Regresar a mi piso es lo que menos quería hacer, pero no me queda otra opción. Dormir en un hotel no tiene sentido, y tampoco creo que sea maduro de mi parte seguir intentado evadirlo…
Abro la puerta, dejo mi bolso y mi maletín a un lado, cierro y voy directamente a la cocina para servirme una copa de vino. Ya con mi copa en mano, voy a mi cuarto y salgo al balcón para intentar relajarme, es claro que fue una mala idea, lo primero que me encuentro es a él sin su camiseta puesta y con una botella de cerveza en su mano.
«No lo mires... No caigas en la tentación que es este hombre... Acepta que rehízo su vida y que fuiste una cobarde.» Me grita mi subconsciente.
—¿Día complicado? — me pregunta y ahí caen todas las murallas que mi raz&oacu
Unos días después (sábado)No diré que todo volvió a la normalidad porque no es así, ya no pasamos todas las tardes juntos conversando, yendo a pasear y mucho menos pasándola bien en la cama, pero al menos algo mejoraron y hoy es la dichosa fiesta a la que me invito el otro día. Esta es la noche donde sacare a la “femme fatale” que dicen que todas las mujeres tenemos. Minifalda color negra, una blusa del mismo color con la espalda descubierta, y tacones haciendo juego. Mi largo cabello castaño oscuro cae libremente dejando ver las ondas que conseguí gracias a la planchita de pelo, mi maquillaje en tonalidades grises hace resaltar mis ojos azules, y mis labios pintados en un tono natural, da armonía a mi rostro. El ruido del timbre hace que busqu
A toda prisa, Iván y yo nos subimos al coche y de la misma manera, enciende el auto y conduce hacia no sé dónde. No reconozco las calles, pero con el alto nivel de alcohol que llevo entre mis venas, dudo que pueda reconocer algo. Una de sus manos sostiene el volante y su otra mano va directamente hacia a mi pierna y me comienza a tocar de una manera más que provocativa. No estoy segura si es por el alcohol, o por las ganas que tengo de estar con él, pero mi mano va directamente a su entrepierna y comienza a torturarlo.—¡Joder Jimena! — Exclama y dobla en un callejón oscuro para rápidamente estacionar el auto. Apaga el motor, desabrocha su cinturón de seguridad y yo hago lo mismo que él. De repente, él baja del auto. —Ven. — me pide.Bajo del auto como puedo ya que me siento m&a
Sus manos sostienen la mía y mientras él camina de espaldas, me guía hasta llegar al sofá, se sienta y yo no puedo dejar de admirar la escultura que es su cuerpo ya que solamente trae su bóxer blanco puesto. Me jala para que me siente sobre él, acomodo su camiseta para no sentirme tan expuesta, y sus fuertes, pero delicadas manos acarician mi rostro haciéndome sentir que estoy en el medio de un incendio.Intento mantener la normalidad en mi ritmo cardiaco, pero es imposible, me mira tan intensamente que mi cuerpo no responde a lo que mi cerebro ordena—creo que llego la hora de que todo este juego se termine. — me dice y no entiendo nada... «¿esto fue un adiós?»—¿De qué hablas? — pregunto asustada mientras que no dejo de mirarlo a esos ojazos que me vuelven loca.
Sentada en el sofá donde acabamos de pasar un momento único lo observo abrocharse su cinturón y me sonríe. —ahora eres mi novia. — dice con un tono de orgullo que me hace sentir en las nubes.—Y tu mi novio. — Replico mirándolo fijamente y luego bajo mi mirada por todo su perfecto trabajado cuerpo.«Es tan guapo...»Se inclina, coloca cada una de sus manos sobre el respaldar del sofá a cada lado de mi —preciosa, debo irme a entregar una maqueta, pero, cuando regrese me gustaría muchísimo invitarte a cenar fuera y comenzar esto de manera correcta, ¿quieres? — propone y sonrió en medio de suspiros.—Claro que si... y no lo tomes a mal, pero ¿entregar una maqueta un
Si me hubiera dicho que me traería a un lugar como este, probablemente no le hubiera creído. El restaurante es extremadamente lujoso y hasta reservación ha hecho. El camarero nos guía hasta nuestra mesa, y sonrió al ver la preciosa vista que hay desde la terraza donde estamos.—Esto es hermoso. — digo muy feliz mientras me siento en la silla que Iván aparta como todo un caballero. Mueve la silla para que me siente y puedo sentir su cálido aliento en mi cuello —no más que tú. — susurra y luego deja un beso en mi cuello que alerta a mis sentidos. —hueles riquísimo. — comenta haciéndome temblar.—Tú también hueles exquisito. — respondo observándolo mientras va hasta la silla que está en
Me pidió subir al auto para llevarme a un sitio, pero aun no me quiere decir dónde, solo me dijo que quiere disfrutar de esta noche conmigo, y la idea realmente me encanta.—Voy a chocar. — me dice de la nada y solo lo miro extrañada.—¿De qué hablas? — pregunto sin entender. —Es que te ves tan preciosa, que no puedo dejar de mirarte. — confiesa sonriente y no puedo evitar reír.—Sí que pusiste cursi. — bromeo.—No guapa, cursi no.… es que me traes loco. — se defiende mientras que con una de sus manos toma la mía.—Tú también me traes loca, aunque no me agrada la ide
—Iván Del Valle, te amo...— digo más alto de lo debido mientras que sin dejar de reírnos por las copas de más que llevamos encima, entramos a mi piso.—Y yo te amo a ti Jimena Vittolo... — consigue decir sobre mis labios y sin más me comienza a besar desmedidamente.Sigo su encantador juego mientras que con una de sus manos empuja la puerta haciendo que se cierre con muchísima fuerza, y luego lleva esa misma mano a mi trasero. Va bajando hasta llegar al final de mi vestido y lo comienza a subir hasta hacer que mis piernas queden totalmente libres. Con esa misma desesperación lleva su otra mano a la altura de mis muslos y es así como me levanta en el aire y hace que enrede mis piernas en él.Así, en medio de nuestra guerra de besos, desabrocho
Giro en la cama buscando su abrazo, pero él no está… Abro mis ojos lentamente y la luz que entra por el ventanal me deja casi ciega. Giro hacia el otro lado y el reloj anuncia que son las once y treinta de la mañana, seguramente se fue, «¿pero a donde hoy es feriado?» Me siento en el borde de la cama, y busco mi camisón que quedo tirado en algún sitio de esta habitación, pero para mi sorpresa, lo veo doblado sobre la cajonera me pongo de pie, y me dispongo a buscarlo cuando la puerta de la habitación se abre y él me mira de pies a cabeza. Trae una bandeja con comida en sus manos y solo lleva puesto ese bóxer que anoche le quite. «Se ve tan sexy...»—Esto es lo que yo llamaría entrar a la habitación en el momento justo. — comenta y me mira detenidamente.Último capítulo