Calista
Volví a la empresa una hora antes que terminara la jornada, las redes estaban inundadas de la noticia de la muerte del señor Bastian. Lo conocí, solía visitar a mi abuela, eran grandes amigos. No me extrañaba la intención de querer unir ambas familias, eso nos llevaría a la cima colocándonos como una de las familias más adineradas del mundo.De por si, ellos ya tenían su posición en esa lista. Uno de mis sueños siempre fue posicionar la mía ahí, pero tal parecía que no estaba en mi destino sino en el de mi hermana.—Su hermano la está esperando en su oficina —me comunicó mi secretaria, desvié mi camino al piso de presidencia donde únicamente se encontraba su oficina y la de mi padre.Toqué la puerta antes de entrar, estaba sumergido en muchos papeles y sólo medio levantó la cabeza para señalarme la silla delante de él.—¿Para qué me necesitas?—Estaba evaluando el plan que presentaste la semana pasada, papá y yo creemos que es algo innecesario y que requiere mucho gasto.—Es una buena inversión a largo plazo, los empleados deben ser motivados para elevar su productividad —alegué molesta, no me gustaba que no aprobaran los planes que presentaba.—No necesitamos tu empatía por los empleados —comentó con aspereza elevando mi malestar.—¿Qué sugieres?—Ten —me pasó un papel —es el presupuesto que te asigno para que hagas algo para la recreación de los empleados.—Esto no me alcanza ni para la tercera parte de lo que quiero.—Es eso o nada. Tú decides.Me mordí la legua y terminé aceptándolo de mala gana. No me gustaba estar bajo las órdenes de nadie porque debía tragarme todo lo que tenía por decir y apegarme a las reglas, no debía protestarle a mi superior.Salí de su oficina de mal humor regresando a la mía, tomándome el tiempo para diseñar algo de acuerdo al presupuesto otorgado.—Señorita la solicitan con urgencia en el puerto, uno de los contenedores de vacío llevándose a otros en el trayecto. Es todo un desastre.Me levanté de inmediato tomando mi bolso para salir de nuevo. Al llegar al lugar todo era un desastre, afortunadamente era equipo que sería embarcado hasta la próxima semana y las pérdidas serían cubiertas por el seguro.Terminé agotada y para cuando llegué a casa sólo corrí a mi habitación para ducharme y cambiar mi vestimenta. El fiscal me citó en una hora y no podía faltar, la casa estaba vacía, seguramente ya se habían marchado para asistir al dichoso funeral.Subí a mi auto conduciendo hasta el puerto donde ya se encontraban cargando la dichoso mercancía ilegal, unos tipos armados hasta los dientes vigilaban la zona asegurándose que no hubiera peligro. Era una pena que por mucho que me gustara el dinero y el poder no me atrevía a meterme en las ilegalidades, ya que esa gloria solía ser muy efímera.—Confirmen sus posiciones —demandó el general a mi lado por medio de un intercomunicador. Cuando recibió las afirmaciones dio comienzo al operativo, incautando en menos tiempo del que creí las armas. Los tipos fueron arrestados así como ahora mismo lo hacían con el señor Giannakopoulos.—Muchas gracias por su colaboración, señorita Athanasiou —me agradeció el fiscal que había permanecido a mi lado, asegurándose que la información que di fuera verídica.—No quiero que mi empresa se vea involucrada —sentencié tensándome cuando uno de los tipos que esposaban me observaba de una forma asquerosa.Mi belleza no pasaba desapercibida, aunque esta no fuera tan llamativa como la de Cristel, mi cabello lo traía corto, a penas y llegaba más abajo de la quijada, lo traía tintado en rubio. Y en lo que más me parecía a mi hermana era en la nariz, que era igual de perfilada. Mi piel era más clara y mis ojos eran una mezcla entre verde y castaño. A diferencia de ella mis labios eran más gruesos y mi cuerpo menos voluptuoso.—Tiene mi palabra que no será así.—Eso espero —contesté pasándole un pequeño maletín por su discreción, una vez terminado con ellos volví a casa que se encontraba igual de solitaria que cuando me fui.Adonis ya no vivía aquí, tenía su propia casa al otro lado de la ciudad. Sólo Cristel y yo seguíamos en casa de mis padres, no me gustaba mucho la soledad y era por eso que prefería mantenerme aquí.Salí a la terraza completamente abrigada, con una taza de chocolate humeante, la mirada se perdió viendo hacia el mar que sólo rugía con su oleaje. Me gustaba subir aquí para reflexionar, las mejores decisiones las había tomado aquí. Mis padres solían admirar mi inteligencia y astucia en los negocios, mi abuela decía que me parecía demasiado a mi padre en ese aspecto. Siempre pensando en el bienestar de la empresa y olvidándome de los asuntos más "esenciales" según ella.Sonreí a medias recordando sus regaños."—Descuidas mucho tu vida amorosa, cuando estés igual de arrugada que yo te vas a arrepentir de no haberla disfrutado como debiste"No era que la descuidara sino que con nadie sentía esa conexión que me hiciera querer más, solía tener novios para matar la soledad y llenar ese vacío. Nunca me he enamorado tan perdidamente como he escuchado las anécdotas de algunos, ninguno me ha despertado ese sentimiento de querer pasar mi vida a su lado. Suelo aburrirme de mis novios, quizá sea por ninguno logra entenderme como me gustaría.A eso de la media noche regresé a mi habitación para dormir y descansar del ajetreado día. Más tranquila al haber arrancado de raíz el problema, no solía consultar esas cosas con mi padre por lo que no me preocupaba de su reacción cuando lo supiera.A la mañana siguiente me levanté más temprano de lo que acostumbraba, debía asistir a mi cita con mi estilista para retocar mi cabello, de camino al lugar llamé a mi amiga Cyrilla para escuchar los planes de fin de semana.—Hay un club que se acaba de inaugurar, ¡tenemos que ir! —chilló en mi oído—Si, dile a las chicas y me cuentas lo que digan.—De hecho fueron ellas las de la idea, sólo falta que tú confirmes.—¿Y cuando decidieron eso? —pregunté bajándome del coche, un poco molesta por sentirme excluida de sus planes.—La semana pasada. No te lo dijimos porque como siempre te mantienes muy ocupada.—No importa. En fin, dime la hora y ahí estaré.—¿No lo recuerdas, cierto?—¿Recordar qué? —saludé con la mano a mi estilista y me acomodé en el sillón para que comenzara a hacer su trabajo, él ya sabía que hacer por lo que no era necesario darle instrucciones.—Eso supuse —se rió poniéndome de mal humor —es la fiesta de despedida de soltera de Dasha.«Lo olvidé»—Con tanta cosa lo he olvidado.—Lo sé, por cierto ya eres la única soltera en el grupo. ¿Para cuando la boda con Demetrius? —se rió sabiendo de antemano la respuesta.—Te llamo después —decidí terminar la conversación porque no me gustaba el rumbo que estaba tomando todo.—Si, es obvia tu respuesta —se despidió de mi y cortó la llamada.El día pasó normal, mis padres regresaron por la tarde y en la cena contaron lo sucedido. Mamá no paraba de hablar de los Vasileiou y de lo perfectos que eran.—¿Por qué no hablas de lo antipsicóticos que son? Quieren casar a mi nieta con el insensible de Aetos, ese tipo ni siquiera derramó una lágrima por el hombre que lo crió como su hijo —comentó mi abuela destilando repudio al nieto mayor de su difunto amigo.—No todos expresamos el dolor del mismo modo —comenté con cierta molestia por juzgar sin conocer el fondo de las cosas.Mi abuela soltó un resoplido disgustada con mi comentario.—Excusas, ni siquiera se le veía triste, tienen razón al catalogarlo como un insensible narcisista.—Aetos sólo ve por su bien —añadió mi padre—Ni siquiera volteó a mi dirección —Cristel hizo una mueca de molestia.—Tal vez porque no andaba buscando una esposa en el funeral de su abuelo —solté una pequeña risita —les dije que no era la ocasión ideal para remover el trato con el difunto.—Si, no fue sensato —mi padre me dio la razón —por cierto, cariño, al terminar pasas a mi despacho y me explicas lo que sucedió ayer.—Si, en un momento te sigo —respondí viéndolo levantarse de la mesa e irse.Terminé con mi postre para levantarme al mismo tiempo que mi hermano, caminó a mi lado por lo que supuse también quería saber lo qué pasó.Al entrar al despacho pasé al mini bar para servirme algo.—¿Qué fue lo que hizo Giannakopoulos para que terminara preso?—Estaba robando mercancía y también utilizaba nuestros barcos para traficar armas. ¿Te imaginas lo que hubiese pasado sino lo descubro antes que la policía?—Estuviéramos envueltos en un escándalo y las pérdidas serían muy grandes.—Si, pero ya no hay peligro con ello.—Una vez más demostrando que eres la mejor —mi hermano rodeó mis hombros con su brazo pegándome a él, ambos me mostraron esa sonrisa que me demostraba lo orgullosos que estaban.—Es digna hija de su padre.—Cabe recordar que aún le debemos el material perdido a los Vasileiou, si descubren lo qué pasó se enojarán mucho y terminan con todos los negocios que tenemos en común. Eso sería una gran pérdida a la que no podemos arriesgarnos.—Y ahora sin el viejo Bastian no hay nadie que interfiera por nosotros. Su nieto ha demostrado lo poco que le interesa mantener nuestras familias unidas.—Debes olvidar la propuesta del señor Bastian, no hay nada que hacer, padre.—Si, un hecho lamentable.Discutimos otros asuntos antes de ir a dormir, revisé mis redes sociales mirando las fotos que se tomó mi hermana en el funeral. Ni a los muertos respetaba.Por la mañana fui despertada por el bullicio que se tenían abajo, en pijama y con la cara adormilada me asomé por la barandilla a preguntar que era lo que sucedía.—Acaba de llegar un mensaje de parte del abogado de Bastian—¿Te heredó algo?—No —sonrió —algo mejor, el viejo es inteligente, debo decir.Miré con gracia a mi hermana que parecía no caber de la felicidad.—¿No me dirás?—Aetos ha sido nombrado oficialmente como el presidente del emporio, tiene el cincuenta por ciento de todas las acciones pero Bastian le dejó estipulado que para conservar todo tiene que casarse con una de mis hijas —habló como si hubiese conseguido el negocio de su vida, Cristel se abrazó a su cintura actuando como una niña mimada al recibir uno de sus tantos capricho. —Vaya... eso es bueno —alcé mis cejas al reparar en un detalle —lo que no me agrada es que seamos ofrecidas como si fuésemos unas vacas o algo así.—No lo veas por ese lado, ni te aflijas, tengo el presentimiento que elegirá a tu hermana.Fingí una sonrisa asintiendo con la cabeza. Sabía que no era la más bonita pero tampoco era agradable que me lo dieran a entender a cada nada.—Si, seguramente.—Esta noche vendrán a cenar con su familia, no hagas planes, tenemos que recibirlos como se deben.—Ya tengo planes, padre. Hoy es la fiesta de despedida de soltera de Dasha, no puedo perdérmelo.—Bueno, te vas cuando la cena termine.Solté un resoplido y asentí volviendo a mi habitación para tirarme en la cama y dormir unas horas más. Madre vino por mi para la hora del almuerzo, indicando que me apresurara y no demorara tanto en vestirme.—Oye, futura novia —alcancé a mi hermana quien me sonrió —¿Te gusta ese hombre?—Es guapo, demasiado, pero el tipo se ve bastante desabrido —hizo una mueca —también podría elegirte a ti.—No, no lo creo.—Me gusta la idea de casarme con él por la posición que le dará a nuestra familia, también porque es un hombre exquisito, no voy a negarlo.—Ya, esperemos que si quiera casarse.El día pasó demasiado rápido para mi gusto, de mala gana me encontraba buscando un atuendo que fuera perfecto para la ocasión, me decidí por un vestido blanco de cuello de tortuga que llegaba abajo de la rodilla, acompañado con unas botas de tacón negras que combinaban con la faja de Dolce & Gabbana.Mi padre nos hizo juntarnos a todos en el recibidor para aguardas por nuestros invitados, el timbre sonó y la empleada se apresuró a abrir y dejar pasar a las tan ansiadas personas.Primero entró una mujer entrada en años, esbelta y bien conservada para su edad, seguida de otro hombre al que distinguía como Egan, el hermano de Aetos. Eran un hombre elegante, alto y atractivo, con una sonrisa deslumbrante que podría hacer caer a cualquier mujer en sus encantos.—Buenas noches —saludó el tercero en entrar con una voz profunda, ese tipo de voz masculina que pone las piernas de cualquiera a temblar. Y es que Aetos Vasileiou no sólo se destacaba por ser un titán de los negocios sino por su increíble atractivo.Calista Mi padre se apresuró a saludar a los invitados seguidos de mi madre, con unas enormes sonrisas y una amabilidad que muy pocas veces mostraban, mi padre sólo lo hacía cuando cerraba grandes negocios. —Es un placer tener a la familia Vasileiou en nuestro hogar, por favor siéntanse como en su casa —con su brazo señaló el living, la madre de los dos Vasileiou era una mujer hermosa y elegante, muy bien conservada para su edad. Era conocida como una mujer egocéntrica, petulante y superficial. Para ella nadie estaba a la altura de sus hijos, pero por la manera aprobatoria en la que observaba a mi hermana parecía ser que eso cambiaría. Con disimulo escanee al hombre que estrechaba la mano con mi padre en un saludo formal, a diferencia de los demás, este no sonreía y sólo permanecía con su rostro indiferente. Ni siquiera reparó en nosotras cuando pasó por nuestro lado, parecía ser que poco le importaba quien sería su próxima esposa. —Supongo que mi abogado ya lo puso al tanto de l
—¡Calista! ¡Despierta! —sentí cómo movían mi cuerpo —¿Está muerta? —se asustó una—No seas estúpida, ¿no ves que está respirando? —me volvieron a mover abruptamente y se detuvieron hasta que abrí los ojos, aturdida miré los cuatro rostros que me observaban con atención. —¿Qué pasa? —pregunté toda adormilada. —Es tarde y tu hermano a venido por ti —informó Cyrilla —¿Adonis? ¿Qué hace aquí? —pregunté confundida y levantándome de la cama sintiendo el terrible dolor en mi cabeza.—Toma —Dasha me pasó un vaso con agua y una aspirina. —¿Qué hora es? —recogí mis zapatos y miré a través de la ventana, de mañana no se veía.—Las tres Sin ánimos de caminar volví a sentarme en la cama, masajeándome las sienes como si eso aliviaría mi dolor. —Vamos, no vaya a ser que Adonis suba a por ti. Salí de la habitación seguida de mis amigas, hice una mueca cuando miré a mi hermano con su cara de amargado mirarme con desaprobación. Ni siquiera me dirigió la palabra y sólo tomó mi mano obligándome
Calista Adonis tocó mi puerta para la hora de la cena, seguía sin tener ánimos pero decidí bajar, me vestí con un suéter de cuello de tortuga rojo y un pantalón del mismo color, resaltando el color de mi piel. Salí de mi habitación escuchando el murmullo abajo, en cuanto el repiqueteo de mis tacones resonó en el mármol se hizo silencio, por primera vez sentí la mirada de todos en mi, incluso Aetos volteó en mi dirección mirándome sobre la copa que sostenía. —Buenas noches —saludé fingiendo una sonrisa. —Mi hija Calista —me presentó madre ante los presentes . —Mucho gusto —Egan, el hermano menor, extendió su mano para tomar la mía y dejar un beso en la muñeca —Es usted muy hermosa, señorita. Asentí en respuesta, los demás siguieron con sus conversaciones, la señora Aricia se mostraba indiferente y ponía su atención sólo en mi hermana y mi madre. Sentí el peso de una mirada, busqué al dueño de ella y me encontré con los de Aetos, por poco me ruborizo al tener su atención, era extr
Calista —Aetos... —su madre soltó ladeando su cabeza. —Antes de la cena, quisiera dar por terminado el asunto que nos trajo hasta acá —empezó llamando la atención de todos, quienes nos miraban intrigados al ver que no nos separábamos —respetando la memoria de mi abuelo es un honor para mí anunciar mi compromiso con su hija, señor Athanasiou.Padre sonrió yendo por mi hermana, mi corazón parecía querer salirse del pecho pero me esforcé por mantenerme serena, o al menos demostrar eso. Se acercaron a Aetos quien soltó nuestros brazos y se giró hacia mi, quedando de frente, de su bolsillo sacó una cajita de terciopelo y un anillo con un enorme diamante deslumbró. Tomó mi mano y me observó como si solo yo existiese en la sala. —Calista Athanasiou, mi prometida y futura señora Vasileiou —vociferó deteniendo los pasos de mi padre y de Cristel, escuché una exclamación de madre cuando el hombre deslizó el anillo en mi dedo.—¿Calista? Se está equivocando, señor Vasileiou. Con su abuelo acord
Calista —No puedo contradecirte en nada —imité su sonrisa —no estoy preparada para sobrellevar el peso de una relación. —No, creo que ninguno de los dos lo está. —Si —él tampoco ponía tanto de su parte, sino lo buscaba por días él no decía nada y no hacía el intento por comunicarse conmigo. Nuestra relación fue muy extraña, sólo nos llamábamos cuando queríamos un buen sexo. —¿Hay algún motivo en especial que te llevó a tomar esta decisión? Sea lo que sea, preferiría oírlo de tu boca, Calista —me miró a los ojos, mostrándome esa sinceridad que siempre me mostró. —Voy a casarme —solté de golpe, no pareció sorprendido y solo asintió, los matrimonios repentinos no era algo que ocasionara impacto, en nuestra sociedad sucedía a menudo. Nuestros intereses siempre yendo de por medio. —Comprendo —Sabes cómo funciona esto, no es algo a lo que podría negarme —solté diciendo una verdad a medias, de querer si podía negarme pero mis deseos por crecer me lo impedían. —¿Puedo saber con quién?
Calista —Con el tiempo irás conociendo a cada uno, algunos de ellos ocultan su verdadero ser, otros no les importa y se muestran tal cual —comenzó a decir —¿Hablas de Aetos? —A ese muchacho nunca lo comprendí, según me contaba su abuelo, desde la muerte de su padre se volvió así, se encerró en su mismo y dejó de mostrarse cálido con lo que le rodeaban. Incluso con Bastian se mostraba distante, y esto que después que Dennis murió fue él quien lo crió. Le dio atención, se encargó de enseñarle todo lo que ahora sabe y de darle el amor que necesitaba. —¿Cómo murió su padre? —En un accidente, tomó un vuelo a New York, se supone que hubo mucha turbulencia y uno de los motores del avión falló. Cayeron al mar y perdieron la vida. —¿Cuántos años tenía Aetos? —Como diez, era sólo un niño. Su madre siempre fue distante, era una mujer extraña y carga un pasado demasiado turbio. La miré inquisitiva pero ella sacudió su cabeza, dándome a entender que no me lo diría. —Estaba muy pequeño, es
Calista El día de la boda desperté temprano para ir al salón, debía estar lista horas antes para ir con mi amiga y ayudarla a tranquilizar los nervios. Tardaron alrededor de una hora, Cyrilla pasó por mí y juntas llegamos al hotel donde se hospedaba Dasha.—¡Chicas! Pensé que tardarían más —se emocionó mirándonos desde la silla donde la estaban rodeando un montón de personas que se estaban encargando de maquillarla y peinarla. También estaba el manicurista entre ellos.Las otras chicas ya se encontraban aquí, todas en batas conversando y haciendo reír a Dasha. No tenía experiencia en esto, la veía tan nerviosa que no explicaba el motivo para tanto show. «Quizá porque ella si se va a casar enamorada» Traté de no comparar mi caso con el suyo, era totalmente diferente. Aún no sabía si decirles, o esperar a que le les llegara la invitación. Hace unos días que le pasé el listado de mis invitados a mi madre, era ella junto a la señora Aricia que se estaban encargando de organizar todo. La
Calista —Olvídalo —la interrumpí, lo último que quería era escuchar algo de ese asunto que sólo me ponía de mal humor. —Es que no sé qué tan bueno sea para ti, no me has dicho que como te sientes al respecto. —No importa —hice una mueca —no hay nada más que conveniencia en esto, despreocúpate si piensas que estoy enamorada o algo así. —No temo eso de ti, sé cómo eres y hasta ahora nunca te he visto enamorada de ningún hombre, a excepción de cuando eras una adolescente —comenzó a divagar —aún recuerdo muy bien lo loca que estabas por ese tal Ulises. —No me lo recuerdes —me cubrí la cara con mi mano recordando lo ridícula que fui en ese tiempo. —¿Lo has vuelto a ver? —No y espero que siga así. —Escuché que sus padres volvieron a la ciudad, pueda que él también lo haga. ¿Te imaginas cómo estará? —Muy guapo —solté apartando mi mano —supongo que los años le habrán caído bien. —Seguro que si, porque de adolescente era bien bonito ese niño. —Si La conversación se cortó cuando padr