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Capítulo 10 - Es sólo para ayudarlo (E)

Ya era día jueves en la noche, Emilia no sabía qué hacer, desde siempre había tenido claro que las mentiras no eran algo bueno, que es para personas sin honor, para los villanos de los cuentos que leía de pequeña, y los antagonistas de sus novelas de joven.

Sí, leía novelas románticas, una cosa era no querer arriesgarse a que le rompieran el corazón o volverse loca por ese amor y otra no poder disfrutarlo a través de una ventana, ventana que se abría al leer cada novela, cada desamor y cada tristeza, gracias a eso tenía su píldora de drama de manera segura y podía mantenerse el resto del tiempo  de manera racional.

Pero ahora, su mentira sería por una buena causa, la sorpresa que Carlos se llevaría al ver que no llegaba a esa cena que preparaba con tanto esfuerzo le rompería el corazón, tal vez hasta le prepara él mismo, y le hiciera bollos o pasteles. 

Dante le dijo que sería temporal, así que podría saber qué se siente tener una familia más extensa siempre habían solo ellos tres, también  sería para ayudarlo a que se recupere obviamente.

Emilia seguía dudando, pero además no le dirían a nadie, así que no tendría que aparentar con su mamá o con su hermanito, no tendría que ir seguido o algo así, su amiga Danna sólo iba a visitar a sus abuelos una vez al mes, no sería tanto tiempo.

Además había dicho que si a comprometerse, aunque Dante sabía que era mentira, el ponerse de acuerdo para terminar le daría el punto final para estar tranquila sin remordimiento, después la  prometida real de Dante aparecería y así como se había ilusionado con ella también se iba a ilusionar con la otra muchacha. El señor se veía un amor de gente así que no la iba a extrañar si la veía una o dos veces nada más.

Bueno ya pensadas las cosas positivas y las negativas, Emilia llegó a la conclusión que con esto tendría la oportunidad de vivir el romance sin riesgos aunado a la posibilidad de conocer el cariño fraternal por un tiempo.

Tomó su teléfono y la tarjeta que había sobre el buró a un lado de la cama, le mandó mensaje a Dante ya que no quería que su hermanito escuchara nada de lo que tuviera que decir, agregó el número y lo registró como honor, así de simple todo esto lo hacía para ayudar al señor Carlos y para mantener su honor, así que sería un buen recordatorio.

Ella pensó que seguramente era tarde  y le escribió un mensaje sin pensarlo mucho.

Emilia: Buenas noches Dante, te mando un mensaje para decirte que sí te ayudaré, mañana me llamas. Por cierto soy Emilia. Disculpa por la hora.

Dejó el teléfono en el buró no esperaba respuesta, después de todo la última vez que miró la hora era pasada de medianoche. Pero no pasó ni un minuto cuando el sonido de llamada inundó su habitación, Emi se asustó y lo silenció de inmediato, para evitar que despertara a Damián, desvió la llamada y le mandó otro mensaje.

Emilia: No puedo hablar, podría despertar a mi hermanito.

Dante: Entonces platicamos por aquí, ¿ya sabes lo que necesitas por tu ayuda?

Por el ambiente en el que se movía Dante estaba acostumbrado a que todos, absolutamente todos hacían las cosas por algo a cambio, así que no pensó que estuviera mal preguntar y especificar desde el principio que era lo que quería porque no quería darse con una sorpresa después, se acomodó mejor en la silla de la oficina que tenía en su departamento para esperar la respuesta. Del otro lado de la línea Emilia se estaba calmando, no porque él fuera un interesado, ella se iba a aprovechar de la situación, aunque secretamente también tenía sus motivos ¿qué sería bueno decirle?

Emilia: No lo hago porque me des algo, te ayudaré y ya está.

Dante: No te entiendo ¿realmente no necesitas nada?

«Lo que necesito no se vende» pensó Emilia con tristeza, pero consciente que él no lo entendería le contestó.

Emilia: Lo podemos dejar pendiente pero no te preocupes no te pediría nada fuera de lo común.

Dante: deberíamos vernos mañana antes para ponernos de acuerdo.

Emilia: ¿con las mentiras que le diremos a tu abuelo? - escribió ella con mal sabor de boca.

Dante: Vamos Emilia, con la versión que le contaremos.

Emilia: Bueno mándame la dirección donde quieres que nos veamos, solo te aviso que tengo pendientes y cosas que hacer mañana así que estaré libre hasta después de las once de la mañana.

Dante: no te preocupes, modificaré mi agenda para tener espacio en el horario que tengas disponible.

Emilia se sorprendió normalmente no se llevaba una agenda como tal, alomejor él tenía una venta mayor de ropa y por eso organizaba las entregas, tal vez esa podría ser una buena historia el conocerse cuando estaban comprando ropa para surtirse, a fin de cuentas de ahí podrían desviar el tema si el abuelo se ponía un poco curioso con asuntos no planeados. Sin darse cuenta ya llamaba abuelo al señor Carlos, señor Carlos, señor Carlos se repitió varias veces, cuando no estuviera con él debía mantener las distancias, sacudió su cabeza para despejarse y decidió ya dar por terminada la conversación con Dante se acostó y como estaba agotada se dejó llevar por los brazos de Morfeo.

El día siguiente Emilia despertó cerca de las siete de la mañana para ver que había recibido un mensaje de Dante a las cinco. «¿Este hombre no duerme nunca?» se preguntó confundida, le pedía le dijera dónde estaría a las once que se desocupara y él iría por ella para platicar. 

Emilia entendió que sería un día largo, muy largo, entregas, pedidos, la reunión con Dante y después de todo eso ir a una cena que podría ser un completo desastre. Suspiró profundamente resignada, no estaba tan segura de poder llevar a cabo el plan de Dante, pero ya había dicho que sí, así que «a lo hecho pecho» pensó con una sonrisa no muy convencida, levantándose de la cama para comenzar su ajetreado día.

Alana Aguilar

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