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Capítulo 3 - Pregúntale de nuevo.(D)

Esto no podía estar pasando ella no era Frida, Frida es alta delgada, como una modelo de pasarela, rubia, ojos verdes e imponentes, perfecta para ser mi pareja, y al dar la media vuelta lo que me encuentro es una chica que no llega al metro sesenta, con apariencia de joven adolescente castaña y con el cabello tan corto que no le llega a los hombros, aunque debo admitir que lo tiene ondulado muy bonito, o al menos así se mira con las pocas luces que hay aquí.

Al darse la vuelta y encontrarse que Frida no estaba frente a el, se quedó completamente estático, «estúpido restaurantero  ¿le permite la entrada a cualquiera?, tendré que hablar muy claramente con Anibal». Pensó furioso.

Para su sorpresa la chica no se movió ni un centímetro, «¿no te das cuenta que estás estorbando?» fué el pensamiento que lo inundó, pero  llamó su atención que ella estaba navegando entre… ¿opciones? «¿lo está pensando? ¡Lo está pensando!» comprende sorprendido y cierta desazón e indignación lo invaden, «dejando el hecho que no nos conocemos, soy perfecto, cualquiera estaría gritando de emoción por ser la afortunada mujer que se convierta en mi esposa y eso es a plena vista todos saben quién soy.»

Una determinación clara le cambió la cara a la muchacha y después de una pausa que pareció eterna respondió fuerte y claro:

- Sí quiero.

«Claro que eso es lo que todas responderían y ella no sería la excepción»- pensó Dante y el orgullo que era permanente en él lo invadió en todo el cuerpo, realmente el si siempre tendría que darlo por hecho. 

En ese momento Dante se dió cuenta que estaba feliz por comprometerse con alguien que no conocía, nada de lo que estaba ocurriendo estaba bien debía detener todo; en eso queriendo despedir a la muchacha antes que Frida llegara y poder hacer todo como se supone de debiera ser  unos aplausos lo sorprendieron al sonar fuerte y claro. Una especie de bufido salió de los labios de Dante que estaba lleno de frustración.

“Abuelo”- Pensó ya se había olvidado de él.

- ¡Muchas felicidades!- exclamó fuerte el abuelo, con una sonrisa enorme que le abarcaba todo el rostro.

El  abuelo de Dante se acercó a la muchacha que acababa de aceptar ser su esposa. “que incómodo”- pensó Dante,  su abuelo la  abrazó como si la conociera de toda la vida, los ojos de la chica se abrieron tanto que parecía que se saldrían de sus cuencas en cualquier momento aunque curiosamente Dante notó que los brazos de ella regresaban el abrazo tímidamente.

Eres hermosa querida, mi nieto por fin eligió a alguien linda y te miras muy amable- le dijo el abuelo a la chica después de separarse un poco.

- Disculpe señor…- quiso decirle ella con rostro de confusión.

- ¡Abuelo!- gritó emocionado - dime abuelo.

- ¿Abuelo?- pregunto confundida.

- Abuelo - dije  - espera que la vas a asfixiar.- continúe alejándolo un poco más de ella.

- Emi- dijo alguien a un lado de nosotros.

Del lado de la puerta estaban hasta cierto punto escondidas dos personas, un muchacho y un niño, quien acababa de hablar era el adulto.

- Emi - Repitió llamando la atención de la chica.

“Así que se llama Emi” pensó Dante. En eso ya tenía a su abuelo frente a él hablándole en susurros.

- ¿Quién es él?- susurraba emocionado su abuelo-  Que linda muchacha que bueno que no me presentaste a la chica amargada que conocí la última vez, era detestable y desabrida.

- A ella no la conoces- dije con los dientes apretados, molesto porque hubiera criticado tan duramente a quien sí se iba a casar conmigo ya que este desastre se arreglara.

- Mira no ocupo hijo, desde que la felicité  me regresó el abrazo, eso indica empatía.

- ¿y?- seguía sin comprender.

- Que la otra chica  nunca hizo el intento de abrazarte en las tres horas que estuvimos en el coctel, o de acercarse a mí que soy tu familia, eso habla mucho de ella a decir verdad, si no me hubieras dicho que era ella yo habría dado por hecho que no se conocían.

- No era el lugar.

- No era la chica- le respondió el abuelo con una pequeña sonrisa en los labios.- Así que vamos con tu prometida- el abuelo lo toma de la mano y lo conduce directo a ella.

Dante estaba pensativo resultaba que la mujer que penó para todo ese drama no era del gusto de su abuelo, encendieron las luces, aunque eran unas tenues que no los lastimarían después de haber estado un tiempo en oscuridad.

- Emi, mucho gusto me llamo Carlos Villanueva, soy abuelo de tu prometido. 

- Mucho gusto- respondió ella - yo soy  Emilia Puentes. 

- El gusto es mío y ellos ¿quiénes son?- Pregunta el abuelo dirigiéndose a los chicos que habían llegado hacía un momento.

- Yo soy Damián Puentes- Dijo la voz infantil del niño que no debía tener más de ocho años, pero a pesar de ello se escuchó fuerte y claro.- Soy hermano de Emilia, mucho gusto.- le extendió la mano a Carlos.

- Mucho gusto- respondió contento Carlos por la educación que mostraba el niño. - Y usted joven ¿Cómo se llama?

Dante estaba concentrado en el hombre que estaba a un lado de Emilia, sí, él se había aprendido su nombre, el hombre en cuestión era alto, fornido, blanco con ojos azules y tenía la cara de pocos amigo (según el punto de vista de Dante),  pero algo lo preocupó, tal vez ese individuo podría ser pareja o esposo de ella, y así deshacer toda la emoción que su abuelo tenía, probablemente se pondría peor.

Dante sin saber lo rápido que podía moverse e hilar todas las posibilidades, o lo desastroso que podría ponerse todo eso, se acercó a Emilia y le preguntó:

- ¿Él es tu amigo cariño?- Dante trató de sonreír y mantener su espacio personal intacto, no quería hacerla sentir incómoda.

Un momento de silencio se instaló entre todos los presentes y Dante deseó poder leerle los pensamientos para saber que tanto era lo que debatía en su cabeza aquella pequeña mujer.

- Sí, él es Tadeo, mi amigo de toda la vida.

- Bueno ya que nos hemos presentado todos, Dante pregúntale de nuevo, es que como estaba tan lejos no alcancé a oír. Además no estaban su hermano y su

- Abuelo por favor- le pidió Dante, no quería volver a hacerlo.

- Por favor hijo- continuó Carlos- es que con mi sordera no creo que hubiera podido escuchar claro, además ya conoces la respuesta.

Dante ya no se sentía tan orgulloso por saber que tendría un sí seguro de cada mujer a quien le pidiera cualquier cosa, pero una realidad lo azoto como un vendaval, si él le preguntaba de nuevo daba oportunidad de replantear toda esta situación y regresar a la cordura a todos, si ella decía que no, además de librarse del problema quedaría tan “devastado” que podría tomarse más tiempo  para recuperarse.

Respiró profundo puso su rodilla derecha en el piso para hincarse y le tomó la mano con todo el cuidado que podía a Emilia para ser más realista y con toda la confianza que da el saber que dos veces no puede funcionar lo mismo, Dante preguntó:

- Emilia ¿Quieres casarte conmigo?

Se hizo el silencio de nuevo, y aunque Dante esperaba una negativa rápida,  la mano de ella apretó la suya además que temblaba un poco nerviosa, de nuevo estaba viendo que se debatía en su interior, ella lo miró a los ojos y  dijo: 

- Sí quiero.

En ese momento Dante se quedó petrificado, al mismo tiempo que Carlos festejaba como si fuera la primera vez que sucedía todo eso y rápidamente Tadeo le preguntó a Emilia.

- ¿Quieres irte conmigo?

Ella respondió un seco - Sí - y él la tomó con una mano y con la otra al niño para salir los tres corriendo de ahí. Dante se  había quedado en las mismas, hincado frente a la nada, con un caos de vida y más preguntas que respuestas, ¿ahora cómo saldría de ese lío?

- ¡hijo, hijo! - gritó Carlos- tu prometida se ha fugado…

Y esas voz fue suficiente para regresar a Dante a su realidad, ¿que acababa de suceder?

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