Madrid, mi nuevo hogar… Observo el departamento, o mejor dicho el “piso” tal como lo llaman por estos rumbos y debo admitir que esta igual a las fotografías que vi por internet, afortunadamente no me defraudo. Definitivamente, es un riesgo alquilar algo sin venir a verlo primero, pero digamos que la mudanza fue algo apresurada y no podía desaprovechar la oportunidad de trabajo que me salió aquí, ¿o sí? Además, ¿Qué significa una mudanza más para mí?
Apenas tengo vagos recuerdos de la ciudad donde nací, mi Buenos Aires querido tal y como dice el tango…mi país natal hace tiempo dejo de ser mi hogar, exactamente hace dieciséis años…
«Como pasa el tiempo…» Dejo mis maletas a un costado y cierro la puerta detrás de mí, ciudad nueva, vida nueva. Es momento de dejar el pasado en su lugar y comenzar una nueva aventura.
Recorro el departamento observando cada uno de sus detalles y me enamoro más del lugar, paredes blancas, pisos imitación madera, y lo mejor de todo, es que esta amueblado a excepción del colchón, que se supone que llega hoy. Este lugar definitivamente es muy “yo” … pocos muebles, pero muy útiles y esenciales, solo le hace falta algún que otro detalle de decoración y estará perfecto.
Camino hacia la que es mi habitación, y al ver la puerta corrediza de vidrio justo enfrente de la cama me sonrió de inmediato, tengo la sensación de que este lugar se transformara en uno de mis favoritos... Sin dudarlo, abro la puerta y al salir me encuentro con una vista increíble de la ciudad de Madrid. «Ufff… sí que es hermosa.» Pienso mientras me apoyo contra la baranda de color blanca con paneles de vidrio.
Podría pasarme aquí todo el día leyendo un libro o simplemente trabajando con mi laptop completamente relajada. Admiro el paisaje y permito que la leve brisa que corre pegue en mi rostro… es tan relajante...
—¡Pero espera! — escucho una voz femenina y al voltear hacia donde proviene el ruido, veo a una mujer saliendo casi a fuerza sostenida por quien parece ser su novio.
Ambos se ríen de su escena romántica y bastante inapropiada ya que ella apenas lleva una camiseta de él puesta y él... bueno... él está en bóxer. Sus risas desaparecen al darse cuenta de que yo estoy aquí y la rubia de ojos creo que grises, intenta cubrirse un poco más, cosa que es imposible. Mi mirada se cruza con la de él y no puedo apartarla por más que quiera. Ojos negros azabache que acompañan su cabello y barba del mismo color, tez blanca, una altura digna de ser modelo, y un cuerpo con varias horas de gimnasio encima.
«Sí que es guapo…» me grita mi subconsciente.
—Perdónanos. — dice él y su voz es igual de hipnotizante que su mirada. —no sabía que tenía una nueva vecina. — se excusa y suelta a su chica para acercarse a la tímida media pared de vidrio que divide nuestros balcones, y cabe mencionar que de no ser por esa pequeña pared estarían unidos.
—Me mude hoy. — me explico y aparto mi mirada de él.
—En ese caso, un gusto, soy Iván. — dice con una media sonrisa.
—Jimena. — respondo sonriente.
—Ya que Iván no me presenta...— comenta la rubia —Soy Samantha.— termina de decir y me mira como diciéndome "no te le acerques."
—No eres de aquí, ¿no? — me pregunta y no sé si se dio cuenta que está en bóxer.
—¿Te lo cuento otro día? — propongo y lo miro como diciéndole "mira como estás vestido o, mejor dicho, no vestido."
—Vale, seguramente nos veremos seguido; después de todo somos vecinos. — me dice con ese típico acento madrileño y no sé porque siento que sus palabras me quieren decir otra cosa.
—Está bien, nos vemos. — me limito a decir y doy media vuelta para entrar a mi departamento.
Cierro la puerta corrediza y me quedo parada apoyando mi espalda contra la pared mientras rio como una tonta recordando la escena que acaba de suceder allí fuera.
«Siempre podrías golpear su puerta para pedirle un poco de azúcar, ¿no?» pienso, pero de inmediato sacudo mis pensamientos —tiene novia. — me digo firme y decido dejar todo esto atrás para ir a acomodar mis cosas.
Todo lo que traje en mis maletas ya está afuera y acomodado en su lugar, miro a mi alrededor y a pesar de que el departamento está amueblado, no evitara que deba ir a comprar los utensilios necesarios para poder cocinar. Supongo que dejare eso para mañana, hoy ya estoy cansada y no tengo ganas de absolutamente nada, el cambio de horario evidentemente está afectándome. Me acuesto en el sofá con mi celular en mano y busco por internet algún lugar donde pueda ordenar algo de comer, presumo que una pizza estará bien por hoy. Llamo y una vez que termino de ordenar mi cena, voy a mi cuarto para ponerme ropa más cómoda.Pantalón de pijama de seda corto color negro y encaje blanco y su camiseta de tirantes haciendo juego. «Ahora sí...» pienso y vuelvo al sofá, me relajo e intento ad
Al día siguiente:Despierto algo dormida aun y no es para menos, anoche des el gran "defecto" de este departamento. Se escucha lo que hace el vecino que está a la derecha, en pocas palabras escuche a su "amiguita" pidiéndole varias cosas y no era precisamente comida...Voy rápidamente hacia la ducha e intento despertarme con el agua que cae sobre mi espalda. Agradezco que hoy no tenga que ir a trabajar hoy, por menos podre ir a buscar las cosas que hacen falta para poder vivir de una manera digna, y en esa lista debería incluir tapones para los oídos.Envuelvo mi cuerpo en una toalla, mi cabello en otra, y salgo del baño para irme a cambiar. Estoy a punto de quitarme la toalla de mi cuerpo cuando escucho el ruido del timbre «¿Quién es a esta hora?&ra
Un mes despuésMi nueva vida en Madrid está marchando de maravilla, al igual que mi amistad con mi peculiar vecino. Después de aquel día de compras con Iván, nuestra amistad fue creciendo poco a poco. Tanto así, que llegamos al punto que después del trabajo nos juntamos a tomar algo y a conversar de todo un poco, excepto esos días que tiene visitas de su extenso cátalo de amiguitas.Es prácticamente imposible recordar el nombre de todas, no sé cómo lo hace, pero nunca pasa la noche con la misma mujer. Tengo la teoría de que las saca del bar donde toca los fines de semana, al que iré a verlo por primera vez esta noche. En este tiempo aprendí a no juzgarlo más y solo disfrutar de lo buen amigo que es, porque eso si no lo puedo negar, siempre está
Lo observo sentado con su guitarra en la banqueta que hay sobre el escenario y no puedo dejar de pensar en lo que me dijo en el camino. Creía que era un hombre sin corazón y que por eso era así con las mujeres, pero no... todo lo contrario, es más sensible de lo que creía y es uno más de esos que son víctimas de alguien que lo deja con un corazón roto.Pido un trago al bar tender quien me mira más de la cuenta y me siento en la banqueta para escucharlo cantar. Observo la cantidad de mujeres que hay cerca del escenario y no puedo parar de reírme al darme cuenta de lo embobadas que están con él, solo les falta lanzarle ropa interior y ya… No hay duda; su catálogo de mujeres se alimenta de este bar y de sus "fans".—Buenas noches a todos. — dice con ese acento al que a&ua
—¿Así que saldrás con el bar tender? — me pregunta Iván en medio del silencio que deja una breve pausa musical en el auto.Volteo a verlo y sonrió levemente —¿Hay algo de malo con eso? — le pregunto con mucha curiosidad. —Supongo que no… no veo porque no salir al cine con él, después de todo no conozco a mucha gente aquí todavía. — continuo.No entiendo mucho su reacción... ¿Y si Miguel tiene razón? ¿Y si Iván siente algo por mí? «No, es imposible, él me dijo que no volvería a enamorarse y yo no me quiero hacer falsas esperanzas... tampoco lo soportaría.»«¡Espera! ¡¿ilusiones?! No… no te enamores…» me rec
Vamos caminando torpemente por el pasillo sin dejar de besarnos y una vez que llegamos a la puerta de mi departamento, apenas consigo ingresar la llave en la cerradura, sin soltarme de su boca abro para que entremos y que luego sea el quien cierre la puerta con la ayuda de su pie. Sus manos no me dan tregua, me toca y van quitando mi chaqueta... mi camiseta... y mientras tanto, las mías se las ingenian para quitar su chaqueta y camiseta...«Ese torso... esos abdominales... que tentación...»—No me equivoque… tienes un cuerpo de ensueño. — me dice entre besos mientras que seguimos caminando hacia mi habitación y en el camino, sus hábiles manos van desabrochando mi sujetador.Voy hacia la cintura de su pantalón y como puedo voy desabrochando su cinturó
—Es hora de que te vayas a tu piso...— le digo una vez que noto que se está quedando dormido. Él abre un poco sus ojos y me mira sin entender. —¿Qué? — me pregunta confundido.—“Follar” como le dicen ustedes acá, está bien, pero dormir juntos no lo creo...— respondo y aunque no lo sepa, lo hago por nuestro propio bien.—¿De verdad? — cuestiona y me mira de manera extraña.—Si, dale vete...— insisto y lo empujo para que se levante de la cama.Finalmente él ríe y se levanta de la cama.—¿Así será esto? — pregunta mientras se coloca el b&
—¿Por qué aceptaste esto conmigo? — me pregunta agitado sin soltar mi cintura luego de una buena dosis de sexo en la cocina, lo cual admito estuvo increíble…Intento recuperar el aire y lo miro extrañada. —¿Por qué estas increíblemente bueno y dejarte pasar sería un pecado? — respondo con una pregunta y río —no sé... creo que eres el tipo de hombre del cual yo no podría enamorarme nunca y tú simplemente no te enamorarás... es perfecto… conveniente si quieres llamarlo así.— explico.—¿Así que estoy bueno? — me pregunta imitando mis palabras y ríe.—Increíblemente bueno. — corrijo con una amplia sonrisa y llevo mi dedo í