De nuevo Emilia y Tadeo iban de camino a casa de ella con muchas prendas nuevas para fotografiar y promocionar en la página de Emilia. Aunque fingía no haberle dado importancia al asunto de la propuesta Tadeo cada vez estaba más intranquilo, y si el tipo aquel se enamoraba de ella y la buscaba ¿cómo iba a competir contra todo lo que él representaba? Cuando llegó a su casa Tadeo había investigado el nombre de Carlos Villanueva y se encontró con una sorpresa enorme.
El viejito amable que había abrazado tan amorosamente a Emilia era el dueño de un conjunto de almacenes de ropa más grandes del país y como si fuera una broma de ahí venían en ese momento, Emilia amaba la calidad de esa ropa y el precio, así que iban constantemente a surtirse de ahí, estuvo todo el tiempo ansioso de encontrarse con el señor en algún pasillo, aunque sería ridículo ya que él debería tener una gran oficina con vistas en el piso doscientos de algún rascacielos. Además de eso miró que su nieto y único familiar vivo el gran Dante Villanueva era de los hombres más guapos de México, además de los solteros más codiciados no solo por el estatus de ser de los hombres más jóvenes, ricos y atractivos en la actualidad, sino porque jamás se le había conocido una pareja estable y decían que era un rompecorazones que jamás se enamoraba.
“Genial, ahora tenía que convivir con la sombra del hombre perfecto, aunque creía poco probable que él se decidiera específicamente por Emilia teniendo tantas mujeres a su alrededor”- un sudor frío le recorrió la espalda “a menos que haya visto lo mismo que yo en ella” su cara se volvió más seria no quería dejar de creer en que tenía posibilidades con ella.
- Tadeo ¿qué piensas?- pregunta interesada Emilia.
- En nada en particular.
- Vamos dime, si hasta pareces un robot manejando en automático.
- Pues la verdad en lo extraño que fue el otro día.- dijo tentando el terreno.
- Ni me digas, fue lo más surrealista que me ha pasado, espero no volverlo a encontrar…- la frase quedó a medias porque se dio cuenta de algo que había querido negarse a sí misma.
- ¿Pero?- preguntó Tadeo queriendo saber todo lo que pensaba ella.
- Fue bonito mientras duró.
Tadeo se descontroló un instante y tuvo que dar un volantazo, para regresar al carril.
- ¡Oye!- gritó Emilia.
- Lo siento, me distraje, ¿pero qué decías?- continuó preguntando con las quijadas a punto de reventar de lo apretadas que las tenía.
- Que fue bonito tener un abuelo, aunque solo hubieran sido unos instantes,- volvió la cara al cristal de la ventana para que no la mirara a punto de llorar- me miró con tanta alegría Tadeo que por un segundo casi me creo que sí es mi abuelo.
Un sentimiento de culpa lo invadió, él pensando en que el multimillonario se la iba a quitar y ella estaba afectada por el sentimiento de tener un abuelo, algo totalmente nuevo para ella ¿que debía decirle ahora?
- Ya, bueno, gracias Tadeo.
Sin darse cuenta ya habían llegado a casa de Emilia, y ella ya se estaba bajando del auto para bajar los paquetes. Tadeo se bajó rápidamente y comenzó a ayudarle.
- No quería que te pusieras así, Emi ya no te recordaré ese día, no te preocupes. -aunque el preocupado fuera él.
- Tranquilo, no es algo que puedas controlar, mira- dice Emilia y se sienta en el asiento trasero del auto con un paquete en las manos, concentrada en lo que iba a decir.- sé que las cosas que nos tocan como la apariencia física de cada quien o la familia es algo que no elegimos, debemos conformarnos con lo que tenemos y no desear algo que muy probablemente no llegue, solo te hace infeliz.
Tadeo guardó silencio, sabía que ella necesitaba continuar hasta llegar al punto realmente importante.
- Siempre había pensado que no necesitaba más, que con mi mama y mi hermano siempre sería suficiente, pero qué pasa con los demás papeles que conforman a una familia, como el padre, bueno él decidió no ser parte de mi vida, lo sé pero y si su padre, o sea mi abuelo no se enteró de mi existencia, ¿y si el si me hubiera querido?, o su mamá me hubiera llevado los fines de semana al parque, no lo sé o tíos , o primos.
- Emi …
Emilia lo interrumpió.
- Sé que por ese pequeño trozo de ilusión estoy romantizando toda una vida inexistente Tadeo, así que no vale la pena dedicarle más tiempo, que no estamos para desperdiciarlo, creeme que lo sé y me lo repito incansablemente .
La cara de Emilia cambió esa ventana que mostraba su debilidad se cerró de golpe. Se levantó del asiento y continuó bajando paquetes con la ayuda de un Tadeo cada vez más confundido y culpable ante la realidad de sentimientos que Emi su gran amor vivía en ese momento.
Dante estaba de espaldas a la puerta de su oficina, recargado el su amplio escritorio de madera, hablando por teléfono. Sin percatarse que alguien había entrado sin avisar y se quedaba en silencio para escuchar su conversación.- Si, necesito que la localices, se llama Emilia Puentes- escuchaba lo que decían del otro lado de la línea para continuar.- vamos sé que eres el mejor investigador que conozco, no creo que sea muy complicado para ti… si es algo que es urgente… no, no tengo más datos, es todo lo que sé, es delgada, chaparrita como un metro y medio… lo necesito para antes del fin de semana… te pagaré por el inconveniente que te estoy dando por la falta de tiempo.En ese momento su voz ya no era la misma que al principio de la llamada ahora se escuchaba tensa, y con el aviso que no quería más inconvenientes porque podrías salir muy pero muy mal parado.- Escucha bien- dijo Dante firme sin paciencia- dime si lo harás o no así de simple créeme cuando te digo que no eres el único
Habían pasado unos días y aun no tenía noticias del investigador, Dante ya comenzaba a desesperarse el fin de semana cada vez estaba más cerca y su abuelo no dejaba de pedirle información para poder organizar la cena, en cosa de una semana las cosas habían cambiado demasiado, su abuelo que normalmente solo lo llamaba una vez diaria, ya había hecho rutina y horario, lo llamaba antes que él llegara a su oficina, cuando era hora de salir a comer y antes de la cena y se escuchaba cada vez con más energía, además que había pedido limpieza profunda en toda la mansión sorprendiendo a todos ya que eso se hacía en ocasiones muy especiales, Nana la señora encargada de la organización de la casa le dijo que había comenzado a ver videos de ejercicios especiales para personas de la tercera edad y modificado su alimentación, según sus palabras citadas literalmente “quiero estar más sano y jovial para que mi futura nieta me quiera y poder jugar con mis bisnietos” sin darse cuenta Dante ya tenía una
Ya era día jueves en la noche, Emilia no sabía qué hacer, desde siempre había tenido claro que las mentiras no eran algo bueno, que es para personas sin honor, para los villanos de los cuentos que leía de pequeña, y los antagonistas de sus novelas de joven. Sí, leía novelas románticas, una cosa era no querer arriesgarse a que le rompieran el corazón o volverse loca por ese amor y otra no poder disfrutarlo a través de una ventana, ventana que se abría al leer cada novela, cada desamor y cada tristeza, gracias a eso tenía su píldora de drama de manera segura y podía mantenerse el resto del tiempo de manera racional. Pero ahora, su mentira sería por una buena causa, la sorpresa que Carlos se llevaría al ver que no llegaba a esa cena que preparaba con tanto esfuerzo le rompería el corazón, tal vez hasta le prepara él mismo, y le hiciera bollos o pasteles. Dante le dijo que sería temporal, así que podría saber qué se siente tener una familia más extensa siempre habían solo ellos tres,
Dante le había mandado un mensaje desde las cinco de la mañana, quería dejarle claro a Emilia que no importaba la hora, siempre respondería, más ahora que tenían el tiempo en cuenta regresiva y la desesperación de no tener control sobre la situación comenzaba a perturbarlo, Dante había modificado todas sus reuniones del día, no sabía si tendría tiempo de regresar a la oficina antes de la cena, tenía mucho tiempo que no se sentía tan nervioso como en ese momento, pero necesitaba con urgencia mantener a raya su autocontrol, nunca le había fallado y hoy la desesperación no haría de las suyas. De pronto tocan a la puerta, y entra Frida con un vestido al cuerpo que se ceñía como segunda piel, el cabello en una coleta alta (como a él le gustaba) y unos tacones que le hacían más largas sus maravillosas piernas, ella cerró la puerta a su espalda y caminó directamente hacia él. Frida estaba decidida a aprovechar la ventaja que tenía sobre todas las demás, no iba a permitir que se olvidara de
Dante estaba sorprendido, el vaso era más una especie de experimento de colores que un alimento, se veía repulsivo, sin pensarlo le respondió: - Solo tomo café negro. - Sí me imaginé y por eso lo pedí para tí, yo amo los sabores dulces, y me encanta el café también, por si sale el tema vas a poder decir a que sabe mi café favorito, yo ya sé a qué sabe el café negro así que no te preocupes,- dijo lo último con gesto de desagrado. Dante miró con desconfianza el gran vaso que estaba frente a él, lleno de crema batida y unas líneas oscuras dentro del vaso imaginaba que chocolate. No le agradaba para nada lo dulce, pero ella tenía razón, lo probo un poco y no supo a qué sabía le llegaron muchos sabores, identificó el chocolate amargo, crema batida, un sabor a café con leche y otro que no supo identificar bien. - ¿De qué está hecho? - Es frappe de mazapán con chocolate, ¿a que esta bueno?- preguntó con una sonrisa. - Pues muy dulce para mi gusto. - Bueno es solo para que sepas, tenemo
Después de pasar una maravillosa tarde con su amiga Danna y que se divirtiera con sus ocurrencias, regresó a su casa para alistarse a tiempo para la cena, ya se había bañado y su cabello corto y ondulado el día de hoy había decidido cooperar con la causa, así que lo dejaría suelto, se puso una blusa de botones blanca sin mangas y una falda azul claro con corte circular arriba de la rodilla, con sus tenis blancos y bolso y accesorios color nude. «Sí me veo bien» pensó después de ver los montones de cambios y accesorios que había estado descartando, aunque Emilia no quería aceptarlo, estaba nerviosa, «Sí ya sé que no es real» se dijo « y si ya sé que no es la primera vez que lo veré, pero quiero que el señor Carlos se ponga feliz de verme» y una vocecita muy en el fondo le dijo que su esperanza no iba enfocada solo en él aunque quisiera negarlo, un calor inesperado tiñó de rojo su rostro, aunque Emilia comenzó a echarse aire con las manos, no supo descifrar ¿porque se sentía de esa mane
Dante estaba a punto de decirle quienes eran, confundido al ver la cara de sorpresa tan real que tenía Emilia en ese momento. - ¡Cariño!- gritó don Carlos emocionado al verla ahí,- ¿por qué no entran? -dijo mientras bajaba los escalones con cuidado de no caerse con las prisas, Emilia sin pensarlo se acercó a ayudarlo, tratando de disimular el enojo que la consumía. - Con cuidado, no se vaya a caer.- le dijo al mismo tiempo que lo tomaba por un brazo para ayudarlo a bajar. - No podría- dijo serio- y arruinar nuestra primera cena juntos, ¡jamás!- declaró solemne- me encanta que hayas podido venir, estaba desesperado- le dijo al mismo tiempo que volvían a subir las escaleras, sin soltar su agarre.- Espero te guste la cena, la preparé a ciegas, mi nieto es un desobligado y no me dio ninguna indicación de que te gustaría comer- volteó a verlo molesto- pero no te preocupes ya me encargaré yo de conseguir esa información. Emilia solo sonrió, el señor Carlos se veía desesperado por colmar
Al llegar a la mesa Dante ayudó a Emilia a sentarse, y continuaron platicando sobre curiosidades hasta que Carlos quiso tocar un tema que lo tenía confuso. - Tengo días queriendo saber, pero como hasta ahora tengo oportunidad, no la perderé- dijo sonriendo. – Emilia ¿por qué saliste corriendo en la pedida de matrimonio? Emilia se atragantó con el agua que estaba tomando en ese momento, y después que Dante la ayudara a limpiarse con una servilleta porque el agua había salido catapultada para todos lados y que recuperara la respiración por tanta tos, volteó a ver a Dante pidiendo ayuda, no había pensado en eso. - Abuelo, me dijo Emilia que se sintió sobrepasada, no se lo esperaba ese día, realmente mantuve todo en total secreto para que no sospechara nada- dijo y comenzó a tomar agua-. - Pues espero ya no salgas corriendo muchachita, cualquier cosa que te moleste de este chico me lo dices y yo lo corrijo- le dijo orgulloso y volteando a mirar a Dante discretamente. - Gracias abuel