Un par de días trascurrieron con rapidez. Egan finalmente volvió a cumplir su promesa y cada vez que salía, bien sea para buscar algo de ropa en casa o alguna otra reunión de trabajo, él volvía al hospital tan solo unas horas después. Los besos entre ambos no se volvieron a repetir tan a menudo. Quizás uno que otro robado de Egan, o uno que Katya pedía con dulzura cuando Egan se enojaba por cualquier motivo.Literalmente, cualquier motivo.Egan se enojaba con facilidad, eso era un hecho para Katya. Pero desde aquella plática que tuvieron después que Egan regresara, había hecho que Egan fuese un poco más tolerante con todo y todos los que estaban a su alrededor. Quizás no fuera un pan de Dios, pero al menos ya no tenía más deseos de matar o castigar a Boris.El guardaespaldas, por otro parte, había sido dado de alta y Argus se encargó de darle una despedida digna. Egan no estaba en ese momento, quizás hubiese retrocedido todo lo que a Katya le costó llevarlo a su estado de tranquilidad
El viaje en el descapotable fue una de las cosas más hermosas que Katya había hecho últimamemente en su vida. Sentir el viento en rostro, su cabello volar por el camino y poder ver sin ningún tipo de restricción el hermoso atardecer, Katya se sintió agradecida por aquellos detalles que su vida había adquirido ahora.Quizás estar con Egan no sería tan malo. Era divertido, caliente y, ahora podía notarlo, muy ostentoso. Quizás demasiado ostentoso, más de lo que ella humildemente hubiese esperado para su vida adulta, pero jamás se negaría que aquellos lujos podían tener su lado positivo.Egan miraba a Katya cada vez que tenía la oportunidad. La forma en que cerraba sus párpados para disfrutar de la brisa que se arremolineaba a su alrededor, cómo admiraba el cielo o simplemente se perdía en el paisaje. Ella era hermosa, genuinamente adorable y, por sobre todo, Egan lo sabía ya, inocente.Katya es inocente.Después de cenar en un lindo restaurante junto a Sylvana y Argus, los cuatro llegar
Katya estaba completamente frenética mientras intentaba atar su bata de baño. Egan, por su lado, estaba sereno y calmado, ajustando una toalla sobre su cintura. A Katya le distraía por completo la vista de su pecho desnudo, sobre todo porque ya sabía la sensación de este contra su piel desnuda y el suave, rítmico y fuerte latido del corazón de Egan. Pero ella verdaderamente se pudo haber esperado cualquier cosa salir de los labios de Egan sobre lo referente a una sorpresa, pero no una fiesta.– ¿Cómo que una fiesta, Egan? –Exigió saber Katya mientras tomaba lo primero que consiguiera de ropa en su habitación y la tiraba sobre su cabeza, deslizó poco después la bata a lo largo de sus brazos y encaró a Egan, él seguía con su pecho desnudo y la toalla colgando bajo la hermosa “v” de sus caderas–. ¿Cuándo planeabas decírmelo?Egan suspiró, mientras pasaba la mano sobre su cabello y hacía que gotas cayeran hasta el suelo.– Si eso te enojó, entonces ni siquiera te diré cuando será –los ojo
Egan suspiró cuando terminó la última pila de papeleo que tenía sobre su mesa. Habia estado tan ocupado con Katya, la clínica y todos los problemas que últimamente había tenido que ni siquiera se dio cuenta la cantidad de trabajo atrasado que tenía. Reuniones perdidas y pospuestas, mercancía que él había solicitado que nadie recogió, tratos que nunca respondió. Todo eso había sido dejado a un lado por Katya, pero había valido la pena cada segundo por ella.Al menos, durante unas cuantas horas, él pudo trabajar un poco y ponerse al día. Aún le faltaban algunas cosas que arreglar, pero todo tendría que ser después que regresara de la fiesta. Dentro de poco deberían irse y él ni siquiera se había puesto su ropa.Egan hizo tronar su cuello, haciendo que Argus lo mirara con una ceja alzada.– Debiste haber descansado y dejado todo eso para después. –Comentó el guardia, que descansaba como siempre en su puesto junto a la puerta. Su pistola y el táser de electricidad descansaban sobre sus bo
– Sin duda, el rojo te sienta –comentó Carlo mientras giraba alrededor de Katya. Y tenía razón: ella nunca se había atrevido a utilizar algo tan llamattivo. Pero el color rojo le estaba favoreciendo hoy más que nunca. Llevaba puesto un ligero vestido rojo de tirantes, con un escote en v que le llegaba hasta la mitad del pecho y la espalda descubierta. El vestido llegaba hasta sus talones, los cuales estaban decorados con unos lindos tacones que brillaban como el oro. Carlo completó todo el porte de Katya con un par de piedras dispuestas cerca de sus ojos, las cuales eran rojas también, y una crema corporal que hacía que los brazos, hombros y parte de las piernas que se asomaban por el vestido brillaran–. Cariño, estás literalmente…– Radiante –una voz extra se sumó a la conversación. Todos giraron hacia Egan, quien descansaba en el marco de la puerta, mirando a Katya con una sonrisa ladeada. Él estaba vestido completamente fuera de lo normal. Era una locura lo que guapo que se veía: c
Si Egan tenía miedo de llevar a Katya al club donde sus socios, su tío y él se reunían en el Nido, llevarla a la reunión era una completa incoherencia. Sin embargo, ambos ya estaban allí y no había marcha atrás.Al llegar al lugar donde sería la fiesta, Katya se sorprendió al encontrar un edificio, cuyo primer piso era un club nocturno lleno de luces neón y autos muy caros estacionados afuera. Habían muchos hombres en trajes, formales y otro un poco más informal, pero todos cumplían con las normas de etiquetas. Había también mujeres, en vestidos de cóctel que las hacían lucir esbeltas y perfectas. Katya no sentía inseguridad usualmente, pero debía admitir que si ella se ponía de pie junto a alguna de esas mujeres, ella se vería pequeña y débil. Sin embargo, no le prestó demasiada atención a ello.– ¿En qué piensas, Katya? –Egan preguntó, tomando la mano de ella y dejándole un beso en ella.Katya giró su rostro hacia él y suspiró.– No sé mucho del tema, en realidad, pero estoy segura
Egan estaba completamente tenso mientras aquella chica rubia le llenaba el rostro de besos, pero era Katya quien sentía que no podía respirar y el corazón le palpitaba un latido menos con cada segundo que trascurría. Sin embargo, fue el tal Danilo, el otro chico que recién había llegado, quien lució enojado.– ¡Vanessa!Pero la chica lo ignoró por completo con un ademán de sus manos.– Estoy hablando con Egan. Por favor, Danilo, ¡cállate! –Ella giró todo su cabello, golpeando el rostro de Egan en el proceso, y aquello pareció despertarlo a él. Al igual que Katya, quien reaccionó frunciendo su ceño y apretando sus puños. Ella nunca, jamás en su vida, le había golpeado a alguien. Pero una necesidad que no podía ignorar comenzó a crecer en su interio–. Entonces, amore mío, ¿cómo te ha ido este último año en Sacra Corona?Katya sintió aquello como una bofetada. La mujer conocía el nombre secreto de la casa de Egan.– ¿Disculpa? –La voz de Katya hizo a Egan reaccionar. Él intentó hacer que
– Katya, quiero explicártelo…Pero, sin darle tiempo de nada, Katya vio una puerta con el símbolo de una mujer y entró. Era un baño para visitas, ella lo suponía, y cuando entró allí trancó la puerta con seguro. Un momento después, la manilla sonó forzada y la puerta se sacudía. Egan estaba empezando a desesperarse.– ¿Te importa? –Gritó Katya–. ¡Está ocupado! ¡Y, además, es el baño de damas!Katya le preocupó que Egan golperá la puerta hasta que le abriera, pero solo se escuchó un suspiro.– No me importa, ¡ábreme! –Katya hizo caso omiso y el movimiento a través del espejo llamó su atención. Era ella misma, obvimente, pero al mismo tiempo no lo era: el vestido era hermoso, no lo podía negar, y se ajustaba a su cuerpo en los lugares correctos como si hubiese sido confeccionado solamente para ella. Pero el maquillaje, el peinado, las joyas… esa no era ella. Con rapidez deshizo el elaborado moño y dejó su cabello suelto por sus hombros, el maquillaje lo limpió con agua y dejó su piel res