A sus 29 años, Andrew White era un importante cirujano asociado del hospital de Durango, con una carrera envidiable para cualquier hombre. Dinero, mujeres y una familia perfecta. Han pasado 6 largos años desde que Anaelise dejó Durango, y esos mismos en que jamás pudo superarla. Muy preocupado por el alejamiento que Andrew está profesando sobre su familia, su padre, Jarol White, interviene en su vida involucrando a una chica que parece inofensiva. Jarol hace un trato ofreciéndole dinero para poder seguir con sus pasantías en medicina, y ante la desesperación, Natali, sucumbe a negociar con el hombre mayor decidida a utilizar todos sus encantos para que Andrew olvide de su pasado. ¿Cuánto le costará a Natali el amor de Andrew? Y ¿cuál será el precio de su amor?
Leer más—¿Quién es el bebé más bello del mundo? —Ana y Andrew se giraron para ver como Natali alzaba a Matthew y le besaba las mejillas haciéndole juego con su nariz—. ¡Yo soy el bebé más hermoso de todos…! ¡Mírenme chicas! Soy lo más bello… —Natali fingió una voz de niñete mientras Ana soltó una risa baja y negó pasándole una bebida a Andrew, sentándose un poco retirados de la sala.—Ella será una buena madre… —dijo sin dejar de mirar a su hijo que reía a carcajadas y se restregaba los ojos con el puño.Andrew asintió tomando su jugo rápidamente y luego le indicó a Anaelise:—Por ahora no… quiero que siga estudiando, y que siga creciendo en su carrera. Lo ha anhelado tanto que, yo mismo deseo que puedo lograrlo pronto.Ana sonrió
Un montón de espuma, serpentina, y papelillo de colores, cayó sobre todos los graduandos de medicina que unos minutos atrás, habían recibido su título de culminación de grado. La universidad había preparado esta especie de ritual cuando ellos terminaron de lanzar sus gorros al aire, y ahora, en el centro del evento, las luces, los globos, y todo el papel colorido, caía sobre sus cabezas mientras las lágrimas y las risas de felicidad se entremezclaban en sus ojos. Nat estaba abrazada con Lana diciéndole lo agradecida que estaba por estar en su vida, pero de un momento a otro también fueron abrazadas por un tercero. Peter se unió a ellas esparciendo besos en sus cabezas, mientras daban brincos tratando de explotar la emoción que los arropaba. —¡Lo logramos! —gritó Peter aturdiéndolas y luego las sacudió—. ¡Lo lograste Nat!, ¡Lo lograste Lana…! ¡Lo logré! ¡Somos médicos, carajo! ¡Somos los putos médicos más sexys de Durango! Las risas de sus comp
Un mes después…—Imagino que estás muy feliz, ¿no es así? —Nat sonrió negando una vez que volvió a colocar las compresas frías en la pierna de Andrew, y luego quitó el gel que había utilizado unos minutos antes.—Depende de qué punto lo veas… —ante la respuesta, Andrew negó con su sonrisa devastadora mientras colocó sus manos en la nuca recostando la cabeza y deteniéndose en mirarla solo a ella.Nat terminó de envolver toda la pierna con las compresas e inspeccionó que su pierna estaba en perfectas condiciones para seguir con el protocolo de todos los días.Compresas calientes y frías, corriente, caminatas… entre otras cosas de la rutina.Ya no estaba usando el bastón, y aunque no caminaba de forma perfecta y rápida, este mes de terapias le habí
Nat soltó el aire una vez que un hombre abrió la puerta de un automóvil negro para ellos, haciendo una señal para que Andrew entrara.De forma voluntaria se colocó delante de él tomando su brazo, para que se apoyara un poco, y poder meterse en el auto con cuidado. Ella pudo evidenciar que ahora se manejaba bien, y que caminaba con más precisión, pero con mucho más cuidado que antes.Después de que la puerta fue cerrada, ella apretó su bolso encima de las piernas, solo con ese pensamiento de Andrew había esperado que terminara su turno, para salir con ella a esa comida que le tenía los nervios explotados.«¿Por qué todo esto de forma tan repentina?», se preguntó torturándose un poco.—¿Cómo va el trabajo? —La pregunta hizo que se sacudiera un poco mientras el auto co
Natali tomó la taza de café en sus manos, y luego sopló lentamente antes de llevarse un trago a la boca.Hoy se sentía un poco más aliviada, eso porque desde que salió del restaurante de Shan ayer por la tarde, se fue directamente a la casa de Lana, y con todo y la ropa de calle se había tirado a la cama y se había despertado hasta la madrugada.Lo había necesitado, y su cuerpo se lo agradeció en sobre manera. Ahora mismo, estaba hambrienta, y aunque ya iba corriendo su turno a media mañana, estaba aprovechando el receso para comer algo mientras entraba de nuevo al turno con la doctora Tucker.Soltó el aliento relajando sus hombros sabiendo que, aunque Andrew viniera todos los días, ya no iba a ser una tortura verlo porque estaría alejada de ese salón. Y a lo mejor también después de ayer, él decidiera que ella estuviera
—¿Necesitas algo? —Dana intervino al ver que Andrew se movió para decirle algo a Nat, y en el instante, ante el silencio de él mismo, ella se sacó de ese agarre que estaba quemando su propia piel.La doctora Tucker caminó después de Natali, y esta vez no se arrepintió de no querer saber lo que esos ojos le decían, ni por lo que hubiese querido que decirle hace unos segundos antes de atajar su brazo.¿Para qué la había tomado de esa forma solo para quedarse callado? En el momento en que salió de esa sala, el aire volvió a su vida, pero su corazón retumbaba más fuerte que nunca, y antes de que pudiera seguir, se giró hacia Anggie para agradecerle por su ayuda.Era muy evidente que todos, con solo darle un vistazo a su apariencia, se dieran cuenta de que no la estaba pasando bien con la llegada de Andrew al hospital.&m
Unas risas procedieron en el salón de terapias, donde Nat encontró al doctor Archer hablando con Andrew mientras este sonreía y generaba las carcajadas en su compañera, la enfermera.Él reía… Nat pensó mientras Peter le tomó del codo.—Ven… vamos… esto es solo trabajo Nat —ella parpadeó girando su cabeza hacia él y luego asintió pensando que tenía toda la razón.Llegaron al sitio donde estaba sentado el terapista, y este a la vez estaba acondicionando todo para comenzar la terapia de Andrew.—Que bueno que llegaron… Peter… vas a ayudarme a movilizar el paciente cuando lo requiera… primero comenzaremos con lo más básico. Ondas de calor…Ambos pasantes asintieron ante las indicaciones mientras en la esquina del salón, se desarrollaba una charla con Andrew y el docto
Dos meses después…—Señor Garesche… —el tutor se giró cuando Natali lo llamó en el pasillo de la universidad, pero sin hacerle mucho caso, siguió caminando.Entonces ella tuvo que correr para alcanzarlo.—¡Señor Garesche…!—Ya la estoy escuchando… todo el pasillo puede oírla —Nat sonrió intentando llevar su pasó mientras cargaba algunos libros en sus brazos.—Bien… ¿Qué han dicho de mi traslado? ¿Cree que me cambien esta semana?De un momento a otro su tutor se detuvo de golpe y se acomodó los lentes mirándole fijamente.—Solo alguien tonto puede pedir el traslado de sus pasantías del hospital Mercy… ¿No cree que debería pensarlo un poco?Nat negó. Ya había pas
—No te preocupes, seré rápida, mi… —Ana se giró hacia su espalda para ver que Xavier seguía hablando por teléfono, y luego volvió su mirada hacia Nat—. Él no tardará en colgar, y ya debemos irnos.Natali parpadeó carias veces llevando sus ojos hacia el hombre que las miró un momento, y luego salió del pasillo para seguir hablando por teléfono.—Está bien… podemos ir a la cafetería del hospital.Ana asintió caminando, y amabas se fueron al instante para llegar al salón de la cafetería que estaba poco concurrido. Ellas tomaron asiento en una de las mesas y en cuanto Ana puso las manos encima de la superficie, Nat no pudo evitar observar su anillo reluciente en el dedo anular.—Natali… creo imaginar que además de mi nombre, sabes que conozco a Andrew desde hace mucho.Nat asint