Nat resopló sacando todo el aire de sus pulmones mientras guardó su móvil en la cartera elegante, que Lana le prestó. No pudo evitar mirar al cielo negro, tratando de sostener las lágrimas que se le acumularon en sus ojos por la pelea que acababa de tener con su hermana.
«¿Injusta?, ¿acaso ella se había vuelto loca? ¿Cómo podía llamarle injusta y degenerada por querer irse de su casa y rentar una pieza para ella?», además estaba muy preocupada con lo de “Grace se puso algo enferma”, “Y si le pasa algo será tu culpa”
Estaba segura de que el hecho de irse de su casa no iba a menguar los problemas, y se preguntó cuánto más iba a aguantar esta situación.
—¡Oye! —un grito la hizo saltar y disipar sus pensamientos confusos—. No puedes irte todavía, Alexey y y
—¿De verdad estamos yendo al club Livenly? —Nat escuchó la pregunta de Lana volviendo con el tema en el que persistía desde hace media hora cuando la levantó de la cama, ella estaba intentando indicarle al taxista la dirección de la cafetería a donde debía dirigirse primero, así que pasando un trago algo incómodo, giró la cabeza para añadir una sonrisa a su rostro y mostrarle que esto era una cotidianidad en su nuevo trabajo.—Primero iremos a una cafetería. Esto es trabajo, solo que me dije: ¿Por qué no? Lana se ha portado excelente conmigo, así que ella puede disfrutar su día libre en el mejor club de Durango, mientras yo… —por un momento pensó, ¿qué era precisamente lo que debía hacer con Andrew en el sitio?, pero esperaba que no fuese sentarse en una silla a tomar el sol y a mostrarle su cuerpo semidesnu
Andrew pudo ver como Natali comenzó a dar brazadas, como quien no tiene equilibrio y tampoco tiene idea de cómo nadar. Sabía muy bien que era hora de ir por ella, pero sus palabras lo habían dejado frío.Un grito agudo resonó en sus oídos, parpadeó varias veces pasando un trago y solo pudo ver como las manos de esa tonta, comenzaron a desaparecer de su visión.—¡Por favor!, ¡Ayúdala! —el grito se hizo más intenso estrellándose con su conmoción—. Las uñas de la compañera de Natali se clavaron en sus brazos, mientras movía su cuerpo insistentemente—. ¡Ella no sabe nadar!La última palabra hizo que sus piernas tomaran vida propia y sin esperar un segundo más, corrió dando un clavado hacia la piscina. En el momento en que estuvo dentro del agua, pudo notar de inmediato que Natali estaba muy qui
Escuchando todas las indicaciones de su tutor, junto con varios mensajes que estaba leyendo apresuradamente en su celular, Nat se dio cuenta de que, Jarol había metido la mano hasta el fondo para que ella estuviese en este hospital durante sus pasantías.“Buenos días, Natali, espero que te haya gustado tu pequeño hogar, y que hoy sea un mejor día que ayer”Ella soltó el aire negando y sabiendo que por supuesto él se había enterado del día de ayer. «¿Qué ojos la estaban vigilando?», no lo sabía, pero de seguro ese hombre tendría gente para ello.“Has como si nada, eres una estudiante de medicina, y solo es una coincidencia en que te haya tocado en ese hospital”Era otro mensaje de White.—¿Entendido? —la voz de John Garesche, el encargad
—Entonces, Natali… ¿Quién eres en realidad?, y ¿Qué es lo que quieres? —la respiración de Andrew chocó contra su rostro. Parecía más caliente de lo normal, y también alteraba su estabilidad más de lo que suponía.Ella abrió su boca. Este hombre no era ningún tonto, no podía darle otra mentira estúpida y pensar que iba a escaparse de esta, así que cerró sus ojos duramente y luego asintió.—Estudio medicina…—¿En serio? —escupió él muy enojado y zarandeándola un poco.—Escucha… —ella habló muy bajo, y aprovechó en llevar sus manos temblorosas a sus brazos, acción que hizo que los ojos de Andrew se abrieran más—. El día del club, fue solo una coincidencia. No sabía quién eras, fue un est&uac
El hombre que estaba en su frente alzó la taza de café hacia él, mientras terminó de acentuar una sonrisa que provocó náuseas en el cuerpo de Andrew. Por supuesto, había demostrado cierto interés por Natali, tratando de defenderla de algo que desconocía totalmente y ese hombre quiso tomarle una ventaja con sus palabras.«Fred era un imbécil», y lo más seguro es que ahora persiguiera a esa tonta a donde fuera después de su reacción.«¿Por qué carajos se estaba inmiscuyendo en esos asuntos?».En silencio Andrew divisó como el médico tomó asiento revisando su celular y no olvidó que alguien lo esperaba afuera. Caminó tan rápido como pudo y al salir la encontró mirando sus zapatos mientras mordía su labio inferior.—¿Por qué siempre estás met
Debía ser una broma que ahora mismo Andrew White estaba siendo directo como un filo que no avisa a su entrada. Él estaba mirándola con desafío, y aunque no tenía experiencia con hombres, era muy claro que su mirada gritaba “deseo” por donde fuera.«¿Cómo iba a poder resolver todo este asunto después de todo?», este hombre no le importaba, él no tenía los problemas que a ella le sobraban, y después de esto, saldría con otra mujer sin importarle a nadie más ni mucho menos su vida, además, su padre lo había dicho, estaba enamorado hasta la médula de esa mujer, y Nat sabía que ella no iba a poder hacerlo cambiar de idea.Que se sintiera atraído por ella era otro cuento, y que aprovechara esa oportunidad, no se debía a que pudiera conquistar su corazón, además, no podía arriesgarse
Algo había cambiado, de eso no tenía duda, esa oscuridad que Andrew siempre reflejaba en sus ojos y esa rabia interna que lo destacaba, ahora mismo no se encontraban en su mirada.La comida había llegado, y después de su respuesta, un silencio un tanto tenso los había arropado por completo, pero para Nat fue imposible no decir la verdad, al menos no en esa pregunta tan directa y tan importante para ella.Apretó sus ojos inhalando un respiro y tomando algunos cubiertos, «eran muchos», pero no podía negar que tenía hambre y esta comida se veía exquisita. Si debía comer en silencio a partir de ahora por haber sido sincera, pues, ya pensaría en algo para quedarse cerca de este hombre, cuanto más pudiera.Andrew observó de forma discreta en como Natali comió con un gusto, que aumentó su apetito. Alzando la ceja le dieron ganas de reír,
Andrew estacionó su auto en el lugar para médicos, y pasó la llave apagando el motor. Solo apretó sus manos cuando evidenció aquella figura que no había salido de su cabeza en toda la semana y que palpitaba incasablemente en su cuerpo.Era inevitable no curvar su boca. Allí estaba Natali caminando hacia la entrada del hospital, casi corriendo y arreglando su cabello por el viento que lo desordenaba.Miró la hora en su reloj para comprobar que faltaban al menos 40 minutos para su hora laboral.Estaba evitándola, durante toda la semana había hecho un esfuerzo sobrehumano para ignorarla totalmente, porque, aunque no quisiera aceptarlo, tenía un poco de miedo para con ella.No podía sacarla de sus pensamientos. Cada vez que cerraba los ojos esa boca amplia y alegre que se mostraba para él, el tono de su voz, el color de su risa tan natural, definitivamente habían