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—Daniel, por favor, ¡Te juro que no paso nada! ¡No entiendo que es lo que esta pasando! — gritaba Elena intentando comprender lo que ocurría.

Furioso, con el corazón roto y sintiéndose traicionado, Daniel tomaba a su esposa por las muñecas con violencia cuando esta apenas había alcanzado a ponerse su ropa interior.

—¡Detengan la fiesta! — ordenaba Daniel lleno de furia.

—¡Harpía, puta, mentirosa! ¡Te acostaste con mi hermano! ¿Cómo pudiste? ¡Eres una perra y una zorra! — decía Daniel jalando a Elena fuera de la habitación, arrastrándola luego por las escaleras apenas vestida y ante la vista de todos los invitados y sus suegros.

Nadie podía creer lo que estaba pasando, sin embargo, era un hecho que Elena Mikaelson se había acostado con Damon.

—Por favor, te lo juro Daniel, yo te amo, te amo con toda mi alma, jamás te traicionaría y menos con tu hermano — decía y juraba Elena llorando y sintiéndose completamente humillada mientras notaba a todas las miradas juiciosas y morbosas que no dejaban de ver su casi desnudo cuerpo.

—¡Cállate perra mentirosa! ¡Te vi desnuda debajo de él! ¡No te atrevas a jurarme que me amas cuando te vi haciendo el amor con el! — gritaba Daniel conteniendo las lagrimas y completamente dominado por la ira.

Damon, quien había terminado de vestirse, corría tras de su hermano quien estaba cruelmente humillando a su inocente esposa.

—¡Basta Daniel! ¡Ella no ha hecho nada malo! ¡No la humilles así! — gritaba Damon sintiendo pena por la pobre Elena quien no dejaba de llorar.

—¡Cállate, maldito! ¡Tu eres mi hermano y aun así te acostaste con mi esposa! ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudieron? Yo los amaba a ambos, ¿Por qué me hicieron esto? — cuestionaba Daniel sintiéndose destrozado y traicionado.

Katherine miraba aquello con gran regocijo, todo había salido tal cual ella lo había planeado.

—Daniel, mi amor, por favor…créeme, créenos, nunca te haríamos daño…

Elena no termino de decir aquello, cuando con violencia y crueldad, fue arrojada por su amado esposo fuera de la mansión Salvatore.

—Lárgate, perra mentirosa, no quiero volver a verte nunca — dijo Daniel.

Elena sollozo, aquel golpe la había lastimado, pero eran las palabras de su amado Daniel lo que la había dejado completamente destrozada, ella no había hecho nada malo, y no lograba entender que era lo que había pasado realmente. Estaba sobre el suelo, medio desnuda, a la vista de todos, humillada, enteramente rota, y desconsolada al saber que su esposo no le creía, que no le creería jamás.

—¿Cómo te atreves? — reprochaba Damon al ver a su cuñada desnuda y herida en suelo.

Dando un puñetazo a su hermano en el rostro por hacer aquello a Elena, los hermanos comenzaban nuevamente a pelear.

—¿Cómo me atrevo yo? ¿Cómo te atreves tu? Por si a alguien le falta enterarse ¡Mi hermano tuvo sexo con mi esposa! — gritaba Daniel una vez más a los cuatro vientos, haciendo que Elena llorara aun más fuerte e intentara cubrir su casi desnudes con sus delgados brazos.

Los decepcionados y avergonzados señores Salvatore, salían de la mansión para calmar aquello.

—Damon, lo que has hecho esta noche es imperdonable, nos has avergonzado frente a toda esta gente, y has herido terriblemente a tu hermano, ahora, toma a esa mujerzuela y váyanse, lárgate de aquí, desde este momento has dejado de ser mi hijo — decía el señor Salvatore sin dignar su mirada hacia su hijo mayor.

Damon, sabia lo que aquello significaba, y mirando con rencor a su hermano, lo empujo para luego acercarse a Elena y cubrir su pequeño cuerpo con la chaqueta que llevaba puesta.

—Vamos, es hora de irnos, Elena — dijo Damon mirando a la pobre mujer que lloraba realmente destrozada.

Ayudándola a levantarse, Damon tomo a Elena entre sus brazos para llevarla hasta su camioneta. Todos los presentes miraban aquella escena con asombro, y Elena alcanzaba a escuchar los murmullos y las burlas que dirigían hacia ella.

—Por favor, Damon — dijo Elena pidiendo a su aun cuñado que la dejara bajar.

Poniéndose de pie, Elena dio una mirada fría y furtiva hacia Daniel, quien a pesar de jurar amarla no había creído en ella, su aun esposo la miraba con desprecio, incluso con asco, y ella, apretando los puños, lo miro una vez más directamente a los ojos.

—Algún día, Daniel Salvatore, pagaras por hacerme esto, yo no mentí, y en algún momento la verdad saldrá, y entonces, aun cuando te arrastres ante mí, te humillare como tu me has humillado esta noche, no lo olvides, es una promesa — dijo Elena secando sus lágrimas, para luego subir a aquella camioneta junto a Damon.

Todos en la fiesta se quedaron en silencio, y poco a poco los asistentes comenzaban a irse, Katherine, acercándose a Daniel, quien yacía sentado en el suelo con el alma hecha añicos, le tomo por el hombro.

—Lo siento mucho Daniel…te lo juro, yo no sabía…

—Tranquila Katherine — interrumpió Daniel mirando a la mejor amiga de quien ya consideraba su exesposa. — Esto, no es culpa tuya, al final, creo que Elena no me amo como yo si la ame a ella, ah Katherine, es que yo, en verdad…en verdad la amo y ella…con mi propio hermano… — dijo Daniel sintiéndose abrumado y permitiéndose llorar frente a aquella mujer.

Katherine, sonriendo triunfal, abrazo por detrás a Daniel, aquel hombre al que había deseado con todo su ser desde hacia años.

—Shh, tranquilo, lo se Daniel, tu no merecías esto, nadie merece pasar por algo así, se que la amabas demasiado, y de verdad lamento tanto que ella te haya pagado por tu amor así, pero, soy tu amiga, no te dejare solo, te lo prometo — dijo Katherine sin dejar de sonreír para si misma, aquel hombre seria solo suyo, y Elena, al fin había recibido todo lo que se merecía, finalmente la había visto completamente humillada en el suelo.

—Gracias, de verdad, eres una buena amiga — respondió Daniel dejándose consolar por Katherine.

En la camioneta, Elena y Damon no habían pronunciado palabra alguna, ninguno entendía que era lo que había ocurrido ni por qué razón, sin embargo, ambos se sentían completamente rotos, completamente solos. Una vez que habían llegado al hogar que Elena, hasta esa mañana, había compartido con Daniel, ambos se miraron a los ojos.

—Gracias por traerme Damon — dijo Elena quitándose la chaqueta para entregarla a su dueño.

—Quédatela, cúbrete…tu, estas casi desnuda — respondió Damon desviando su vista para no faltar el respeto a Elena.

La castaña asintió y se la volvió a poner encima. — Dime Damon, ¿Qué harás ahora? — cuestiono.

Damon suspiro cansado, aquella noche había sido terrible, y su padre lo había desheredado.

—Me voy del país, ahora soy un don nadie, me han desheredado, no tengo nada que hacer por aquí, y tú, ¿Qué harás? — dijo y cuestiono.

Elena se encogió de hombros.

—También me marcho, ya no me queda nada aquí — respondió.

Damon extendió su mano a Elena, ambos habían sido victimas de un acto sin razón y desconocido, y ambos, estaban ya pagando las consecuencias de eso.

—Buena suerte, Elena, en verdad, lamento todo esto —

—Buena suerte, Damon, yo también lo lamento —

Y así, ambos se despidieron y con mil preguntas en la mente, los dos habían decidido seguir su camino.

Aun sintiéndose rota, y llorando desconsolada, Elena empacaba sus pocas pertenencias, las que pertenecían a ella, no se llevaría consigo nada que Daniel le hubiese comprado. Poniendo todo en varias maletas, la mujer se secaba las lágrimas, entonces, su celular sonó dejando ver el nombre de Katherine en la pantalla, apresurándose en responder, se sintió avergonzada, se había olvidado completamente de ella.

—Katherine, yo lo siento…

—Tranquila Elena, se lo que pasó, no te preocupes por mí, estoy bien — dijo mirando de reojo a Daniel quien buscaba un vino. — Te llamo para decirte algo muy importante, cuando estaba saliendo de la casa de tus suegros, escuche una conversación de tu suegra con Daniel…es horrible — decía Katherine fingiendo tristeza en su voz.

—¿Qué ocurre Katty? — pregunto angustiada Elena.

Katherine casi quiso reír al escuchar la voz tan triste y angustiada de su ex amiga, y guardando un momento silencio, volvió a hablar.

—Escuche a Daniel decir que su plan había salido bien, alteraron tu comida y la de Damon para hacer todo eso y culparlos, Daniel quería quitar de en medio a su hermano mayor para quedarse toda la herencia para el solo, y también…quería deshacerse de ti porque dijo estar enamorado de otra mujer, yo…de verdad lo lamento —

Elena sintió como lo poco que quedaba dentro de ella, comenzaba a desmoronarse, ¿Daniel había planeado todo aquello para deshacerse de Damon y porque se había enamorado de otra? Su corazón, se rompía por completo al mismo tiempo que comenzaba a sentir un profundo rencor hacia Daniel por lo que le había hecho, la había humillado cruelmente tan solo para poder correr a los brazos de otra mujer y quedar como una víctima, y lo peor de todo, era que había traicionado a su pobre hermano mayor por dinero.

—Gracias por decirme esto Katty, eres una gran amiga — dijo Elena para luego cortar la llamada.

Tomando sus maletas, Elena había pedido un taxi, era el momento de irse, tenia que marcharse de esa ciudad…luego, regresaría para vengarse de lo que Daniel le había hecho.

Katherine, en la vieja habitación de Daniel, tomaba de la mesita de noche aquellos anillos, los que una vez Elena le había presumido con tanto amor y orgullo. Poniéndose ambos en su dedo anular, ahora ella los llevaría, los anillos de compromiso y de boda, su esposo, su casa, y toda su vida, ahora le pertenecían a ella. Una sonrisa cruel se dibujaba en su rostro.

Días después, Elena firmaba aquellos papeles de divorcio, oficialmente estaba divorciada, y Daniel, como un cobarde, se había negado a estar presente.

Vestida de negro, Elena abordaba un avión hacia su nuevo destino, sin saber que también el avión de Damon Salvatore estaba ya despegando. Ambos, se habían visto forzados a abandonar sus vidas, todo debido a una cruel calumnia impulsada por los celos y la envidia. Damon, miraba el correo de su padre, el ultimo que le mandaría, el, estaba oficialmente desheredado. Elena, miraba la ciudad que la vio nacer y que también la vio humillada, prometiendo regresar a cobrar lo que le habían hecho.

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