Lucas observaba a Keyla con desconfianza, estaba en su habitación desplazándose coquetamente como si intentara mostrarse, era linda sin duda pero su principal interés en ella era la información que pudiera proporcionarle, así que no había tiempo que perder.

— ¿Y entonces querida?, ya estamos en privado tal como lo pediste, creo que no hay otro lugar aquí en que podamos estar más apartados, no pueden escucharnos así lo quisieran.

— Tengo una condición.

— Creo que el que te perdone la vida y te deje estar en libertad debería ser suficiente estímulo para que hables.

— Se que es así, sin embargo, tengo claro que después de este día nuestros caminos quizá se separen y no voy a perder la oportunidad de cumplir mi deseo.

— ¿Y que se supone que es?

— Quiero tener sexo contigo, no he pensado en otra cosa desde que te vi, he fantaseado con ello desde que me abarzaste luego de salvarme la vida.

— Así que eres una descarada.

— Para nada, solo hablo con franqueza, eres un hombre increíble,