El movimiento del pincel sobre el lienzo siempre era algo francamente hipnotizante; hacia vibrar cada uno de los poros de su piel desde que era una niña. Darle vida a un blanco, era algo revitalizante que la llenaba de un vigor indescriptible. Crear una obra desde la nada, era un privilegio del que pocos podrían gozar, la pintura, era una de las muchas formas que tenía el arte, copiar un paisaje o dejar que la imaginación volara, era una marea de sensaciones excitantes de la que Briana Relish disfrutaba a plenitud; después de todo, era su único pasatiempo genuino y lo que más la ayudaba a calmar las ansiedades que dirigir una empresa dejaba en ella. Cuando en sus manos sostenía un pincel y frente a ella se encontraba un lienzo prístino, no existía nada más; eran solamente ella y aquel blancuzco pedazo de tela para crear universos fuera de la realidad que todos los días experimentaba.Belial observaba a la hermosa doncella que olía a pureza, danzar como una bella ninfa de un lado al ot
Se mía Briana, déjame llevarte a tu clímax, déjame perderme entre tus pliegues femeninos, descubre a mi lado el sabor de la pasión, déjame marcar cada parte de tu cuerpo, entrégate a mi eternamente. El sonido de la regadera abriéndose rompía el silencio en aquellos aposentos, agua fría resbalaba por su piel desnuda para calmar el calor repentino que aquellos sueños cada vez más vividos, le habían provocado. Sus mejillas aún permanecían encendidas en el carmesí de la vergüenza, apenas una noche atrás lo había pensado de manera morbosa e indecente, aquel misterioso y apuesto demonio mucho mayor a ella, Ares Blackburn, era quizás una influencia más que mala para ella, no quería desviarse de lo que realmente la tenía en aquella situación; su deseo de venganza contra su ex prometido.No era posible haber tenido un sueño tan…erótico…no sabía nada sobre ese ser, y, realmente, ¿Necesitaba saberlo? Era un demonio que deseaba devorar su alma, esa era todo lo que necesitaba entender. Aun sentía
Londres, Westminster, Inglaterra 1756.– Corre Fátima, ya van a marchar los soldados –Una joven de cabellos rojos que se alzaban al viento, corría con demasiado ímpetu hacia la callejuela donde ya se encontraba reunida una multitud de personas.– Espere señorita, su padre se enfadará de nuevo si la descubre hablando con los soldados otra vez –Una vieja nana andaba a duras penas tras aquella jovial muchacha con cabellos de fuego, de vivaces e inteligentes ojos verdes, ataviada con un vestido del mismo color de sus ojos.– Vamos, no te preocupes, papá esta demasiado ocupado en su despacho, no se dará cuenta – respondía animada aquella alegre joven.Emocionada de mirar marchando al batallón tras haberse firmado el Tratado de Westminster en días pasados, la joven pelirroja miraba con entusiasmo las casacas rojas adornadas con vistosas pasamerías doradas y exquisitos bordados que variaban según el rango del soldado. Aquello, era de cierta manera emocionante, así como preocupante, la guer
La música lograba distraer sus pensamientos de manera leve, aunque, a ratos, nuevamente sentía la sensación de aquellos labios calientes rozando los de ella; había salido huyendo de Ares después de ese contacto y solamente escucho sus risas burlonas por ello. Sus mejillas nuevamente ardían, realmente, tener que estar a lado de ese demonio no estaba resultando tarea sencilla. Sus pasos avanzaban con premura hasta el pequeño lago al fondo de su propiedad. Los audífonos en sus oídos repetían aquellas pegajosas melodías que tarareaba alegremente para evitar pensar en cosas que no debía. Ares se había quedado junto a ese otro demonio enfrascado en una charla que ella no lograba comprender; cosas de demonios a final de cuentas. Una sonrisa de ironía se dibujo en sus labios, ¿En que momento fue que comenzó a acostumbrarse a ver demonios infernales de leyenda andado en pijama por su casa y comadreando despreocupadamente? Aquello era tan absurdo que parecía irreal.Había hablado con su querida
El viento soplaba tan frio que golpeaba directamente su hermoso rostro y las lágrimas que se derramaban como una cascada desde esos ojos verdes como esmeraldas, parecían congelarse en su sitio, el velo blanco se voló de su cabello que aún estaba un poco acomodado en ese elegante tocado, danzando en el aire como una bailarina de ballet ante ella, el hipeo de su respiración entrecortada resonaba en el silencio de ese sitio en las alturas, el vértigo que sentía la mareaba mientras su vista se clavaba en la caída de no menos de 150 metros que se apreciaba hacia el fondo, la cola de su vestido de novia, demasiado pesada, era quizás la única razón por la cual la fuerza del viento aun no la había tirado desde aquella orilla del alto edificio donde se encontraba parada aun debatiéndose sobre arrojarse al abismo y olvidarlo todo o intentar levantarse junto a los pedazos que quedaban de su vida, y es que, ¿Cómo iba a recuperarse de aquello? Durante los últimos diez años había amado a ese hombre
La luz que se filtraba por la ventana le lastimo los ojos, todo su cuerpo le dolía, ¿Qué había pasado? Un desfile de flashazos con los recuerdos del día y la noche anterior le golpearon la cabeza provocando un dolor insoportable, era verdad, apenas el día anterior había sido abandonada en el altar por Bernard, y este, se había fugado junto a Ciara y su dinero, apretando los puños sobre las sábanas blancas que apenas acababa de apreciar con la vista nublada, sintió nuevamente aquel odio atroz y deseo de venganza quemarle el pecho, pero entonces, ¿La visión y palabras de aquel demonio hermoso habían sido solo un sueño? Ares, ese era el nombre que recordaba ese hermoso ser le había dado, Por supuesto que debía ser así, esos seres no podían ser reales, aunque no lograba recordar demasiado de ello, tan solo, que había estado a punto de lanzarse al vacío desde el rascacielos de su compañía, no tenia idea de donde se encontraba, pero sentía el cuerpo como si le hubiese pasado un camión por e
Hubo un tiempo en que los demonios y los humanos caminaron juntos en la tierra del pecado, cada noche, cada vela que se encendía en un débil intento por ahogar a las tinieblas, la Edad Oscura de los griegos y el oscurantismo religioso…aquel periodo del pocos saben, que muchos más ven como nada más que un mito en donde la superstición de la iglesia suprimió y apago mentes brillantes para mantener sus beneficios, donde a través del miedo, la gente obedecía y se ocultaba de las pesadillas, pero la realidad, era mucho más que eso, siempre, desde el principio de los tiempos ha sido mucho más que solo la punta del iceberg que el hombre de carne puede ver, demonios, brujas, fantasmas, el misterio de lo que hay más allá, el deseo de lo prohibido, siempre ha sido lo que mueve a los humanos, lo que los hace ir más allá, amor, miedo, odio, deseo…venganza…los humanos son criaturas que desde su nacimiento, sienten, sienten tanto que son sus sentimientos lo que rige eternamente sus miserables exist
Para por favor Bianca, es solo una niña, no lograras nada haciendo esto – Basta Hassel, se que ella es lo que el quiere, me lo ha dicho en sueños y yo…yo voy a entregársela a él, ella tiene el cabello rojo maldito de tu familia, ella tiene los ojos del diablo, por eso debo entregársela, ella le pertenece y tarde o temprano estará con el –¡No, no voy a permitirlo…aun tenga que matarte – El sol que se escabullía entre las blancas y finas cortinas de sus aposentos la golpeo directamente en la cara haciéndola quejarse de molestia.Incorporándose con pesadumbre, se toco la cabeza sintiendo de nuevo aquellas dolorosas punzadas por las que siempre culpo al estrés de dirigir un imperio empresarial en cuanto cumplió la mayoría de edad y pudo asumir el poderío de su legado, los recuerdos de aquella pesadilla la hicieron abrazarse a sus rodillas y luego mirar hacia el mismo ventanal que tenia años viendo y que daba a una sección de su jardín prohibida para casi todos…no quería recordarlos, au