Ya en la noche en casa de Emilia toda la cocina estaba inundada del aroma a hamburguesa con papas a la francesa, en su casa siempre se turnaban para elegir lo que iban a cenar y ese fue el turno de Damián, estaban los tres sentados en la mesa Emilia, Damián y Liliana su madre.
- ¡Quedaron deliciosas Emi!- gritó Damián para inmediatamente después pegarle una mordida a la hamburguesa lo más grande que le permitiera su pequeña boca.
- Gracias querido jurado- le contestó Emilia también queriendo empezar a comer.
- ¿Cómo les fue hoy chicos?- preguntó Liliana, como tenía turnos rotativos en diferentes empresas de limpieza, no tenía horarios fijos, así que las cenas con sus hijos le servían para actualizarse y compartir lo que les había pasado.
- Bien mamá hoy entregué los pedidos de ropa que tenía programados e hice pedidos de otros modelos, espero tener el dinero que necesitamos para comprar un auto pronto, me preocupa que te muevas siempre en taxi o camines en la noche, es muy peligroso.
- No te preocupes Emi, es algo que he hecho toda la vida, además si compras uno, lo utilizarás tú para que no batalles en mover la mercancía y dejes de pedirle favores a Tadeo, que suficiente tiene con todos los pendientes de los locales de su papá y aun saca espacio para ayudarte a mover los paquetes cada vez que los vas a recibir o entregar.
- Sí lo sé, pero…- quería decirle que en la noche es mucho más peligroso y para mujeres peor pero en eso la interrumpió Damián que ya había pasado todo el bocado.
- Mamá no te preocupes, Emi se va a casar pronto.
Un silencio invadió la habitación y la cara de confusión de Liliana no se hizo esperar, más aun por que no estaba enterada que le gustara nadie o que tuviera novio, como para que le cayera de una que iba a casarse, con mucho esfuerzo consiguió articular las palabras:
- ¿De qué hablas Damián? explícame ¿con quién se va a casar tu hermana?
Fue un mal momento para que Emilia le diera una gran mordida a la comida en la que tuvo que apurar el bocado y desocupar la garganta para poder hablar lo antes posible.
- Ayer fuimos a un restaurante muy bonito, y cuando llegamos Tadeo y yo, mi hermana le dijo sí quiero a un señor que estaba entre flores y velas, estaba todo como en las películas que miras mamá con los señores bien cambiaditos y con todo apagado- para este punto Damián ya se había parado de la silla y estaba apuntando todo lo que describía como si estuviera ahí en ese momento- después salió el abuelo del señor y abrazo a Emi, fue una locura parecía que la conociera de toda la vida le dijo que era su abuelo, ¿también será mi abuelo Emi? ¿me lo prestas?- le pregunto emocionado con un brillo especial en los ojos y sonriendo de oreja a oreja.
- Y ¿de dónde lo conoces? - Liliana le preguntó directamente a Emilia porque no sabía qué creer la sorpresa le había caído peor que un balde con agua fría, los ojos poco más y se le salían de las cuencas de lo abiertos que los tenía.
- Tranquilízate mamá- le dijo Emilia después de tomar un trago de agua para poder hablar.- no fue nada, bueno sí, fue un malentendido, la propuesta era para otra persona, pero llegué por error, debieron detenerme en la entrada- “supongo” pensó Emilia- la cosa es que para este momento la verdadera prometida del guapote ese ya debe tener un hermoso anillo en su dedo y a mí me tendrán como una anécdota para recordar.
- ¿Guapote?- preguntó su mamá.
Emilia puso los ojos en blanco, después de eso no le iba a poder sacar la vuelta a toda la historia que se habría hecho su mamá en la cabeza.
- Es un decir, un hombre guapo y grandote.
- ¿Qué tan grande es un anciano?
- No mamá, tendría unos treinta y pocos, no lo sé, tampoco es que le pusiera mucha atención realmente. - Dijo mirando para otro lado.
- Parecía un príncipe mamá, de los que te gustan en las películas, ¿no te acabo de decir?- le cortó, desesperado Damián porque no le estaban poniendo suficiente atención y él explicaba mucho mejor que su hermana.
- Pero…
- No mami, ya es suficiente, como no quiero casarme ni encontrar el amor, eso fue una experiencia más.
Después del choque inicial por la noticia Liliana entendió que el destino realmente quería que su pobre hija entendiera que el amor es para todos, si hasta le había puesto a un desconocido proponiendo matrimonio, que más señal que esa quería para abrir los ojos y darse cuenta que el amor es una necesidad básica en la vida que alimenta el alma de las personas y las hace ser mejores para sí mismas y para su alrededor compensando la maldad que hay en el mundo.
Liliana suspiró desesperada y frustrada .
- Querido cupido, vas a necesitar mucho más y ser más claro con las señales porque mi hija parece ser ciega, sorda y muda. Susurró Liliana al ver a su hija levantarse para alejarse literalmente de la conversación que estaban teniendo.
De nuevo Emilia y Tadeo iban de camino a casa de ella con muchas prendas nuevas para fotografiar y promocionar en la página de Emilia. Aunque fingía no haberle dado importancia al asunto de la propuesta Tadeo cada vez estaba más intranquilo, y si el tipo aquel se enamoraba de ella y la buscaba ¿cómo iba a competir contra todo lo que él representaba? Cuando llegó a su casa Tadeo había investigado el nombre de Carlos Villanueva y se encontró con una sorpresa enorme.El viejito amable que había abrazado tan amorosamente a Emilia era el dueño de un conjunto de almacenes de ropa más grandes del país y como si fuera una broma de ahí venían en ese momento, Emilia amaba la calidad de esa ropa y el precio, así que iban constantemente a surtirse de ahí, estuvo todo el tiempo ansioso de encontrarse con el señor en algún pasillo, aunque sería ridículo ya que él debería tener una gran oficina con vistas en el piso doscientos de algún rascacielos. Además de eso miró que su nieto y único familiar v
Dante estaba de espaldas a la puerta de su oficina, recargado el su amplio escritorio de madera, hablando por teléfono. Sin percatarse que alguien había entrado sin avisar y se quedaba en silencio para escuchar su conversación.- Si, necesito que la localices, se llama Emilia Puentes- escuchaba lo que decían del otro lado de la línea para continuar.- vamos sé que eres el mejor investigador que conozco, no creo que sea muy complicado para ti… si es algo que es urgente… no, no tengo más datos, es todo lo que sé, es delgada, chaparrita como un metro y medio… lo necesito para antes del fin de semana… te pagaré por el inconveniente que te estoy dando por la falta de tiempo.En ese momento su voz ya no era la misma que al principio de la llamada ahora se escuchaba tensa, y con el aviso que no quería más inconvenientes porque podrías salir muy pero muy mal parado.- Escucha bien- dijo Dante firme sin paciencia- dime si lo harás o no así de simple créeme cuando te digo que no eres el único
Habían pasado unos días y aun no tenía noticias del investigador, Dante ya comenzaba a desesperarse el fin de semana cada vez estaba más cerca y su abuelo no dejaba de pedirle información para poder organizar la cena, en cosa de una semana las cosas habían cambiado demasiado, su abuelo que normalmente solo lo llamaba una vez diaria, ya había hecho rutina y horario, lo llamaba antes que él llegara a su oficina, cuando era hora de salir a comer y antes de la cena y se escuchaba cada vez con más energía, además que había pedido limpieza profunda en toda la mansión sorprendiendo a todos ya que eso se hacía en ocasiones muy especiales, Nana la señora encargada de la organización de la casa le dijo que había comenzado a ver videos de ejercicios especiales para personas de la tercera edad y modificado su alimentación, según sus palabras citadas literalmente “quiero estar más sano y jovial para que mi futura nieta me quiera y poder jugar con mis bisnietos” sin darse cuenta Dante ya tenía una
Ya era día jueves en la noche, Emilia no sabía qué hacer, desde siempre había tenido claro que las mentiras no eran algo bueno, que es para personas sin honor, para los villanos de los cuentos que leía de pequeña, y los antagonistas de sus novelas de joven. Sí, leía novelas románticas, una cosa era no querer arriesgarse a que le rompieran el corazón o volverse loca por ese amor y otra no poder disfrutarlo a través de una ventana, ventana que se abría al leer cada novela, cada desamor y cada tristeza, gracias a eso tenía su píldora de drama de manera segura y podía mantenerse el resto del tiempo de manera racional. Pero ahora, su mentira sería por una buena causa, la sorpresa que Carlos se llevaría al ver que no llegaba a esa cena que preparaba con tanto esfuerzo le rompería el corazón, tal vez hasta le prepara él mismo, y le hiciera bollos o pasteles. Dante le dijo que sería temporal, así que podría saber qué se siente tener una familia más extensa siempre habían solo ellos tres,
Dante le había mandado un mensaje desde las cinco de la mañana, quería dejarle claro a Emilia que no importaba la hora, siempre respondería, más ahora que tenían el tiempo en cuenta regresiva y la desesperación de no tener control sobre la situación comenzaba a perturbarlo, Dante había modificado todas sus reuniones del día, no sabía si tendría tiempo de regresar a la oficina antes de la cena, tenía mucho tiempo que no se sentía tan nervioso como en ese momento, pero necesitaba con urgencia mantener a raya su autocontrol, nunca le había fallado y hoy la desesperación no haría de las suyas. De pronto tocan a la puerta, y entra Frida con un vestido al cuerpo que se ceñía como segunda piel, el cabello en una coleta alta (como a él le gustaba) y unos tacones que le hacían más largas sus maravillosas piernas, ella cerró la puerta a su espalda y caminó directamente hacia él. Frida estaba decidida a aprovechar la ventaja que tenía sobre todas las demás, no iba a permitir que se olvidara de
Dante estaba sorprendido, el vaso era más una especie de experimento de colores que un alimento, se veía repulsivo, sin pensarlo le respondió: - Solo tomo café negro. - Sí me imaginé y por eso lo pedí para tí, yo amo los sabores dulces, y me encanta el café también, por si sale el tema vas a poder decir a que sabe mi café favorito, yo ya sé a qué sabe el café negro así que no te preocupes,- dijo lo último con gesto de desagrado. Dante miró con desconfianza el gran vaso que estaba frente a él, lleno de crema batida y unas líneas oscuras dentro del vaso imaginaba que chocolate. No le agradaba para nada lo dulce, pero ella tenía razón, lo probo un poco y no supo a qué sabía le llegaron muchos sabores, identificó el chocolate amargo, crema batida, un sabor a café con leche y otro que no supo identificar bien. - ¿De qué está hecho? - Es frappe de mazapán con chocolate, ¿a que esta bueno?- preguntó con una sonrisa. - Pues muy dulce para mi gusto. - Bueno es solo para que sepas, tenemo
Después de pasar una maravillosa tarde con su amiga Danna y que se divirtiera con sus ocurrencias, regresó a su casa para alistarse a tiempo para la cena, ya se había bañado y su cabello corto y ondulado el día de hoy había decidido cooperar con la causa, así que lo dejaría suelto, se puso una blusa de botones blanca sin mangas y una falda azul claro con corte circular arriba de la rodilla, con sus tenis blancos y bolso y accesorios color nude. «Sí me veo bien» pensó después de ver los montones de cambios y accesorios que había estado descartando, aunque Emilia no quería aceptarlo, estaba nerviosa, «Sí ya sé que no es real» se dijo « y si ya sé que no es la primera vez que lo veré, pero quiero que el señor Carlos se ponga feliz de verme» y una vocecita muy en el fondo le dijo que su esperanza no iba enfocada solo en él aunque quisiera negarlo, un calor inesperado tiñó de rojo su rostro, aunque Emilia comenzó a echarse aire con las manos, no supo descifrar ¿porque se sentía de esa mane
Dante estaba a punto de decirle quienes eran, confundido al ver la cara de sorpresa tan real que tenía Emilia en ese momento. - ¡Cariño!- gritó don Carlos emocionado al verla ahí,- ¿por qué no entran? -dijo mientras bajaba los escalones con cuidado de no caerse con las prisas, Emilia sin pensarlo se acercó a ayudarlo, tratando de disimular el enojo que la consumía. - Con cuidado, no se vaya a caer.- le dijo al mismo tiempo que lo tomaba por un brazo para ayudarlo a bajar. - No podría- dijo serio- y arruinar nuestra primera cena juntos, ¡jamás!- declaró solemne- me encanta que hayas podido venir, estaba desesperado- le dijo al mismo tiempo que volvían a subir las escaleras, sin soltar su agarre.- Espero te guste la cena, la preparé a ciegas, mi nieto es un desobligado y no me dio ninguna indicación de que te gustaría comer- volteó a verlo molesto- pero no te preocupes ya me encargaré yo de conseguir esa información. Emilia solo sonrió, el señor Carlos se veía desesperado por colmar