La vida era simplemente perfecta; se decía así misma Elena Mikaelson. Tenia un esposo amoroso y perfecto, Daniel Salvatore; multimillonario farmacéutico y cirujano plástico, una enorme casa en uno de los suburbios más exclusivos de California: Portola Valley, un pequeño pekinés de nombre Armand, y una vida llena de lujos y comodidades, quizás, lo único que le hacía falta, era tener hijos con el amor de su vida para que esta terminara de ser perfecta.—Cariño, ¿Qué vestido crees que debo de usar para la fiesta de esta noche? ¿El azul oscuro? ¿O el rojo pasión? — decía la mujer de apenas 22 años y cabello castaño oscuro, que miraba con total adoración a su esposo, tal cual lo haría cualquier joven realmente enamorada.—Creo que el rojo te lucirá mejor, aunque, eres hermosa Elena, cualquier cosa luce magnifica en ti — aseguraba Daniel Salvatore, segundo hijo de su multimillonaria familia, y quien simplemente amaba a su esposa.No llevaban mucho tiempo de casados, apenas cumplirían un año
—Daniel, por favor, ¡Te juro que no paso nada! ¡No entiendo que es lo que esta pasando! — gritaba Elena intentando comprender lo que ocurría.Furioso, con el corazón roto y sintiéndose traicionado, Daniel tomaba a su esposa por las muñecas con violencia cuando esta apenas había alcanzado a ponerse su ropa interior.—¡Detengan la fiesta! — ordenaba Daniel lleno de furia.—¡Harpía, puta, mentirosa! ¡Te acostaste con mi hermano! ¿Cómo pudiste? ¡Eres una perra y una zorra! — decía Daniel jalando a Elena fuera de la habitación, arrastrándola luego por las escaleras apenas vestida y ante la vista de todos los invitados y sus suegros.Nadie podía creer lo que estaba pasando, sin embargo, era un hecho que Elena Mikaelson se había acostado con Damon.—Por favor, te lo juro Daniel, yo te amo, te amo con toda mi alma, jamás te traicionaría y menos con tu hermano — decía y juraba Elena llorando y sintiéndose completamente humillada mientras notaba a todas las miradas juiciosas y morbosas que no d
Ya habían pasado 6 años…Elena, miraba todos aquellos papeles en su escritorio, mucho trabajo para hacer, era algo normal, pues ahora era la directora ejecutiva de aquel hospital, y dentro de unos días tendría que viajar para la inauguración de su hospital propio.Ya habían pasado 6 años…Todo el mundo la respetaba, era algo normal, pues se había esforzado muchísimo más que el resto para llegar a donde estaba. Quien quiera que la viera ahora, no creería de hecho todas las cosas que había tenido que padecer.Ya habían pasado 6 años, y ella ya no era la misma chica que una vez había estado tirada en el piso, medio desnuda y acusada injustamente de infidelidad, mientras todos se burlaban de su humillación. Después de Daniel, después de aquella noche, ella había llegado a Atlanta, en donde había tenido que ser vagabunda durante algunos meses, careciendo de todo, inclusive pasando hambres, pues todo apoyo le había sido negado, y nadie se había compadecido de ella, Daniel se había encargado
—Yo, he venido a vengarme Damon —Las palabras de Elena lo sorprendieron, aquello parecía ser una obra del destino. Damon, se hallaba completamente asombrado al ver a aquella mujer allí, mucho más hermosa de lo que siempre fue, y con aquella fiera mirada de cazadora en sus ojos. Tomándola por el brazo, Damon arrastraba a Elena hacia un pasillo más vacío, tenían que hablar.—¿Vengarte? ¿De que diablos estas hablando? — exigía saber Damon, quien notaba que aquella mujer, no parecía la misma a la que su hermano había exhibido casi desnuda y a la que arrojó al suelo.Elena, se zafó del agarre de Damon. Se miraba distinto, con una mirada poco amable que distaba mucho de aquella mirada amistosa que el alegre Damon solía tener antes.—Es tal y como lo dije — dijo sin dar más explicación Elena. Tomándola por los hombros, Damon la obligo a mirarlo a los ojos. Tenia que saberlo, saber si ella era quien había provocado todo lo ocurrido esa noche que arruino su vida para siempre.—Respon
La mañana daba comienzo, y Elena miraba como la noticia sobre la fiesta eh inauguración de su nuevo hospital, se regaba como pólvora en todos los medios que no paraban de hablar sobre ello. Miraba en el diario su fotografía rompiendo el listón rojo, junto a varias celebridades que sonreían junto a ella. Para esa hora, era seguro que Daniel y Katherine finalmente ya sabían que ella estaba de regreso en la ciudad.—Mami, mami, saliste en la tele y te veías muy bonita, ¿Me compras un vestido rojo también para mí? — Addison entraba en la recamara de Elena, saltando sobre la cama de su madre junto a su gemelo.—Mami ahora es muy famosa Addison, por eso sale en la tele — decía Aiden también emocionado.Elena, contenta, se abrazaba de sus gemelos y los llenaba de besos. Cuando terminara con Daniel, ellos podrían construir una vida plena y feliz sin que nada perturbara su paz, aquello también lo hacia por ellos y para ellos, así Daniel no tendría oportunidad alguna de lastimarlos.—Son unos
Damon miraba al techo de su habitación en aquel hotel en donde se había hospedado por aquellos días inciertos. Aun sentía el calor del pequeño cuerpo de Elena Mikaelson pegado al suyo, y recordaba vivamente el aroma peculiar de su perfume. Elena había sufrido, quizás tanto o más que el, y sin ser culpable de lo que se le acusó. Daniel había causado mucho daño en las vidas de ambos.Elena deseaba venganza, y después de escuchar lo que le dijo a su hermano la tarde anterior, entendía la razón de ello. Sin embargo, el aun no deseaba lastimar a su familia, después de todo, sus padres no sabían lo que Daniel había hecho, ¿Cómo podrían saberlo si su hermano siempre se mostró como una buena persona? Elena le había pedido ayuda en su venganza, pero el, había dado un no por respuesta y pretendía mantenerlo así.Esa tarde acudiría a visitar a sus padres, les explicaría todo lo que sabía, y esperaba que ellos lo comprendieran y perdonaran. Levantándose de la cama, se apresuro en salir y subir a
El agua se resbalaba a través de sus marcados músculos abdominales. Su cabello negro estaba humedecido, sus ojos cerrados mientras su mente se plagaba de recuerdos. Había hecho un trato con Elena Mikaelson, aquella mujer hermosa que era tambien la exesposa de su traicionero hermano menor. Recordaba la primera vez en que la vio, había notado lo hermosa que en realidad era y su alegría permanente le resultaba cautivadora. Nunca la había visto con ojos maliciosos, mucho menos había jamás codiciado a la mujer de su hermano, sin embargo, creía que Daniel era muy afortunado por tenerla consigo, hacían una pareja realmente hermosa, y resultaba increíble lo que aquel había hecho solo por dinero y ambición. Toquidos en su puerta comenzaban a molestarlo, seguramente era alguna de las mujeres con las que había ligado en la piscina del hotel, sin embargo, tal insistencia lo molesto. Poniéndose una toalla encima, Damon se apresuraba en abrir aquella puerta, esperaba que al menos aquella mujer fue
—¡El desayuno está listo! — grito Elena llamando a sus gemelos.Inmediatamente después, una serie de murmullos y refunfuños infantiles se dejaron escuchar en la planta alta de aquella casa, junto a pasitos apresurados que seguramente buscaban sus pantuflas. Elena reía de aquello y esperaba que pronto los pequeños bajaran a desayunar.A veces le parecía realmente increíble pensar en la realidad que estaba viviendo. Se había convertido en una doctora y empresaria exitosa, tenia a dos maravillosos hijos que complementaban todo su mundo y todo parecía marchar bien. Sin embargo, la sombra del rencor que aun sentía demasiado arraigado en su corazón, la hacia borrar a momentos aquella sonrisa que debiera de ser permanente.—Listo mamita, ya nos lavamos los dientes y sacudimos la cama ¿Hoy iremos a la nueva escuelita? — preguntaba su pequeña hija.Elena dio una pequeña risita al notar que su hija había intentado hacerse un moño por ella misma y este le había quedado completamente torcido.—Ad