Era octubre y el frío otoñal se sentía en el ambiente. Kyra y su hermana regresaban a la ciudad después de regar las cenizas de su abuela. Tardaron tres días, puesto que aprovecharon a recorrer el lugar.—Es una lástima que tuvimos que regresar. —mencionó Amelie—. Me hubiera encantado quedarme más días por allá.—El pueblo era muy agradable, pero no había motivos para quedarse. Recuerda que teníamos que regresar al trabajo. —habló Kyra. Se quitó el enorme abrigo que traía puesto y lo lanzó al suelo, hizo lo mismo con sus zapatos, quitó algunos botones de su camisa y alborotó sus cabellos. —Tú ni siquiera tienes trabajo. —se burló su hermana.—Aunque te cause risa mi situación, es un problema grave para las dos. El pago de la renta se acerca y no tengo trabajo, me urge encontrar algo.—Tu jefe es un viejo amargado e injusto, te despidió sin siquiera permitir que le explicaras. Si lo tuviera enfrente lo ahorcaba con mis propias manos.—No vale la pena Amelie, simplemente quiero olvidar
¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De quién? Esas eran las preguntas de Kyra en su cabeza, era imposible que ella estuviera embarazada, puesto que aún era virgen, nunca en su vida un hombre había llegado a ese paso tan importante. —Necesito que inicie un control prenatal. Voy a indicarle…—No, no pienso ir a ningún control prenatal, porque yo no estoy embarazada —negó Kyra. Se levantó de la silla, furiosa.—¡Usted está mintiendo! —expresó Kyra—. ¡O está equivocado, esto tiene que ser un error!—Señorita, no es un error. —Benjamín suspiró—. Le voy a ser sincero, cuando usted vino por su examen ocurrió un pequeño error y en lugar de hacerle un papanicolau se le realizó una inseminación. Kyra sentía que uno de sus ojos brincaba de la ansiedad. Por un error ella estaba embarazada.—¡Error! Error es cuando tomas un plato de comida que no es tuyo o te equivocas de ropa interior, pero no puedes quedar embarazada por un error. —Pues, si sucede, usted es un claro ejemplo. —dijo con burla Benjamín. Sabía
Daniel presionaba el acelerador como si fuera partícipe de una carrera de la fórmula uno. —Si sigues manejando de esa manera, ni siquiera vas a conocer a tu cachorro. —Nada se va a interponer. Benjamín voy a tener a mi heredero. Mi primer hijo. —dijo con ilusión, tuvo que pasar un siglo para que Daniel Storm, engendrara a su primogénito. Podía parecer un hombre frío, sin sentimientos, pero tener un hijo, un heredero para la manada era su ilusión. Llegaron al edificio de Kyra. Pero antes de bajar, Benjamin lo detuvo.—Tenemos que armar un plan. No es fácil para ella esta noticia. Imagínate cuando se entere que en su vientre tiene al hijo de un hombre lobo. —No puedo dejarla en este apartamento, ahora me importa la seguridad y bienestar de mi hijo. Te lo dije en tu clínica, nada va a detenerme. Si no me quieres acompañar, te puedes ir.—Haz lo que quieras, pero no me pidas que me vaya, porque como médico tengo que estar cerca. Los dos bajaron del auto y subieron por las escaleras
—Señorita, usted está embarazada…Kyra abrió sus ojos de un solo y se encontró en un sitio desconocido, estaba aturdida y confundida. Recordó el último sitio en donde estuvo: El parque. Claramente, no se encontraba en ese lugar. Se sentó sobre la cama y se admiró al ver la lujosa habitación en la que estaba. Sofisticada, elegante, con un toque de misterio. Hasta la cama en donde se encontraba, era fina. Tocó las sábanas, eran de seda. Nunca había estado en un sitio como este.De pronto la puerta de la habitación se abrió. Y reconoció a la persona. —Hola Kyra. —la saludó.—Doctor, ¿es esta alguna habitación premium del hospital? —preguntó con incredulidad Kyra.Benjamín soltó una pequeña carcajada por la ocurrencia. —No, no es una habitación premium del hospital. Pero pasarás mucho aquí, desde ahora este será tu nuevo hogar.—Ja, ja, ja. Doctor, usted hace bromas muy seguido, primero el embarazo y ahora esto, estoy pensando en creer que estoy en algún programa televisivo de cámar
Kyra despertó y se encontró de nuevo en la misma habitación. Tocó su cuerpo con sus palmas y agradeció estar con vida. Recorrió su mirada por toda la habitación y se detuvo en la ventana. Ahí se encontraba un hombre que le daba la espalda. No era el médico, se trataba de otro hombre. ¡El padre del bebé en su vientre!La espalda le era familiar, al igual que su fragancia. —Señorita White. —pronunció al mismo tipo que se giraba. —¡Señor Storm! —suspiró. Kyra quedó sorprendida de ver a su jefe en la misma habitación. Un recuerdo divagó por su mente unos segundos. Lobo gris, convertido en hombre, en su jefe. ¿Había sido un sueño? —¿Qué hace usted aquí? —preguntó. —Resulta que usted está ocupando mi cama... —habló. —¿Su cama? Es decir, que esta es su habitación y entonces…—se quedó callada, analizando, significaba una sola cosa. —Soy el padre del bebé que lleva en su vientre. Kyra sintió que su presión arterial bajaba a tal grado que casi se desmayaba. Ella estaba embarazada de
Kyra observó con atención a la mujer frente a ella. De inmediato la reconoció, no podía olvidar su rostro. —Esta habitación ya está ocupada. —Está equivocada porque me asignaron a esta habitación. —Deberá esperar que me atiendan primero. —¡Túúúú! Reclamaron ambas mujeres. Agatha también la recordaba en el incidente del hospital. A pesar de que Benjamín y Daniel no le contaron la verdad, ella logró escuchar algunas de sus conversaciones. El cachorro del alfa ya estaba puesto en el vientre de otra mujer. Se decepcionó al pensar que su oportunidad de convertirse en la esposa del gran Alfa de la manada se había desvanecido. Pero si sus sospechas eran acertadas, la jumaba frente a ella no era una rival, así que existía la posibilidad de convertirse en la esposa de Daniel Storm. —¡Ayúdame, por favor! —suplicó Kyra—. No quiero estar aquí, tengo que regresar a la ciudad. —No puedo hacer eso, porque estaría traicionado a la manada. Kyra no entendió el término manada en la convers
Kyra aprovechó la oportunidad y escapa de nuevo, esta vez desciende por los escalones tratando de ser sigilosa. En cada paso que avanzaba se asombraba de la enorme mansión en la que se encontraba. Sabía que su jefe era millonario, pero al ver su casa podía asegurar que era multimillonario. No entendía por las que su jefe recurrió a la inseminación artificial, cuando podía tener a cualquier mujer para ofrecerle un hijo. Kyra escuchó unas voces cerca de ella, así que corrió hacia la primera puerta que encontró. Para su suerte era la salida. Se encontró con un enorme jardín. Hermosos y elegante, estaba adornado por flores de diversos colores, arbustos y un par de fuentes. Las cuales tenían forma de lobos aullando hacia el cielo. Sacudió su cabeza para seguir su camino, ya que tanta belleza la dejó encantada. Tomó el camino de piedra y lo siguió hasta que este se dividió en cuatro. No sabía cuál elegir, así que utilizo una estrategia confiable para tomar la decisión correcta. —¡Tin ma
Daniel se encontraba en una de las habitaciones de la casa, la que ocuparía Kyra, durante su estancia en la mansión.Caminaba de un lado a otro, esperando por Benjamín y Kyra. Su amigo le envió un mensaje cuando localizó a la humana.Se quedó parado frente a la ventana, hasta que los vio llegar. Tenía preparado su discurso y sobre todo las reglas para imponer. Siguio en la misma aposición hasta que ingresaron a la habitación.Daniel se giró, miró de manera furiosa a Kyra. Antes de que pudiera decir una palabra, Benjamín habló. —Ella sabe la verdad. Conoce nuestro verdadero origen.—¿Tú se lo dijiste? —inquirió Daniel.—Yo lo descubrí. —intervino Kyra.—Mientras trataba de escapar, otra vez. —Solo estaba buscando mi libertad.—Benjamín, déjanos solo. —ordenó Daniel, ignorando el comentario de su secretaria.—No. —se negó Kyra—. Es mi médico, ¿no? Necesito que se quede aquí.Daniel le dio una mirada de rabia.—Voy a quedarme. —Benjamín se sentó en uno de los sillones en la habitación