Una petición a su manera. Amo esta fase y a ellos dos juntos también. ♡♡♡
Donovan.—La señorita Elisa y el primo insisten en ver a su esposa, señor— me dice Gull cuándo subo al auto con él. —Quieren saber cómo está ella. —¿Para qué quiere un escultor Sofía? —cambio de tema. Puede haber sido por orden de Sofía o por el motivo que sea, pero ellos la dejaron sola. A Elisa le entregué a quiénes el polla chica delató, ella pudo matar a los tipos que la lastimaron, pero de los que dañaron a mi mujer no sé nada. A la más importante para mí no puedo darle la satisfacción y eso me empeora la vida. Les di lo que solicitaron. Vengaron lo que sucedió y no los maté, porque un día Valkyria los va a recordar y no quiero tener que pelear con ella por matar a sus amigos. Pero no los quiero cerca tampoco. La abandonaron. No me importa los motivos, sólo se repite en mi cabeza que la abandonaron. Camino al frente cuándo bajo del vehículo, con Oscar Lombardo y Gull siguiéndome, la puerta la abren para mí y con ellos cruzo el umbral, quedando ante la mesa dónde me esperan. J
Sofía. "Una habitación oscura me rodea, escucho cadenas cayendo, busco a tientas, no hay más que un grillete rodeando mi tobillo. Encuentro agua y la boca me ecigeun poco. Aún siendo la mas baja humillación me inclino para beberla. No lo logro cuándo abren la puerta para iluminar mi cara. Aturdida me cubro con los brazos. —Está lista— dice una voz masculina. —Podemos iniciar el proceso. Me hacen caminar. No veo más que mis uñas agrietadas y llos brazos mojados. Me mareo debido a la debilidad, pero me sostienen llevándome a una sala vacía, donde mas personas me rodean. El golpe de agua fría me golpea y caigo al suelo, tratando de respirar con el líquido que me tira de una vez más. Apenas puedo abrir los ojos que me arden, al mismo tiempo que tirito de frío. Me quitan la ropa para vestirme con un pantalón gris y una remera blanca. No tengo control de nada, no sé qué hago o quiénes son ellos, siendo eso lo que aprovechan para mantenerme en movimiento constante hasta que me h
Donovan—Queremos verla. Si no nos recuerda la ayudaremos— ruega Elisa siguiendo mis pasos. —Donovan, es mi amiga. Necesito abrazarla, verificar que se encuentra bien con...—Está viva. No por ustedes. La dejaron sola— saben lo rencoroso que soy. Nunca olvido lo que hicieron diciéndose sus amigos. Como sea que sucedieron las cosas, lo que me jode es la rabia que tengo dentro.Sigo mi camino con Elisa detrás de mí. —Lo hicimos porque ella dijo que saldría rápido. No sabía que le harían eso— solloza. —No lo sabía. ¿Porqué no lo comprendes? Estaba aterrada. ¡Me violaron!—Y te di el gusto de matarlos uno a uno. Te brindé la ayuda que necesitaste. Quemaste ese lugar con ellos aún vivos —le recuerdo, no como reproche hacia ella, sino para que entienda lo que no puedo hacer con Sofía. —He cazado a los que te maltrataron a tí porqué lo recuerdas, cosa que con ella no puedo hacer. No tiene un solo recuerdo y no tengo un puto nombre al cuál buscar, más que los ya existentes.—¿Me estás culpan
Donovan. En el elevador me espera Gull que subió por mí, me entrega una toalla y la uso para limpiarme la sangre de las manos. Abordo el auto, mientras observo por la ventanilla, varias patrullas, de seguro avisando lo sucedido y por ello lanzo la toalla y la camisa que me cambio dentro del vehículo. Al llegar a la casa, Elisa y Sofía están en una mesa en el jardín, con Kilian que deja de comer cuándo me ve. Paso de largo al obtener la mueca con la boca que devuelvo. Es caso como si me dijera que le agrada tenerme cómo padre, aún siendo alguien que no sabe cómo hacerlo, pero así cómo aferrarse a la vida de la forma en la cual lo hizo, me enorgulleció, saber que es mi hijo, lo exenta de ser igual de insignificante que el resto. Porque no lo es. Ese niño de un metro de altura es el niño más importante de la existencia para mí. Funciono por él y la madre. Respiro porque sé que lo hace. Vivir ya no es una obligación por venganza solamente, sino para ver el gesto que me dedica cuánd
Sofía. Observar mi imagen en el reflejo ante mí me retuerce el estómago. Elisa termina de acomodar las horquillas en la parte superior de mi cabeza, dejando que las hebras en ondas sueltas, caigan sobre mi espalda. Me ayuda a colocarme el vestido para regresar a donde antes estaba. Mirándome en el espejo, me observo con una mezcla de incredulidad y emociónes que luchan por obtener el dominio. El vestido de novia que elegí es absolutamente deslumbrante. Largo y ajustado, de un blanco que resplandece bajo las luces del vestidor. El encaje floral cubre toda la prenda, añadiéndole un toque delicado. Un suspiro se escapa cuándo veo a Elisa detrás de mí. Los finos tirantes se posan sobre mis hombros, y el escote en V profundo en la parte delantera resalta mi figura. Doy un giro y veo la parte trasera abierta, con ese diseño de tiras delicadas, cruzadas que se atan en la parte baja de mi espalda. ¿Será posible que algo tan simple pueda ser tan precioso? Lo es y lo tengo envolviendome.
Sofía. Lombardo, Cavallaro y Grand se apellidan los tres hombres que felicitan a Donovan con un gesto de respeto. Mientras dos hombres más se unen a él, que por lo visto, ya no soporta nada. Bruno y Elisa me abrazan cuándo cargo a Kilian, en lo que Danna se mantiene alejada con la que parece ser su hermana. Su vestido negro lo sacude con movimientos bruscos, antes de seguir a todos los que se dirigen a la zona dónde será el banquete. La idea de que fuese al aire libre me encantó y con la sombra de algunos árboles, mi sonrisa crece al ver cómo quedó todo. Kilian se mueve detrás del gato en cuánto llegamos, mientras Lori no se le aleja.—No pienso estar mucho tiempo aquí— se queja Donovan a mi lado. Todo lo incomoda. Es un tipo que socializar no lo disfruta y que se acerquen para conversar menos.—Dos horas serán suficientes para mí— indico antes de colgarme de su cuello. —¿Puedo?—No— zanja deslizando la mano envuelta con la misma tela que cargo en la mía. —Gracias, sabía que me h
Donovan.Mi esposa, mía. Ante la maldit@ ley y la misma pirámide que tiré para luego alzarla para que tuviera con qué defenderse, ahora es la mujer del Dragón. Soy su marido. Un marido que no se cansa de follarla, que montarla le resulta tan cegador que no pienso más que en despertarla con una embestida. Me gusta el anillo que ahora carga en su dedo, me gusta el corte que nos une y mas cuándo resiste todo de mí. No me recuerda totalmente, pero es la misma Sofía de hace años que tentaba a la muerte al provocarme con esas miradas. Barrer con la mesa no me resulta difícil, para despojarla de bata de baño que carga y hundirme entre los pliegues que me reciben. Mueve las caderas y gime con cada estocada, pierde toda reserva, mientras la embisto y se sujeta de mi cuello al correrse. Sus ojos controlan el cielo estrellado que me deja incapacitado con sólo observarla. Atrapo su boca, extasiado con lo que es. Apenas puede respirar y con cada intento de controlarlo, solo sigue dándome lo q
Donovan. Sofía vuelve a la alberca, en donde el agua está continuamente corriendo sin perder su frescura, pero conmigo a su lado. Comiéndole la deliciosa boca que posee, mis manos intentan quitarle las tiras de nuevo y me manotea, le atrapo las manos y la sigo besando, mientras la mano libre baja a la unión de sus piernas. Deslizo la tela para tener acceso a su coño, arrastrando dos dedos entre sus labios externos. Tiembla cuándo toco con la yema de los dedo el punto sensible que rodeo, sin dejar de mover la lengua en su boca. —Nos van a ver— se queja cuándo muevo lento los dedos. —Donovan, hay cámaras. —Las apagué— no cargara con el computador que me dio Bruno si no sirviera para algo, pero no me parece más agradable explicar cosas que seguir viéndola cómo se retuerce cuándo ingreso dos dedos, el agua se mueve con ella, los senos se endurecen y su piel se eriza. —¿Puedo entrar aquí ahora? —se atraganta con su saliva. —Será un poquito. Sólo quiero correrme una vez, —niega y extien