Después de tanto tiempo Emilia Puentes se había tomado un día libre, sin preocupaciones ni trabajo, sólo pasar un buen rato con su hermano Damián y Tadeo, su mejor amigo. Trabajar en su pequeña tienda de ropa y cuidar a su hermano se habían vuelto absolutamente toda su vida y aunque en ocasiones se había preguntado que se sentiría poder experimentar una vida con emociones inesperadas,- una sonrisa se coló en sus labios- las experiencias de su madre la regresaban a la realidad y su confortable monotonía, siempre con el control de las cosas que debían suceder y lo que no tenía cabida en esa premisa lejos de ella estaba mejor, la única variante era Damián que desde que había nacido se había vuelto su talón de Aquiles, con sus ocurrencias y alegría.
- Vamos Emi, deberíamos comer en el restaurante que siempre hemos querido, está aquí al lado – le dice Tadeo regresándola al presente, mientras toma de la mano a Damián, para cruzar la calle en cuanto el semáforo cambie y llegar a su destino.
Ella se había olvidado que estaban en la calle y debían pasar un cruce, suspiró rápidamente para expulsar todas esas ideas y disfrutar de estar con gente que la quisiera incondicionalmente. El restaurante al que se refería Tadeo era nuevo y exclusivo que se mantenía siempre lleno, pero no perdían nada con intentarlo, tal vez podrían tener suerte y entrar.
Tadeo no sabe qué hacer con tanta alegría, los cachetes ya le duelen de tanto hacer el esfuerzo de esconder una sonrisa, su corazón golpea el pecho de manera que se escucha hasta sus oídos, si Emilia se acercara un poco mas a el seguro lo escucharía claramente, está feliz, por fin va a conseguir declararse a Emilia y sin riesgo a que le diga que no, tenía tanto tiempo esperando la oportunidad, esperando a ver una pequeña chispa de deseo o pasión en los ojos de ella para declararse, pero como esto no sucedía lo más obvio seria acercarse a ella un poco más para que supiera que él la iba a cuidar, y amar para siempre.
- ¡Vamos Emi! ¡Hay que aprovechar que Tadeo nos invita!- grita Damián emocionado, ya que rara vez salían a comer a restaurantes y más a uno tan elegante como ese.
- Bueno- contestó Emilia entre risas-. Debería perder más seguido si el castigo es ir a comer gratis- dijo mientras esperaba a que el semáforo cambiara, amaba ver a su hermanito tan emocionado, tan feliz le recargaba la pila.
- Si eso quieres solo haz permanente este castigo y se cumple- le responde Tadeo, con una sonrisa en la cara, ahora ya podía mostrarla. Anticipándose a lo que sabía sucedería después, la conocía perfectamente y sabía que esa condición le cerraría el camino a todas las excusas para alejarlo de ella.
- Solo son unas horas Tadeo- sonrió- He perdido y cumpliré con mi castigo, si a todo debo decir que sí, así será.
- Sabes muy bien que Emi siempre cumple con lo que promete- le recordó Tadeo- si se hace para siempre ese castigo seguro me dejará comer chocolate en la noche- dijo saltando más emocionado si se pudiera.
El semáforo cambió y los tres cruzaron la calle, eso dio oportunidad a Tadeo de festejar discretamente levantando el puño en signo de victoria, ese día sus vidas cambiarían, por fin dejaría de ser su eterno amigo, el compañero incansable e incondicional y se convertiría en algo más, el hombre que la protegería y amaría. Si eso quería ser, el compañero al que amara y poder acompañarse en el camino de la vida.
Al llegar al otro lado, Emilia mira que Damián tiene una agujeta desabrochada y se detiene en media banqueta y toma del otro brazo a su hermano para que pare, lista para ayudarlo con eso.
- Damián deja te abrocho las agujetas- dice Emilia, pero antes que ella se agache Tadeo levanta la mano y apunta al restaurante.
- Ve adelantándote y elige una mesa, por mientras que yo lo hago- por nada del mundo dejaría que se distrajera y le diera por retrasar lo inevitable, por fin había reunido el valor necesario y no iba a desaprovecharlo.
Emilia asintió y los dejo resolviendo eso, y ella se metió en el local, ya tenía hambre y quería comer lo antes posible.
En el restaurante Dante está desesperado por su inminente compromiso, hacer lo necesario para ver a su abuelo estable y feliz se había vuelto su prioridad- ese pensamiento lo hizo pasar saliva, aunque eso tenga que ver muy a su pesar con comprometerse y casarse.
Frida era una mujer fría e intrigante, innegablemente inteligente, perfecta para alguien como él, exitoso, rico, exigente y perfeccionista además sería una buena manera de mejorar las condiciones mercantiles de la empresa familiar. A fin de cuentas sería lo mismo casarse con ella que con cualquiera no quería a ninguna y como el amor era algo que no entraba en sus planes a corto o largo plazo, debería sacar algo de provecho a la situación.
Dante tenía toda una vida de no creer en el amor, y era algo que deseaba mantener lo más alejado de su realidad posible, cosa que su abuelo no quería aceptar, aunque Dante no entendía esa fascinación de su abuelo por estar o sentirse enamorado, él miró su reloj solo faltaban unos minutos para que Frida llegara y poder terminar con todo este teatro.
- Dante, ¿ya casi llega?- preguntó su abuelo emocionado como un pequeño, sentado en una zona estratégica para que mirara todo.
- Si no te preocupes- respondió con la mayor tranquilidad que pudo dadas las circunstancias.
Ya estaba todo listo, un gran anuncio pidiendo matrimonio, velas, rosas, un lugar discreto, a media luz, perfecto (según su asistente) para la proposición de matrimonio de cualquier mujer, solo unos segundos más ya que algo que caracterizaba a la gran Frida Alcalá era la rigurosa puntualidad, su teléfono en ese momento sonó con un tono leve, indicando que había llegado un mensaje, pero lo ignoró, no era el momento, ahorita lo importante era conseguir que ella quedara prendada de todo esto y dijera que sí.
La puerta hace ruido indicando que por fin ella estaba entrando, Dante se dió la vuelta y una música hermosa con violines hizo de fondo, para que el hiciera la proposición, al darse la vuelta preguntó:
- ¿Quieres casarte conmigo?
A pesar de la simplicidad de las palabras Dante sintió que le desgarraban la garganta pero nada de eso le impactó más que al enfocar la vista al frente, a quien miró no fue a su escultural novia, sino a una pequeña mujer que se quedó sorprendida y estática en frente de él.
Pasaron unos segundos o tal vez minutos interminables, Dante había perdido la noción del tiempo observando la cara de esa pequeña mujer con hermosos y grandes ojos que parecía estar debatiéndose entre cuál de sus tantas opciones elegir, por Dios si solo existían dos, siendo claros y no por presumir pero no podría pedir mas en un hombre, tal vez se le haría demasiado para ella, sí eso debía ser- envaró más su cuerpo-. Debía detener esto, ella no era Frida y a pesar que a él no le interesaba más que hacer feliz a su abuelo sin importar con quien se casara, debía ser indispensable conocerla, debería ser algo básico para cualquier decisión de esta magnitud, ¿o no?.
Qué podría decirle a su abuelo para que no se sorprendiera o desilusionara con otra aparente negativa de su parte para hacerlo feliz, lo más claro sería que ella no era, en ese momento en el que quiso detener todo, ella respondió fuerte y claro, mirándolo directamente a los ojos.
- Sí quiero.
Los ojos de Dante se agradaron de manera casi imposible por la impresión ¿Qué clase de bromita era esta?
Emilia no pudo más que sorprenderse de cómo esas palabras habían salido de sus labios, por lo visto se acababa de comprometer con un desconocido, sin saber que esto estaba apenas por empezar.
Emilia es una chica que vive de manera clara y concisa, ¿Qué quiere decir esto? Bueno para ser más claros, siempre cumple con su palabra, pero así como le ha traído cosas buenas como continuar sus estudios a pesar de las dificultades que se le presentaban hasta terminar su carrera en Administración de empresas, o siempre tener la fe y confianza de su hermanito Damián, también le había traído problemas, como absorver incontables veces por responsable de destrozos o averías que hacían sus conocidos porque les había dicho que ella se encargaría de las consecuencias.Desde chica Emilia tuvo claro que en el mundo hay una diferencia abismal entre dos tipos de personas, quienes cumplen su palabra y el resto; para un claro ejemplo Liliana, su madre, que se ha visto destrozada en incontables ocasiones por personas que no respetan su palabra, la han dejado sola para con el mundo, su amada madre siempre ha sido una persona romántica y desde muy joven ha deseado encontrar el verdadero amor, ese
Esto no podía estar pasando ella no era Frida, Frida es alta delgada, como una modelo de pasarela, rubia, ojos verdes e imponentes, perfecta para ser mi pareja, y al dar la media vuelta lo que me encuentro es una chica que no llega al metro sesenta, con apariencia de joven adolescente castaña y con el cabello tan corto que no le llega a los hombros, aunque debo admitir que lo tiene ondulado muy bonito, o al menos así se mira con las pocas luces que hay aquí.Al darse la vuelta y encontrarse que Frida no estaba frente a el, se quedó completamente estático, «estúpido restaurantero ¿le permite la entrada a cualquiera?, tendré que hablar muy claramente con Anibal». Pensó furioso.Para su sorpresa la chica no se movió ni un centímetro, «¿no te das cuenta que estás estorbando?» fué el pensamiento que lo inundó, pero llamó su atención que ella estaba navegando entre… ¿opciones? «¿lo está pensando? ¡Lo está pensando!» comprende sorprendido y cierta desazón e indignación lo invaden, «dejando
Después que los tres se hubieran aventado la mayor carrera de sus vidas, y no poder respirar profundamente por más que lo intentaran, se detuvieron en una esquina para agarrar un poco de aire y poder reponer fuerzas. Damián al no saber qué había pasado estaba muy interesado en que su hermana le explicara ¿qué acababa de pasar?- Qué… pasó… ahí?- preguntó Damián entre sollozos y sentado en la banqueta de la calle.- No tengo idea- respondió Emilia con gran esfuerzo.En ese momento sonó la alarma haciendo a todos consientes que todo el juego se había terminado rompiendo el corazón de Tadeo en el camino.- ¿Qué rayos pasó ahí?- gritó descargando su coraje al preguntarle a Emilia, sentía que la impotencia lo iba consumiendo.- ¿Qué pasó? ¡¿Qué pasó?! yo te diré que fue eso- gritó Emilia enojada y sin control- pasó que nunca debí aceptar esa apuesta y que a pesar de saber que estaba cometiendo la mayor estupidez de mi vida, cumplí con lo que había dicho- volteó a ver a Damián con una mirad
Después del desastre del día anterior y que Dante por primera vez en mucho tiempo saliera huyendo de la presencia de su abuelo para no dar explicaciones, estaba en el estudio que don Carlos Villanueva utilizaba para hablar y tratar asuntos importantes.- Dante, hijo- comenzó el tema Carlos- normalmente no me gusta inmiscuirme en tu vida.Dante cerró los ojos para buscar paciencia dentro de él, si bien era cierto que su abuelo siempre lo había dejado hacer y deshacer con su vida, también era algo real que cuando tomaba algo como pendiente importante no lo soltaba hasta verlo resuelto y estar más tranquilo, Dante temía que su vida, bueno su inexistente vida marital fuera el siguiente en la lista.- Pero me puedes explicar qué pasó ayer, ¿ya hablaste con ella? tal vez se sintió abrumada, ¿no sabía tus intenciones? - Dijo Carlos confuso.- Abuelo dime ¿por qué tanta insistencia en que me case?- pregunta Dante respondiendo una pregunta con otra.- Porque ya es tiempo Dante, es hora que
Ya en la noche en casa de Emilia toda la cocina estaba inundada del aroma a hamburguesa con papas a la francesa, en su casa siempre se turnaban para elegir lo que iban a cenar y ese fue el turno de Damián, estaban los tres sentados en la mesa Emilia, Damián y Liliana su madre.- ¡Quedaron deliciosas Emi!- gritó Damián para inmediatamente después pegarle una mordida a la hamburguesa lo más grande que le permitiera su pequeña boca.- Gracias querido jurado- le contestó Emilia también queriendo empezar a comer.- ¿Cómo les fue hoy chicos?- preguntó Liliana, como tenía turnos rotativos en diferentes empresas de limpieza, no tenía horarios fijos, así que las cenas con sus hijos le servían para actualizarse y compartir lo que les había pasado.- Bien mamá hoy entregué los pedidos de ropa que tenía programados e hice pedidos de otros modelos, espero tener el dinero que necesitamos para comprar un auto pronto, me preocupa que te muevas siempre en taxi o camines en la noche, es muy peligros
De nuevo Emilia y Tadeo iban de camino a casa de ella con muchas prendas nuevas para fotografiar y promocionar en la página de Emilia. Aunque fingía no haberle dado importancia al asunto de la propuesta Tadeo cada vez estaba más intranquilo, y si el tipo aquel se enamoraba de ella y la buscaba ¿cómo iba a competir contra todo lo que él representaba? Cuando llegó a su casa Tadeo había investigado el nombre de Carlos Villanueva y se encontró con una sorpresa enorme.El viejito amable que había abrazado tan amorosamente a Emilia era el dueño de un conjunto de almacenes de ropa más grandes del país y como si fuera una broma de ahí venían en ese momento, Emilia amaba la calidad de esa ropa y el precio, así que iban constantemente a surtirse de ahí, estuvo todo el tiempo ansioso de encontrarse con el señor en algún pasillo, aunque sería ridículo ya que él debería tener una gran oficina con vistas en el piso doscientos de algún rascacielos. Además de eso miró que su nieto y único familiar v
Dante estaba de espaldas a la puerta de su oficina, recargado el su amplio escritorio de madera, hablando por teléfono. Sin percatarse que alguien había entrado sin avisar y se quedaba en silencio para escuchar su conversación.- Si, necesito que la localices, se llama Emilia Puentes- escuchaba lo que decían del otro lado de la línea para continuar.- vamos sé que eres el mejor investigador que conozco, no creo que sea muy complicado para ti… si es algo que es urgente… no, no tengo más datos, es todo lo que sé, es delgada, chaparrita como un metro y medio… lo necesito para antes del fin de semana… te pagaré por el inconveniente que te estoy dando por la falta de tiempo.En ese momento su voz ya no era la misma que al principio de la llamada ahora se escuchaba tensa, y con el aviso que no quería más inconvenientes porque podrías salir muy pero muy mal parado.- Escucha bien- dijo Dante firme sin paciencia- dime si lo harás o no así de simple créeme cuando te digo que no eres el único
Habían pasado unos días y aun no tenía noticias del investigador, Dante ya comenzaba a desesperarse el fin de semana cada vez estaba más cerca y su abuelo no dejaba de pedirle información para poder organizar la cena, en cosa de una semana las cosas habían cambiado demasiado, su abuelo que normalmente solo lo llamaba una vez diaria, ya había hecho rutina y horario, lo llamaba antes que él llegara a su oficina, cuando era hora de salir a comer y antes de la cena y se escuchaba cada vez con más energía, además que había pedido limpieza profunda en toda la mansión sorprendiendo a todos ya que eso se hacía en ocasiones muy especiales, Nana la señora encargada de la organización de la casa le dijo que había comenzado a ver videos de ejercicios especiales para personas de la tercera edad y modificado su alimentación, según sus palabras citadas literalmente “quiero estar más sano y jovial para que mi futura nieta me quiera y poder jugar con mis bisnietos” sin darse cuenta Dante ya tenía una