Capítulo 10

No hubo manera.

Tras haber llamado un buen rato desde la calle luego de un par de horas interminables entre que el bus saliera y el tiempo de viaje, Jare no asomó ni la punta de la nariz. Las luces estaban apagadas y no se oía ninguna clase de ruido por ninguna parte.

La llamé y le envié mensajes. No hubo respuesta. Daba la impresión de que el teléfono de ella estaba muerto, al igual que la mansión de su pareja.

¿Qué iba a hacer yo ahí? Ninguna posibilidad de nada. Ya no me quedaban amigos en el pueblo y regresar dónde Mika era absolutamente improbable, puesto que tampoco me respondía nada.

Comenzó a hacer un frío diabólico y decidí caminar.

Ya era de noche. Lo único que se oía era el ladrido de los perros y el ruido blanco de uno que otro vehículo. Ya era oficialmente un vagabund

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