Salónica, Grecia
CalistaEl frío viento de invierno alborotaba mi cabello, el sonido del océano y el cantar de las gaviotas al compás del grito de los marineros subiendo las cargas a la embarcación.—Señorita, Athanasiou, ¿qué hace por aquí? —preguntó el supervisor de las embarcaciones.—Supervisando que todo esté en orden —contesté checando la lista en mi iPad —hay rumores, señor Giannakopoulos.—¿Qué rumores?Deje de lado el aparato electrónico para escrutar cada expresión en él y el que estuviera nervioso sólo me confirmaba la sospecha que tenemos desde hace meses.—La mercadería que se pierde en cada viaje, es demasiada coincidencia que sean específicamente las joyas del Emporio Vasileiou.—Estas cosas suelen pasar, señorita. Cuando la marea está alta hay cargamentos que caen al agua —se excusó con lo más tonto que se le pasó por la mente, pensando que me iba a tragar eso.—Pueda ser eso o que estén robando cargamento. Las embarcaciones de mi familia se destacan por ser las más seguras y confiables. Ahora mismo estamos a punto de perder un cliente muy importante por estas pérdidas tan grandes, no vamos a arriesgarnos y es por eso que ahora mismo mi equipo se encuentra supervisando hasta el más recóndito rincón del barco.—¿Está desconfiando de mi trabajo? —preguntó molesto e indignado.—Si y es mejor que no estés escondiendo nada o las consecuencias serán graves.Me alejé siguiendo en lo mío, uno de mis hombres se acercó para notificarme lo que encontraron.—Hay un depósito que está oculto para todos, lo descubrimos por accidente. Lo examinamos y encontramos esto.Sacó un pequeño dije que sabría reconocer de inmediato, la línea de los Vasileiou era bastante exclusiva y solían poner marca a cada uno de sus productos.—Es probable que ahí metan la mercancía robada.—Pregunta a los marines y ofrece recompensa al que más de información —ordené tomando la pequeña pieza de oro y guardándola en el bolsillo de mi pantalón.Desde que el nieto de Bastian Vasileiou ascendió a presidente de la empresa se volvió más exigente, menos tolerante con este tipo de pérdidas. Hace unos días recibí un correo donde demandaba arreglar los "imperfectos" o se retiraría de nuestras empresas.Padre se descuidó de este lugar al darle confianza absoluta a un desconocido, no me extrañaba que estas cosas sucedieran porque cada uno buscaba su propio bien. Pero no permitiría este tipo de cosas bajo mi administración, si Giannakopoulos estaba robando tomaría las medidas pertinentes para que estas cosas no se volvieran a dar.—¡Señorita! —me llamó uno de los marines escondidos detrás de unos contenedores, fruncí el ceño tratando de ignorarlo pero volvió a llamarme —¡Señorita!—¿Si?—Sé que busca información sobre los cargamentos desaparecidos.—¿Tú sabes algo? —me voltee para encararlo y que me dijera la verdad.—Si, he visto muchas cosas al igual que mis compañeros.—Habla —exigí—No es tan sencillo, señorita, nos han amenazado con perder nuestro trabajo y muchos dependemos de esto —se acomodó el gorro y miró hacia ambos lados asegurándose que no estuviera nadie observando —Si usted nos asegura que eso no ocurrirá diremos todo lo qué pasa en las embarcaciones.—Si hace eso, tendrán un aumento del 10% de sus salarios —traté de negociar —y no perderán sus empleos, pero sino colaboran considérense despedidos.—Vamos a colaborar.Llamé a mi asistente para que se hiciera cargo de tomar los datos de todos ellos, mientras el resto de mi equipo llegaba a mi lado y se encargaban de entrevistar a cada uno de los marines.—El señor Giannakopoulos es quien los dirige, desde hace más de un año roban mercancía y cuando supieron que llevaban joyería decidieron cambiar de productos. Hay compartimientos secretos donde guardan no sólo la mercancía robada sino también transportan armas de manera ilegal.—¿Llevan cargamentos ahora?—Esta noche antes de zarpar cargarán.Asentí comprendiendo que el problema era más grave de lo que creía, no era bueno que nuestras empresas se vieran vinculadas con esto, podría llevarlo hasta grandes juicios donde perderíamos millones de dólares.Debía encargarme del asunto silenciosamente.Volví a casa cuando dejé estipulado la manera de proceder esta noche, los marines fueron muy colaboradores y soltaron los nombres de todas las personas involucradas.Los portones de la residencia de mi familia fueron abiertos al reconocer mi deportivo, llegaba a la hora justa para el almuerzo, era una tradición que todos nos reuniéramos a esa hora en casa. Aparque en la entrada y salí dejando mi bolso adentro, sólo tomé mi móvil para responderle los mensajes a mi novio.—Al fin llegas, te estábamos esperando —mi abuela me recibió con un beso en la mejilla.—Estaba resolviendo algunos asuntos de la empresa —respondí apartándome y viendo a los presentes, mi padre estaba histérico al teléfono, mi madre conversaba con Cristel, mi hermana. En tanto Adonis salía del despacho de padre con la mirada en su móvil.Cada miembro de la familia tenía sus asignaciones, Adonis al ser el mayor trabajaba junto a mi padre siendo el vicepresidente de la empresa, Cristel se era la encargada de relaciones públicas y yo era la jefa de operaciones.—¿Qué sucede? —me acerqué a padre cuando este colgó la llamada pasándose las manos por su canoso cabello.—Bastian acaba de morir —hizo una mueca —teníamos un trato que no alcanzamos a sellar y dudo mucho que su nieto acceda ahora que él tiene el poder total sobre el Emporio.Aetos Vasileiou se destacaba por ser un titán en el mundo de los negocios, era el CEO del Emporio de su familia. Un hombre difícil de impresionar, ya fuera en los negocios o en las relaciones sentimentales.—¿Qué trato? —inquirió mi hermano llegando a nuestro lado.—Uniríamos a las familias para que nuestra sociedad prevaleciera, Aetos se casaría con Cristel, decidimos esto hace unos años y lo discutimos en unos meses pero el viejo murió antes de siquiera decírselo.De reojo vi como mi hermana se levantaba de golpe al escuchar la mención de su nombre y Aetos juntos, ella se desvivía por conocerlo, siempre hablaba de lo impresionante que era ese hombre.—¿Casarme con un Vasileiou? —se emocionó —¿Te imaginas, madre? ¡Sería la mujer más importante de Grecia!—Si, serías porque papá no alcanzó a sellar el trato —contestó con sequedad mi hermano.Decidí no prestar más atención al asunto, claro que me hubiera gustado estar en la posición de mi hermana para escalar más a la cima. Tenía un propósito y era ser más que una jefa de operaciones, quería estar al frente de una de las empresas y con los Vasileiou tenía esa oportunidad.Me mostré indiferente al asunto, no envidiaba al hermana pero me molestaba en cierto punto que las oportunidades le llegaran sólo a ella y no a mi.Cristel era conocida por ser una mujer hermosa y codiciada por muchos, tenía un rostro hermoso y delicado, sus ojos de azul casi eléctrico, nariz pequeña y perfilada, sus labios no eran ni muy delgados ni tan gruesos, de cabello oscuro y de piel aceitunada. Su cuerpo había sufrido unos cambios estéticos, sus caderas anchas, su diminuta cintura y sus pechos grandes.Se sometió a distintas cirugías para cumplir con algunos estándares de belleza.Nos sentamos a la mesa y en silencio comimos, a madre no le gustaba que habláramos de negocios, solía plantear vacaciones en esos tiempos los cuales la mayoría ignorábamos al encontrarnos tan sumergidos en nuestros trabajos.—¿Irás al funeral de Bastian? —me preguntó papá antes de salir.—No, tengo asuntos que resolver aquí.—Bien, iré con tu madre y con Cristel, tal vez el difunto mencionó nuestros planes.—Es mejor que no fuerces nada, el hombre ahora mismo se encuentra de duelo.Mi padre sonrió a medias sacudiendo su cabeza.—Se nota que no conoces a Aetos, ese hombre nada le afecta y ni la muerte de su abuelo le impedirán seguir tratando los asuntos de la empresa.En mi punto de vista sólo era responsable.—Aún así respeta su espacio, tampoco me gustaría que te muestre desesperado. Tenemos nuestros negocios los cuales nos han llevado a la poción alta del país.—¿No eres tú la que ve más allá de lo que tienes?—Si, pero ten paciencia. Sería imprudente hablarlo en el funeral de su abuelo —recalqué las últimas palabras. Me despedí de un beso en su mejilla antes de volver a los asuntos que me requerían con urgencias.Contacté al fiscal concertando una cita en su oficina, me recibieron de inmediato y le presenté el caso, necesitaba resolver esto sin que se armara un escándalo que nos pudiera afectar. El hombre aceptó mis términos, si lo que los marines me dijeron era verdad esta misma noche caerían todos.Calista Volví a la empresa una hora antes que terminara la jornada, las redes estaban inundadas de la noticia de la muerte del señor Bastian. Lo conocí, solía visitar a mi abuela, eran grandes amigos. No me extrañaba la intención de querer unir ambas familias, eso nos llevaría a la cima colocándonos como una de las familias más adineradas del mundo. De por si, ellos ya tenían su posición en esa lista. Uno de mis sueños siempre fue posicionar la mía ahí, pero tal parecía que no estaba en mi destino sino en el de mi hermana. —Su hermano la está esperando en su oficina —me comunicó mi secretaria, desvié mi camino al piso de presidencia donde únicamente se encontraba su oficina y la de mi padre. Toqué la puerta antes de entrar, estaba sumergido en muchos papeles y sólo medio levantó la cabeza para señalarme la silla delante de él. —¿Para qué me necesitas? —Estaba evaluando el plan que presentaste la semana pasada, papá y yo creemos que es algo innecesario y que requiere mucho gasto.
Calista Mi padre se apresuró a saludar a los invitados seguidos de mi madre, con unas enormes sonrisas y una amabilidad que muy pocas veces mostraban, mi padre sólo lo hacía cuando cerraba grandes negocios. —Es un placer tener a la familia Vasileiou en nuestro hogar, por favor siéntanse como en su casa —con su brazo señaló el living, la madre de los dos Vasileiou era una mujer hermosa y elegante, muy bien conservada para su edad. Era conocida como una mujer egocéntrica, petulante y superficial. Para ella nadie estaba a la altura de sus hijos, pero por la manera aprobatoria en la que observaba a mi hermana parecía ser que eso cambiaría. Con disimulo escanee al hombre que estrechaba la mano con mi padre en un saludo formal, a diferencia de los demás, este no sonreía y sólo permanecía con su rostro indiferente. Ni siquiera reparó en nosotras cuando pasó por nuestro lado, parecía ser que poco le importaba quien sería su próxima esposa. —Supongo que mi abogado ya lo puso al tanto de l
—¡Calista! ¡Despierta! —sentí cómo movían mi cuerpo —¿Está muerta? —se asustó una—No seas estúpida, ¿no ves que está respirando? —me volvieron a mover abruptamente y se detuvieron hasta que abrí los ojos, aturdida miré los cuatro rostros que me observaban con atención. —¿Qué pasa? —pregunté toda adormilada. —Es tarde y tu hermano a venido por ti —informó Cyrilla —¿Adonis? ¿Qué hace aquí? —pregunté confundida y levantándome de la cama sintiendo el terrible dolor en mi cabeza.—Toma —Dasha me pasó un vaso con agua y una aspirina. —¿Qué hora es? —recogí mis zapatos y miré a través de la ventana, de mañana no se veía.—Las tres Sin ánimos de caminar volví a sentarme en la cama, masajeándome las sienes como si eso aliviaría mi dolor. —Vamos, no vaya a ser que Adonis suba a por ti. Salí de la habitación seguida de mis amigas, hice una mueca cuando miré a mi hermano con su cara de amargado mirarme con desaprobación. Ni siquiera me dirigió la palabra y sólo tomó mi mano obligándome
Calista Adonis tocó mi puerta para la hora de la cena, seguía sin tener ánimos pero decidí bajar, me vestí con un suéter de cuello de tortuga rojo y un pantalón del mismo color, resaltando el color de mi piel. Salí de mi habitación escuchando el murmullo abajo, en cuanto el repiqueteo de mis tacones resonó en el mármol se hizo silencio, por primera vez sentí la mirada de todos en mi, incluso Aetos volteó en mi dirección mirándome sobre la copa que sostenía. —Buenas noches —saludé fingiendo una sonrisa. —Mi hija Calista —me presentó madre ante los presentes . —Mucho gusto —Egan, el hermano menor, extendió su mano para tomar la mía y dejar un beso en la muñeca —Es usted muy hermosa, señorita. Asentí en respuesta, los demás siguieron con sus conversaciones, la señora Aricia se mostraba indiferente y ponía su atención sólo en mi hermana y mi madre. Sentí el peso de una mirada, busqué al dueño de ella y me encontré con los de Aetos, por poco me ruborizo al tener su atención, era extr
Calista —Aetos... —su madre soltó ladeando su cabeza. —Antes de la cena, quisiera dar por terminado el asunto que nos trajo hasta acá —empezó llamando la atención de todos, quienes nos miraban intrigados al ver que no nos separábamos —respetando la memoria de mi abuelo es un honor para mí anunciar mi compromiso con su hija, señor Athanasiou.Padre sonrió yendo por mi hermana, mi corazón parecía querer salirse del pecho pero me esforcé por mantenerme serena, o al menos demostrar eso. Se acercaron a Aetos quien soltó nuestros brazos y se giró hacia mi, quedando de frente, de su bolsillo sacó una cajita de terciopelo y un anillo con un enorme diamante deslumbró. Tomó mi mano y me observó como si solo yo existiese en la sala. —Calista Athanasiou, mi prometida y futura señora Vasileiou —vociferó deteniendo los pasos de mi padre y de Cristel, escuché una exclamación de madre cuando el hombre deslizó el anillo en mi dedo.—¿Calista? Se está equivocando, señor Vasileiou. Con su abuelo acord
Calista —No puedo contradecirte en nada —imité su sonrisa —no estoy preparada para sobrellevar el peso de una relación. —No, creo que ninguno de los dos lo está. —Si —él tampoco ponía tanto de su parte, sino lo buscaba por días él no decía nada y no hacía el intento por comunicarse conmigo. Nuestra relación fue muy extraña, sólo nos llamábamos cuando queríamos un buen sexo. —¿Hay algún motivo en especial que te llevó a tomar esta decisión? Sea lo que sea, preferiría oírlo de tu boca, Calista —me miró a los ojos, mostrándome esa sinceridad que siempre me mostró. —Voy a casarme —solté de golpe, no pareció sorprendido y solo asintió, los matrimonios repentinos no era algo que ocasionara impacto, en nuestra sociedad sucedía a menudo. Nuestros intereses siempre yendo de por medio. —Comprendo —Sabes cómo funciona esto, no es algo a lo que podría negarme —solté diciendo una verdad a medias, de querer si podía negarme pero mis deseos por crecer me lo impedían. —¿Puedo saber con quién?
Calista —Con el tiempo irás conociendo a cada uno, algunos de ellos ocultan su verdadero ser, otros no les importa y se muestran tal cual —comenzó a decir —¿Hablas de Aetos? —A ese muchacho nunca lo comprendí, según me contaba su abuelo, desde la muerte de su padre se volvió así, se encerró en su mismo y dejó de mostrarse cálido con lo que le rodeaban. Incluso con Bastian se mostraba distante, y esto que después que Dennis murió fue él quien lo crió. Le dio atención, se encargó de enseñarle todo lo que ahora sabe y de darle el amor que necesitaba. —¿Cómo murió su padre? —En un accidente, tomó un vuelo a New York, se supone que hubo mucha turbulencia y uno de los motores del avión falló. Cayeron al mar y perdieron la vida. —¿Cuántos años tenía Aetos? —Como diez, era sólo un niño. Su madre siempre fue distante, era una mujer extraña y carga un pasado demasiado turbio. La miré inquisitiva pero ella sacudió su cabeza, dándome a entender que no me lo diría. —Estaba muy pequeño, es
Calista El día de la boda desperté temprano para ir al salón, debía estar lista horas antes para ir con mi amiga y ayudarla a tranquilizar los nervios. Tardaron alrededor de una hora, Cyrilla pasó por mí y juntas llegamos al hotel donde se hospedaba Dasha.—¡Chicas! Pensé que tardarían más —se emocionó mirándonos desde la silla donde la estaban rodeando un montón de personas que se estaban encargando de maquillarla y peinarla. También estaba el manicurista entre ellos.Las otras chicas ya se encontraban aquí, todas en batas conversando y haciendo reír a Dasha. No tenía experiencia en esto, la veía tan nerviosa que no explicaba el motivo para tanto show. «Quizá porque ella si se va a casar enamorada» Traté de no comparar mi caso con el suyo, era totalmente diferente. Aún no sabía si decirles, o esperar a que le les llegara la invitación. Hace unos días que le pasé el listado de mis invitados a mi madre, era ella junto a la señora Aricia que se estaban encargando de organizar todo. La