Íbamos en el auto. Roniv aún no decía nada respecto a lo que había decidido y a lo que estaba pasando, puesto que en esos momentos hablaba con otras gentes, en la misma lengua que utilizaban para comunicarse los encapuchados de colores amigos de Javo.
Aquello era increíble, puesto que al mismo tiempo mi vida estaba altamente comprometida y eso parecía no importarle a nadie. En ese momento yo era supuestamente un integrante de la policía inteligente y me resultaba extraña esa situación de estar arrancando de ellos junto a una chica de la institución que no fuese Elect.
En resumidas cuentas mi vida era la de un ser clandestino promedio, puesto que me podrían encarcelar en cualquier momento por traición a la patria o algo así.
Tampoco habían servido de nada las gestiones tanto de Reno como de Skhandt, por lo tanto podría decirse que me hallaba literalmente en un callejón sin salida.
Simplemente tomé mi teléfono y lo arroje por la ventana sin que Roniv se diese cuenta. El número de Jare me lo conocía de memoria y la iba a llamar apenas se me diese la ocasión.
— Ahora sí —Dijo Roniv— Necesito explicarte una serie de cosas. ¡No puedo creer que sea yo quien tenga el honor de revelarte todo esto que va a cambiar tu vida! ¡Ya no estás muerto, Mak! ¡Estás más vivo que nunca!
No dije nada. Simplemente no podía decir nada, puesto que la clandestinidad era más o menos lo mismo que estar muerto.
— ¿Que pasa? —Me preguntó, mirándome como si yo fuese una persona de confianza para ella— ¿No te molesta acaso estar tan callado? Este viaje va a ser un poco largo. A todo esto ni siquiera me has preguntado dónde vamos.
Me demoré en responder. Me sentía agotado y cansado de tanta incertidumbre.
— No se trata de eso.
— ¿Entonces de qué se trata?
Llevaba ya un buen tiempo reprimiendo mis emociones y mis preguntas producto de una inseguridad que estaba cansada de sentirse tanto así misma como algo tan asquerosamente intenso.
— ¡Para el auto, por favor! —Dije.
— ¡Olvidalo, Mak! Ahora menos que nunca vas a arrancar de mí. ¿A qué parte del mundo te gustaría irte a vivir y así empezar de cero? ¡Tendríamos unos niños preciosos, Mak!
Me decidí a ser yo mismo quien abría las puertas del copiloto a propósito de recordar que ella había arrojado su arma al río y que bajo ese concepto ella no era ninguna amenaza desde el punto de vista mortal. Sin embargo Roniv me tomó justo del brazo instantes antes de lanzarme yo mismo vehículo abajo sin medir ninguna clase de consecuencias.
— ¡No vas a ninguna parte, Mak! —Gritó, sin soltarme del brazo en ningún momento.
La puerta seguía abierta y el coche avanzaba a una velocidad increíble. Era de locos la situación, puesto que en eso de aferrarme a la inútil esperanza de salir de aquella tormenta yo ya estaba empapado y cambiando constantemente de escenario y aún así seguía lloviendo sobre mi cabeza.
— ¡Para el auto entonces! —Grité.
Roniv me soltó del brazo. Ya íbamos saliendo de la ciudad y la puerta del copiloto se cerró. Roniv detuvo el auto definitivamente y producto de un impulso volví a abrir la puerta, con serias intenciones de escapar de toda esa m****a de una puta y buena vez y así lo hice.
Estaba en medio de la nada y comencé a correr. Solo pensaba en despedirme de mi hijo, como fuese. Lentamente me iba alejando, pensando en entregarme o algo así.
— ¿Que haces Mak?— Me preguntó Roniv, intentando alcanzarme.
No respondí, simplemente no podía. En eso ella me alcanza tras unas finas zancadas y me toma suavemente de la ropa.
— Vuelve al auto, Mak —Dijo— ¿Podemos conversar?
— ¿Conversar de qué?
— Necesito darte algunas explicaciones. No creas que me es indiferente lo que te ocurre o el como los demás han sido contigo durante el último tiempo.
— ¿A qué te refieres a como los demás han sido conmigo?
— A como han sido contigo pues; Caks, Lerka, Elect, Javo, Mika, Sus, etc. Todo tiene un motivo, Mak, y ya deberías saberlo.
— ¿Quieres decirme que detrás de todo eso hay una explicación?
— Por supuesto que la hay, Mak. ¿Por qué crees que te he seguido todo este tiempo? ¿Por qué crees que decidí arrojar el arma al río? ¿Por qué crees que todas esas chicas querían acostarse contigo?
Roniv encendió un cigarro. Me ofreció uno y lo rechacé. Ella Insistió:
— ¿Volvamos?
— ¿Volver dónde?
— Al auto pues, Mak. ¿O acaso quieres que la policía inteligente se de cuenta que nos estamos arrancando?
No había mucho que pensar. Ya había logrado zafar de momentos difíciles varias veces y aún seguía vivo.
— Por la madre de tu hijo no te preocupes. ¡Ya está al tanto de todo!
— ¿Al tanto de qué?
— De que eres millonario, Mak. Ella sólo espera que estés a salvo para comunicarse contigo.
— ¿Millonario yo? ¿Por qué?
— Es una larga historia que tiene que ver con tú familia. ¡Tal vez te lleves la sorpresa más grande de tu vida!
No lo podía creer. En realidad no entendía hasta que punto un ser humano podía llegar a estar tan confundido como yo en ese momento de mi existencia.
Roniv seguía conduciendo por la carretera y tardé bastante en comprender que íbamos en dirección a las montañas. Había algo de música en el equipo y ahí estaba yo, sin saber si estaba confiando ciegamente en la vida o en la muerte.— Eres millonario, Mak. Eres el hombre más rico de esta maldita ciudad.— ¿De qué sirve eso si soy un prófugo? ¡Explícame! ¿De qué sirve?— ¿Acaso crees que eres el único que está prófugo?Aquello era cierto.— ¿Por qué estás haciendo esto? —Pregunté.— Había demasiada gente y me dio nervios.— ¿Pánico escénico?— No, estúpido. ¿Acaso no se te ocurrió pensar que podía morir un montón de gente inocente?
Capítulo 49Después de todo lo que había ocurrido ahí estaba, sentado en la hierba con Roniv, fumando y mirándonos sin podernos decir nada, puesto que algo había de verdadera tensión en el aire, tras al fin mirarnos a las caras en una instancia neutra, o sea de igual a igual, sin armas y sin los testigos desagradables de la policía inteligente.Pensé en Elect y de ahí hacia atrás. Había sido una semana bastante jodida en muchos aspectos.— Caks contrató a Javo para que lo integrase a la policía inteligente —Dijo Roniv, casi sin respirar—, a él y a algunas de sus amigas. Todas ellas son actrices porno al servicio del espionaje artificial.— ¿Y por qué Caks querr&i
El celular de Eren sonó inmediatamente una vez que terminó de leer la totalidad de aquellas paginas que habían sido enviadas por encomienda.Por breves instantes creyó que podía ser Mak quien llamaba en ese momento y se puso bastante nerviosa por aquello y por primera vez en su vida sentía que disfrutaba de aquella clase de nervios.Sin embargo era Charlotte, de quien se había olvidado por completo tras quedar absolutamente atrapada en las páginas que acababa de terminar de leer.— Amiga —Dijo ella, casi a la brevedad— ¿No habías quedado de llamarme dentro de una hora?— Lo siento — Respondió Eren, mirando una vez más las fotos de Mak con un dejo de extraña desesperanza— T
Tras enviarle unas fotografías con un conjunto blanco que se había tomado por la mañana, Eren volvió a llamar a los diez minutos y Mak le contestó en el acto. — ¿Sí? —Dijo Mak. — Soy Eren— Respondió ella, admirando su propio y lindo pelo rubio ante la cámara. — Ya lo sé —Respondió Mak, con una sonrisa que Eren consideró bastante dulce. Lo encontró mucho más guapo tras verlo así, conversando con ella y solo para ella. Sentía que ya tenía el control absoluto de la situación y consideró que no iba a ser necesario hacerlo caer en la trampa. — ¿Por qué no te atreves a enviarme esos vídeos? —Insistió Eren, con un dedo en la boca. — Porque soy pudoroso, créeme. ¿Acaso no te das cuenta? &nb
Eren despertó de su siesta de lo más feliz, pese a que lo que más odiaba en su vida era tener que abandonar su confortable habitación con balcón y vista al mar para tener que ir al instituto.Después de un año de encierro obligatorio producto de la pandemia bajo la tutela de sus muy estrictos y conservadores padres en su condición de hija única, Eren por fin iba a tener la ocasión de salir de casa y así cambiar aunque fuese por una noche aquella monótona rutina de confinamiento, puesto que el director de la escuela donde se graduaba las había autorizado para celebrar presencialmente la fiesta de fin de año que se iba a llevar a cabo en las instalaciones del establecimiento, a través de un sinfín de actividades recreativas que se iban a prolongar hasta altas horas de la noche.Aquella iba a ser la primera fiesta post pandemia que se iba a celebrar entre las tranquilas y conservadoras familias que
Pese a lo fuerte que se consideraba ella como mujer, Eren no pudo evitarse echar a llorar, ya que sabía de antemano que ante tan radical escenario no era mucho lo que podía llegar a hacer respecto a lo que era una decisión ya tomada por parte de su padre.Solo quedaba una salida y esperaba tener el valor suficiente como para poder llevarla a cabo en forma de plan.En eso Morgana golpea la puerta.— ¡Largate! —Gritó Eren, sin dejar de llorar.— ¡Hija ábreme! Necesito explicarte que esto no va a ser tan terrible.Eren abrió la puerta, casi sin insistir en sus ganas de estar sola. Todo era odio y resignación en ella. Mal que mal sabía que ante la voz de su padre no se podí
Todo comenzó aquella tarde.Yo tenía mí cabeza echada hacia atrás, Mika me la estaba chupando y estaba haciendo enormes esfuerzos para no pensar en las tristes consecuencias de todo lo que me estaba proporcionando aquello.Esa tarde había llegado demasiado temprano de la calle y el trabajo estaba cada vez peor por culpa de la pandemia. Me sentía miserable e indigno de todo aquello y ahí estaba Mika en cuatro patas sobre la cama de plaza y media, haciendo un trabajo de lujo con su boca y con su lengua. Con una mano jugaba con su culo y con la otra le corría el pelo con el fin de que no me tapara la vista de aquella hermosa postal, en la cual tenía el privilegio de ser espectador y protagonista a la vez.
Después de acabar en su muslo derecho y fumarnos un cigarro comenzaron a acudir las preguntas; típico en mí eso de volverse altamente reflexivo después de eyacular.¿Por qué me sentía tan miserable e indigno?Primero empeze a alojar en su pieza porque ella me lo había pedido y como por culpa de la pandemia el trabajo en la calle se había echado a perder, acepté quedarme ahí por un tiempo. Jare me prohibió acercarme a nuestro hijo mientras durará la cuarentena y entonces ahí tomé la decisión de irme a vivir definitivamente con Mika a su minúscula y céntrica pieza de caserón antiguo en pleno centro de la capital. Ella había sido mí novia años atrás y por razones que no van al caso lo estábamos intent