Egan estaba tan acostumbrado a ignorar a sus guardaespaldas, que confundido y sin notar la camilla extra en la habitación, simplemente se cruzó de brazos frente a Katya. Su rostro era sereno y aliviado, como el de alguien que huye de la policía y sale victorioso.Katya esperaba que aquello fuese solo su imaginación.Pero entretenida entre sus pensamientos y la hermosa vista de la camisa blanca de Egan que se estiraba sobre sus anchos hombros y sus bíceps, Katya olvidó por un momento cuál era la pregunta que Egan había dicho al entrar.Él debía haber supuesto que Katya estaba enojada y por ello decidió entrar sin su chaqueta. Egan comenzaba a descubrir que la debilidad de Katya eran los hombros y bíceps de Egan. De vez en cuando, las raras oportunidades que tenía de ver su abdomen y pecho, pues también la dejaba algo mareada la vista de él sin camiseta. Pero nada como la sensación de los hombros de Egan bajo sus palmas.Aquello era lo único que Katya no lamentó de aquel día que casi se
Egan arrugó su ceño y entrecerró sus ojos hacia Ivan; obviamente a Egan aquello le olía mal, fétido. Pero tampoco le interesaba demasiado los asuntos de aquel pobre doctor. Solo los que conciernen también sobre Katya, pero ella parecía bien y lejos de cualquier problema.Ivan, con una disculpas y la mirada baja, salió de la habitación seguido por la intensa mirada de Argus. Egan le hizo señas después a éste mismo y él salió de la habitación sin chistar, dejando solos a Egan y Katya.Ella volvió a sentarse sobre la camilla, gruñendo después y tomándose con fuerza de su estómago. Había visto sus puntos hacía unas horas cuando una enfermera la ayudó a tomar una ducha, su cabello seguía húmedo aún, pero ella no sabía muy bien cuán grave había sido el asunto por dentro de ella. Tampoco quería enterarse, pues aquello solo la hacía recordar el cuerpo muerto de Marín en el suelo.El hilo de aquel pensamiento la hizo estremecerse. Egan lo notó y tomó una manta que estaba arrugada a los pies de
Un par de días trascurrieron con rapidez. Egan finalmente volvió a cumplir su promesa y cada vez que salía, bien sea para buscar algo de ropa en casa o alguna otra reunión de trabajo, él volvía al hospital tan solo unas horas después. Los besos entre ambos no se volvieron a repetir tan a menudo. Quizás uno que otro robado de Egan, o uno que Katya pedía con dulzura cuando Egan se enojaba por cualquier motivo.Literalmente, cualquier motivo.Egan se enojaba con facilidad, eso era un hecho para Katya. Pero desde aquella plática que tuvieron después que Egan regresara, había hecho que Egan fuese un poco más tolerante con todo y todos los que estaban a su alrededor. Quizás no fuera un pan de Dios, pero al menos ya no tenía más deseos de matar o castigar a Boris.El guardaespaldas, por otro parte, había sido dado de alta y Argus se encargó de darle una despedida digna. Egan no estaba en ese momento, quizás hubiese retrocedido todo lo que a Katya le costó llevarlo a su estado de tranquilidad
El viaje en el descapotable fue una de las cosas más hermosas que Katya había hecho últimamemente en su vida. Sentir el viento en rostro, su cabello volar por el camino y poder ver sin ningún tipo de restricción el hermoso atardecer, Katya se sintió agradecida por aquellos detalles que su vida había adquirido ahora.Quizás estar con Egan no sería tan malo. Era divertido, caliente y, ahora podía notarlo, muy ostentoso. Quizás demasiado ostentoso, más de lo que ella humildemente hubiese esperado para su vida adulta, pero jamás se negaría que aquellos lujos podían tener su lado positivo.Egan miraba a Katya cada vez que tenía la oportunidad. La forma en que cerraba sus párpados para disfrutar de la brisa que se arremolineaba a su alrededor, cómo admiraba el cielo o simplemente se perdía en el paisaje. Ella era hermosa, genuinamente adorable y, por sobre todo, Egan lo sabía ya, inocente.Katya es inocente.Después de cenar en un lindo restaurante junto a Sylvana y Argus, los cuatro llegar
Katya estaba completamente frenética mientras intentaba atar su bata de baño. Egan, por su lado, estaba sereno y calmado, ajustando una toalla sobre su cintura. A Katya le distraía por completo la vista de su pecho desnudo, sobre todo porque ya sabía la sensación de este contra su piel desnuda y el suave, rítmico y fuerte latido del corazón de Egan. Pero ella verdaderamente se pudo haber esperado cualquier cosa salir de los labios de Egan sobre lo referente a una sorpresa, pero no una fiesta.– ¿Cómo que una fiesta, Egan? –Exigió saber Katya mientras tomaba lo primero que consiguiera de ropa en su habitación y la tiraba sobre su cabeza, deslizó poco después la bata a lo largo de sus brazos y encaró a Egan, él seguía con su pecho desnudo y la toalla colgando bajo la hermosa “v” de sus caderas–. ¿Cuándo planeabas decírmelo?Egan suspiró, mientras pasaba la mano sobre su cabello y hacía que gotas cayeran hasta el suelo.– Si eso te enojó, entonces ni siquiera te diré cuando será –los ojo
Egan suspiró cuando terminó la última pila de papeleo que tenía sobre su mesa. Habia estado tan ocupado con Katya, la clínica y todos los problemas que últimamente había tenido que ni siquiera se dio cuenta la cantidad de trabajo atrasado que tenía. Reuniones perdidas y pospuestas, mercancía que él había solicitado que nadie recogió, tratos que nunca respondió. Todo eso había sido dejado a un lado por Katya, pero había valido la pena cada segundo por ella.Al menos, durante unas cuantas horas, él pudo trabajar un poco y ponerse al día. Aún le faltaban algunas cosas que arreglar, pero todo tendría que ser después que regresara de la fiesta. Dentro de poco deberían irse y él ni siquiera se había puesto su ropa.Egan hizo tronar su cuello, haciendo que Argus lo mirara con una ceja alzada.– Debiste haber descansado y dejado todo eso para después. –Comentó el guardia, que descansaba como siempre en su puesto junto a la puerta. Su pistola y el táser de electricidad descansaban sobre sus bo
– Sin duda, el rojo te sienta –comentó Carlo mientras giraba alrededor de Katya. Y tenía razón: ella nunca se había atrevido a utilizar algo tan llamattivo. Pero el color rojo le estaba favoreciendo hoy más que nunca. Llevaba puesto un ligero vestido rojo de tirantes, con un escote en v que le llegaba hasta la mitad del pecho y la espalda descubierta. El vestido llegaba hasta sus talones, los cuales estaban decorados con unos lindos tacones que brillaban como el oro. Carlo completó todo el porte de Katya con un par de piedras dispuestas cerca de sus ojos, las cuales eran rojas también, y una crema corporal que hacía que los brazos, hombros y parte de las piernas que se asomaban por el vestido brillaran–. Cariño, estás literalmente…– Radiante –una voz extra se sumó a la conversación. Todos giraron hacia Egan, quien descansaba en el marco de la puerta, mirando a Katya con una sonrisa ladeada. Él estaba vestido completamente fuera de lo normal. Era una locura lo que guapo que se veía: c
Si Egan tenía miedo de llevar a Katya al club donde sus socios, su tío y él se reunían en el Nido, llevarla a la reunión era una completa incoherencia. Sin embargo, ambos ya estaban allí y no había marcha atrás.Al llegar al lugar donde sería la fiesta, Katya se sorprendió al encontrar un edificio, cuyo primer piso era un club nocturno lleno de luces neón y autos muy caros estacionados afuera. Habían muchos hombres en trajes, formales y otro un poco más informal, pero todos cumplían con las normas de etiquetas. Había también mujeres, en vestidos de cóctel que las hacían lucir esbeltas y perfectas. Katya no sentía inseguridad usualmente, pero debía admitir que si ella se ponía de pie junto a alguna de esas mujeres, ella se vería pequeña y débil. Sin embargo, no le prestó demasiada atención a ello.– ¿En qué piensas, Katya? –Egan preguntó, tomando la mano de ella y dejándole un beso en ella.Katya giró su rostro hacia él y suspiró.– No sé mucho del tema, en realidad, pero estoy segura