Por la mañana estaba durmiendo y sonó el teléfono. Me encontraba muy lejos del enchufe como para estirar el brazo y dejé pasar la llamada. El celular sonó tres veces más.
Una vez transcurrida la cuarta Mika se levantó para ir al baño y aprovechó de lanzarme el aparato. Intuyó que le quedé mirando el culo y se dio vuelta y me sacó la lengua, mostrándome ese pearcing tan sexy que volvió a adornar su lengua una vez que nos volvimos a juntar.
— Anoche me quedé con las ganas —Dijo— Apenas salga del baño voy a violarte así es que prepárate.
Miré su culo por última vez antes de ser violado. Solo esperaba que cumpliera su promesa, ya que las resacas de cerveza me dejaban bastante caliente. Luego intenté despabilar y después revisé quien llamaba por quinta vez. No era Jare ni era Reno. Era Javo.
— Buenos días winner. ¿Que tal?
— ¿Por qué me preguntas eso? ¿Acaso te importa?
— No sea apático, winner. Yo he sido sumamente simpático con usted.
Metí mí cuerpo completo bajo las frazadas. Hacía demasiado frío después de una lluvia que se prolongó por toda la noche.
— Bueno, Mak winner. Quería saber si sales a trabajar hoy. ¿Te acuerdas de la chica que vende frutas llamada Lova? Te la conseguí. Dice que te ve todos los días y que te ama en secreto desde hace bastante tiempo.
Era evidente que Javo se estaba burlando de mí. Lo conocía hace tiempo, al igual que a una que otra de sus víctimas en lo que respecta a ese tipo de bromas. Diría que desde bastante más cerca de lo que me convenía.
— ¿No se te ocurrió decirle que tenía hijos repartidos por todo el mundo?
— Nada de eso, winner, aquello te desprestigiaria enormemente. No le dije nada, por supuesto, esperando tu consentimiento. ¿Que te gustaría que le dijera?
— Dile que estoy durmiendo.
Oí el sonido de la cadena del water. Mika estaba por salir del baño.
— ¿Vas a ir a trabajar o no winner? ¿O es que acaso ya tomaste una decisión inteligente?
— Nunca tendrás acceso a mis decisiones.
— Obvio que no, winner, pero siempre se puede dar un buen empujón para enmendarlas por el buen camino.
Mika había salido del baño. Vino casi corriendo hasta la cama con su edénica semi desnudez y se arrimó a mí, casi tiritando. La tomé de la cintura con el brazo que me quedaba libre y me sentí protegido por aquella lisa y tirante piel morena.
— No —Dije— Hoy no voy a ir a trabajar. Me voy a dedicar a comer y a follar todo el día.
— Muy bien, winner, muy bien. Eso despeja bastante la cabeza, sobre todo cuando se trata de tener que tomar una buena decisión ¿A qué hora vas a comenzar?
Mika oía todo y se rió bajito. Se dio vuelta y comenzó a masturbarme, con lentitud y precisión. En cosa de pocos segundos ya la tenía dura.
— Todo indica que ahora— Respondí.— ¿Alcanzó a decirte algo más?
Tras sumergirse en las sábanas Mika descendió hasta mí pene y se lo echó a la boca. Con la mano que no tenía el teléfono le acariciaba su largo pelo negro y le tocaba su carita, mientras ella hacía lo suyo con mucha calma. No la podía mirar bien pero no me importaba.
— Ya winner —Dijo Javo— Te voy a llamar más tarde, a excepción de que tu prioridad sea seguir negociando. Tengo bastantes ofertas de trabajo para tí en este momento.
Opté por colgar.
Eché la cabeza hacia atrás, levanté las frazadas e hice algo de espacio para disfrutar de mí condición de protagonista y espectador al mismo tiempo. Mika sacó el pene de su boca. Solo me estaba masturbando.
— ¿Por qué tienes que ser tan latero?— Me preguntó Mika, sin dejar de hacer lo que hacía.
Intenté hacer que mí verga regresara a su boca pero ella lo impidió de una forma muy rebelde.
— Contéstame lo que te estoy preguntando primero.
— ¿A qué te refieres? —Pregunté, bastante desesperado.
— ¿Por qué no seguiste hablando con tu amigo mientras te la estaba chupando?
— No me di cuenta —Respondí.
Intenté salirme con el fin de ser yo quien procediera a practicarle sexo oral a ella pero no me lo permitió. Seguía masturbándome.
— ¿Por qué no te das cuenta de nada? ¿No te gustaría probar otras cosas?
— ¿Otras cosas como qué?
Seguía masturbándome, cada vez con más ímpetu.
— Ni siquiera es probar. ¿Te acuerdas cuando Reno te llamaba por teléfono mientras yo te la chupaba?
— Si, sí —Respondí.
Me hallaba realmente caliente. Nuevamente fracasé en mí intento de hacer que mí pene regresara a su boca. Mika continuó hablando.
— ¿Recuerdas esa vez que Reno te habló por mucho rato?
— Si, si — Respondí, al borde de forzarla a hacer lo que yo tanto deseaba en ese momento.
— ¿Que más sabes decir aparte de sí?
Volvió a sonar el teléfono y contesté. Casi al unísono de aquel instante mi pene regresaba a la boca de Karla.
— Winner. ¿Estás ocupado?
Mika succionaba muy lentamente, con una habilidad que estaba muy lejos de viejas y nuevas experiencias. Mí verga entraba y salía de un lugar cuya lengua viciosa dialogaba perfectamente con el glande. Respondí apenas.
— No.
— Mika me miró amenazante. Hice un esfuerzo solo con el fin de prolongar ese momento.
— Quiero que me disculpes, Javo. He sido muy poco considerado con tu simpatía.
— Ya. ¿Y que más?
Mire a Mika, quien sonrió. Sus esfuerzos coincidían perfectamente con mi intento de seguir aquel juego.
— ¿De que te gustaría que escriba esa novela?
— Muy bien, winner, muy bien. Eso es lo que se llama hablar con sensatez. Dame un segundo. Te atiendo en seguida.
Le hice un gesto a Mika, quien comprendió lo ocurrido. Aquellos obstáculos que suponían el mantener una conversación que no me interesaba estaban dando sus frutos; Mika me estaba entregando la mejor mamada de mí vida, mirándome casi interrogante, dándome a entender que su único objetivo en la vida en ese momento era complacerme. Casi termino demasiado pronto y la voz de Javo me salvó de una penosa y temprana eyaculación.
— Ahora sí, viejo amigo. ¿Cuál era esa pregunta?
— ¿De que te gustaría que trate la novela?—Pregunté concentradisimo, con el fin de distraerme y no correrme tan luego.
— De sexo, winner, de mucho sexo, de cosas que nos calienten. Es sumamente necesario excitarse leyendo algo mientras transcurren estos tiempos de cuarentena.
— ¿Y que tiene que ver eso con la revolución?
— Mucho que ver, querido amigo. El sexo y lo sexual y todo lo que tiene que ver con penes y vaginas y besos es algo que arregla el mundo. Terminas descubriendo que hay temas que no son relevantes gracias al placer que significa todo aquello.
Mika se deshizo de sábanas y frazadas y se puso a cuatro patas. Comenzó a chupármela con mucho más entusiasmo. Estiré los brazos y le metí los dedos; estaba más que húmedecida.
— ¿Winner?
— ¿Sí?
— ¿Que estás haciendo ahora?
En ese instante mí pene salió de su boca con el fin de alterar aquella monotonía. Una traviesa sonrisa daba paso a una lengua que recorría circularmente una verga que estaba a punto de explotar.
— Respóndeme, winner. ¿Que haces ahora?
— Estoy buscando inspiración para tu encargo.
— ¿Tan pronto winner? Muy pero muy bien. ¿Has escrito relatos pornográficos alguna vez, querido amigo?
— Alguna vez.
— ¿Y puedo leer algo tuyo ahora?
— A la noche— Respondí.
— ¿Seguro que a la noche?
— ¡Si! — Exclamé gimiendo, debido a un formidable y fantástico cosquilleo en toda la zona erógena que jamás en mi vida había sentido.
— No entendí, winner.
— ¡Si! — Respondí, enterrándosela en la boca con todas mis fuerzas. Mika hizo unos esfuerzos más y continúo a ese ritmo de querér tragársela completa.
Estiré el brazo hasta el velador. Encendí un cigarro y se lo extendí a Mika, quien tras fumar por muy poco tiempo volvió violentamente a mi verga.
— A eso le llamo trabajar, winner. Creo que debería dejarte. Te tengo una recompensa por lo del relato erótico. Si lo haces bien, esa recompensa se va a duplicar. ¿Estamos winner?
— Comprendido, compañero— Dije.
Javo colgó y por primera vez consideré la real posibilidad de que Mika estuviese cansada. La llamé a mi pecho con la mirada, cuestión que captó al instante. La besé tenue y lentamente. No tardó en acurrucarse a mí mientras nos tapábamos.
— Te amo, Mak —Dijo— Me encanta cuando me sigues el juego. Se que te cuesta, pero cuando lo haces es lo máximo.
La volví a abrazar y la toqué con ternura. El cigarro se había consumido en el suelo. Mika estaba demasiado cariñosa.
— ¿Que va a querer ahora?— Me preguntó.
— Lo que tú quieras.
— Vamos a hacer lo que tú quieras.
— Piensa en algo tú— Respondí.
Tras examinar mi pene más que erecto Karla encendió un cigarro. Con la mano libre comenzó a menearmela, con una poca destreza bastante fingida que me causó ternura.
— ¿Te traigo una cerveza, mi amor?
— Sería genial— Respondí.
Se puso de pie y me quedó largo rato mirando mientras me tocaba yo mismo con el fin de no perder la erección.
— Se te ve grande desde lejos— Dijo.
Mika volvió a la cama y me pasó la cerveza. Luego me dio un beso en la boca y tras cederme el cigarro se sumergió en las sábanas. Ella sabía que mi verga era adicta a sus labios y a su lengua, sobretodo cuando llevaba ese pearcing tan bonito.
Declaración del juicio/ Capítulo 6Por la mañana estaba durmiendo y sonó el teléfono. Me encontraba muy lejos del enchufe como para estirar el brazo y dejé pasar la llamada. El celular sonó tres veces más.Una vez transcurrida la cuarta Mika se levantó para ir al baño y aprovechó de lanzarme el aparato. Intuyó que le quedé mirando el culo y se dio vuelta y me sacó la lengua, mostrándome ese pearcing tan sexy que volvió a adornar su lengua una vez que nos volvimos a juntar.— Anoche me quedé con las ganas —Dijo— Apenas salga del baño voy a violarte así es que prepárate.Miré su culo por última vez antes de ser violado. Solo esperaba qu
Una vez que nos duchamos fuimos al mercado que está pasado el puente. Ahí Mika conocía a casi todo el mundo y se daba el tiempo de conversar con cada uno de ellos, incluso con quienes tenían sus puestos de chucherías en el suelo. Daba lo mismo si tenían cubre bocas o no, a ella no le importaba y es más, de no haber cuarentena hubiésemos comido afuera. Y seguíamos avanzando y mi novia seguía saludando gente, pese a que le molestaba que YO saliera a la calle porque a ELLA le daba miedo contagiarse. Los más viejos la miraban con lascivia. Compré cigarros de contrabando. Llegamos a una pequeña distribuidora de bebidas alcohólicas por el lugar donde estaban los negocios autorizados y ambas dependientas se presentaron tras saludar a mi pareja. Tras ese encuentro me puse nervioso.— Me llamo Suns —Dijo la bajita de pechos enormes.— Y yo soy Penz —Dijo la tipa alta de pelo crespo.
Fuimos a su auto que estaba estacionado a tres cuadras del sector, en una calle repleta de bares y restaurantes cerrados por culpa de la pandemia. Javo hablaba y hablaba. No lo estaba escuchando mucho porque me dolía la cabeza.— ¿Que te parece mí idea, querido winner?— No te escuché nada. Me siento muy mal.— Tranquilo, winner, que no pasa nada. ¿Te parece pagarme los cincuenta mil a cambio de un favorcillo que quiero que me hagas?Sin dejar que le respondiera, Javo fue hasta el maletero del auto, desde dónde extrajo un instrumento de percusión. Comenzó a intentar sacarle sonido.— Necesito aprender a tocar está cosa. ¿Tu me podrías enseñar? Tengo que estar listo de aquí al viernes.— No tengo idea como tocar esa cosa.
No hubo manera.Tras haber llamado un buen rato desde la calle luego de un par de horas interminables entre que el bus saliera y el tiempo de viaje, Jare no asomó ni la punta de la nariz. Las luces estaban apagadas y no se oía ninguna clase de ruido por ninguna parte.La llamé y le envié mensajes. No hubo respuesta. Daba la impresión de que el teléfono de ella estaba muerto, al igual que la mansión de su pareja.¿Qué iba a hacer yo ahí? Ninguna posibilidad de nada. Ya no me quedaban amigos en el pueblo y regresar dónde Mika era absolutamente improbable, puesto que tampoco me respondía nada.Comenzó a hacer un frío diabólico y decidí caminar.Ya era de noche. Lo único que se oía era el ladrido de los perros y el ruido blanco de uno que otro vehículo. Ya era oficialmente un vagabund
— ¡Despierta winner!— Gritó Javo.Una vez que abrí los ojos vi una enorme congestión vehicular. Era una especie de getho que no conocía, el cual no tenía idea si estaba o no en las afueras de la ciudad o efectivamente en otra parte del país.Sin lugar a dudas el espectáculo al cuál nos enfrentabamos hacía entender que en ese lugar la gente no respetaba la cuarentena. Las casas de dos pisos amontonadas en muy pocos metros cuadrados nos daban la bienvenida a través de personas que asomaban sus curiosas cabezas a través de las ventanas.Una enorme fogata al medio de la avenida principal también nos daba la bienvenida, junto a los gritos y a los palos que se abrían paso en una noche que se veía bastante caliente pese al frí
No tenía puta idea que hacía ahí ni cual era mi misión.Caminé un buen rato por el gheto pasando notablemente desapercibido y por supuesto que Javo nunca tuvo intenciones de responderme el teléfono.El fuego se incrementaba al mismo tiempo que los gritos y las consignas. La manifestación en general le exigía protección a las autoridades en tiempos de hambre y miseria por culpa de la pandemia y el confinamiento y no se veía a ningún policía por ninguna parte. Lo más sorprendente de todo era que no faltaban las latas de cerveza entre la gran cantidad de manifestantes que había, pese al frío y a la emergencia sanitaria.Por más que intenté reconocer el lugar no pude. Tampoco me atrevía a preguntar dónde estaba. La noche y el fuego lo distorsionaban todo, al igual que la numerosa cantidad de gente que surgía a través de los pequeños edificios con ropas colgadas
Una vez que me ubiqué no me fue muy complicado llegar hasta el lugar.Era una casa muy ampliada, donde vivía muchísima gente. La píldora amarilla no me había hecho ni cosquillas. Abrí la botella de vodka y le pegué un trago, y mientras iba pensando donde iba a pasar la noche extrañé a Mika por primera vez desde que me arrojó el zapato por la escalera.Mika, Jare, mi hijo. ¿Que había hecho para merecer tanta indiferencia y abandono?Había un anciano de pie en la puerta. Tras verme con la guitarra sonrió.— Usted debe ser…— ¿Quien soy yo supuestamente? —Pregunté, más que paranoico.El anciano sonrió.— ¿Usted es el músico callejero verdad?— Si —Respondí.
Declaración judicial/ Capítulo 14Suns trabajó poco rato y daba unas enormes muestras de estar ocultando su cansancio. Era insistente con el tema y lo hacía con entusiasmo, pese a que le faltaba técnica. No movía la lengua, solo la cabeza, así como si su garganta desease ser penetrada sin mucho esfuerzo por parte de ella. Jamás me gustó eso de que intentarán llevárselo a la garganta.— Calma —Le dije—. No es necesario. Si quieres lo dejamos aquí.— Que raro. Por lo general hago acabar a los hombres rápidamente.— Tienes razón. El problema soy yo.¿Que haría Mika con esa erección? maravillas, pensé, mie