Damos inicio a la segunda etapa de esta historia. Dos capítulos iniciales que nos darán datos muy interesantes.
Sofía. Una habitación totalmente blanca es lo que veo cuando abro los ojos. Me froto la cara para acostumbrarme a ello, notando un vendaje en mis muñecas, los tobillos igual y en el abdomen tengo algo similar, estando solo con ropa deportiva que cubre solo mis senos y la parte baja con un pantalón elástico adherido a mi cuerpo. No tengo zapatos, pero hay un par en una silla. Nos los uso, camino descalza porque no me quedan. El frío me toma, pero no me enfoco en eso, sino en la habitación vacía. El vendaje en mi abdomen me arde, por lo que con las uñas retiro los broches que desprendo para quitar la tela que dejo caer al piso. La herida es diminuta, dos puntos unen mi piel. ¿Que me pasó? Duele al presionar cerca. Mis manos tiemblan al no saber qué ocurrió, las lagrimas nublan mis ojos, pero el dolor es extraño. Retiro las demás vendas hasta que mis muñecas quedan libres, al igual que los tobillos con marcas de haber estado amarrada. El lugar donde estoy se sacude, vibra y un sonid
Donovan. Las semanas que me llevó dar con Sofía fueron las más desgastantes. Al menos cuándo estuve siendo torturado sabía su paradero, con la rata inmunda de Myers. Pero esta vez, no tenía certeza de nada. 29 días pasaron antes de encontrarla. Días en los que debía lidiar con un niño que necesitaba verme sereno y no perdiendo el control. —Liliam Myers apareció, visitó a uno de sus amantes anoche —me dice Julen, enviando las fotografías de la mujer de abrigo de piel que se come a besos al hijo de los socios del marido. —Vamos por ella. —Liliam no es idiota, de seguro tiene formas de saber si se aproximan y así escapar. Está al tanto de que la buscan, siganla— establezco. —Quiero al polla chica, al marido y a ella, en ese orden. —Sé que le robó y merece... —No es por mis posesiones, es por tener a mi hijo con ellos, saber que era mío y buscar negociaciones con Ronald en lugar de entregármelo— señalo mientras espero a quién está proximo a llegar. —Es por tocar a mi mujer y creer
Donovan. Tengo ante mí a uno de los tres asesinos que prácticamente se burlaban de la justicia, porque ellos jamás representaron eso. Reed no tenía problemas en tomar caminos alejados de su "moral" y Giordano, fue el que estuvo a punto de llevar a Lukyan a la cárcel, cuando este creó distracción para salvar la vida de Alessio. —¿Que hace él aquí? —pregunto en dirección a Dante, el ruso atraviesa el espacio entre ambas armas, como si no estuvieran a punto de ser accionadas. —Haría la misma pregunta —menciona el comandante—, pero sabiendo cómo se las gasta el Korol, de seguro eres uno de los que dijo que buscaría —le pone el seguro de nuevo a su Magnum. —¿Cuantos más, korol? ¿A cuántos más tengo que quitarles la bala de la cabeza, solo porque a tí se te da por creer que son buenas alianzas? —se le pone al frente al ruso causando que las preguntas surjan— ¿Se te olvida lo que enfrentamos?—A quién se le olvida con quién trata es a otro. Cuándo eso no debería pasar, con ninguno de los
Donovan. Abre los ojos cuándo me detengo frente a la casa, mira todo con curiosidad y puedo ver que se pone alerta al ver las armas que cargan todos. Como si quisiera recordar algo de lo que ve. Los hombres que hay en la casa rodean todo el sitio, en anillos de seguridad que se extienden para que nadie desconocido entre en el lugar. —¿Vivíamos aquí? —baja con una extensa sonrisa. No respondo. Todos la ven con curiosidad porque no parece la mujer que podría ponerlos de rodillas si quisiera. —¿Todos esos son girasoles? —se maravilla con lo que está más allá del sitio de la casa que Kilian frecuentó todos estos días sin ella. —¿Cuáles son mis flores favoritas? Porque esas me gustan mucho. «Gardenias, llevaba esas cuándo nos casamos» Aparto la mirada cuándo la veo de más y evado la pregunta porque nunca hemos tenido lo que cree y no quiero discutir con ella en ese estado. Nunca hemos sido la familia que quiso, todo se dió tan contrario a lo que debía ser, que me parece a
Sofía.Mantengo mi distancia con todo, pues no sé como debería actuar, no sé que hacía antes. No tengo idea ni siquiera de si lo que estoy viviendo sea lo que fui. Mi cabeza es un lío total. En resumen, no sé nada de lo que era, tenía o hice en mi vida. Menos como llegué a un lugar como en el que me encontraba cuándo Donovan me encontró. Todo es nuevo para mí, al menos para la Sofía que soy en este momento.No son solo lagunas, es un océano viéndolo desde arriba, sin mucha novedad, escondiendo de mí cada recuerdo, cada idea que tuve o pude realizar, solo un mismo color desde dónde lo observo, ya que mis recuerdos inician cuando desperté en esa habitación vacía. Más allá de eso no conozco. Deseo poder tener más que destellos de mi vida, aún sabiendo que puede albergar cosas terribles, quiero saberlo...pero a la vez no. Tener una mente vacía es una pesadilla, aunque al mismo tiempo, tengo la sensación de que hace mucho no dormía cómo lo hice en el hospital. Veo como varios autos se u
Sofía. —¿Por qué viniste? Creí que estarías en la habitación de la cual no te habías dignado a salir— es otro reclamo. —Pero no es novedad. Siempre te ha gustado hacer lo que se te da la gana. Alejarte de mí como si no fueras mi mujer. Su tono mordaz hiela mi sangre y manda oleadas a mi centro. ¿Como puede gustarme que sea tan maldit0? —Usas todo tipo de ropa, pero un suéter de lana no es lo tuyo— se da la vuelta.—Necesito ropa— hablo para dejar de verlo como una tonta. —Tuve que pedir prestada, ya que no hay nada para ponerme. Tengo que comprar y estaba pensando...—Envía a alguien que compre algo— se sienta de nuevo. —Tengo trabajo. No puedo ayudar con eso.—Pero no van a traer lo que podría gustarme. Ni siquiera yo sé que tipo de ropa utilizo o la talla...y la ropa interior, no sé si uso hilos, tangas, bragas sutiles o unas...—Te gusta el encaje, más en colores claros. Contrastan con tu piel —me mira y siento que estoy desnuda—, diminutos, tanto como para correrlos fácil al mo
Sofía. —¿Que haces con ella? —le cuestiona a Donovan. —Mi hermana casi muere por hacer una de tus búsquedas junto a Óscar y tú...—Le dije que tuviera precaución, su problema si no pudo hacer eso— contesta un desinteresado Donovan. —¿Cómo que su problema? Donovan, ¿podrías al menos apoyarme en estos momentos?— me ignora. —He estado para tí estos días. Te he apoyado ante todos— las lágrimas se le salen solas—, pero ni siquiera te dignaste en avisar que estás pensando en aceptar una bo...—¿Que demonios haces aquí, Danna? Si tú hermana está herida deberías estar allá, no jodiendome la noche— se exaspera. Donovan bufa, viéndose a nada de reventar. —¿Por qué a ella sí le permites estar aquí después de que te traicionó y a mí no? —reclama enfadada. —Hasta se casó con otros ¿y le permites la entrada a tu casa?«¿Qué?» Gull intenta hacer que se vaya, asegurando que su cuñado no querría discordia, porque con lealtad paga protección para los tres. Con los ojos rojos se gira.—¿Eso querías
Sofía. —Se presentó cómo su madre y lo comprobaron, señor— explica uno de los hombres que Donovan tiene contra un auto. —Al ser corroborado...—Esa mujer estuvo muerta para mí siempre y así va a continuar. Puede presentarse cuántas veces desee y del primer círculo de seguridad no pasa, ¿me doy a entender o debo llenarte las pelotas de plomo para que lo entiendas?— el hombre niega rápidamente. —La próxima vez que entre a mi casa uno de ustedes muere cada minuto. Lo suelta para entrar a la casa vuelto una furia. Me acerco a las escaleras y con lo que dice puedo entender una cosa de él. Lo abandonó al nacer. Su madre jamás estuvo con Donovan.—Nadie sabía nada de ella, señor. Nunca habla de su madre y...—No necesito que sepan nada, cuándo digo que los únicos que me interesan son tres personas, no la incluye a ella— sentencia iracundo. —Que todos sepan que aquí no es bienvenida. Azota la puerta del despacho al entrar, Gull se da la vuelta y aleja a todos con una sola orden, no entien