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El verdadero CEO para casarme
El verdadero CEO para casarme
Por: LashistoriasdeEva
Capítulo 1: Llévame contigo

     Estoy sentada en un sofá de la sala con una mano en mi cabeza y la otra sosteniendo una taza de café.

     Desde allí escucho los gritos de mis padres que están en la biblioteca.

     —Sí, ya sé, yo tengo la culpa, me descuidé y ahora las pérdidas son millonarias, pero entiende está es la única solución.

     —Williams se trata de nuestra hija, no podemos obligarla a un matrimonio sin amor.

     —Lo sé a mí me duele tanto como a tí, pero el turco está dispuesto a pagar todas nuestras deudas, eso significa que podemos salvar la empresa, esta empresa que fue el negocio de mis abuelos y luego de mis padres, lo levantaron con tanto esfuerzo y ahora yo no puedo destruirla.

     —Yo lo sé amor, pero a la niña le faltan sólo meses para terminar su carrera, no podemos obligarla a que abandone su sueño y se vaya a otro país con un hombre que no conoce.

     —Maldigo la hora cuando hice ese negocio, amor estoy entre la espada y la pared, no sé que hacer.

      Mi papá tiene razón, la empresa es un legado familiar, no podemos perderla, ¿y mis sueños?, si me caso voy a renunciar a mi profesión, lo que tanto me ha costado, por lo que tanto he luchado, está claro que yo soy la solución.

     Si la empresa se pierde estoy segura que mi papá se va con ella, no lo va a soportar y detrás de él se va mi mamá, después de esto, ¿podré yo vivir tranquila?

     Necesito despejar mi cabeza, tomar una decisión, voy a salir, hoy me quiero divertir, para por lo menos esta noche olvidarme de todo.

     Me maquillo, me pongo unos tacones altos y un vestido ajustado, pero muy hermoso y salgo de la casa.

     Llego al bar donde en varias ocasiones había ido a celebrar con mis amigos de la universidad, me siento en la barra y llamo al barman.

     —Maikol.

     —Buenas noches señorita Pamela, ¿qué desea tomar?

     —Por favor sírveme un martini.

     El bar está muy concurrido, casi todas las mesas están full, voy por el segundo martini cuando decido ir al baño.

     Estoy regresando del baño para sentarme de nuevo en la barra, en el momento que voy cerca de una de las mesas siento una mano que me toma de la cintura y luego me abraza, dándome un ligero beso en los labios.

     —Mi amor, por fin llegas ya tenemos varios minutos esperándote.

     Yo lo miro con cara de asombro y él a su vez me mira con cara de súplica.

     Él, antes que yo reaccione, sin soltar el brazo que tiene en mi cintura, se dirige a las personas que están en la mesa.

     —Tio Robert, tía Elizabet, les presento a mi novia y a mi futura esposa.

     Al lado de la tía está una mujer muy hermosa, pero muy altiva, con una mirada desafiante.

     Me mira de arriba abajo, no puede disimular su enojo.

     —Mucho gusto señorita.

     Todavía no sé lo que está pasando, ni quienes son estas personas, cuando siento la mano que hace presión en mi cintura.

     Él me mira como pidiendo ayuda, lo veo y en ese instante recobro la lucidez, tengo a mi lado a un ejemplar del género masculino, un hombre alto de pelo rubio un poco largo, ojos azules y una hermosa sonrisa.

     —Amor, mi tío te está saludando.

     —Disculpe señor Robert, el tráfico me dejó un poco confundida, por eso mi tardanza.

     Le extiendo mi mano y luego saludo con un beso en la mejilla a la tía de mi supuesto novio.

     —Mucho gusto señora Elizabeth.

     —El gusto es de nosotros, eres muy hermosa, con razón Paúl te tenía tan escondida, hoy por fin te conocemos.

     —Amor, ella es mi amiga Claudia.

     —Mucho gusto señorita Claudia.

     Me regreso el saludo tomando mi mano, pero sin hablar.

     —Ven amor siéntate aquí a mi lado, dime lo que quieras tomar.

     —Un martini, por favor.

     —Qué olvidadizo, un martini, esa es tu bebida preferida.

     De pronto recordé que cuando estaba en la barra, él ya se encontraba en la mesa, pero solo, no habían llegado sus tíos y por un instante nuestras miradas se cruzaron.

     Ya sentados, el brazo de Paúl, siempre está rodeando mis hombros, cuando lo baja es para tomarme la mano y llevársela a sus labios, yo no dejo de mirarlo, la verdad es que es tentador ver esos labios que invitan a un beso, pero no, yo no conozco a este hombre y no sé porque le estoy siguiendo el juego.

      Me levanto de la mesa, para huir de allí, pero esa mirada me detiene.

     —Disculpen voy al baño, ya regreso.

     Entro al baño y me miro al espejo.

     —Pamela, tú estás loca, a qué se debe tantas mentiras, yo la que odia el engaño, ahora resulta que estoy engañando a estos señores y no sé la razón del porqué lo hago.

     Bueno ya no te puedes retractar de lo que estás haciendo, espero que "mi novio" me dé una explicación.

     Cuando salgo del baño, allí está esperándome en la puerta.

     —Perdóname yo sé que tienes muchas preguntas, pero te prometo que te voy a explicar, por ahora te suplico que me sigas el juego, no te imaginas el gran favor que me haces.

     —Espero que tengas una buena razón, para esto, estoy muy confundida y molesta conmigo misma, pero ya estoy en esto, voy a continuar con tu juego, pero ya me quiero ir, así que vamos a ver lo que vas a inventar, eres muy bueno con tus historias, inventa lo que sea, pero ya no soporto tantas mentiras.

     —Está bien, regresemos a la mesa.

     Para su suerte, cuando regresamos la tía Elizabeth nos dijo:

     —Paúl, mi niño, tenemos que irnos, tu tío tiene que viajar mañana, tú sabes los años no nos permite madrugar, Pamela, me dio mucho gusto conocerte, me alegro que ya este muchacho vaya a sentar cabeza, ya era hora, hacen una bonita pareja dile a Paúl que te lleve a almorzar a mi casa, así nos vamos conociendo.

     —Sí tía, yo te la llevo.

      Todos se despidieron, la amiga de Paull se despidió dándole a Paúlun beso en la mejilla muy cerquita de los labios y a mí, sólo me tomó de la mano.

     Cuando todos salen, yo tomo mi bolso para retirarme, cuando siento que la mano de Paúl me sujeta el brazo.

     —Por favor, vamos a sentarnos, necesitas una explicación.

     —Maikoll , un martini para la señorita y para mí un whisky.

     —Como ya sabes ellos son mis tíos, me criaron desde la edad de cinco años cuando mis padres murieron en un accidente, mi papá me dejó una gran empresa, mi tío fue mi tutor tanto de mis bienes, como de mi vida personal, ellos son todo para mí.

     —Si son todo para ti, ¿por qué les mientes?

     —Me encargué de mi empresa a la edad de veintidós años, entre nosotros todo va bien, sólo que ellos están empeñados en que tengo que casarme, todos los ejecutivos de la empresa están casados, ellos no tienen hijos, me dieron todo el amor que se le puede dar a un hijo;  mi tía tiene una enfermedad incurable, me dijo que el regalo más grande que le puedo dar antes de irse de este mundo es verme casado y feliz.

     —¡Ajá! ¿Y qué pito toca la mujer que estaba con ellos?, yo no soy ciega y la manera como ella te miraba no era la de una amiga.

     —Ella fue mi novia.

     —¿Por qué anda con tus tíos?

     —Ella es hija de uno de los socios de la empresa y mi tío aún no acepta el hecho que nosotros terminamos nuestra relación.

     —Por lo que veo ella tampoco lo acepta.

     —Pero yo sí y es lo que importa, bueno no sigamos hablando de esto, ya te expliqué mi situación y el porqué de mi actuación, déjame darte las gracias, quiero que sepas que no me arrepiento de todo lo que ocurrió hoy aquí, vamos a conocernos formalmente, mi nombre es Paúl Bustamante y para mí es un gusto inmenso conocerte.

     No me gustaría que te fueras, vamos a divertirnos un rato, después de este teatro, vale la pena pasar una buena noche.

     Recordé mis planes al salir de casa, ¿por qué no?, a eso salí, a divertirme.

     —Te quiero invitar a un lugar donde podamos pasar un buen rato, vamos.

     Me toma de la mano y salimos del bar.

     Llegamos a un lugar, dónde se derrochaba diversión, bailamos, cantamos, bebimos, eso es lo que ando buscando olvidarme de todos mis problemas.

     —Paúll, creo que debemos irnos, ya es muy tarde.

     —Como usted ordene señorita, pero creo que no estás en condiciones de manejar, yo te llevo y dejamos tu auto acá en el estacionamiento, bien temprano lo mando a buscar para que te lo lleven a tu casa.

     —Okey, tienes razón, para soportar la mirada de tu ex tomé muchos martinis y luego en la disco tome demás.

     Llegamos al auto.

     —Ya va déjame colocarte el cinturón.

     Se acerca para colocarme el cinturón, su boca está muy cerca de la mía, estoy paralizada, esos ojos me derriten.

     Sin darnos cuenta o quizás a conciencia de lo que hacíamos me besa, primero fue con mucha dulzura, después la pasión nos arrastró, sus labios corrían por todo mi rostro, mis hombros, al llegar a mi oído me susurró.

     —Vámonos de aquí, quiero llevarte conmigo, está noche te prometo que voy hacerte la mujer más feliz de la tierra.

     Yo no sé lo que pasa por mi mente en estos momentos, estoy aturdida, pero no quiero salir de ese aturdimiento.

      —Sí, llévame contigo.

     

        

    

    

     

     

     

 

     

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