Sofía sollozaba suavemente mientras tiraba de la manga de Sergio y, entre lágrimas, le decía:—Sergio… Todo esto es culpa mía por no haber cerrado bien la puerta. No es culpa del señor García. Ahora que las cosas han llegado a este punto, si llamamos a la policía, yo… yo no tendré cara para enfrentar a nadie.Mientras hablaba, Sofía lloraba cada vez más desconsolada. Al ver su actuación, Alejandro se enfureció, deseando intervenir, pero Marina le sujetó la muñeca y le hizo un gesto para que se calmara.Sergio miraba a Sofía con ternura y, dirigiendo su mirada con frialdad a Marina y Alejandro, dijo:—¿De verdad quieren que esto se haga público?—Según lo que dice Sofía, Alejandro solo entró en la habitación y no le hizo nada. Llamar a la policía es solo para aclarar lo que ocurrió. Ahora, ambos tienen versiones diferentes, así que claramente alguien está mintiendo —dijo Marina con un tono irónico mientras miraba a Sofía—. ¿Será que alguien tiene miedo de que la policía intervenga y des
Marina echó un vistazo a Sofía, que parecía algo nerviosa, y sonriendo le preguntó: —Señorita Quiroga, ¿tienes alguna otra pregunta?Sofía, nerviosa pero tratando de mantener la compostura, respondió:—No… no tengo ninguna otra pregunta.—Entonces, por favor, procedan con la investigación. Pueden revisar todas las cámaras de seguridad del hotel si es necesario —dijo Marina, lanzando una mirada sutil hacia Sofía, que se refugiaba en el abrazo de Sergio. Sofía desvió la mirada, lo que hizo que Marina sospechara que algo no cuadraba en toda esta situación.Poco después, los policías comenzaron a revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel. En las imágenes, se veía cómo Jaime acompañaba a Sofía a la habitación, aparentemente para que se cambiara de ropa. Luego, Jaime cerró la puerta y salió del cuarto.Al ver esto, Marina pausó la grabación y preguntó:—Jaime, llevaste a la señorita Quiroga para que se cambiara de ropa y luego te fuiste, ¿verdad?Jaime afirmó: —Sí, el s
—¡Desfibrilador! ¡Rápido! ¡Aumenten el voltaje!—¡Doctor, la paciente tiene una hemorragia masiva y, por una urgencia, se acaban de llevar toda la sangre tipo “A” que quedaba en el banco de sangre.La enfermera, con las manos totalmente cubiertas de sangre, temblaba al hablar. En la sala de operaciones, el olor a sangre era abrumado, y ella misma se preguntaba: ¿quién podría haberse llevado, tan repentinamente, toda la sangre tipo “A” del banco.La mujer en la cama, pálida y seca como un papel, susurró:—Sergio...—¿Qué dice? —la enfermera se le acercó y la escuchó llamar, una y otra vez, a Sergio. El doctor, preocupado, hizo la llamada:—Señor Blanco, su señora tiene una hemorragia masiva y, su tipo de sangre, se agotó en nuestro banco de sangre, así que venga a verla por última vez.Sergio, con total crueldad, respondió:—¿Aún sigue viva?, entonces solo llámame cuando haya muerto.Sergio, ¿me desprecias tanto que, incluso en este momento, no estás dispuesto a verme? Los ojos de la
Sergio se quedó atónito al seguir la dirección de la mirada del secretario y encontrarse con que, aquella pincelada roja que tenía la atención de toda la multitud, era Marina.Ella, que anteriormente solía vestir y maquillarse simplona, era la primera vez que se presentaba así.Los flashes no paraban, los medios la fotografiaban, cual famosa en la alfombra roja. Sofía se sintió tan mal al ver a Marina tan espectacular, en contraste con ella, tan simple y pálida como una estudiante adolescente.Sofía pensó que Marina, al verla tomada de la mano de Sergio, se sentiría incómoda, pero esta, con una sonrisa en su rostro, se acercó a ellos tranquilamente. —Señora, se ve realmente hermosa —dijo Sofía, conteniendo apenas la envidia que sentía.—La señora Blanco está aquí, ¿quién es la acompañante junto al señor Blanco? —susurraban algunos medios.Marina, discretamente, tomó el brazo de su marido y, sonriendo, le extendió la mano a la chica diciéndole:—Tú debes ser Sofía, la estudiante que S
Debido a ese incidente, Sergio tenía la mente completamente enfocada en Marina, ignorando por completo las acciones de Sofía. Al finalizar la subasta, Marina se disponía a marcharse, pero se encontró cara a cara con Sergio y Sofía.—Marina, si en verdad no entiendes de bienes raíces, no vengas a causar problemas —le recriminó Sergio sin ninguna consideración.Sofía añadió: —Sí, señora Blanco, su actuación ha hecho que el señor Blanco pierda una fortuna.Marina sonrió con indiferencia: —Señorita Quiroga, creo que está confundida. Ese terreno lo compré yo, esto no tiene nada que ver con Sergio.Sofía exclamó: —¡Pero son diez mil millones...!—Solo son diez mil millones, para nosotros es como construir una simple letrina, y mucho menos para la señorita Sánchez —se oyó la voz de Felipe a lo lejos.Marina vio a Felipe junto a Xavier y respondió con total indiferencia: —Diez mil millones son solo para un capricho.Diez mil millones no eran nada para Sergio, ¡y mucho menos para Marina!S
Todos quedaron en silencio, hasta que Xavier, con una amplia sonrisa, dijo:—Señora Blanco, no debería acusar injustamente a las personas buenas.—Así es, ¡todos somos comerciantes muy serios! —dijo Felipe solemnemente mirando a Marina.—Si son comerciantes serios o no, no soy yo quien lo decide, pero creo que Sergio estaría bastante interesado —dijo Marina y agregó—: Yo solo soy una mujer ignorante en esto, pero Sergio no lo es, si le cuento lo que acabo de decir, no sé cómo lo tomará.—¡Eres demasiado astuta! —Felipe no pudo contenerse.Marina miró seriamente a Xavier: —No voy a andarme con rodeos. Préstame ocho mil millones y, en tres años, te los devuelvo con sus intereses y toso.Felipe abrió ampliamente los ojos: —Estás bromeando, ¿verdad? Ocho mil millones, ¿sabes cuánto será el interés en tres años? Si no puedes devolverlo, perderemos todo este dinero. Eres la esposa de Sergio, ¿quién se responsabiliza por tí?—Sé cuánto será el interés, puedo firmar un contrato especial con
La sonrisa de Sofía se congeló.—¿Por qué?—El señor llevará a la señora Blanco esta noche, así que señorita Quiroga, no es conveniente que asista.Sofía sonrió con pesar.—Ahora va son la señora, eso es genial, de todas forma yo no tenía ganas de ir… dijo apenada al secretario. Ensimismada sostuvo el teléfono ya desconectado, y se mordió el labio inferior, estaba furiosa.Sus compañeras la miraron incrédulas.—Sofía, ¿tu novio te está dando largas?—Escuché que este evento es internacional, ¿no dijiste que tu novio organizó este evento especialmente para llevarte a conocer a algunos empresarios extranjeros?Viendo las miradas de sospecha detrás de ella, Sofía forzó otra sencilla sonrisa. —Él tiene un cliente muy importante que quiere llevar consigo. No quiero en verdad ser un estorbo.Sofía bajó tímidamente la mirada hacia el vestido que sostenía en sus manos, con una expresión un poco sombría. Sergio nunca había sido aficionado a Marina, ¿cómo pudo...?Ella apretó el vestido con fu
La voz de Sofía era tan fuerte que de repente todo alrededor quedó en completo silencio. Cuando se dio cuenta, de inmediato todas las miradas ya estaban puestas en ella. Incluyendo las de Sergio y Marina.En ese momento, ante los ojos de todos, Sofía parecía una mujer agria, mezquina y sin educación alguna. Frente a ella, el anciano jardinero, encorvado, recogía con cuidado las rosas del suelo una por una, murmurando disculpas constantemente.Al percatarse de las furtivas miradas a su alrededor, el rostro de Sofía se tornó sombrío de inmediato. Rápidamente cambió su expresión, mostrando una cara de total disculpa, y dijo: —Lo siento, lo siento, estaba demasiado apurada, ¿está bien, señor?Marina observaba con curiosidad la escena desde no muy lejos. Aunque Sofía intentaba arreglar la situación, ya era demasiado tarde. Eso solo la hacía parecer más falsa.En ese momento, Sofía también notó a Marina junto a Sergio. —¿Qué hace ella aquí?Sergio frunció el ceño.Por la expresión de Sergi