Bajo las ramas protectoras de árboles centenarios, Kyra White finalmente se permitió un suspiro de alivio. La manada Storm había atravesado tierras indómitas bajo su guía, cada paso era una oración silenciosa para evadir a sus cazadores. Ahora, dentro del abrazo de esta extensión aislada, podía sentir que la tensión se aliviaba de los hombros de sus compañeros. Darius, su hijo, estaba a su lado: un joven cuyos ojos reflejaban la complejidad del cielo en el crepúsculo, insinuando su profunda conexión con las fuerzas invisibles que los rodeaban, a su lado lo acompañaba su esposa Isabella, una travevía extensa para una simple humana. —Mamá. —dijo Darius, su voz era un suave murmullo— ¿es este el lugar donde finalmente podemos descansar? Ella sonrió y le puso una mano en el brazo, sintiendo la fuerza bajo su piel. —Sí, Darius. Estaremos a salvo aquí, este será nuestro hogar para nosotros y las generaciones venideras. Has que… Isabella Aldridge, con el rostro como un paisaje de sombra
El momento había llegado. De las tres manadas en la tierra, solo una era la elegida para la nueva luna. Una nueva era se acercaba y el futuro de los hombres lobo dependía de esto. Esta reunión era considerada una de las más importantes. Edon alfa de la manada americana; Bardou, alfa de la manada inglesa y Daniel alfa de la manada Canadiense. Los tres elegidos para ser parte de la ceremonia. Uno de ellos tendría la dicha de ser el compañero de la nueva luna. —¡Daniel! —¡Bardou! Dos alfas se reencontraron, chocaron sus manos y palmearon sus espaldas. —¡Tanto tiempo! —Han pasado siglos. Esta reunión no era común. Podrían pasar siglos para que las tres manadas estuvieran en el mismo sitio. Edon el tercer alfa se encontraba a varios metros de distancia, junto a su madre. Los Alfas estaban solteros, en busca de su mate. Así que cualquiera podría ser el elegido y convertirse en el alfa universal. —Esta noche, que gane el mejor Alfa. —mencionó Daniel. La elecció
Un siglo después…—Es tan guapo…—Y sexi, el hombre perfecto de este mundo.—Tienes una gran suerte Kyra.Esas eran las frases que escuchaba cada día por las mañanas, sobre todo cuando su jefe hacía presencia en la oficina y desfilaba por el pasillo de las secretarías. Y sí, su jefe era sinónimo de perfección. Su cuerpo esbelto, mandíbula cuadrada de bien definida, sus hermosos ojos grises se acompañaban de cejas horizontales, el mentón marcado y proyección natural, era como si los dioses del Olimpo se hubieran reunido para crear una bella escultura. Su físico era perfecto, pero su belleza era opacada por su mal carácter. Kyra llevaba un mes en la empresa Storm S.A. Pero había sido casi una tortura para ella e incluso con treinta días de trabajo, ya quería solicitar su jubilación.Todas le expresaban su envidia, pero ellas no sabían la suerte que tenían de no ser su secretaria. —¡Señorita White! —vociferó Daniel Storm, el Ceo de una de las mayores empresas del país.Kyra tomó el
Benja¡Todo está listo! Daniel recibió un mensaje de su amigo, el día de hoy era un día muy importante, puesto que después de un siglo ninguna mujer de su manada había logrado darle el hijo que él necesitaba. La reserva de esperma que su amigo tenía almacenada era su última esperanza. Por décadas esperó este momento, procuró escoger a una de las mejores mujeres de la manada, fuerte, tenaz, con carácter la esposa ideal para el alfa de la manada y sobre todo la luna que los hombres lobo esperaban. Daniel ¿Aghata, ya se encuentra en el hospital? Envió un mensaje de texto a su amigo. BenjaLlegará en media hora.Aghata era la mujer elegida para llevar en su vientre al heredero de Daniel, un Storm y además se convertiría en la próxima luna. Esta ocasión Daniel tenía el presentimiento de que su primogénito iba a desarrollarse en el vientre de una mujer loba. Esperó media hora, tomó las llaves de su auto y salió de la oficina. Caminó deprisa por el largo pasillo
—Buenos días, abuela.—Hola cariño, ¿Te vas para tu trabajo?. —Si abuelita, pero Amelie se quedará contigo. Te quiero. Matilde era el nombre de aquella anciana. Tenía sesenta y cinco años y estaba enferma de cáncer. Kyra besó la frente de su abuela y después salió de la habitación. Quería llegar temprano al trabajo, puesto que desde hace una semana su jefe estaba de un humor insoportable, así que prefería llegar antes de tiempo y que Daniel la encontrara trabajando para que no le hiciera ningún reclamo.—Gracias por las tostadas, pero me llevaré solo una para el camino. —habló Kyra, mientras tomaba una de las tostadas que se encontraban en el plato sobre la mesa.—Es muy temprano para que te vayas. —habló Amelie. —Tengo tareas pendientes en la oficina y no quiero que él odiosos de mi jefe me recrimine.—Tengo morbo por conocer a tu jefe, hablas tanto de él que hasta lo odio. —se burló su hermana. —No quiero tener problemas, así que prefiero llegar temprano.—Te quiero contar qué
Nadie es digna para ser tu mate, en ninguna manada he podido encontrar a la mujer adecuada, aquella que sea digna de llamarse nueva luna. Así que ahora tienes una tarea extra. La madre de tu primogénito se convertirá en la nueva luna.Daniel aún recordaba las palabras de la diosa de la Luna, llevaba una gran responsabilidad sobre sus hombros, no solo de su propia manada, sino también del resto de hombres lobo de la tierra. Llegó a la mansión y fue directo a su habitación para tomar una ducha. —¡Daniel, ¿qué te pasó?Mientras se dirigía a su habitación se encontró con Agatha. La miró con preocupación y no la culpaba, estaba hecho un desastre. La noche anterior lo dominó su parte lobuna, destrozó su oficina y su aspecto físico era terrible.—Solo necesito un baño. —pasó de largo y fue directo a la ducha para tomar el baño que necesitaba. Tenía que asistir a una reunión con Edon y Bardou, conocía su motivo de la reunión, estaba conciente que el tiempo se terminaba y aún no se elegía
—¡Kyra! ¡Kyra! —Amelie trataba de despertar a su hermana. Ella se percató de la hora y se dio cuenta de que ya era tarde para presentarse a su trabajo. Ambas pasaron una noche en vela cuidando de su abuelo que había empeorado de su enfermedad.Aunque Amelie le insistió a KYra en que descansara un par de horas, esta se resistió. —Amelie…—pronunció con desgano Kyra.—Ya es tarde, hermana. Los ojos adormilados de Kyra se abrieron por completo. Tenía más de una hora de retraso. Se levantó de un salto y fue a su habitación para ponerse su uniforme.—Amelie, por favor me llamas si la abuela empeora. —Después de mucho esfuerzo, su abuela se quedó dormida, solo necesitaban de más medicamentos para controlar las náuseas y vómitos.—¿Qué haremos con el dinero de los medicamentos? —preguntó Amelie. Estos últimos días fueron difíciles para las hermanas. Kyra sacó el último billete de cien dólares que cargaba en su cartera.—Es lo último que tengo, por favor trata de ahorrar lo más que puedas
—Kyra, es momento de irnos. —indicó Amelie. Ella miraba hacia el cielo. Estaba tan radiante, color celeste con algunas nubes. El viento soplaba de manera cautelosa, mientras que las hojas de los árboles caían. Ese era el escenario que observaba a través del vidrio de la enorme ventana en la funeraria. Esperaban por el cuerpo de su abuela.Kyra dio un fuerte suspiro.—Es tan triste Amelie, nuestra abuela ya no podrá observar la naturaleza, disfrutarla, estar entre ella. Amaba estar rodeada de árboles y sentir el aire sobre su rostro.—Vamos a extrañarla. —Amelie se abrazó a su hermana, iban a extrañar a la mujer que les brindó cariño y amor. —Señoritas, el cuerpo ya está listo. —les indico el propietario de la funeraria. Ambas chicas decidieron que lo mejor era llevar el cuerpo de su abuela a su ciudad natal. Cremaron a su abuela y las cenizas las tirarán en un río en donde su abuela pasó gran parte de su niñez y adolescencia. Siempre les contó grandes historias y de sus deseos de