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Capítulo 7 - Pequeño trozo de ilusión (T)

De nuevo Emilia y Tadeo iban de camino a casa de ella con muchas prendas nuevas para fotografiar y promocionar en la página de Emilia. Aunque fingía no haberle dado importancia al asunto de la propuesta Tadeo cada vez estaba más intranquilo, y si el tipo aquel se enamoraba de ella y la buscaba ¿cómo iba a competir contra todo lo que él representaba? Cuando llegó a su casa Tadeo había investigado el nombre de Carlos Villanueva y se encontró con una sorpresa enorme.

El viejito amable que había abrazado tan amorosamente a Emilia era el dueño de un conjunto de almacenes de ropa más grandes del país y  como si fuera una broma de ahí venían en ese momento, Emilia amaba la calidad de esa ropa y el precio, así que iban constantemente a surtirse de ahí, estuvo todo el tiempo ansioso de encontrarse con el señor en algún pasillo, aunque sería ridículo ya que él debería tener una gran oficina con vistas en el piso doscientos de algún rascacielos. Además de eso miró que su nieto y único familiar vivo el gran Dante Villanueva era de los hombres más guapos de México, además de los solteros más codiciados no solo por el estatus de ser de los hombres más jóvenes, ricos y atractivos en la actualidad, sino porque jamás se le había conocido una pareja estable y decían que era un rompecorazones que jamás se enamoraba.

“Genial, ahora tenía  que convivir con la sombra del hombre perfecto, aunque creía poco probable que él se decidiera específicamente por Emilia teniendo tantas mujeres a su alrededor”- un sudor frío le recorrió la espalda “a menos que haya visto lo mismo que yo en ella” su cara se volvió más seria no quería dejar de creer en que tenía posibilidades con ella.

- Tadeo ¿qué piensas?- pregunta interesada Emilia.

- En nada en particular.

- Vamos dime, si hasta pareces un robot manejando en automático.

- Pues la verdad en lo extraño que fue el otro día.- dijo tentando el terreno.

- Ni me digas, fue lo más surrealista que me ha pasado, espero no volverlo a encontrar…-  la frase quedó a medias porque se dio cuenta de algo que había querido negarse a sí misma.

- ¿Pero?- preguntó Tadeo queriendo saber todo lo que pensaba ella.

- Fue bonito mientras duró.

Tadeo se descontroló un instante y tuvo que dar un volantazo, para regresar al carril.

- ¡Oye!- gritó Emilia.

- Lo siento, me distraje, ¿pero qué decías?- continuó preguntando con las quijadas a punto de reventar de lo apretadas que las tenía.

- Que fue bonito tener un abuelo, aunque solo hubieran sido unos instantes,- volvió la cara al cristal de la ventana para que no la mirara a punto de llorar-  me miró con tanta alegría Tadeo que por un segundo casi me creo que sí es mi abuelo.

Un sentimiento de culpa lo invadió, él pensando en que el multimillonario se la iba a quitar y ella estaba afectada por el sentimiento de tener un abuelo, algo totalmente nuevo para ella ¿que debía decirle ahora?

- Ya, bueno, gracias Tadeo.

Sin darse cuenta ya habían llegado a casa de Emilia, y ella ya se estaba bajando del auto para bajar los paquetes. Tadeo se bajó rápidamente y comenzó a ayudarle.

- No quería que te pusieras así, Emi ya no te recordaré ese día, no te preocupes. -aunque el preocupado fuera él.

- Tranquilo, no es algo que puedas controlar, mira- dice Emilia y se sienta en el asiento trasero del auto con un paquete en las manos, concentrada en lo que iba a decir.- sé que las cosas que nos tocan como la apariencia física de cada quien o la familia es algo que no elegimos, debemos conformarnos con lo que tenemos y no desear algo que muy probablemente no llegue, solo te hace infeliz. 

Tadeo guardó silencio, sabía que ella necesitaba continuar hasta llegar al punto realmente importante.

- Siempre había pensado que no necesitaba más, que con mi mama y mi hermano siempre sería suficiente, pero qué pasa con los demás papeles que conforman a una familia, como el padre, bueno él decidió no ser parte de mi vida, lo sé pero y si su padre, o sea mi abuelo no se enteró de mi existencia, ¿y si el si me hubiera querido?, o su mamá me hubiera llevado los fines de semana al parque, no lo sé o tíos , o primos.

- Emi …

Emilia lo interrumpió.

- Sé que por ese pequeño trozo de ilusión estoy romantizando toda una vida inexistente Tadeo, así que no vale la pena dedicarle más tiempo, que no estamos para desperdiciarlo, creeme que lo sé y me lo repito incansablemente .

La cara de Emilia cambió  esa ventana que mostraba su debilidad se cerró de golpe. Se levantó del asiento y continuó bajando paquetes con la ayuda de un Tadeo cada vez más confundido y culpable ante la realidad de sentimientos que Emi su gran amor vivía en ese momento.

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