—¿Por qué aceptaste esto conmigo? — me pregunta agitado sin soltar mi cintura luego de una buena dosis de sexo en la cocina, lo cual admito estuvo increíble…
Intento recuperar el aire y lo miro extrañada. —¿Por qué estas increíblemente bueno y dejarte pasar sería un pecado? — respondo con una pregunta y río —no sé... creo que eres el tipo de hombre del cual yo no podría enamorarme nunca y tú simplemente no te enamorarás... es perfecto… conveniente si quieres llamarlo así.— explico.
—¿Así que estoy bueno? — me pregunta imitando mis palabras y ríe.
—Increíblemente bueno. — corrijo con una amplia sonrisa y llevo mi dedo índice por todo su torso.
—Pues, tú también estas muy buena...— me dice con una media sonrisa de esas sexys que da él y lleva su dedo índice de mi cuello a mi abdomen pasando por el valle de mis pechos.
—¿Ves? es perfecto...— comento.
—Demasiado...— añade.
—Almorcemos mejor, antes de que la comida quede inservible. — propongo.
—Vale...— accede y rio porque esa palabra me sigue pareciendo como si llamara a alguien y no como si dijese “está bien.
Me visto rápidamente al igual que lo hace él, después termino de preparar la comida y la sirvo.
—¿Quieres? — pregunta mostrándome la botella de vino.
—¡Mi favorito! — digo emocionada al ver la etiqueta que dice "Moscato D'Asti"
—Lo sé...para mi gusto es muy dulce, pero a ti te gusta y eso está bien. — comenta y me sirve una copa para luego dármela.
—Que considerado...— bromeo y me siento en la silla que está enfrente de la que está él.
—Para que veas... No como tú que no me habías contado lo de tu novio. — se queja un poco serio y encojo mis hombros.
—Lo siento, es algo de lo que no me gusta hablar, por eso no te lo había dicho. — explico.
—A mí tampoco me gusta hablar de cómo mi ex me dejo plantado en el altar, pero te lo conté. — se defiende.
—Somos dos corazones rotos...— murmuro.
—Eso parece...—
—¿Tu tenías premeditado pedirme lo que me pediste anoche? — cuestiono sin rodeos y el ríe.
—Sabía que me lo preguntarías... — responde y ríe — no, la verdad que no… en realidad creí que eras una monja o algo así... en un mes no te vi traer ni a un hombre a este lugar, pero me sacaste de dudas anoche en el bar. — confiesa.
«¿Creyó que era una monja? Que equivocado que esta...»
—Y yo que creía que era la única que prejuzgaba aquí llamándote mujeriego...— me quejo.
—Es que siempre tan seria... tan buena chica... Además, tenía miedo de cagarla si te pedía algo así. — añade.
—¿O sea que si te gustaba como mujer? — pregunto firme.
—Desde que te vi en ese balcón el primer día me imaginé estar contigo como lo estuvimos anoche y hace un momento. — admite y no sé cómo estoy haciendo para no sonreír como una tonta.
«Esto es nuevo...»
—Mira tú... disimulas bien porque ni cuenta me había dado. — comento y él sonríe.
—Tú también, pensé que no te atraía ni siquiera un poquito...— me dice con un tono lleno de picardía.
—Encontraste la horma de tu zapato, una mujer que puede disimular igual que tú y que no tiene un corazón para amar...— digo haciéndome la interesante.
—Y que es extremadamente buena en la cama. — añade haciendo que ambos riamos.
—No quería sonar egocéntrica. — bromeo.
—Presume de ello, es algo bueno. — me alienta.
—Claro, iré por la calle diciéndolo. — bromeo y él me mira serio.
—Aclaremos algo...— me dice seriamente.
—¿Qué?— pregunto y no sé si preocuparme o que…
—Yo no estaré con otras mujeres, pero tú tampoco estarás con otros hombres. — explica y no entiendo muy bien esto.
—Creí que era una relación abierta. — comento, aunque sé que anoche me dijo algo similar.
—Lo es, pero tampoco creas que me gusta compartir...— sentencia.
Lo miro un poco extrañada —¿crees que las mujeres con las que estuviste no estaban o están con otros hombres? — pregunto confundida.
—Es diferentes, ellas eran rollos de una noche. — se explica.
—¿Y yo que soy? —
«Realmente no entiendo muy bien su actitud...»
—Mi rollo de un año. — dice con una tímida sonrisa.
—Once meses. — corrijo.
—Vale, once meses. —
—Creo que él más perjudicado eres tú, pero bueno... acepto el trato. — digo estirando mi brazo para estrechar nuestras manos, pero él niega.
Se pone de pie, camina hacia mí y cuando está a mi lado, me toma de los brazos para hacerme girar en la silla y que así quedemos frente a frente —trato. — dice sonriente y se inclina hacia mí para besarme.
Correspondo a su beso hasta que me veo obligada a ponerme de pie para poder seguir besándonos más intensamente. —ahora te mostrare lo que puede hacer esta monja...— le advierto entre beso y beso mientras vamos caminando por el piso y reímos.
—A ver...— Dice expectante y al llegar al salón, caemos sobre el sofá.
Tres días despuésHoy fue día súper largo de trabajo, al parecer todos en la oficina se pusieron de acuerdo para traerme todos los problemas que surgieron en la última campaña de marketing el mismo día, solo quiero llegar a casa y acostarme en el sofá a ver películas.De camino a casa pasé por un restaurante y pedí algo de comida para llevar, ya que ni siquiera quiero cocinar. Al llegar,dejo la bolsa encima de la mesa y me voy al cuarto para cambiarme y colocarme algo mucho más cómodo. La imagen de ejecutiva ya quedo a un lado y la que aparece ahora es la chica de “entre casa” que solo quiere estar con un pantalón corto y con una camiseta suelta. Regreso a la cocina y desempaco la comida para servirla en un plato. Busco la botella de vino abierta
Al día siguiente:Me dijo que no pasaría nada malo si se quedaba a dormir una noche aquí, pero creo que se equivocó, en realidad malo, así como tal, no ocurrió nada, pero ver su perfecto cuerpo tendido en mi cama es una imagen que hace temblar todos mis esquemas.«¿Por qué rayos tienes que ser tan guapo? ¿Es legal siquiera?» pienso. Desde que paso lo de Sebas no deje que ningún hombre durmiera a mi lado. No amanecí con nadie desde entonces simplemente pasaba el rato y los hacia irse, pero este hombre que está a mi lado me está haciendo dudar de todo lo que me prometí a mí misma. Tengo tanto miedo a que borre el recuerdo que tengo de él... a que me suba al cielo donde solo Sebastián era ca
Un Mes DespuésYa paso un mes desde que con Iván decidimos dejar las cosas hasta donde habían llegado y, a decir verdad, extraño sentir su cuerpo sobre el mío. Por su parte, ya regreso a sus andanzas de siempre y yo trato de hacer como si nada ocurriera. Son unos pocos "hola" y "adiós" los que hemos cruzado en este tiempo y no sé cómo hacer para recuperar, aunque sea la amistad que teníamos.¿A quién quiero engañar? Es imposible que volvamos a ser esos amigos que una vez fuimos. Cruzamos los límites de la amistad y eso trajo sus consecuencias, o quizás es que me duele verlo con otras mujeres... creo que el problema es que a pesar de que no quería admitirlo, en algún momento sucedió. Rompí la promesa que le hice a Sebas e involucre mi corazón… me enamore a pesar de que no debía.Si, de alguna forma ter
Regresar a mi piso es lo que menos quería hacer, pero no me queda otra opción. Dormir en un hotel no tiene sentido, y tampoco creo que sea maduro de mi parte seguir intentado evadirlo…Abro la puerta, dejo mi bolso y mi maletín a un lado, cierro y voy directamente a la cocina para servirme una copa de vino. Ya con mi copa en mano, voy a mi cuarto y salgo al balcón para intentar relajarme, es claro que fue una mala idea, lo primero que me encuentro es a él sin su camiseta puesta y con una botella de cerveza en su mano.«No lo mires... No caigas en la tentación que es este hombre... Acepta que rehízo su vida y que fuiste una cobarde.» Me grita mi subconsciente.—¿Día complicado? — me pregunta y ahí caen todas las murallas que mi raz&oacu
Unos días después (sábado)No diré que todo volvió a la normalidad porque no es así, ya no pasamos todas las tardes juntos conversando, yendo a pasear y mucho menos pasándola bien en la cama, pero al menos algo mejoraron y hoy es la dichosa fiesta a la que me invito el otro día. Esta es la noche donde sacare a la “femme fatale” que dicen que todas las mujeres tenemos. Minifalda color negra, una blusa del mismo color con la espalda descubierta, y tacones haciendo juego. Mi largo cabello castaño oscuro cae libremente dejando ver las ondas que conseguí gracias a la planchita de pelo, mi maquillaje en tonalidades grises hace resaltar mis ojos azules, y mis labios pintados en un tono natural, da armonía a mi rostro. El ruido del timbre hace que busqu
A toda prisa, Iván y yo nos subimos al coche y de la misma manera, enciende el auto y conduce hacia no sé dónde. No reconozco las calles, pero con el alto nivel de alcohol que llevo entre mis venas, dudo que pueda reconocer algo. Una de sus manos sostiene el volante y su otra mano va directamente hacia a mi pierna y me comienza a tocar de una manera más que provocativa. No estoy segura si es por el alcohol, o por las ganas que tengo de estar con él, pero mi mano va directamente a su entrepierna y comienza a torturarlo.—¡Joder Jimena! — Exclama y dobla en un callejón oscuro para rápidamente estacionar el auto. Apaga el motor, desabrocha su cinturón de seguridad y yo hago lo mismo que él. De repente, él baja del auto. —Ven. — me pide.Bajo del auto como puedo ya que me siento m&a
Sus manos sostienen la mía y mientras él camina de espaldas, me guía hasta llegar al sofá, se sienta y yo no puedo dejar de admirar la escultura que es su cuerpo ya que solamente trae su bóxer blanco puesto. Me jala para que me siente sobre él, acomodo su camiseta para no sentirme tan expuesta, y sus fuertes, pero delicadas manos acarician mi rostro haciéndome sentir que estoy en el medio de un incendio.Intento mantener la normalidad en mi ritmo cardiaco, pero es imposible, me mira tan intensamente que mi cuerpo no responde a lo que mi cerebro ordena—creo que llego la hora de que todo este juego se termine. — me dice y no entiendo nada... «¿esto fue un adiós?»—¿De qué hablas? — pregunto asustada mientras que no dejo de mirarlo a esos ojazos que me vuelven loca.
Sentada en el sofá donde acabamos de pasar un momento único lo observo abrocharse su cinturón y me sonríe. —ahora eres mi novia. — dice con un tono de orgullo que me hace sentir en las nubes.—Y tu mi novio. — Replico mirándolo fijamente y luego bajo mi mirada por todo su perfecto trabajado cuerpo.«Es tan guapo...»Se inclina, coloca cada una de sus manos sobre el respaldar del sofá a cada lado de mi —preciosa, debo irme a entregar una maqueta, pero, cuando regrese me gustaría muchísimo invitarte a cenar fuera y comenzar esto de manera correcta, ¿quieres? — propone y sonrió en medio de suspiros.—Claro que si... y no lo tomes a mal, pero ¿entregar una maqueta un