Estoy sentada en un sofá de la sala con una mano en mi cabeza y la otra sosteniendo una taza de café. Desde allí escucho los gritos de mis padres que están en la biblioteca. —Sí, ya sé, yo tengo la culpa, me descuidé y ahora las pérdidas son millonarias, pero entiende está es la única solución. —Williams se trata de nuestra hija, no podemos obligarla a un matrimonio sin amor. —Lo sé a mí me duele tanto como a tí, pero el turco está dispuesto a pagar todas nuestras deudas, eso significa que podemos salvar la empresa, esta empresa que fue el negocio de mis abuelos y luego de mis padres, lo levantaron con tanto esfuerzo y ahora yo no puedo destruirla. —Yo lo sé amor, pero a la niña le faltan sólo meses para terminar su carrera, no podemos obligarla a que abandone su sueño y se vaya a otro país con un hombre que no conoce. —Maldigo la hora cuando hice ese negocio, amor estoy entre la espada y la pared, no sé que hacer. Mi papá tiene razón, la empre
Bastó el llévame contigo, para que Paúl acelerara su auto, en poco tiempo ya estamos frente a unos de los edificios más elegantes en el centro de la ciudad. Todo pasa tan rápido, como para que no me dé tiempo a pensar en lo que estoy haciendo, en cada semáforo quita su mirada de la carretera y me besa, en el ascensor antes de llegar al apartamento me toma entre sus brazos y me besa. Llegamos al apartamento, cierra la puerta y me pega a ella para besarme, luego me toma en sus brazos y me lleva a la cama, no sé en qué momento mis prendas de vestir están en el suelo, sólo siento el calor de sus labios que recorren mi espalda, lentamente me voltea sin despegar mis labios de mis hombros, de mi pecho, esos labios van bajando lentamente, esa sensación hace que pierda la cordura, si ¡estoy loca!, cómo es posible que sólo bastó una noche para regalarle a este hombre, todo lo que he guardado durante tanto tiempo. Él tuvo razón, me hizo la mujer más feliz de la tierra. M
Me despierto, lo busco a mi lado y no lo encuentro. —¡No puede ser! Otra vez me lo hizo. —Amor, ¿ya despertaste?, -se acerca y me da un beso. —¿Dónde estabas? —Fui a trotar un rato y luego fui a comprar el pan. —¿Siempre te levantas tan temprano? —Siempre, si no voy a trotar me quedo en el apartamento haciendo ejercicios, la rutina es casi una hora diario, ven ya hice café, vamos a desayunar. —Espérame unos minutos, primero voy al baño. —¡Wow! que pena, este hombre se levanta primero que yo. —¿Qué dices amor? —No, nada, deja buscar mi teléfono, no lo he visto desde ayer. —Yo tampoco he visto el mío. —Tengo muchas llamadas de mi mamá y de mi papá, voy a tener que llamarlos. —Desayuna primero, después los llama. —No, tengo que llamarlos. —Mamá. —Mi niña hermosa, por fin te escucho. —Bendición mamá, discúlpame lo que hice, pero no pude casarme. —Mi amor no te disculpes, yo misma te incité a ha
Así van pasando el tiempo, entre días solitarios en el apartamento, porque Paúl está en su empresa y noches apasionadas entre las sábanas o bajo el cielo estrellado de la terraza. Ya han pasado siete días desde el desastre de mi boda, estoy preparando una rica cena cuando suena mi teléfono. —Hola Frank. —Amiga te llamo para informarte que el turco ya se fue del país. —Seguro Frank. —Claro que sí, mi contacto lo vio con sus propios ojos subir al avión, a él y a su comitiva. —Gracias Frank. —Otra cosa, ¿cuándo vas a regresar a la universidad?, ya has perdido una semana, yo sé que eso para ti no es nada te recuperas de inmediato, pero acuérdate que estamos preparando tesis y te necesitamos. —El lunes me incorporo. —¿Seguro amiga? —Seguro Frank. Bueno ahora me toca la peor parte, hablar con Paúl, este fin de semana me voy para mi casa. Preparo la cena, arreglo la mesa, coloco una botella de vino en el refrigerador, pongo ca
CASA DE PAMELA. —Pamela, deja de dar vueltas que me tienes mareado, desde que estoy aquí no has dejado de hablar del turco. —Es que estoy furiosa, que se ha creído ese turco, ya está, ya se me fue el encanto, ya me olvidé de su mirada tan desafiante, del color de sus ojos, de su sonrisa tan seductora, pero a la vez tan dulce, de su cuerpo tan imponente. —Caramba, pero para irse el encanto lo recuerdas muy bien. —Frank es que me molesta que venga con sus aires de otro mundo, con su flota de autos, con su elegante chófer, a decirme que él se quiere casar conmigo, no te lo voy a negar, al principio me impresionó, es un hombre hermoso, muy elegante, pero hasta allí. ¿Qué te parece?, con su cara bien lavada me dice que vino a conquistarme, ¿qué es lo que se cree?, que por el hecho de tener dinero me voy a olvidar que quiso comprarme. —Pamela, ya mujer es hora que te calmes, no lo veas más y con eso das terminado el asunto.. —Es que no lo pienso ver,
APARTAMENTO DE ZAHIR. —¡No puede ser! ¿Por qué ahora?, sólo tengo un mes para conquistar a Pamela y ahora me salen con esto. Samet, Samet. —Dígame señor Zahir. —Prepara mi maleta, mañana nos vamos a Estambul. —¿Mañana? —Sí mañana, precisamente mañana que iba a tener mi primera cita con Pamela, estaba preparando algo bonito para el almuerzo y ahora resulta que me tengo que ir. —¿Qué pasó en Estambul señor? —Que son unos incompetentes, que mis primos son unos buenos para nada, sólo tengo unos días aquí y ya ellos dañaron una negociación, son unos imbéciles, no los soporto, si no fuera porque son familia y sobre todo por la abuela ya los hubiese echado a patadas de la empresa, ahora me voy y quedó mal con Pamela, ¡qué desgracia la mía! —Señor, pero no se angustie, hable con la señorita Pamela, ella va a entender. —Ese no es el caso, el problema es que se me acorta el tiempo, el trato es de un mes, ahora pierdo varios días en Estambul
APARTAMENTO DE PAÚL. —Okey Paúl ya me estás cansando, tanto dar vuelta en un mismo sitio y todavía no le has buscado solución al problema. —Mi tía está empeñada en que lleve a Pamela a su casa, quiere que la invite a la cena que tiene con sus amigos. —Entonces porque no lo haces, llámala y la invitas. —No, tú no conoces a Pamela, no va a ir, me ayudó una vez, pero dos no. —Dime porque terminaste con ella, ya no te gustaba. —Todo lo contrario, me gusta demasiado, me encanta. —Entonces porque la alejaste. —Yo no me alejé, fue ella quien lo hizo, una noche regresé de una cena de negocios, estaba pasado de copas, ella me había preparado una cena, pero yo no sabía nada, esa noche no quiso nada conmigo, a la mañana siguiente ya tenía las maletas preparadas y se fue. —Y si tanto te gustaba porque no la detuviste, no la amas o sólo te gusta. —Sí la amo, creo que es la primera vez que me enamoro de esa manera. —¿Entonces, por qué
La casa de la tía de Paúl es hermosa, se nota la elegancia por todos lados. Al llegar, Paúl pasando su brazo por mi cintura me conduce a la sala de estar donde se encuentran los invitados a la cena. El tío Robert al verme se me acerca. —Querida Pamela, me alegro que hayas aceptado la invitación, Paúl nos contó que estás elaborando tu tesis y por eso estás llena de trabajo. —Señor Robert, gracias por la invitación, sí es así, estoy full trabajo, por eso dudé en venir, lo hice por la señora Elizabeth. —Ya Elizabeth baja para estar con nosotros, como siempre está atendiendo los últimos toques de la cena. —Amor, ¿deseas tomar algo? —Agua, por favor, ya te dije que antes de venir me tomé un calmante para el dolor de cabeza. —Si quieres te mando a preparar un cóctel sin alcohol. —No, por ahora prefiero agua. De pronto aparece Claudia la ex de Paúl, con un vestido sumamente sugestivo, el tío Robert inmediatamente sale a recibirla, se le