Un sabor amargo se gestó en la boca de Natali, entre tanto visualizaba el rostro carente de alguna emoción, en el hombre que tenía en su frente.La expresión que utilizó para con su hijo, solo le había creado escalofrío, y alguna sensación en su pecho que hizo que todo lo que tenía en su mente, se disipara.«¿Por qué estaba diciéndole todo esto?», se preguntó un poco nerviosa, pero antes de que sus interrogaciones salieran de su boca, Jarol apartó el portarretrato, lo puso hacia abajo, y le envió una mirada fija, seria e intimidante para su gusto.—He intentado llamar la atención de mi hijo durante los últimos años. Es un buen hombre, el mejor de todos, me atrevo a decir.Recordó el suceso de hace unos minutos donde ese hombre salió como si se lo llevara el demonio, y cuando barrió el
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