Layla los miro a todos atónita ante lo que se anunciaba en su celular, el mensaje que recién había llegado informándole de los más recientes acontecimientos, después de ver los rostros de sus amigos tan impactados como ella con las recientes noticias se puso de pie y practicante corrió al exterior, donde parado fuera del auto con los ojos desorbitados y en estado de shock, Gabriel miraba la pantalla de su celular. Layla sin perder más tiempo lo abrazo envolviendo sus brazos alrededor de el en un intento de consolarlo, pero lo que ella vio en sus ojos al mirar hacia arriba no fue tristeza, sino el más absoluto terror, lo que la desconcertó por completo.
-¿Qué ocurre?-pregunto Layla preocupada a Gabriel, sabiendo de sobra que su comportamiento era todo menos normal, y este la miro con pánico mostrándole la pantalla del celular. Layla asustada lo miro de vuelta tan pronto ley&
La muerte de la reina Margarita tercera fue una noticia que sacudió a toda la nación, y tan pronto como fue del dominio público, y tan pronto como se supo pareció que los asuntos de Robert pasaban a ocupar un segundo plano, algo que en parte les sirvió para realizar un traslado discreto sin inconvenientes del hospital de la ciudad al psiquiátrico que sería su nueva residencia permanente. Pero lo cierto era que aquella noticia no poseía la cualidad de dejar indiferente a ninguno de los que se enteraran de ella, y como tal, los miembros de la organización de Marcus habían recibido una sorpresa tan grande como el resto de la población al entrarse de ella.Layla los había mirado a todos atónita antes de levantarse de su asiento y correr al auto donde aún la esperaba Gabriel, quien en un profundo estado de shock la miraba con los ojos desorbitados. Marcus había contestado el te
Tan pronto como termino la reunión, Marcus y Layla se pusieron de pie al mismo tiempo y salieron de la sala de reuniones uno al lado del otro, sin mirar a nadie en su camino ni intercambiar palabra alguna durante el recorrido.Ambos la viva imagen de una fortaleza impenetrable, ambos adversarios temibles a los cuales enfrentar, y no fue hasta que hubieron llegado a la oficina privada de Marcus y cerraron la puerta que la verdadera expresión de Marcus salió a la luz.-¿Pero qué demonios paso ahí?-cuestiono él.-Estuve hablando por la mañana con Pamela y me hablo de la reunión que tendrías hoy. No había forma de justificar todos los cambios que habías hecho en los planes originales, no sin despertar dudas y cuestionamientos que no había manera de justificar sin exponerme a mí. Yo sabía que tú jamás lo harías, que jamás me pondr&iacut
Diana miro a Amshel. Ambos lucían cansados camino de regreso de su última misión, ya que en los últimos tiempos había sido necesario deshacerse de todos aquellos que entorpecían el camino hacia sus planes, ya fuesen aliados de la fallecida reina, del antiguo Duque de Nolan o de alguno de sus socios comerciales.Pero aparentemente todo estaba valiendo la pena. La reina Carlota, a espaldas del rey Alexander primero había estado haciendo las modificaciones necesarias para sus planes, trabajo que continuaría Lucas tan pronto como ascendiera al trono como su sucesor, algo que aunque no fuera del agrado de todos, era un futuro inevitable ahora que el príncipe Gabriel había abdicado al trono y que ahora fuera simplemente Gabriel, al igual que Layla al divorciarse de Robert que había dejado de ser la duquesa de Nolan, pasando a ser únicamente Layla, algo que por la expresión de ambos cuando había sucedido, estaban más que felices de que hubiera pasado, celebrándolo tan pronto como
Ella era simplemente hermosa, observarla era como observar una obra de arte, como mirar a la más bella muñeca de porcelana cuya perfección resultaba simplemente imposible. Siempre la prima dona en las funciones de ballet, siempre el primer chelo en las orquestas y siempre la primera de la clase, constantemente inmersa en una encarnizada lucha interna para alcanzar la perfección que sus padres tan inflexiblemente le exigían a cada paso, desesperada por conseguir el mas pequeño atisbo de aprobación por parte de sus progenitores, destrozándose a si mismísima en un inútil intento por alcanzar aquel ideal imposible, un amor que jamás estaría a su alcance.Layla siempre había sido una chica dulce, encantadora, educada y de grácil andar, y aquella timidez innata hacia que resultara aún más hermosa si eso era aún posible. Layla Charlotte Catherine Goldsmith, hija de Asterion Nathaniel Goldsmith, Conde Burgos, y su esposa Raquel Alana Mariel Goldsmith, condesa de Burgos, ambos siemre buscando a
Sentada en la parte trasera del auto se puso cada vez más rígida al tiempo que abandonaban la carretera principal desviándose por un camino lateral y se adentraban en el paisaje boscoso.Notando el cambio de forma inmediata Marcus tomo la mano que ella mantenía firmemente colocada sobre su falda. –Layla, mírame—indico él, pero ella no hizo más que tensarse al lograr observar a lo lejos, sobrepasando las copas de los árboles, la punta de las torres del psiquiátrico y un leve temblor comenzó a apoderarse de su cuerpo –Layla mírame—ordeno con voz contundente, pero al ver que la chica no obedecía la tomo con cuidad pero firmeza por la barbilla, no necesitaba que ella se alterara aún más haciendo movimientos bruscos. Aterrada lo miro a los ojos, la angustia dibujada en cada una de sus bonitas facciones, pero él le sostuvo la mirada y apretó suavemente sus manos –Vas a salir de ahí, nadie volverá a encerrarte
Layla observo a Marcus desde la sombra del lobby del edificio y memorizo sus rasgos temiendo que esa fuera la última oportunidad que tendría de hacerlo, temiendo no volver a verlo, temiendo que todo su tiempo con él hubiera sido un sueño y ahora fuera tiempo de regresar a la pesadilla que era su realidad.Lo miro, y casi quiso llorar, pero no lo haría, no le daría nada más a ese terrible lugar que había terminado de consumirla en el peor momento de su vida, así que se centró en el único que la había mirado, el único que real mente la había visto en toda su vida, y mirando en su interior cuando nadie más lo hizo. Ella trato de memorizar cada uno de sus rasgos, su cabello castaño oscuro ligeramente largo que le llegaba a la nuca peinado hacia atrás con mucho fijador con extremo cuidado y meticulosidad, sus ojos cafés de aspecto frío pero que sabía de primera mano podían ser los más cálidos en el mundo, sus cejas pobladas, su rostro un tanto cuadrado, sus facciones severas, sus
El director se tomó un momento para observar a la joven con evidente desagrado en el semblante.— Todo aquí conocemos su situación actual señora Rosental, y nadie desea disgustarla síganos por favor — indico él autoritario, y ella lo observo con desprecio siguiéndolo cuándo comenzó a caminar hacia el interior del edificio recorrieron los lúgubres pasillos que contaban con una triste iluminación. Sus pasos sonando por todo el lugar haciendo eco de su avance, al menos hasta que llegaron a una puerta que parecía más resistente que el resto.El director la abrió indicándole a Layla que entrara, ella obedeció, y cuando el tomo asiento en el sillón detrás del escritorio ella se sentó en una de las butacas frente a él. Los guardias, aunque un tanto didutativos cerraron la puerta tras ellos dejándolos a solas al tiempo que ellos hacían guardia fuera de la puerta. Ella observo lo que había a su alrededor, analizando todo lo que había en el cómo le habían enseñado en los meses a
El director le había avisado a Layla que su esposo Robert ya había llegado a recogerla, así que se dio un último vistazo en el opaco y desgastado espejo de su pequeña habitación pasándose la mano por el cabello perfectamente peinado en un moño francés para asegurarse de que hasta el último cabello continuara en su lugar, Evangeline, la amable enfermera encargada de su cuidado y supervisión inclusive la había prestado un poco de su labial y el poco maquillaje que cargaba en su bolso para que pudiera arreglarse más minuciosamente.Sin poderse demorar más conociendo perfectamente el carácter volátil y explosivo de su terrible esposo se apresuró hacia la oficina del director siendo escoltado por dos de los gorilas que tenía por guardias, respiro hondo recordándose quién se suponía que era, metiéndose lentamente en la piel de su antiguo yo y en ese momento aquel traje en el que había vivido prácticamente toda su vida parecía quedarle pequeño, asfixiándola y haciéndola sentir incóm