El viento soplaba tan frio que golpeaba directamente su hermoso rostro y las lágrimas que se derramaban como una cascada desde esos ojos verdes como esmeraldas, parecían congelarse en su sitio, el velo blanco se voló de su cabello que aún estaba un poco acomodado en ese elegante tocado, danzando en el aire como una bailarina de ballet ante ella, el hipeo de su respiración entrecortada resonaba en el silencio de ese sitio en las alturas, el vértigo que sentía la mareaba mientras su vista se clavaba en la caída de no menos de 150 metros que se apreciaba hacia el fondo, la cola de su vestido de novia, demasiado pesada, era quizás la única razón por la cual la fuerza del viento aun no la había tirado desde aquella orilla del alto edificio donde se encontraba parada aun debatiéndose sobre arrojarse al abismo y olvidarlo todo o intentar levantarse junto a los pedazos que quedaban de su vida, y es que, ¿Cómo iba a recuperarse de aquello? Durante los últimos diez años había amado a ese hombre con toda su alma, entregándose de manera verdaderamente incondicional a él, confiándole todo, absolutamente todo, incluida la mitad de sus empresas, después de todo, iban a casarse, a formar el hogar de ensueño que durante tantos años imaginaron juntos, ahora, se enfrentaba de cara a la realidad y nada más y nada menos que en el día que se suponía, debía ser el más feliz de su vida, Bernard Capella, su prometido, a quien siempre considero la otra mitad de su alma, la había traicionado, dejándola sola en el altar y huyendo con la mitad de sus bienes junto a su amante, aquella a la que una vez considero su mejor amiga, su casi hermana, Ciara Blagden, los rostros de los invitados, algunos de angustia, muchos más de burla, la miraron con ojos juiciosos, ella, la única hija de los Relish, la única sobreviviente de ellos, y de quien dependía el resurgir de su casta, había quedado humillada, ridiculizada frente a una multitud que solo se burló o le tuvo lastima de su dolor, su llanto se volvía más profundo y amargo al recordar aquello, estaba decidida, iba a hacerlo, al momento de estrellarse contra el frio y cruel pavimento, todo habría terminado, ella ya no sufriría más, se sumergiera en el helado olvido de la muerte para nunca más tener que sufrir, sus ojos verdes se cerrarían para siempre, dejando atrás aquel cruel mundo que la vio nacer…si tan solo pudiese vengarse, hacerle pagar de la manera más atroz a aquel hombre su traición, quizás, aun le quedaría algún motivo para seguir en ese mundo.
Abriendo sus brazos, y decidida a dar su último suspiro, Briana Relish decidió morir, hasta que una casi imperceptible risa la distrajo de sus pensamientos.
– ¿Quién anda allí? – exigió saber la joven mujer en sus veinticinco años de hermosa piel blanca como la nieve, cabello rojo como el fuego y ojos tan verdes como la madre selva.
No hubo respuesta alguna, aquella risa de burla tan solo se acentuaba más en el frio y el silencio de aquella noche, no era posible que fuese alguno de sus empleados, el edificio estaba solo, y solo ella tenía acceso a esa parte del rascacielos de donde estaba a punto de tirarse.
– Te exijo que me digas quien demonios eres – volvió a decir hacia la aparente nada aquella joven y despechada mujer.
– Es curioso, muy curioso, decides acabar con tu vida por la traición de ese hombre al que juraste amar por siempre una tarde de otoño frente a la iglesia de la que acabas de huir, deseas vengarte, verlo sufrir a el y a su amante por lo que te han hecho, dime Briana ¿Dónde quedo todo aquel amor que por el jurabas? ¿Por qué tan repentinamente fue reemplazado por el mas ardiente odio? ¿No es costumbre de los humanos decir que por amor soportarían todo? ¿Es culpa suya? ¿O es la tuya por haber confiado en un hombre que ya te había traicionado una vez? No te engañes, sabes muy bien que no podías confiar en el después de esa primera traición que cometió contra ti cuando apenas se volvieron una pareja, sabias que esperar de él, y, aun así, decidiste amarle…dime Briana ¿Por qué? –
El viento ya de por si bastante frio, se torno completamente helado, sus pulmones se apretaron al sentir aquel terrible y aterrador peso sobre ella, casi logrando asfixiarla e impidiéndole respirar con normalidad, aquella voz que salía de las penumbras no parecía provenir de ningún lado y al mismo tiempo, lo llenaba todo, tan podAresa, tan varonil y tan espectral, que parecía sacada de sus peores pesadillas.
– ¿Q…Quien eres tú? – pregunto aquella joven suicida con voz trémula hacia la mas terrible oscuridad, donde un par de ojos que ardían como brasas, la miraban con un deje de soberbia, crueldad y burla.
– Yo soy quien soy, tengo muchos nombres, todos causales de terror, impronunciables y temidos por todos los hombres y las bestias, yo conozco el tuyo Briana Relish, la única hija de tu padre, la ultima de tu estirpe, la sangre en tus venas, tan especial, morirá contigo, dime, tonta mujer, ¿Ya vas a tirarte? –
Aquella voz aterradora parecía acercarse a ella, asustada, y dando un paso atrás, Briana resbalo del filo de aquel enorme edificio, iba a caer, iba a morir, lo sabía, sus ojos verdes se llenaron de lagrimas al recordar los rostros de sus amados padres que hacía tantos años habían partido al mas allá, iba a morir por un hombre que nunca valió la pena, iba a morir por un despecho que pudo haber superado, entonces lo deseo, deseo con toda su fuerza no morir, quería venganza, quería desquitar su dolor contra aquellos que le hicieron tanto daño, quería honrar la memoria de sus padres, pero ya era tarde, ella iba a morir y lo que dijo aquella voz terminaba siendo cierto…su legado moriría con ella, la ultima Relish.
– Entonces lo deseas, deseas venganza, deseas dolor, yo puedo dártelo, puedo ayudarte a obtener la venganza que grita tu alma, puedo ayudarte a continuar tu legado, darte una segunda oportunidad de seguir viviendo en este mundo podrido que tu y yo conocemos, solo pido un precio, el mas valioso que una existencia puede dar, todo lo que añoras te lo daré a cambio de tu alma, la tuya que vale por cuatro, la deseo para mí, entrégame tu alma y lo tendrás todo, dime dulce y pura Briana ¿Me aceptas? –
Aquella vos resonó en sus oídos, sus ojos cerrados pudieron ver aquellos ojos llameantes de fulgor infernal, un demonio, aquella presencia, aquello que le ofrecía, aquellos seres que su madre temía, una suplica al dios en que nunca creyó fue lanzada como una plegaria al cielo, no quería morir, ella quería venganza.
– ¿Le oras a ese dios en el que nunca creíste? ¿El mismo al que culpaste de la muerte de tus padres de carne? –
Lagrimas escapaban de sus ojos, aquellas palabras eran ciertas, no estaba cayendo, ¿Por qué no estaba cayendo? Abriendo sus hermosos ojos de selva salvaje, pudo verlo, aquel rostro hermoso con una mueca de burla, ojos rojos, del mismo color de la sangre que llameaban como fuego de infierno, piel pálida y hermosa como el alabastro pulido, cabello negro como la noche misma, una belleza sin igual, imposible en un ser humano, un demonio tan bello que despertó por un instante su lujuria, que la sostenía con firmeza por la cintura evitando que cayese al vacío.
– Quien… ¿Quién eres? ¿Por qué quieres mi alma? – cuestiono la bella pelirroja sin dejar de mirar a los ojos flameantes de aquel imponente ser.
– Ya te lo dije Briana, soy quien soy, pero si deseas un nombre, puedes llamarme Ares, como ese nefasto dios de los antiguos griegos, y deseo tu alma, porque soy aquello que estas pensando, entre mas dolor, entre mas sufrimiento…entre mas odio…un alma es mas deliciosa, y yo pueril Briana, deseo la tuya con demencial desesperación, acepta mi pacto y te daré todo lo que más desees –
Apretando los labios, sin dejar de mirar a aquel hermoso demonio que no revelo su verdadero nombre, Briana miro hacia su costado mientras era sostenida al borde de su elegante edificio, ¿Morir o hacer un pacto con ese hermoso ser que le prometía su venganza contra Bernard y Ciara? Sus ojos verdes esmeralda llamearon en un fulgor similar a los de aquel demonio hermoso, no, no moriría, no los dejaría vivir felices a costa de su dolor, se vengaría, les haría pagar cada lagrima, cada traición, cada uno de sus sufrimientos y si el precio era su alma, entonces, lo pagaría sin importar que.
– Acepto, tendrás mi alma siempre y cuando cumplas todo lo que deseo, Ares – respondió la bella pelirroja sin titubear, con el odio creciendo en su corazón.
Aquel ser le había sonreído, y entonces…la beso, un beso ardiente, demandante, uno que sintió que le estremeció el alma y su ser entero.
– Nuestro pacto se ha sellado, tu alma se ha unido a mi existencia, desde este instante marcado en la eternidad, tu, Briana Relish, me perteneces, yo, Belial, el rey de los nueve círculos del infierno, soy tu dueño –
Briana sintió como caía en el abismo mas oscuro, junto a aquel hermoso demonio que la besaba una vez mas en los labios.
La luz que se filtraba por la ventana le lastimo los ojos, todo su cuerpo le dolía, ¿Qué había pasado? Un desfile de flashazos con los recuerdos del día y la noche anterior le golpearon la cabeza provocando un dolor insoportable, era verdad, apenas el día anterior había sido abandonada en el altar por Bernard, y este, se había fugado junto a Ciara y su dinero, apretando los puños sobre las sábanas blancas que apenas acababa de apreciar con la vista nublada, sintió nuevamente aquel odio atroz y deseo de venganza quemarle el pecho, pero entonces, ¿La visión y palabras de aquel demonio hermoso habían sido solo un sueño? Ares, ese era el nombre que recordaba ese hermoso ser le había dado, Por supuesto que debía ser así, esos seres no podían ser reales, aunque no lograba recordar demasiado de ello, tan solo, que había estado a punto de lanzarse al vacío desde el rascacielos de su compañía, no tenia idea de donde se encontraba, pero sentía el cuerpo como si le hubiese pasado un camión por e
Hubo un tiempo en que los demonios y los humanos caminaron juntos en la tierra del pecado, cada noche, cada vela que se encendía en un débil intento por ahogar a las tinieblas, la Edad Oscura de los griegos y el oscurantismo religioso…aquel periodo del pocos saben, que muchos más ven como nada más que un mito en donde la superstición de la iglesia suprimió y apago mentes brillantes para mantener sus beneficios, donde a través del miedo, la gente obedecía y se ocultaba de las pesadillas, pero la realidad, era mucho más que eso, siempre, desde el principio de los tiempos ha sido mucho más que solo la punta del iceberg que el hombre de carne puede ver, demonios, brujas, fantasmas, el misterio de lo que hay más allá, el deseo de lo prohibido, siempre ha sido lo que mueve a los humanos, lo que los hace ir más allá, amor, miedo, odio, deseo…venganza…los humanos son criaturas que desde su nacimiento, sienten, sienten tanto que son sus sentimientos lo que rige eternamente sus miserables exist
Para por favor Bianca, es solo una niña, no lograras nada haciendo esto – Basta Hassel, se que ella es lo que el quiere, me lo ha dicho en sueños y yo…yo voy a entregársela a él, ella tiene el cabello rojo maldito de tu familia, ella tiene los ojos del diablo, por eso debo entregársela, ella le pertenece y tarde o temprano estará con el –¡No, no voy a permitirlo…aun tenga que matarte – El sol que se escabullía entre las blancas y finas cortinas de sus aposentos la golpeo directamente en la cara haciéndola quejarse de molestia.Incorporándose con pesadumbre, se toco la cabeza sintiendo de nuevo aquellas dolorosas punzadas por las que siempre culpo al estrés de dirigir un imperio empresarial en cuanto cumplió la mayoría de edad y pudo asumir el poderío de su legado, los recuerdos de aquella pesadilla la hicieron abrazarse a sus rodillas y luego mirar hacia el mismo ventanal que tenia años viendo y que daba a una sección de su jardín prohibida para casi todos…no quería recordarlos, au
“El demonio siempre vive al acecho, en cada remoto lugar, en cada morada sombría, en cada pasaje tétrico, pero creo, que, si Satanás pudiese amar, dejaría de ser malvado”La noche había llegado tan a prisa que apenas si había sentido el paso del día que estaba ya terminado. Resolviendo mil asuntos y tranquilizando a sus socios, una hermosa pelirroja caminaba fuera de su enorme edificio para buscar su auto. Mirando hacia arriba, sintió un horrendo escalofrió recorriéndola; desde esa altura estuvo dispuesta a lanzarse para terminarlo todo de una sola vez…sus sesos habrían quedado embarrados y regados sobre el mismo pavimento donde estaba caminando.Hacia ya una quincena desde que aquello había ocurrido, estaba ya completamente recuperada y en forma, lista para vengarse de quien la llevo hasta esa situación. Ares salía tras de ella y caminaba a sus espaldas sin decirle palabra alguna, lo había presentado como su nuevo y más importante socio y mas de una persona se había quedado boquiabie
El calor del sol sobre la piel era algo delicioso que merecía disfrutarse con calma. El viento salino de los mares le golpeaba con amabilidad el rostro como si de una suave caricia se tratase. Era ya un mes desde que había huido de su boda con Briana Relish, un mes que había vivido como si estuviese en el paraíso con el dinero que había tomado de ella. Había sabido por algún aliado, que la joven de cabellos tan rojos como el fuego, había salido huyendo de aquella vieja abadía en donde se casarían y muchos, rumoraban que había tratado de suicidarse, aunque, ciertamente, no tenia certeza alguna sobre eso ultimo. El sonido de la pegajosa melodía de su celular, le avisaba de una llamada entrante.– Capella – respondió con un aire de indiferencia sin dejar de apreciar la belleza de aquel atardecer.– Vaya, hasta que respondes, te tengo noticias, Briana a aparecido por fin en las oficinas para enfrentar a los socios, pero, no lo ha hecho sola, junto a ella llego un hombre muy apuesto dicien
"Creo que todos tenemos un alma, sin importar quienes seamos o lo que seamos. Las flores en los campos, el zorro en su madriguera, los ríos que atraviesan las valles y la más alta montaña, todos, humanos y demonios también, tenemos un alma y por ello, somos capaces de amar...de sentir"El viento frío se coló por el ventanal entreabierto aquella mañana, logrando hacerla despertar. Tocándose la cabeza, sentía un dolor punzante al recordar aquel sueño. Aquella hermosa mujer pelirroja de puros y hermosos ojos verdes, se parecía tanto a ella que no habría podido distinguirse a no ser de aquel viejo vestido que parecía de hace siglos. Hacía años que no soñaba con ella. Recordaba haberla visto demasiadas veces dentro de sus sueños cuando aún era una niña y siempre diciendo cosas sin sentido, aunque, igual que aquellos entonces, se despertaba con la sensación de haber sido ella quien decía aquellas palabras. Negando en silencio, se levantó de la cama para comenzar su día y entrar a la ducha l
El movimiento del pincel sobre el lienzo siempre era algo francamente hipnotizante; hacia vibrar cada uno de los poros de su piel desde que era una niña. Darle vida a un blanco, era algo revitalizante que la llenaba de un vigor indescriptible. Crear una obra desde la nada, era un privilegio del que pocos podrían gozar, la pintura, era una de las muchas formas que tenía el arte, copiar un paisaje o dejar que la imaginación volara, era una marea de sensaciones excitantes de la que Briana Relish disfrutaba a plenitud; después de todo, era su único pasatiempo genuino y lo que más la ayudaba a calmar las ansiedades que dirigir una empresa dejaba en ella. Cuando en sus manos sostenía un pincel y frente a ella se encontraba un lienzo prístino, no existía nada más; eran solamente ella y aquel blancuzco pedazo de tela para crear universos fuera de la realidad que todos los días experimentaba.Belial observaba a la hermosa doncella que olía a pureza, danzar como una bella ninfa de un lado al ot
Se mía Briana, déjame llevarte a tu clímax, déjame perderme entre tus pliegues femeninos, descubre a mi lado el sabor de la pasión, déjame marcar cada parte de tu cuerpo, entrégate a mi eternamente. El sonido de la regadera abriéndose rompía el silencio en aquellos aposentos, agua fría resbalaba por su piel desnuda para calmar el calor repentino que aquellos sueños cada vez más vividos, le habían provocado. Sus mejillas aún permanecían encendidas en el carmesí de la vergüenza, apenas una noche atrás lo había pensado de manera morbosa e indecente, aquel misterioso y apuesto demonio mucho mayor a ella, Ares Blackburn, era quizás una influencia más que mala para ella, no quería desviarse de lo que realmente la tenía en aquella situación; su deseo de venganza contra su ex prometido.No era posible haber tenido un sueño tan…erótico…no sabía nada sobre ese ser, y, realmente, ¿Necesitaba saberlo? Era un demonio que deseaba devorar su alma, esa era todo lo que necesitaba entender. Aun sentía