Capítulo 12

No tenía puta idea que hacía ahí ni cual era mi misión.

Caminé un buen rato por el gheto pasando notablemente desapercibido y por supuesto que Javo nunca tuvo intenciones de responderme el teléfono.

El fuego se incrementaba al mismo tiempo que los gritos y las consignas. La manifestación en general le exigía protección a las autoridades en tiempos de hambre y miseria por culpa de la pandemia y el confinamiento y no se veía a ningún policía por ninguna parte. Lo más sorprendente de todo era que no faltaban las latas de cerveza entre la gran cantidad de manifestantes que había, pese al frío y a la emergencia sanitaria.

Por más que intenté reconocer el lugar no pude. Tampoco me atrevía a preguntar dónde estaba. La noche y el fuego lo distorsionaban todo, al igual que la numerosa cantidad de gente que surgía a través de los pequeños edificios con ropas colgadas

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