Habían pasado unos días y aun no tenía noticias del investigador, Dante ya comenzaba a desesperarse el fin de semana cada vez estaba más cerca y su abuelo no dejaba de pedirle información para poder organizar la cena, en cosa de una semana las cosas habían cambiado demasiado, su abuelo que normalmente solo lo llamaba una vez diaria, ya había hecho rutina y horario, lo llamaba antes que él llegara a su oficina, cuando era hora de salir a comer y antes de la cena y se escuchaba cada vez con más energía, además que había pedido limpieza profunda en toda la mansión sorprendiendo a todos ya que eso se hacía en ocasiones muy especiales, Nana la señora encargada de la organización de la casa le dijo que había comenzado a ver videos de ejercicios especiales para personas de la tercera edad y modificado su alimentación, según sus palabras citadas literalmente “quiero estar más sano y jovial para que mi futura nieta me quiera y poder jugar con mis bisnietos” sin darse cuenta Dante ya tenía una sonrisa en sus labios. Hacía mucho que no lo veía así de motivado.
Después de revisar los informes de unas propuestas de compras, Dante recibió una llamada, uno de los lotes que acababan de llegar de manufactura estaba completamente dañado, aunque tendría pruebas porque le habían enviado fotografías decidió que lo mejor sería verlo por él mismo, tomó las llaves de su auto y se puso en camino al gran almacén.
Ya en camino, una esquina antes de llegar miró por el rabillo del ojo que la sombra de una persona se acercaba demasiado y tuvo que desacelerar antes de atropellarlo, con el poco tiempo que tenía, ¿por qué tenían que pasarle esas cosas? la persona que ya con más calma miró detenidamente era una mujer estaba recargada en el cofre del auto con la cabeza agachada.
Dante decidió bajar y revisar si ella estaba bien.
- ¿Te encuentras bien?- preguntó con cautela ya abajo del auto y acercándose a ella.- puedo llevarte a revisión médica para saber si todo está bien, no te preocupes me haré responsable de todo lo que necesites- continuó ya que no recibía respuesta, pero al estar tan cerca alcanzaba a escuchar la respiración agitada y entrecortada de la mujer, parecía que no alcanzaba a respirar profundamente.
- Gracias…- la chica tomó una profunda respiración- no pasó nada… no te preocupes.
En ese momento ella levantó el rostro y su mirada cambió, al igual que la de Dante, «no puedo creer mi suerte, te encontré” pensó Dante en total contraste de ella que su pensamiento fue »¿por qué tenía que ser el?”.
- Emilia, por fin te encuentro.
La cara de desconcierto de Emilia se hizo más marcada.
- ¿Me estabas buscando? ¿para qué?
- Necesito hablar contigo, y con urgencia.
El sonido de un claxon los regresó al lugar en el que estaban rápidamente Dante le pidió.
- Solo dame la oportunidad de explicarte, por favor.
- No sé qué quieres hablar conmigo, si no nos conocemos.
- Por eso mismo deberíamos hablar y no te quedarás con ninguna duda.
- Ahorita llevo prisa, tengo que llegar a tiempo al almacén Villanueva.
- Yo también voy para allá.
- ¿También vendes ropa?- pregunto cautelosa.
Dante reprimió una sonrisa y le respondió al mismo tiempo que la guiaba a la puerta de copiloto.
- Podría decirse que sí, te llevo y sirve que dejamos pasar a todos los autos que están detrás desesperados.
Emilia se dio cuenta que detrás de ellos había varios autos desesperados y tocando el claxon para hacerlos que se movieran. - Bueno - respondió no muy segura por su decisión pero aun así subiéndose a la camioneta.
Llegaron a los almacenes y Emilia le pidió bajar en una de las entradas antes que el estacionara, aunque Dante no quería dejarla ir, tampoco quería quedar como un controlador, la necesitaba y para que accediera a ayudarlo necesitaba estar en buenos términos con ella.
- Nos vemos en diez minutos en el café del área norte.- le dice Dante siendo claro en dónde deberían verse.
- Que sean veinte - le contesta Emilia no creía terminar de recoger el paquete y además pasearse por todo el almacén con él a cuestas.
- Bueno veinte minutos.- accedió Dante y aceleró para irse al estacionamiento.
Ya la había encontrado, y no precisamente por el investigador, la suerte estaba de su lado, decidió apurarse para terminar lo antes posible y legar puntulamente. Diez minutos después ya estaba sentado en la cafetería hablando por teléfono con el encargado de traslado, la mercancía dañada era pérdida total. Estaba colgando después de requerir soluciones, cuando miró que Emilia llegaba a la cafetería cargando un paquete que fácilmente podría pesar veinte kilos, rápidamente se levantó y le ayudó a acomodarlo para sentarse y platicar.
- ¿Por qué traes el paquete cargando? no sabes que hay servicio de entrega a domicilio.- Preguntó confundido.
- Sí, pero también cuesta extra si no llegas a cierta cantidad en la compra y normalmente no lo completo, además que es preferible venir por él y así me sale más económico y no subo tanto el precio a mis clientes en cada prenda. Debemos cuidar la economía de quienes nos son leales.- le explicó con paciencia.
- Claro- respondió Dante “debería revisar las condiciones de entregas con el encargado.”- ¿Cuánto tiempo tienes que compras en este almacén?- preguntó interesado.
- Aproximadamente ocho años, desde que entré a estudiar la universidad comencé a vender ropa, pero no estamos aquí para eso, dime que quieres hablar conmigo.- le dijo ya que se le hacía tarde para tomar el autobús y todo lo que le seguía después.
- Primero quiero agradec…- Dante quería darle las gracias por no echarlo de cabeza con su abuelo pero ella lo interrumpió.
- Oye una cosa antes.- le dijo levantando el dedo apuntando, ¿cómo te llamas?-
Dante se quedó en shock, ella ¿realmente no sabía quién era?- sonrió un poco y le respondió- Me llamo Dante, mucho gusto.
- Mucho gusto- respondió Emilia, bueno mínimo ya tenía nombre para ese rostro, por días por más que se esforzó por recordarlo era algo que no llegaba a su mente.- Entonces…- lo animó a hablar.
- Mira ya conociste a mi abuelo ¿verdad?
- Bueno, él se quedó con la idea que tú eres mi prometida y…
- Cosa que no soy…- le aclaró Emilia.
- Bueno, básicamente si lo eres yo te pregunté y tú aceptaste.-sonrió coqueto.
- Eso fue un malentendido, además tu y yo no nos conocíamos hasta ese momento ¿dónde está tu prometida real?
- Sobre eso aún no se lo propongo, pero mira déjame aclararte algo, a mi abuelo por alguna razón le encantaste y aunque he querido aclararle varias veces que fue un error pues no me deja, simplemente está convencido que ya es un hecho.
- Por alguna razón .- repitió ella sin saber porque le molestaba que se expresara así de ella a fin de cuentas no era alguien a quien quisiera impresionar ni mucho menos.
- Sabes a lo que me refiero, el hecho es que no te conoce… pero te repito mi abuelo está convecido que este compromiso ya es un hecho.
- Pero en algún momento se dará cuenta, ya que llegues con tu prometida real por ejemplo- le respondió Emilia.
La situación aquí es que no puedo darle disgustos fuertes- continuo desesperado-, hace poco tiempo le dio un infarto y aunque ya se recuperó, los doctores me aclararon que debe estar tranquilo y que cualquier alteración le puede llevar a otro infarto, realmente no te lo pediría si no fuera indispensable para la recuperación de mi abuelo.- Siguió Dante.
Emilia levantó una ceja con desconfianza, ya imaginaba para donde iban encaminadas las cosas y no le estaba gustando.
- Dime que quieres y ya, yo te respondo después Dante es sencillo.- Lo apuró ella.
- Lo que necesito es que seas mi prometida solo por un tiempo, en lo que se estabiliza mi abuelo, después podemos terminar y ya no habrá más repercusiones.
- Quieres que lo engañemos entonces.- no lo dejo contestar y continuó- mira Dante no me gustan las mentiras, y realmente se me hace muy enredado todo esto.
- Por favor, si necesitas que te pague lo puedo hacer, llegar a un acuer…
- No- lo interrumpió Emilia- no sigas por ahí, no se trata de dinero.
-Siempre se trata de dinero- la contradijo- todo se arregla con dinero.
- Pues conmigo no, y si sigues por ese lado me voy sin dejar que termines.
- Bueno entonces ¿qué quieres?- pregunto un poco desesperado por tanta negativa y sorprendido siempre el dinero había sido si no la solución, parte de ella.- dijo ella encogiéndose de hombros mostrándose indiferente.
- ¿Nada? - preguntó Dante- Todos queremos algo Emilia, todos nos esforzamos por algo que no tenemos o que deseamos.
Emilia miró hacia otro lado, la cara de felicidad del señor Carlos al pedirle que le dijera abuelo, no se le olvidaba, sí quería algo, que nunca tendría en la vida, quería el amor incondicional de su abuelo, como solía ver en las películas, como lo habían tenido sus amigas, como lo soñó. Respiró profundo y respondió levantándose.
- Lo pensaré.- se dió media vuelta para agarrar su paquete y seguir con sus vueltas cuando la mano de Dante la detuvo tomándola por el brazo.
- Déjame ayudarte, te llevaré a donde vayas.
- No es necesario.
- No te preocupes esto no va a contar como soborno o algo así, es que aún no termino de decirte todo.
- ¿Hay más?
Dante miró la cara desencajada de Emilia, no entendía nada, y suponía que tampoco sabía por qué tanta vuelta, pero no quería darle toda la información de una y espantarla con tanto problema. Él se levantó tomó el paquete de ella, y le pidió que lo siguiera después de todo ella no había visto dónde estacionó.
Caminaron en silencio todo el pasillo, llegaron al auto, Dante dejó el paquete en la cajuela y le abrió la puerta, Emilia seguía sin decir nada, le dio la dirección y él la puso en el gps del auto, poco antes de llegar Dante se desesperó y comenzó la conversación.
- No te pregunté pero, ¿tienes novio? o ¿estás casada? Entenderé si es por algo así de verdad que no voy a insistir, no quiero estar en medio de una relación te lo aseguro.- le dijo inseguro que fuera una de esas la razón por la que dudaba tanto.
- No Dante, no tengo, de hecho no es algo que quiera tener.
- Realmente yo tampoco.- respondió el en automático.
El silencio se instaló de nuevo. Dante al ver que estaban a unos pocos minutos de llegar le dijo.
- Mira entiendo que no nos conocemos, pero realmente esto es algo que se sale de mi control, no deseo lastimar a mi abuelo y espero que puedas ayudarme te ayudaré en lo que pueda también, solo sería un tiempo, y no tendríamos que publicarlo, solo sería para mi abuelo. Por cierto él está muy emocionado y está organizando una cena en su casa este fin de semana para darte la bienvenida a la familia.
Emilia volteó sorprendida.
- ¿Por qué no lo detuviste?
- Ya te he explicado que no escucha y no entiende razones, ya no sé qué hacer para cambiarle de tema, tiene toda la semana haciendo ejercicios para que lo veas más sano y joven- confiesa con una pequeña sonrisa en los labios, sonrisa que toca el corazón de Emilia, Dante hablaba de su abuelo con mucha ternura, respeto y complicidad. Sería muy hermoso vivirlo ella también aunque fuera por solo un tiempo.
Al no obtener respuesta de Emilia Dante tomó su tarjeta de presentación y se la dio.
- Ten este es mi número de teléfono, la cena es este viernes, cuando tengas una respuesta por favor dímelo, estaré esperando. - se baja del auto y deja el paquete en la entrada para ayudarla a salir también, sube a su auto y se aleja. Dejándola más confundida que nunca.
- ¿que debería hacer en este caso?- la cabeza de Emilia estaba hecha un verdadero lio.
Ya era día jueves en la noche, Emilia no sabía qué hacer, desde siempre había tenido claro que las mentiras no eran algo bueno, que es para personas sin honor, para los villanos de los cuentos que leía de pequeña, y los antagonistas de sus novelas de joven. Sí, leía novelas románticas, una cosa era no querer arriesgarse a que le rompieran el corazón o volverse loca por ese amor y otra no poder disfrutarlo a través de una ventana, ventana que se abría al leer cada novela, cada desamor y cada tristeza, gracias a eso tenía su píldora de drama de manera segura y podía mantenerse el resto del tiempo de manera racional. Pero ahora, su mentira sería por una buena causa, la sorpresa que Carlos se llevaría al ver que no llegaba a esa cena que preparaba con tanto esfuerzo le rompería el corazón, tal vez hasta le prepara él mismo, y le hiciera bollos o pasteles. Dante le dijo que sería temporal, así que podría saber qué se siente tener una familia más extensa siempre habían solo ellos tres,
Dante le había mandado un mensaje desde las cinco de la mañana, quería dejarle claro a Emilia que no importaba la hora, siempre respondería, más ahora que tenían el tiempo en cuenta regresiva y la desesperación de no tener control sobre la situación comenzaba a perturbarlo, Dante había modificado todas sus reuniones del día, no sabía si tendría tiempo de regresar a la oficina antes de la cena, tenía mucho tiempo que no se sentía tan nervioso como en ese momento, pero necesitaba con urgencia mantener a raya su autocontrol, nunca le había fallado y hoy la desesperación no haría de las suyas. De pronto tocan a la puerta, y entra Frida con un vestido al cuerpo que se ceñía como segunda piel, el cabello en una coleta alta (como a él le gustaba) y unos tacones que le hacían más largas sus maravillosas piernas, ella cerró la puerta a su espalda y caminó directamente hacia él. Frida estaba decidida a aprovechar la ventaja que tenía sobre todas las demás, no iba a permitir que se olvidara de
Dante estaba sorprendido, el vaso era más una especie de experimento de colores que un alimento, se veía repulsivo, sin pensarlo le respondió: - Solo tomo café negro. - Sí me imaginé y por eso lo pedí para tí, yo amo los sabores dulces, y me encanta el café también, por si sale el tema vas a poder decir a que sabe mi café favorito, yo ya sé a qué sabe el café negro así que no te preocupes,- dijo lo último con gesto de desagrado. Dante miró con desconfianza el gran vaso que estaba frente a él, lleno de crema batida y unas líneas oscuras dentro del vaso imaginaba que chocolate. No le agradaba para nada lo dulce, pero ella tenía razón, lo probo un poco y no supo a qué sabía le llegaron muchos sabores, identificó el chocolate amargo, crema batida, un sabor a café con leche y otro que no supo identificar bien. - ¿De qué está hecho? - Es frappe de mazapán con chocolate, ¿a que esta bueno?- preguntó con una sonrisa. - Pues muy dulce para mi gusto. - Bueno es solo para que sepas, tenemo
Después de pasar una maravillosa tarde con su amiga Danna y que se divirtiera con sus ocurrencias, regresó a su casa para alistarse a tiempo para la cena, ya se había bañado y su cabello corto y ondulado el día de hoy había decidido cooperar con la causa, así que lo dejaría suelto, se puso una blusa de botones blanca sin mangas y una falda azul claro con corte circular arriba de la rodilla, con sus tenis blancos y bolso y accesorios color nude. «Sí me veo bien» pensó después de ver los montones de cambios y accesorios que había estado descartando, aunque Emilia no quería aceptarlo, estaba nerviosa, «Sí ya sé que no es real» se dijo « y si ya sé que no es la primera vez que lo veré, pero quiero que el señor Carlos se ponga feliz de verme» y una vocecita muy en el fondo le dijo que su esperanza no iba enfocada solo en él aunque quisiera negarlo, un calor inesperado tiñó de rojo su rostro, aunque Emilia comenzó a echarse aire con las manos, no supo descifrar ¿porque se sentía de esa mane
Dante estaba a punto de decirle quienes eran, confundido al ver la cara de sorpresa tan real que tenía Emilia en ese momento. - ¡Cariño!- gritó don Carlos emocionado al verla ahí,- ¿por qué no entran? -dijo mientras bajaba los escalones con cuidado de no caerse con las prisas, Emilia sin pensarlo se acercó a ayudarlo, tratando de disimular el enojo que la consumía. - Con cuidado, no se vaya a caer.- le dijo al mismo tiempo que lo tomaba por un brazo para ayudarlo a bajar. - No podría- dijo serio- y arruinar nuestra primera cena juntos, ¡jamás!- declaró solemne- me encanta que hayas podido venir, estaba desesperado- le dijo al mismo tiempo que volvían a subir las escaleras, sin soltar su agarre.- Espero te guste la cena, la preparé a ciegas, mi nieto es un desobligado y no me dio ninguna indicación de que te gustaría comer- volteó a verlo molesto- pero no te preocupes ya me encargaré yo de conseguir esa información. Emilia solo sonrió, el señor Carlos se veía desesperado por colmar
Al llegar a la mesa Dante ayudó a Emilia a sentarse, y continuaron platicando sobre curiosidades hasta que Carlos quiso tocar un tema que lo tenía confuso. - Tengo días queriendo saber, pero como hasta ahora tengo oportunidad, no la perderé- dijo sonriendo. – Emilia ¿por qué saliste corriendo en la pedida de matrimonio? Emilia se atragantó con el agua que estaba tomando en ese momento, y después que Dante la ayudara a limpiarse con una servilleta porque el agua había salido catapultada para todos lados y que recuperara la respiración por tanta tos, volteó a ver a Dante pidiendo ayuda, no había pensado en eso. - Abuelo, me dijo Emilia que se sintió sobrepasada, no se lo esperaba ese día, realmente mantuve todo en total secreto para que no sospechara nada- dijo y comenzó a tomar agua-. - Pues espero ya no salgas corriendo muchachita, cualquier cosa que te moleste de este chico me lo dices y yo lo corrijo- le dijo orgulloso y volteando a mirar a Dante discretamente. - Gracias abuel
Tadeo estaba desesperado, notaba rara a Emilia y después de haberla visto subir a un auto extraño o al menos que él no conocía, deseaba saber que sucedía, ellos dos siempre habían tenido confianza de contarse todo, bueno la mayor parte de las cosas porque así como él no había confesado su amor por ella, seguramente tendría alguna que otra cosa que ella no le había contado, ese día le había dicho que recogería a Damián de la escuela, ya que Emilia ayudaría a su mama en la limpieza de una casa nueva que era muy muy grande y les hacía falta gente, para entretenerlo lo llevaría a comer helado, siempre funcionaba y serviría para que se les fuera más rápido el tiempo.Al llegar por Damián la maestra lo saludó con normalidad, ya que era seguido que Tadeo fuera por el niño.- ¿Te avisaron que vendría por ti hoy?-preguntó Tadeo, normalmente le avisaban para que el niño no se llevara sorpresas.- Si me dijeron que hoy tendríamos una tarde de chicos- dijo emocionado mientras caminaban en dire
Dante se encuentra en la oficina después de revisar documentación de proyectos para el siguiente año, cuando de repente se le viene a la cabeza el recuerdo de Emilia, en su primer reunión con el gran paquete que acababa de comprar, le preocupaba que ella se llegara a lastimar por cargar eso tan pesado y tan seguido, en ese momento y sin pensarlo mucho tomó su teléfono para pedirle a su asistente que lo comunique con la persona encargada de entregas , se quedó esperando un momento, y del otro lado le contestó un hombre al que se le notaba un poco de nerviosismo en la voz.- Si señor Villanueva ¿en qué puedo ayudarle?- dijo con cautela.- Buenos días, estoy revisando algunos requerimientos que están establecidos en la empresa y no tengo muy claro cuáles son las pautas a seguir para la entrega a domicilio- dijo con tono de voz conciliador, no quería ponerlo más nervioso.- Oh señor Villanueva eso es muy sencillo dependiendo de…- no terminó por que Dante lo interrumpió- No, no se preoc