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Capítulo 5, El susurro de la luna

Ulva jadeaba, con las manos temblorosas y la piel cubierta de un sudor frío. El poder que había brotado de su interior seguía vibrando en sus venas, ardiente como la luz de la luna. Frente a ella, los restos de las criaturas de la oscuridad se desvanecían en el viento. Había ganado, pero no se sentía victoriosa. Su cuerpo temblaba. Sus piernas estaban al borde de ceder. Su mente aún no comprendía qué había pasado.

¿Qué era esa energía que había surgido de ella? ¿Desde cuándo podía hacer eso? Miró sus manos con horror. Ya no eran solo las de una licántropa. Algo más dormía en su interior, algo que nunca antes había sentido. El anciano guardián la observaba con atención, pero no dijo nada. Esperaba que ella hablara primero, pero Ulva no tenía palabras.

<< Solo preguntas.>>

La luna brillaba sobre su cabeza, más intensa que nunca. Era como si estuviera observándola, evaluándola. Un nudo se formó en su pecho. No podía seguir ignorándolo. Algo dentro de ella estaba despertando y no sabía si debía temerle.

Entonces, la luna susurró en su mente.

—Eres más fuerte de lo que crees, Ulva. La traidora pagará… pero solo si eres tú quien la castiga.

Su corazón latió con fuerza. Era un eco lejano, una voz antigua, poderosa, pero no era un enemigo. Era la luna misma, la que siempre había velado por su destino.

💖💖💖

Ulva se alejó del santuario y se dejó caer sobre una roca cubierta de musgo. Su respiración aún no se normalizaba, su corazón latía con fuerza en su pecho.

—No es normal. —murmuró, sin levantar la mirada. El anciano se apoyó en su bastón y se acercó lentamente.

—No, no lo es. ─Su voz era firme, pero sin juicio. Ulva apretó los puños. No quería esto. No quería ser especial. Quería su vida de vuelta, pero esa vida ya no existía.

—¿Qué soy? —susurró finalmente. El anciano suspiró, como si hubiera esperado esa pregunta.

—Eres la heredera del linaje de la luna. Tu sangre es distinta a la del resto de los licántropos. ─Ulva cerró los ojos. Había escuchado esas palabras antes, pero ahora las sentía como un peso sobre su pecho.

—¿Y eso qué significa? —su voz sonaba más amarga de lo que quería.

El anciano inclinó la cabeza—. Significa que tu destino nunca fue el de una Alfa ordinaria. ─Ulva soltó una risa sin humor.

—¿Destino? Mi destino era liderar mi manada. Ahora estoy sola. ─Sus propias palabras le dolieron más de lo que esperaba. <<Siempre había tenido a su padre, a su manada, incluso a Cael. Ahora no tenía a nadie.>>

El anciano se arrodilló frente a ella. Sus ojos dorados la observaron con intensidad.

—Tienes algo más grande que una manada, Ulva. ─Ella lo miró con frustración.

—¿Y de qué me sirve? ¿De qué sirve un linaje si no tengo un hogar? ─El anciano sonrió con calma.

—Quizás debas construir uno. ─Las palabras golpearon su pecho como un trueno. Construir.

Ulva nunca había considerado esa posibilidad. Siempre había pensado en recuperar lo que le habían quitado, pero, ¿y si su destino no era regresar? ¿Qué pasaría si… tenía que crear algo nuevo─? Tu eres la luna y con tu poder aumentó en todos tus sentidos. Todo en ti será más intenso, debes aprender a controlarlo.

Solo el pensamiento le dio miedo, pero también una chispa de esperanza.

💖💖💖

Esa era la primera enseñanza, debía aprender a controlar sus poderes, necesitaba aprender a sobrevivir y empezar de cero. El anciano se levantó y extendió una mano hacia ella.

—Ven. Aún no has terminado. ─Ulva lo miró con recelo.

—¿Qué más quieres de mí? —preguntó confundida.

—Quiero que entiendas lo que eres. Lo que implica que lleves la sangre de la luna. ─Ella vaciló, pero finalmente tomó su mano y se puso de pie. El anciano la llevó al centro del santuario. El aire estaba más pesado allí, más denso.

—Cierra los ojos. —pide el anciano en un susurro.

—¿Por qué? —cuestiona Ulva no muy convencida. El anciano suspiró rendido.

—Porque necesitas escuchar. ─Ulva bufó, pero obedeció. El viento sopló a su alrededor. El sonido de las hojas agitadas llenó el espacio.

—Escucha más allá. ─susurra el anciano y Ulva frunció el ceño. Al principio, no oyó nada, pero entonces, algo cambió. El murmullo de los árboles se volvió un susurro. La luna pulsó sobre su piel y escuchó una voz.

No era del anciano. No era suya. Era algo más antiguo. Algo en lo más profundo de su ser.

—Sangre de la luna… ─Ulva sintió su corazón detenerse—. Despierta. ─Un escalofrío la recorrió.

—No eres solo una licántropa. Eres un arma. La luz y la sombra te temen. Solo tú puedes restaurar el equilibrio.

No estaba soñando. La voz venía desde dentro de ella. Abrió los ojos bruscamente y miró al anciano. Él no parecía sorprendido.

—¿Ahora entiendes? ─Ulva tragó saliva. Algo dentro de ella había estado dormido y ahora se estaba despertando.

💖💖💖

Antes de que pudiera preguntar más, el suelo bajo sus pies vibró. Ulva miró a su alrededor. La energía del santuario se intensificó. El anciano se apartó.

—Es hora de probar tu control. —aclara el anciano con una calma abrumadora.

—¿Control? —cuestiona Ulva sin entender.

—De tu poder. —concluye el anciano. Antes de que pudiera protestar, la luna brilló con intensidad. Un torbellino de energía la envolvió y vio que se encontraba en un claro del bosque, pero ya no era la misma. Sus manos brillaban con un resplandor plateado. Su piel ardía con una fuerza desconocida.

Frente a ella, una figura emergió, un lobo, pero no uno cualquiera. Era su padre, pero no como lo recordaba. Sus ojos no reflejaban amor. Reflejaban rabia.

—Eres una traidora, Ulva. ─La voz de Darian retumbó en el aire. Ulva sintió que el suelo se abría bajo sus pies.

—Padre… ─Pero él no la escuchaba. Su silueta comenzó a desvanecerse en sombras.

—Eres una aberración. ─El pecho de Ulva se comprimió.

—No… ─Las sombras se abalanzaron sobre ella y su mundo explotó en luz.

💖💖💖

Cuando volvió en sí, estaba en el suelo, jadeando. El anciano estaba a su lado. La miraba con aprobación.

—Sobreviviste. ─Ulva se sentó, aún aturdida.

—¿Qué fue eso? —preguntó tratando de comprender lo que allí había pasado.

—Tu primera prueba. ─Ella lo miró con incredulidad.

—¿Y qué significa que haya sobrevivido? ─El anciano sonrió.

—Que ahora eres más fuerte. ─La luna brilló sobre ella, y por primera vez… Ulva creyó en esas palabras.

Y esto apenas comenzaba.

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