Para por favor Bianca, es solo una niña, no lograras nada haciendo esto –
Basta Hassel, se que ella es lo que el quiere, me lo ha dicho en sueños y yo…yo voy a entregársela a él, ella tiene el cabello rojo maldito de tu familia, ella tiene los ojos del diablo, por eso debo entregársela, ella le pertenece y tarde o temprano estará con el –
¡No, no voy a permitirlo…aun tenga que matarte –
El sol que se escabullía entre las blancas y finas cortinas de sus aposentos la golpeo directamente en la cara haciéndola quejarse de molestia.
Incorporándose con pesadumbre, se toco la cabeza sintiendo de nuevo aquellas dolorosas punzadas por las que siempre culpo al estrés de dirigir un imperio empresarial en cuanto cumplió la mayoría de edad y pudo asumir el poderío de su legado, los recuerdos de aquella pesadilla la hicieron abrazarse a sus rodillas y luego mirar hacia el mismo ventanal que tenia años viendo y que daba a una sección de su jardín prohibida para casi todos…no quería recordarlos, aun cuando si tenia recuerdos dichosos junto a los padres que tanto amó y al mismo tiempo, tanto aborreció, caminando hacia el balcón que se ocultaba tras las cortinas del ventanal, aprecio aquel sendero de rosas negras y blancas que daba hacia el terreno mas prohibido de la enorme y antigua mansión Relish…el cementerio familiar y el vasto bosque que desde tiempos demasiado remotos pertenecía a su familia.
Nuevamente aquella sensación de extrema soledad la embargaba, una mansión enorme, antigua y llena de recuerdos y sonidos extraños, un territorio demasiado vasto y solitario en donde veía el trajín diario de la servidumbre, aunque claro, solo en donde les era permitido estar…los rumores de nuevo la angustiaban, y es que, desde muy pequeña que quedo en la orfandad, haba escuchado entre cuchicheos lo que ella ya sabía muy bien: la afición de su madre por la esoterismo, demonología y otras practicas que ella siempre había considerado de dementes así como cuestionables…habían sido la familia perfecta, y ella en verdad había sido demasiado feliz corriendo junto a sus padres en aquellos mismos jardines y sendAres de rosales extravagantes en medio de muchos juegos…todo aquello tan solo eran memorias de tiempos que pudieron ser mejores…el declive de su madre en la demencia, así como su fascinación por lo sobrenatural, quebraron a su ya de por si frágil familia…su padre y madre habían muerto en extrañas circunstancias y ella no quería siquiera pensar en ello, tan solo recordaba la petición de su padre, el grande y apuesto Hassel Relish: “mantente con vida, tu eres la ultima de nuestra familia, no debes de morir”
Saliendo del encierro de sus aposentos, camino aun en su blanco camisón de fina seda entre aquellos sendAres llenos de rosales negros que, según su padre, habían sido traídos siglos atrás por sus ancestros desde la muy lejana Turquía como un obsequio para una mujer de la que el primer Relish quedo locamente enamorado.
Acariciando con sus yemas aquellos pétalos aterciopelados tan negros como la noche misma, sintió el frio del empedrado pavimento antiguo con los pies descalzos, su larga cabellera rojiza como llamaradas ardientes, se meció junto al viento que esa fría mañana se dejaba sentir en la tierra de sus ancestros, y ella, camino pareciendo un fantasma ataviada en su bata blanca hacia aquel lugar que se forzaba a visitar casi rigurosamente cada mañana: las tumbas de sus padres.
Leyendo los nombres en la fría y elegante loza de mármol pulido, suspiro cansadamente recordando de nuevo aquella promesa hecha a su padre…promesa que estuvo a punto de romper el día en que se suponía, se casaría con su odiado ex prometido…ella había estado dispuesta a suicidarse por el dolor que aquella traición le provoco.
– Lo lamento padre…estuve a punto de traicionar a la promesa que te hice – dijo Briana mirando con nostalgia aquel nombre.
Una risa ya conocida comenzó a escucharse en todo el camposanto de los Relish, suspirando, la hermosa pelirroja no dejo de mirar aquellos nombres…al menos uno de ellos seguía doliendo como se suponía, debía doler.
– Esa costumbre humana siempre me ha parecido bastante graciosa, no importa lo que le digas a ese trozo de piedra, no hay nadie allí, lo que reposa pudriéndose bajo el mármol no es más que la carcasa del alma, sin embargo, ustedes, tontos sentimentalistas, buscan aferrarse desesperadamente al recuerdo de lo que una vez fue dejando de lado lo que es verdaderamente esencial, si quieres hablar con tu padre de carne, no tienes porque salir a visitarlos cada mañana a hablar con una tumba en la que no hay nadie mas que gusanos devorando los vestigios de tu amado, el alma, la verdadera esencia de su existencia, esta en el todo y en el nada, siempre presente y al mismo tiempo ausente…aunque claro, tu pequeña mente humana cerrada a todo lo que es y no es, jamás terminara de entenderlo – dijo Belial con un deje de burla perpetua en su podAresa voz.
Briana admiro una vez más aquel nombre en la losa y sintió su corazón encogerse…tantos años juzgando a su madre como una demente, y ahora mismo estaba charlando con un demonio que era terriblemente real y al cual ella le había vendido su alma…la ironía la hizo sufrir.
– Tu no podrías entenderlo Ares…por supuesto, supongo que lo que dices es verdad, pero al menos yo, si que estoy consciente de que no hay nadie escuchándome en este mausoleo, ¿Sabes porque es que existen las tumbas? – le cuestiono la pelirroja al demonio que no se dejaba ver en ese momento.
– Por arrogancia, ustedes los humanos son así, esa es parte de su naturaleza, son arrogantes, sus vidas son tan frágiles y tan pasajeras, que desesperadamente buscan dejar una prueba de que estuvieron aquí, se sienten el centro de todo lo que existe, pero no es así, son solo un eslabón más en la cadena del destino – respondió Belial aun con un deje de burla.
Briana sonrió.
– Tal vez…pero tambien, es por otra cosa…no se como es el sentir de un demonio o un sobrenatural, soy humana, así que solo siento y entiendo desde mi frágil naturaleza como dices, quizás eso que mencionas es verdad, somos muy arrogantes, vivimos buscando un porque a todo lo que nos rodea, existimos buscando respuestas y un propósito a nuestras vidas y luego…morimos…pero tambien, amamos, amamos tanto que nos resulta imposible dejar ir por completo, una tumba no es solo un monumento a la arrogancia, es tambien, un monumento al amor, es el lugar en donde los restos de nuestros amados tendrán su ultimo descanso, es el símbolo de que estuvieron aquí y nos sirve de consuelo a los que aun quedamos, una prueba irrefutable de su eterna compañía y de lo que a todos nos espera sin remedio alguno, para nosotros los humanos, es bien sabido que un día, tarde o temprano, nuestra vida terminara, ¿Lo que hay mas allá? Nadie lo sabe con certeza, pero si buscamos permanecer de una u otra manera, es cierto lo que dices, puede ser arrogancia, pero tambien, puede ser amor, para un hijo que ha perdido a sus padres ver su ultimo lugar de descanso es un consuelo, para una madre que perdió a su hijo, una tumba es el sitio en que le llorara por lo que le resta de su vida a aquella parte de su alma que perdió, si, quizás es estúpido para alguien como tu él aferrarse, pero muchas veces el amor es tanto, que simplemente no podemos terminar de dejar ir y lugares como este, nos brindan el consuelo que nos hará falta siempre…yo estoy sola, soy la ultima de mi casta familiar, nunca tuve hermanos, tíos o parientes ni siquiera lejanos, todos murieron, incluso los parientes de mi madre antes de que yo naciera…estoy sola…venir aquí me recuerda que una vez no lo estuve, y que tambien, hubo mas familia aunque yo nunca la conocí, saberlo me hace sentir menos miserable y se que no soy la única en el mundo que lo siente o percibe de tal manera – respondió Briana con calma intentando calmar el frio que le calaba en los huesos.
Belial no respondió, alguna vez escucho palabras dolorosamente familiares de una humana siglos atrás, apareciendo sobre la tumba de los casi últimos Relish, miro a Briana con un deje de nostalgia disfrazado de soberbia, sus ojos castañearon entre el azul zafiro y el rojo carmesí mirando el hermoso cabello de fuego y la profunda mirada verdosa como selva salvaje.
– Sera mejor que regreses a la mansión, aun te estas recuperando, quizás luego me aburras con otra perorata sobre la sentimental humanidad – dijo el podAreso demonio acariciando la mejilla blanquecina y pálida de Briana.
La pelirroja se estremeció al contacto, pero no por terror, esperando sentir el frio demoniaco del hermoso ser sobrenatural frente a ella, se sintió sorprendía en encontrar calidez en su tacto.
“El demonio siempre vive al acecho, en cada remoto lugar, en cada morada sombría, en cada pasaje tétrico, pero creo, que, si Satanás pudiese amar, dejaría de ser malvado”La noche había llegado tan a prisa que apenas si había sentido el paso del día que estaba ya terminado. Resolviendo mil asuntos y tranquilizando a sus socios, una hermosa pelirroja caminaba fuera de su enorme edificio para buscar su auto. Mirando hacia arriba, sintió un horrendo escalofrió recorriéndola; desde esa altura estuvo dispuesta a lanzarse para terminarlo todo de una sola vez…sus sesos habrían quedado embarrados y regados sobre el mismo pavimento donde estaba caminando.Hacia ya una quincena desde que aquello había ocurrido, estaba ya completamente recuperada y en forma, lista para vengarse de quien la llevo hasta esa situación. Ares salía tras de ella y caminaba a sus espaldas sin decirle palabra alguna, lo había presentado como su nuevo y más importante socio y mas de una persona se había quedado boquiabie
El calor del sol sobre la piel era algo delicioso que merecía disfrutarse con calma. El viento salino de los mares le golpeaba con amabilidad el rostro como si de una suave caricia se tratase. Era ya un mes desde que había huido de su boda con Briana Relish, un mes que había vivido como si estuviese en el paraíso con el dinero que había tomado de ella. Había sabido por algún aliado, que la joven de cabellos tan rojos como el fuego, había salido huyendo de aquella vieja abadía en donde se casarían y muchos, rumoraban que había tratado de suicidarse, aunque, ciertamente, no tenia certeza alguna sobre eso ultimo. El sonido de la pegajosa melodía de su celular, le avisaba de una llamada entrante.– Capella – respondió con un aire de indiferencia sin dejar de apreciar la belleza de aquel atardecer.– Vaya, hasta que respondes, te tengo noticias, Briana a aparecido por fin en las oficinas para enfrentar a los socios, pero, no lo ha hecho sola, junto a ella llego un hombre muy apuesto dicien
"Creo que todos tenemos un alma, sin importar quienes seamos o lo que seamos. Las flores en los campos, el zorro en su madriguera, los ríos que atraviesan las valles y la más alta montaña, todos, humanos y demonios también, tenemos un alma y por ello, somos capaces de amar...de sentir"El viento frío se coló por el ventanal entreabierto aquella mañana, logrando hacerla despertar. Tocándose la cabeza, sentía un dolor punzante al recordar aquel sueño. Aquella hermosa mujer pelirroja de puros y hermosos ojos verdes, se parecía tanto a ella que no habría podido distinguirse a no ser de aquel viejo vestido que parecía de hace siglos. Hacía años que no soñaba con ella. Recordaba haberla visto demasiadas veces dentro de sus sueños cuando aún era una niña y siempre diciendo cosas sin sentido, aunque, igual que aquellos entonces, se despertaba con la sensación de haber sido ella quien decía aquellas palabras. Negando en silencio, se levantó de la cama para comenzar su día y entrar a la ducha l
El movimiento del pincel sobre el lienzo siempre era algo francamente hipnotizante; hacia vibrar cada uno de los poros de su piel desde que era una niña. Darle vida a un blanco, era algo revitalizante que la llenaba de un vigor indescriptible. Crear una obra desde la nada, era un privilegio del que pocos podrían gozar, la pintura, era una de las muchas formas que tenía el arte, copiar un paisaje o dejar que la imaginación volara, era una marea de sensaciones excitantes de la que Briana Relish disfrutaba a plenitud; después de todo, era su único pasatiempo genuino y lo que más la ayudaba a calmar las ansiedades que dirigir una empresa dejaba en ella. Cuando en sus manos sostenía un pincel y frente a ella se encontraba un lienzo prístino, no existía nada más; eran solamente ella y aquel blancuzco pedazo de tela para crear universos fuera de la realidad que todos los días experimentaba.Belial observaba a la hermosa doncella que olía a pureza, danzar como una bella ninfa de un lado al ot
Se mía Briana, déjame llevarte a tu clímax, déjame perderme entre tus pliegues femeninos, descubre a mi lado el sabor de la pasión, déjame marcar cada parte de tu cuerpo, entrégate a mi eternamente. El sonido de la regadera abriéndose rompía el silencio en aquellos aposentos, agua fría resbalaba por su piel desnuda para calmar el calor repentino que aquellos sueños cada vez más vividos, le habían provocado. Sus mejillas aún permanecían encendidas en el carmesí de la vergüenza, apenas una noche atrás lo había pensado de manera morbosa e indecente, aquel misterioso y apuesto demonio mucho mayor a ella, Ares Blackburn, era quizás una influencia más que mala para ella, no quería desviarse de lo que realmente la tenía en aquella situación; su deseo de venganza contra su ex prometido.No era posible haber tenido un sueño tan…erótico…no sabía nada sobre ese ser, y, realmente, ¿Necesitaba saberlo? Era un demonio que deseaba devorar su alma, esa era todo lo que necesitaba entender. Aun sentía
Londres, Westminster, Inglaterra 1756.– Corre Fátima, ya van a marchar los soldados –Una joven de cabellos rojos que se alzaban al viento, corría con demasiado ímpetu hacia la callejuela donde ya se encontraba reunida una multitud de personas.– Espere señorita, su padre se enfadará de nuevo si la descubre hablando con los soldados otra vez –Una vieja nana andaba a duras penas tras aquella jovial muchacha con cabellos de fuego, de vivaces e inteligentes ojos verdes, ataviada con un vestido del mismo color de sus ojos.– Vamos, no te preocupes, papá esta demasiado ocupado en su despacho, no se dará cuenta – respondía animada aquella alegre joven.Emocionada de mirar marchando al batallón tras haberse firmado el Tratado de Westminster en días pasados, la joven pelirroja miraba con entusiasmo las casacas rojas adornadas con vistosas pasamerías doradas y exquisitos bordados que variaban según el rango del soldado. Aquello, era de cierta manera emocionante, así como preocupante, la guer
La música lograba distraer sus pensamientos de manera leve, aunque, a ratos, nuevamente sentía la sensación de aquellos labios calientes rozando los de ella; había salido huyendo de Ares después de ese contacto y solamente escucho sus risas burlonas por ello. Sus mejillas nuevamente ardían, realmente, tener que estar a lado de ese demonio no estaba resultando tarea sencilla. Sus pasos avanzaban con premura hasta el pequeño lago al fondo de su propiedad. Los audífonos en sus oídos repetían aquellas pegajosas melodías que tarareaba alegremente para evitar pensar en cosas que no debía. Ares se había quedado junto a ese otro demonio enfrascado en una charla que ella no lograba comprender; cosas de demonios a final de cuentas. Una sonrisa de ironía se dibujo en sus labios, ¿En que momento fue que comenzó a acostumbrarse a ver demonios infernales de leyenda andado en pijama por su casa y comadreando despreocupadamente? Aquello era tan absurdo que parecía irreal.Había hablado con su querida
El viento soplaba tan frio que golpeaba directamente su hermoso rostro y las lágrimas que se derramaban como una cascada desde esos ojos verdes como esmeraldas, parecían congelarse en su sitio, el velo blanco se voló de su cabello que aún estaba un poco acomodado en ese elegante tocado, danzando en el aire como una bailarina de ballet ante ella, el hipeo de su respiración entrecortada resonaba en el silencio de ese sitio en las alturas, el vértigo que sentía la mareaba mientras su vista se clavaba en la caída de no menos de 150 metros que se apreciaba hacia el fondo, la cola de su vestido de novia, demasiado pesada, era quizás la única razón por la cual la fuerza del viento aun no la había tirado desde aquella orilla del alto edificio donde se encontraba parada aun debatiéndose sobre arrojarse al abismo y olvidarlo todo o intentar levantarse junto a los pedazos que quedaban de su vida, y es que, ¿Cómo iba a recuperarse de aquello? Durante los últimos diez años había amado a ese hombre