vivir de una manera digna, y en esa lista debería incluir tapones para los oídos.Envuelvo mi cuerpo en una toalla, mi cabello en otra, y salgo del baño para irme a cambiar. Estoy a punto de quitarme la toalla de mi cuerpo cuando escucho el ruido del timbre «¿Quién es a esta hora?&ra
Un mes despuésMi nueva vida en Madrid está marchando de maravilla, al igual que mi amistad con mi peculiar vecino. Después de aquel día de compras con Iván, nuestra amistad fue creciendo poco a poco. Tanto así, que llegamos al punto que después del trabajo nos juntamos a tomar algo y a conversar de todo un poco, excepto esos días que tiene visitas de su extenso cátalo de amiguitas.Es prácticamente imposible recordar el nombre de todas, no sé cómo lo hace, pero nunca pasa la noche con la misma mujer. Tengo la teoría de que las saca del bar donde toca los fines de semana, al que iré a verlo por primera vez esta noche. En este tiempo aprendí a no juzgarlo más y solo disfrutar de lo buen amigo que es, porque eso si no lo puedo negar, siempre está
Lo observo sentado con su guitarra en la banqueta que hay sobre el escenario y no puedo dejar de pensar en lo que me dijo en el camino. Creía que era un hombre sin corazón y que por eso era así con las mujeres, pero no... todo lo contrario, es más sensible de lo que creía y es uno más de esos que son víctimas de alguien que lo deja con un corazón roto.Pido un trago al bar tender quien me mira más de la cuenta y me siento en la banqueta para escucharlo cantar. Observo la cantidad de mujeres que hay cerca del escenario y no puedo parar de reírme al darme cuenta de lo embobadas que están con él, solo les falta lanzarle ropa interior y ya… No hay duda; su catálogo de mujeres se alimenta de este bar y de sus "fans".—Buenas noches a todos. — dice con ese acento al que a&ua
—¿Así que saldrás con el bar tender? — me pregunta Iván en medio del silencio que deja una breve pausa musical en el auto.Volteo a verlo y sonrió levemente —¿Hay algo de malo con eso? — le pregunto con mucha curiosidad. —Supongo que no… no veo porque no salir al cine con él, después de todo no conozco a mucha gente aquí todavía. — continuo.No entiendo mucho su reacción... ¿Y si Miguel tiene razón? ¿Y si Iván siente algo por mí? «No, es imposible, él me dijo que no volvería a enamorarse y yo no me quiero hacer falsas esperanzas... tampoco lo soportaría.»«¡Espera! ¡¿ilusiones?! No… no te enamores…» me rec
Vamos caminando torpemente por el pasillo sin dejar de besarnos y una vez que llegamos a la puerta de mi departamento, apenas consigo ingresar la llave en la cerradura, sin soltarme de su boca abro para que entremos y que luego sea el quien cierre la puerta con la ayuda de su pie. Sus manos no me dan tregua, me toca y van quitando mi chaqueta... mi camiseta... y mientras tanto, las mías se las ingenian para quitar su chaqueta y camiseta...«Ese torso... esos abdominales... que tentación...»—No me equivoque… tienes un cuerpo de ensueño. — me dice entre besos mientras que seguimos caminando hacia mi habitación y en el camino, sus hábiles manos van desabrochando mi sujetador.Voy hacia la cintura de su pantalón y como puedo voy desabrochando su cinturó
—Es hora de que te vayas a tu piso...— le digo una vez que noto que se está quedando dormido. Él abre un poco sus ojos y me mira sin entender. —¿Qué? — me pregunta confundido.—“Follar” como le dicen ustedes acá, está bien, pero dormir juntos no lo creo...— respondo y aunque no lo sepa, lo hago por nuestro propio bien.—¿De verdad? — cuestiona y me mira de manera extraña.—Si, dale vete...— insisto y lo empujo para que se levante de la cama.Finalmente él ríe y se levanta de la cama.—¿Así será esto? — pregunta mientras se coloca el b&
—¿Por qué aceptaste esto conmigo? — me pregunta agitado sin soltar mi cintura luego de una buena dosis de sexo en la cocina, lo cual admito estuvo increíble…Intento recuperar el aire y lo miro extrañada. —¿Por qué estas increíblemente bueno y dejarte pasar sería un pecado? — respondo con una pregunta y río —no sé... creo que eres el tipo de hombre del cual yo no podría enamorarme nunca y tú simplemente no te enamorarás... es perfecto… conveniente si quieres llamarlo así.— explico.—¿Así que estoy bueno? — me pregunta imitando mis palabras y ríe.—Increíblemente bueno. — corrijo con una amplia sonrisa y llevo mi dedo í
Tres días despuésHoy fue día súper largo de trabajo, al parecer todos en la oficina se pusieron de acuerdo para traerme todos los problemas que surgieron en la última campaña de marketing el mismo día, solo quiero llegar a casa y acostarme en el sofá a ver películas.De camino a casa pasé por un restaurante y pedí algo de comida para llevar, ya que ni siquiera quiero cocinar. Al llegar,dejo la bolsa encima de la mesa y me voy al cuarto para cambiarme y colocarme algo mucho más cómodo. La imagen de ejecutiva ya quedo a un lado y la que aparece ahora es la chica de “entre casa” que solo quiere estar con un pantalón corto y con una camiseta suelta. Regreso a la cocina y desempaco la comida para servirla en un plato. Busco la botella de vino abierta