Sus manos sostienen la mía y mientras él camina de espaldas, me guía hasta llegar al sofá, se sienta y yo no puedo dejar de admirar la escultura que es su cuerpo ya que solamente trae su bóxer blanco puesto. Me jala para que me siente sobre él, acomodo su camiseta para no sentirme tan expuesta, y sus fuertes, pero delicadas manos acarician mi rostro haciéndome sentir que estoy en el medio de un incendio.
Intento mantener la normalidad en mi ritmo cardiaco, pero es imposible, me mira tan intensamente que mi cuerpo no responde a lo que mi cerebro ordena—creo que llego la hora de que todo este juego se termine. — me dice y no entiendo nada... «¿esto fue un adiós?»
—¿De qué hablas? — pregunto asustada mientras que no dejo de mirarlo a esos ojazos que me vuelven loca.
Sentada en el sofá donde acabamos de pasar un momento único lo observo abrocharse su cinturón y me sonríe. —ahora eres mi novia. — dice con un tono de orgullo que me hace sentir en las nubes.—Y tu mi novio. — Replico mirándolo fijamente y luego bajo mi mirada por todo su perfecto trabajado cuerpo.«Es tan guapo...»Se inclina, coloca cada una de sus manos sobre el respaldar del sofá a cada lado de mi —preciosa, debo irme a entregar una maqueta, pero, cuando regrese me gustaría muchísimo invitarte a cenar fuera y comenzar esto de manera correcta, ¿quieres? — propone y sonrió en medio de suspiros.—Claro que si... y no lo tomes a mal, pero ¿entregar una maqueta un
Si me hubiera dicho que me traería a un lugar como este, probablemente no le hubiera creído. El restaurante es extremadamente lujoso y hasta reservación ha hecho. El camarero nos guía hasta nuestra mesa, y sonrió al ver la preciosa vista que hay desde la terraza donde estamos.—Esto es hermoso. — digo muy feliz mientras me siento en la silla que Iván aparta como todo un caballero. Mueve la silla para que me siente y puedo sentir su cálido aliento en mi cuello —no más que tú. — susurra y luego deja un beso en mi cuello que alerta a mis sentidos. —hueles riquísimo. — comenta haciéndome temblar.—Tú también hueles exquisito. — respondo observándolo mientras va hasta la silla que está en
Me pidió subir al auto para llevarme a un sitio, pero aun no me quiere decir dónde, solo me dijo que quiere disfrutar de esta noche conmigo, y la idea realmente me encanta.—Voy a chocar. — me dice de la nada y solo lo miro extrañada.—¿De qué hablas? — pregunto sin entender. —Es que te ves tan preciosa, que no puedo dejar de mirarte. — confiesa sonriente y no puedo evitar reír.—Sí que pusiste cursi. — bromeo.—No guapa, cursi no.… es que me traes loco. — se defiende mientras que con una de sus manos toma la mía.—Tú también me traes loca, aunque no me agrada la ide
—Iván Del Valle, te amo...— digo más alto de lo debido mientras que sin dejar de reírnos por las copas de más que llevamos encima, entramos a mi piso.—Y yo te amo a ti Jimena Vittolo... — consigue decir sobre mis labios y sin más me comienza a besar desmedidamente.Sigo su encantador juego mientras que con una de sus manos empuja la puerta haciendo que se cierre con muchísima fuerza, y luego lleva esa misma mano a mi trasero. Va bajando hasta llegar al final de mi vestido y lo comienza a subir hasta hacer que mis piernas queden totalmente libres. Con esa misma desesperación lleva su otra mano a la altura de mis muslos y es así como me levanta en el aire y hace que enrede mis piernas en él.Así, en medio de nuestra guerra de besos, desabrocho
Giro en la cama buscando su abrazo, pero él no está… Abro mis ojos lentamente y la luz que entra por el ventanal me deja casi ciega. Giro hacia el otro lado y el reloj anuncia que son las once y treinta de la mañana, seguramente se fue, «¿pero a donde hoy es feriado?» Me siento en el borde de la cama, y busco mi camisón que quedo tirado en algún sitio de esta habitación, pero para mi sorpresa, lo veo doblado sobre la cajonera me pongo de pie, y me dispongo a buscarlo cuando la puerta de la habitación se abre y él me mira de pies a cabeza. Trae una bandeja con comida en sus manos y solo lleva puesto ese bóxer que anoche le quite. «Se ve tan sexy...»—Esto es lo que yo llamaría entrar a la habitación en el momento justo. — comenta y me mira detenidamente. 5 días después¿Quién dijo que mudarse al piso de al lado era fácil? No entiendo muy bien cómo es que en estos pocos meses que llevo aquí, pude juntar tanta cantidad de cosas. Hay cajas por todas partes y no he tenido casi nada de tiempo de ordenarlas.—Cariño, ¿ya estás lista? Debemos irnos. — me dice alto desde la sala.Echo un vistazo a las cajas y supongo que quedaran ahí un tiempo más, hoy es hora de conocer a sus padres y la verdad es que estoy demasiado nerviosa. Me miro al espejo una vez otra vez y creo que este vestido color vino tinto por encima de las rodillas y con un escote decente es perfecto. Acomodo nuevamente mi cabello, reviso el maquillaje y tomo mi bolso.—Ya estoy. &mdash-22-
—¿Y te gusta Madrid? — me pregunta su madre cuando ya estamos en la cocina y amablemente me sirve una copa de vino. Definitivamente no esperaba todo esto, su cocina es prácticamente del mismo tamaño que el piso que ahora compartiremos con Iván y realmente no entiendo que hace viviendo allí.—Sí, es una ciudad hermosa y su gente es increíble. — respondo sin dudarlo y es que solo estoy diciendo la verdad.—Buenas tardes, siento la demora es que debía contestar una llamada. — escucho que dice un señor y al darme la vuelta, veo que Iván va directamente a abrazarlo.—¡Papá! — dice con gran entusiasmo y el señor de cabello grisáceo y ojos del mismo color
Lo que se suponía que sería un simple almuerzo, se convirtió en un café y una conversación que nos mantuvo en la casa de sus padres casi todo el día, ya son casi las ocho de la noche cuando entras al ahora nuestro piso y lo primero que hago es dejar mi bolso a un costado e ir hacia el sofá. Me recuesto, acomodo uno de los almohadones debajo de mi cabeza y me quito los zapatos rápidamente.—¿Cansada? — me pregunta acercándose a mí. —No sé si cansada es la definición exacta a como me siento ahora. — admito y ríe.Lo observo sentarse en el apoyabrazos del sofá y él de la nada comienza a masajear mis pies haciéndome sonreír —mis padres pueden ser un poco… metiches cuando quiere