Lo que se suponía que sería un simple almuerzo, se convirtió en un café y una conversación que nos mantuvo en la casa de sus padres casi todo el día, ya son casi las ocho de la noche cuando entras al ahora nuestro piso y lo primero que hago es dejar mi bolso a un costado e ir hacia el sofá. Me recuesto, acomodo uno de los almohadones debajo de mi cabeza y me quito los zapatos rápidamente.
—¿Cansada? — me pregunta acercándose a mí.
—No sé si cansada es la definición exacta a como me siento ahora. — admito y ríe.
Lo observo sentarse en el apoyabrazos del sofá y él de la nada comienza a masajear mis pies haciéndome sonreír —mis padres pueden ser un poco… metiches cuando quiere
Al día siguiente:Irnos a dormir prácticamente sin cruzar palabras es algo que no esperaba en nuestros primeros días de convivencia, entiendo que este molesto conmigo por lo que hablamos anoche, pero tampoco creo que fuera para que termináramos así de molestos. Me giro en la cama buscando abrazarme a él para hacer las paces, pero no lo encuentro a mi lado de la cama. Me levanto un poco para mirar a mi alrededor y me doy cuenta que su ropa esta tirada en el suelo y la puerta del baño está cerrada. Salgo de la cama y al acercarme un poco más al baño, escucho el ruido de la ducha. —Amor…— digo y golpeo la puerta, pero él no responde. Insisto una vez más y al no escucharlo, me decido por abrir y entrar al baño. Lo veo duch&aacut
Después de nuestra ardiente reconciliación en la ducha y de haber desayunado juntos, ahora lo veo trabajando en una maqueta mientras que yo por mi parte intento preparar una presentación que debo dar el martes en mi trabajo. Admito que Iván, el arquitecto, es también muy sexy… solo a él se le pueden ver bien esas gafas… —te está quedando genial. — comento haciendo una pausa en el teclado de mi laptop. —Es para la licitación de un cliente que quiere un hotel ecológico. — explica sin dejar de trabajar en la maqueta.—¿y cuando debes entregarla? — cuestiono.—El martes. — explica y coloca lo que simula ser un árbol alrededor del edificio.—Yo tambi&eac
Nueva York: 4 meses despuésNunca imagine que renunciaría a algo por alguien, mucho menos a un trabajo que me había costado tanto esfuerzo conseguir, pero ya no podía quedarme en Madrid, no con el fantasma de Iván rondándome. El día que salí corriendo de su piso después de enterarme de aquel documento, fui a un hotel, ya que volver a ser vecinos no funcionaria, pero eso tampoco sirvió, me busco en mi trabajo, intento convencerme de que las cosas no eran como creían, pero mi confianza en él se desvaneció… simplemente ya no podía creerle absolutamente nada.Rompí mi propio acuerdo de no volverme a enamorar por Iván y él simplemente quería utilizarme a su antojo… después de todo, volví a perder a quien amaba y esta vez duele de
(Horas más tarde)Hay un dicho que dice que “la curiosidad mato al gato”, bueno, no sé si fue exactamente la curiosidad lo que me trajo hasta aquí o este amor que siento por él y no consigo matar con nada. Indico a la hostess que el señor Iván Del Valle me está esperando, y casi como si ella supiera claramente quien es él, me pide que la siga. El ruido de mis tacones crea una perfecta sinfonía mientras camino moviendo mis caderas de esa manera que sé que puede capturar miradas y mi vestido ajustado color negro se adapta a mis movimientos mientras continúo caminando hasta llegar a una de las mesas ubicadas cerca de la fuente de agua donde lo veo a él sentado. Esos ojos que hace cuatro meses no me miraban, se clavan en mi haciendo que respirar con normalidad sea una tarea difí
Volver a cenar con él en medio de una conversación dentro de todo “amigable” por llamarlo de algún modo se me hizo un tanto extraño al principio, y es que me había hecho a la idea de que no nos volveríamos a ver nunca más, pero definitivamente estaba equivocada y ahora su propuesta da vueltas en mi cabeza mientras que voy entrando a casa de mis padres y sé que esto tiene que acabar pronto. Me urge volver a tener mi lugar propio para llegar a la hora que quiera sin tener que preocuparme de despertarlos al llegar, pero por ahora debo juntar un poco más de dinero para volver a ganar mi independencia absoluta. Me quito los zapatos, subo la escalera prácticamente en punta de pies y rápidamente voy a mi habitación cerrando la puerta detrás de mí. Dejo los zapatos a un costado y rápidamente me acuesto en la ca
(3 días después) Me vuelvo a sentir aquella chica que esperaba los viernes para ir a bailar con sus amigas, pero en esta ocasión, lo esperaba para saber qué es lo que Iván estuvo preparando. Los días de trabajo se me hicieron eternos y no importaba cuanto intentara no pensar en él, siempre aparecía en mi mente dejándome saber que su recuerdo fue, es y será imborrable. Admito que el que me dijera que lo dejo todo por venir detrás de mi le jugo a favor y es que, si eso no es amor, ¿Qué lo es? «No seas tan tonta, no caigas tan fácil otra vez.» me grita mi subconsciente en un intento por que la cordura no se vaya completamente de mí, pero cuando leo el mensaje que me envió esta mañana, mi voluntad se derrumba. Ir en el auto por las calles de Nueva York junto a él aún me parece algo irreal, es que nunca pensé que vendría detrás de mí a rehacer su vida a esta ciudad, pero aquí está conduciendo de esa manera tan sexy que siempre lo hizo llevándome a quien sabe dónde —esta ciudad puede ser muy bella si sabes dónde ir — comenta de la nada y sonrió.—Lo es. — respondo.—Sí, solo hay que descubrir sus encantos ocultos. — comenta y por dentro no sé si estamos hablando de la ciudad o de él. —También tiene que dejarse descubrir, pero para eso hace falta que la persona que la mire tenga una visión especial, ya sabes, estar dispuesto a ver esos encantos ocultos. — comenta y rio.-31-
Cenar con sus intensos ojos negros sobre mi es algo extraño, no sé si describirlo como incomodo, estresante, o encantador. Levanto un poco mi mirada encontrándome con la suya y me sonríe —sabes… me incomodas un poco— le informo finalmente y rio nerviosa.—¿Por qué? — me pregunta como si estuviera loca. —Porque es incómodo que te miren tanto mientras cenas— explico y ahora es él quien ríe. Él se inclina un poco hacia la mesa y la distancia es mucho menor —no te incomodaba que te viera desnuda en mi cama cada mañana, no sabría porque puede incomodarte que te vea mientras cenas. — rebate y aquí estoy yo bebiendo otro sorbo de vino para no ahogarme con la cena.