EXTRA 8

FAITH

Volví a mirar el reloj. Era tarde. Alan se había quedado dormido en mis brazos y una parte de mi no quería llevarlo a su cuna para no quedarme sola esperando. Al final, viendo que eran casi las doce y media de la noche, me levanté del sofá y lo tumbé en su lugar. Era tan pequeño, se parecía tanto a Nate... ¿Qué le costaba haberse quedado allí con nosotros? ¿Tan importante era salir de fiesta para regodearse con sus colegas?

Volví al sofá. Desde que Nate compró esta casa tan gigante el mundo se me caía encima. Sentía que me estaba encerrando. Que salíamos juntos a lugares caros y que me adornaba con sus regalos. Que otros días me quedaba cuidando sola de nuestro hijo porque le gustaba regodearse de lo que tenía con gente a la que no le importaba. Ya me había dicho que quería que dejara de trabajar, que él podría mantenerme a mi y a nuestra familia. ¿Quería más hijos? ¿Iba a quedarme en casa cuidando de dos, tres hijos mientras él salía de fiesta y se codeaba con gente de dinero?
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