Ya era día jueves en la noche, Emilia no sabía qué hacer, desde siempre había tenido claro que las mentiras no eran algo bueno, que es para personas sin honor, para los villanos de los cuentos que leía de pequeña, y los antagonistas de sus novelas de joven.
Sí, leía novelas románticas, una cosa era no querer arriesgarse a que le rompieran el corazón o volverse loca por ese amor y otra no poder disfrutarlo a través de una ventana, ventana que se abría al leer cada novela, cada desamor y cada tristeza, gracias a eso tenía su píldora de drama de manera segura y podía mantenerse el resto del tiempo de manera racional.
Pero ahora, su mentira sería por una buena causa, la sorpresa que Carlos se llevaría al ver que no llegaba a esa cena que preparaba con tanto esfuerzo le rompería el corazón, tal vez hasta le prepara él mismo, y le hiciera bollos o pasteles.
Dante le dijo que sería temporal, así que podría saber qué se siente tener una familia más extensa siempre habían solo ellos tres, también sería para ayudarlo a que se recupere obviamente.
Emilia seguía dudando, pero además no le dirían a nadie, así que no tendría que aparentar con su mamá o con su hermanito, no tendría que ir seguido o algo así, su amiga Danna sólo iba a visitar a sus abuelos una vez al mes, no sería tanto tiempo.
Además había dicho que si a comprometerse, aunque Dante sabía que era mentira, el ponerse de acuerdo para terminar le daría el punto final para estar tranquila sin remordimiento, después la prometida real de Dante aparecería y así como se había ilusionado con ella también se iba a ilusionar con la otra muchacha. El señor se veía un amor de gente así que no la iba a extrañar si la veía una o dos veces nada más.
Bueno ya pensadas las cosas positivas y las negativas, Emilia llegó a la conclusión que con esto tendría la oportunidad de vivir el romance sin riesgos aunado a la posibilidad de conocer el cariño fraternal por un tiempo.
Tomó su teléfono y la tarjeta que había sobre el buró a un lado de la cama, le mandó mensaje a Dante ya que no quería que su hermanito escuchara nada de lo que tuviera que decir, agregó el número y lo registró como honor, así de simple todo esto lo hacía para ayudar al señor Carlos y para mantener su honor, así que sería un buen recordatorio.
Ella pensó que seguramente era tarde y le escribió un mensaje sin pensarlo mucho.
Emilia: Buenas noches Dante, te mando un mensaje para decirte que sí te ayudaré, mañana me llamas. Por cierto soy Emilia. Disculpa por la hora.
Dejó el teléfono en el buró no esperaba respuesta, después de todo la última vez que miró la hora era pasada de medianoche. Pero no pasó ni un minuto cuando el sonido de llamada inundó su habitación, Emi se asustó y lo silenció de inmediato, para evitar que despertara a Damián, desvió la llamada y le mandó otro mensaje.
Emilia: No puedo hablar, podría despertar a mi hermanito.
Dante: Entonces platicamos por aquí, ¿ya sabes lo que necesitas por tu ayuda?
Por el ambiente en el que se movía Dante estaba acostumbrado a que todos, absolutamente todos hacían las cosas por algo a cambio, así que no pensó que estuviera mal preguntar y especificar desde el principio que era lo que quería porque no quería darse con una sorpresa después, se acomodó mejor en la silla de la oficina que tenía en su departamento para esperar la respuesta. Del otro lado de la línea Emilia se estaba calmando, no porque él fuera un interesado, ella se iba a aprovechar de la situación, aunque secretamente también tenía sus motivos ¿qué sería bueno decirle?
Emilia: No lo hago porque me des algo, te ayudaré y ya está.
Dante: No te entiendo ¿realmente no necesitas nada?
«Lo que necesito no se vende» pensó Emilia con tristeza, pero consciente que él no lo entendería le contestó.
Emilia: Lo podemos dejar pendiente pero no te preocupes no te pediría nada fuera de lo común.
Dante: deberíamos vernos mañana antes para ponernos de acuerdo.
Emilia: ¿con las mentiras que le diremos a tu abuelo? - escribió ella con mal sabor de boca.
Dante: Vamos Emilia, con la versión que le contaremos.
Emilia: Bueno mándame la dirección donde quieres que nos veamos, solo te aviso que tengo pendientes y cosas que hacer mañana así que estaré libre hasta después de las once de la mañana.
Dante: no te preocupes, modificaré mi agenda para tener espacio en el horario que tengas disponible.
Emilia se sorprendió normalmente no se llevaba una agenda como tal, alomejor él tenía una venta mayor de ropa y por eso organizaba las entregas, tal vez esa podría ser una buena historia el conocerse cuando estaban comprando ropa para surtirse, a fin de cuentas de ahí podrían desviar el tema si el abuelo se ponía un poco curioso con asuntos no planeados. Sin darse cuenta ya llamaba abuelo al señor Carlos, señor Carlos, señor Carlos se repitió varias veces, cuando no estuviera con él debía mantener las distancias, sacudió su cabeza para despejarse y decidió ya dar por terminada la conversación con Dante se acostó y como estaba agotada se dejó llevar por los brazos de Morfeo.
El día siguiente Emilia despertó cerca de las siete de la mañana para ver que había recibido un mensaje de Dante a las cinco. «¿Este hombre no duerme nunca?» se preguntó confundida, le pedía le dijera dónde estaría a las once que se desocupara y él iría por ella para platicar.
Emilia entendió que sería un día largo, muy largo, entregas, pedidos, la reunión con Dante y después de todo eso ir a una cena que podría ser un completo desastre. Suspiró profundamente resignada, no estaba tan segura de poder llevar a cabo el plan de Dante, pero ya había dicho que sí, así que «a lo hecho pecho» pensó con una sonrisa no muy convencida, levantándose de la cama para comenzar su ajetreado día.
Hola Gente espero sus comentarios!
Dante le había mandado un mensaje desde las cinco de la mañana, quería dejarle claro a Emilia que no importaba la hora, siempre respondería, más ahora que tenían el tiempo en cuenta regresiva y la desesperación de no tener control sobre la situación comenzaba a perturbarlo, Dante había modificado todas sus reuniones del día, no sabía si tendría tiempo de regresar a la oficina antes de la cena, tenía mucho tiempo que no se sentía tan nervioso como en ese momento, pero necesitaba con urgencia mantener a raya su autocontrol, nunca le había fallado y hoy la desesperación no haría de las suyas. De pronto tocan a la puerta, y entra Frida con un vestido al cuerpo que se ceñía como segunda piel, el cabello en una coleta alta (como a él le gustaba) y unos tacones que le hacían más largas sus maravillosas piernas, ella cerró la puerta a su espalda y caminó directamente hacia él. Frida estaba decidida a aprovechar la ventaja que tenía sobre todas las demás, no iba a permitir que se olvidara de
Dante estaba sorprendido, el vaso era más una especie de experimento de colores que un alimento, se veía repulsivo, sin pensarlo le respondió: - Solo tomo café negro. - Sí me imaginé y por eso lo pedí para tí, yo amo los sabores dulces, y me encanta el café también, por si sale el tema vas a poder decir a que sabe mi café favorito, yo ya sé a qué sabe el café negro así que no te preocupes,- dijo lo último con gesto de desagrado. Dante miró con desconfianza el gran vaso que estaba frente a él, lleno de crema batida y unas líneas oscuras dentro del vaso imaginaba que chocolate. No le agradaba para nada lo dulce, pero ella tenía razón, lo probo un poco y no supo a qué sabía le llegaron muchos sabores, identificó el chocolate amargo, crema batida, un sabor a café con leche y otro que no supo identificar bien. - ¿De qué está hecho? - Es frappe de mazapán con chocolate, ¿a que esta bueno?- preguntó con una sonrisa. - Pues muy dulce para mi gusto. - Bueno es solo para que sepas, tenemo
Después de pasar una maravillosa tarde con su amiga Danna y que se divirtiera con sus ocurrencias, regresó a su casa para alistarse a tiempo para la cena, ya se había bañado y su cabello corto y ondulado el día de hoy había decidido cooperar con la causa, así que lo dejaría suelto, se puso una blusa de botones blanca sin mangas y una falda azul claro con corte circular arriba de la rodilla, con sus tenis blancos y bolso y accesorios color nude. «Sí me veo bien» pensó después de ver los montones de cambios y accesorios que había estado descartando, aunque Emilia no quería aceptarlo, estaba nerviosa, «Sí ya sé que no es real» se dijo « y si ya sé que no es la primera vez que lo veré, pero quiero que el señor Carlos se ponga feliz de verme» y una vocecita muy en el fondo le dijo que su esperanza no iba enfocada solo en él aunque quisiera negarlo, un calor inesperado tiñó de rojo su rostro, aunque Emilia comenzó a echarse aire con las manos, no supo descifrar ¿porque se sentía de esa mane
Dante estaba a punto de decirle quienes eran, confundido al ver la cara de sorpresa tan real que tenía Emilia en ese momento. - ¡Cariño!- gritó don Carlos emocionado al verla ahí,- ¿por qué no entran? -dijo mientras bajaba los escalones con cuidado de no caerse con las prisas, Emilia sin pensarlo se acercó a ayudarlo, tratando de disimular el enojo que la consumía. - Con cuidado, no se vaya a caer.- le dijo al mismo tiempo que lo tomaba por un brazo para ayudarlo a bajar. - No podría- dijo serio- y arruinar nuestra primera cena juntos, ¡jamás!- declaró solemne- me encanta que hayas podido venir, estaba desesperado- le dijo al mismo tiempo que volvían a subir las escaleras, sin soltar su agarre.- Espero te guste la cena, la preparé a ciegas, mi nieto es un desobligado y no me dio ninguna indicación de que te gustaría comer- volteó a verlo molesto- pero no te preocupes ya me encargaré yo de conseguir esa información. Emilia solo sonrió, el señor Carlos se veía desesperado por colmar
Al llegar a la mesa Dante ayudó a Emilia a sentarse, y continuaron platicando sobre curiosidades hasta que Carlos quiso tocar un tema que lo tenía confuso. - Tengo días queriendo saber, pero como hasta ahora tengo oportunidad, no la perderé- dijo sonriendo. – Emilia ¿por qué saliste corriendo en la pedida de matrimonio? Emilia se atragantó con el agua que estaba tomando en ese momento, y después que Dante la ayudara a limpiarse con una servilleta porque el agua había salido catapultada para todos lados y que recuperara la respiración por tanta tos, volteó a ver a Dante pidiendo ayuda, no había pensado en eso. - Abuelo, me dijo Emilia que se sintió sobrepasada, no se lo esperaba ese día, realmente mantuve todo en total secreto para que no sospechara nada- dijo y comenzó a tomar agua-. - Pues espero ya no salgas corriendo muchachita, cualquier cosa que te moleste de este chico me lo dices y yo lo corrijo- le dijo orgulloso y volteando a mirar a Dante discretamente. - Gracias abuel
Tadeo estaba desesperado, notaba rara a Emilia y después de haberla visto subir a un auto extraño o al menos que él no conocía, deseaba saber que sucedía, ellos dos siempre habían tenido confianza de contarse todo, bueno la mayor parte de las cosas porque así como él no había confesado su amor por ella, seguramente tendría alguna que otra cosa que ella no le había contado, ese día le había dicho que recogería a Damián de la escuela, ya que Emilia ayudaría a su mama en la limpieza de una casa nueva que era muy muy grande y les hacía falta gente, para entretenerlo lo llevaría a comer helado, siempre funcionaba y serviría para que se les fuera más rápido el tiempo.Al llegar por Damián la maestra lo saludó con normalidad, ya que era seguido que Tadeo fuera por el niño.- ¿Te avisaron que vendría por ti hoy?-preguntó Tadeo, normalmente le avisaban para que el niño no se llevara sorpresas.- Si me dijeron que hoy tendríamos una tarde de chicos- dijo emocionado mientras caminaban en dire
Dante se encuentra en la oficina después de revisar documentación de proyectos para el siguiente año, cuando de repente se le viene a la cabeza el recuerdo de Emilia, en su primer reunión con el gran paquete que acababa de comprar, le preocupaba que ella se llegara a lastimar por cargar eso tan pesado y tan seguido, en ese momento y sin pensarlo mucho tomó su teléfono para pedirle a su asistente que lo comunique con la persona encargada de entregas , se quedó esperando un momento, y del otro lado le contestó un hombre al que se le notaba un poco de nerviosismo en la voz.- Si señor Villanueva ¿en qué puedo ayudarle?- dijo con cautela.- Buenos días, estoy revisando algunos requerimientos que están establecidos en la empresa y no tengo muy claro cuáles son las pautas a seguir para la entrega a domicilio- dijo con tono de voz conciliador, no quería ponerlo más nervioso.- Oh señor Villanueva eso es muy sencillo dependiendo de…- no terminó por que Dante lo interrumpió- No, no se preoc
Emilia ya tenía varios días sin saber de Dante o el abuelo sentía que su vida no era tan caótica como en el momento que ellos dos ingresaron a su rutina, después de la cena no había vuelto a ver al abuelo y Dante solamente le había hecho una llamada bastante extraña pero de ahí en más no había tenido noticias de ellos.Se encontraba en su habitación después de estar haciendo tareas con Damián, al acabar él le pidió permiso para que lo dejara ir a visitar a unos amigos y ella lo había dejado ir con ellos aunque lo acompañó a la puerta de la casa de ellos, entonces esas dos horas serían tranquilamente para ella, se acostó en su habitación relajada con los brazos abiertos respirando profundo, tenía mucho tiempo sin la tranquilidad de saber que ese tiempo sería solamente para ella.Era revitalizador sa