Capítulo 97.

Donovan.

En el elevador me espera Gull que subió por mí, me entrega una toalla y la uso para limpiarme la sangre de las manos. Abordo el auto, mientras observo por la ventanilla, varias patrullas, de seguro avisando lo sucedido y por ello lanzo la toalla y la camisa que me cambio dentro del vehículo.

Al llegar a la casa, Elisa y Sofía están en una mesa en el jardín, con Kilian que deja de comer cuándo me ve. Paso de largo al obtener la mueca con la boca que devuelvo. Es caso como si me dijera que le agrada tenerme cómo padre, aún siendo alguien que no sabe cómo hacerlo, pero así cómo aferrarse a la vida de la forma en la cual lo hizo, me enorgulleció, saber que es mi hijo, lo exenta de ser igual de insignificante que el resto. Porque no lo es. Ese niño de un metro de altura es el niño más importante de la existencia para mí.

Funciono por él y la madre. Respiro porque sé que lo hace. Vivir ya no es una obligación por venganza solamente, sino para ver el gesto que me dedica cuándo reg
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