Egan suspiró cuando terminó la última pila de papeleo que tenía sobre su mesa. Habia estado tan ocupado con Katya, la clínica y todos los problemas que últimamente había tenido que ni siquiera se dio cuenta la cantidad de trabajo atrasado que tenía. Reuniones perdidas y pospuestas, mercancía que él había solicitado que nadie recogió, tratos que nunca respondió. Todo eso había sido dejado a un lado por Katya, pero había valido la pena cada segundo por ella.Al menos, durante unas cuantas horas, él pudo trabajar un poco y ponerse al día. Aún le faltaban algunas cosas que arreglar, pero todo tendría que ser después que regresara de la fiesta. Dentro de poco deberían irse y él ni siquiera se había puesto su ropa.Egan hizo tronar su cuello, haciendo que Argus lo mirara con una ceja alzada.– Debiste haber descansado y dejado todo eso para después. –Comentó el guardia, que descansaba como siempre en su puesto junto a la puerta. Su pistola y el táser de electricidad descansaban sobre sus bo
– Sin duda, el rojo te sienta –comentó Carlo mientras giraba alrededor de Katya. Y tenía razón: ella nunca se había atrevido a utilizar algo tan llamattivo. Pero el color rojo le estaba favoreciendo hoy más que nunca. Llevaba puesto un ligero vestido rojo de tirantes, con un escote en v que le llegaba hasta la mitad del pecho y la espalda descubierta. El vestido llegaba hasta sus talones, los cuales estaban decorados con unos lindos tacones que brillaban como el oro. Carlo completó todo el porte de Katya con un par de piedras dispuestas cerca de sus ojos, las cuales eran rojas también, y una crema corporal que hacía que los brazos, hombros y parte de las piernas que se asomaban por el vestido brillaran–. Cariño, estás literalmente…– Radiante –una voz extra se sumó a la conversación. Todos giraron hacia Egan, quien descansaba en el marco de la puerta, mirando a Katya con una sonrisa ladeada. Él estaba vestido completamente fuera de lo normal. Era una locura lo que guapo que se veía: c
Si Egan tenía miedo de llevar a Katya al club donde sus socios, su tío y él se reunían en el Nido, llevarla a la reunión era una completa incoherencia. Sin embargo, ambos ya estaban allí y no había marcha atrás.Al llegar al lugar donde sería la fiesta, Katya se sorprendió al encontrar un edificio, cuyo primer piso era un club nocturno lleno de luces neón y autos muy caros estacionados afuera. Habían muchos hombres en trajes, formales y otro un poco más informal, pero todos cumplían con las normas de etiquetas. Había también mujeres, en vestidos de cóctel que las hacían lucir esbeltas y perfectas. Katya no sentía inseguridad usualmente, pero debía admitir que si ella se ponía de pie junto a alguna de esas mujeres, ella se vería pequeña y débil. Sin embargo, no le prestó demasiada atención a ello.– ¿En qué piensas, Katya? –Egan preguntó, tomando la mano de ella y dejándole un beso en ella.Katya giró su rostro hacia él y suspiró.– No sé mucho del tema, en realidad, pero estoy segura
Egan estaba completamente tenso mientras aquella chica rubia le llenaba el rostro de besos, pero era Katya quien sentía que no podía respirar y el corazón le palpitaba un latido menos con cada segundo que trascurría. Sin embargo, fue el tal Danilo, el otro chico que recién había llegado, quien lució enojado.– ¡Vanessa!Pero la chica lo ignoró por completo con un ademán de sus manos.– Estoy hablando con Egan. Por favor, Danilo, ¡cállate! –Ella giró todo su cabello, golpeando el rostro de Egan en el proceso, y aquello pareció despertarlo a él. Al igual que Katya, quien reaccionó frunciendo su ceño y apretando sus puños. Ella nunca, jamás en su vida, le había golpeado a alguien. Pero una necesidad que no podía ignorar comenzó a crecer en su interio–. Entonces, amore mío, ¿cómo te ha ido este último año en Sacra Corona?Katya sintió aquello como una bofetada. La mujer conocía el nombre secreto de la casa de Egan.– ¿Disculpa? –La voz de Katya hizo a Egan reaccionar. Él intentó hacer que
– Katya, quiero explicártelo…Pero, sin darle tiempo de nada, Katya vio una puerta con el símbolo de una mujer y entró. Era un baño para visitas, ella lo suponía, y cuando entró allí trancó la puerta con seguro. Un momento después, la manilla sonó forzada y la puerta se sacudía. Egan estaba empezando a desesperarse.– ¿Te importa? –Gritó Katya–. ¡Está ocupado! ¡Y, además, es el baño de damas!Katya le preocupó que Egan golperá la puerta hasta que le abriera, pero solo se escuchó un suspiro.– No me importa, ¡ábreme! –Katya hizo caso omiso y el movimiento a través del espejo llamó su atención. Era ella misma, obvimente, pero al mismo tiempo no lo era: el vestido era hermoso, no lo podía negar, y se ajustaba a su cuerpo en los lugares correctos como si hubiese sido confeccionado solamente para ella. Pero el maquillaje, el peinado, las joyas… esa no era ella. Con rapidez deshizo el elaborado moño y dejó su cabello suelto por sus hombros, el maquillaje lo limpió con agua y dejó su piel res
– ¿Quién fue el maldito y cuál es su ubicación? –Katya no pudo evitar reír–. Hablo en serio, Katya, lo buscaré ahora mismo. A la m****a la fiesta.– ¿Y cómo sabes que es un solo novio? –El ceño de Egan cayó, y Katya estaba ya hiperventilado de la risa en ese punto.– Katya… –Ella negó con su cabeza–. Solo dime, ¿con cuántos has estado? No es que me moleste, pero me intriga lo que dices.Katya bufó.– Con uno solo, Egan, he estado con un solo hombre en mi vida.– ¿Y quién es? –Era obvio que Egan ya sospechaba quien era.– No te hará bien saber. –Katy negó.Egan frunció su ceño.– Solo dime, Katya. Necesito saber quién es el maldito afortunado que te conoció por primera vez y aún así no supo valorarte como era.Katya volvió a reír. Si supiera que era Ivan, probablemente el chico dejaría de existir cuando ambos volvieran.– Nadie importante –respondió Katya–, y ni siquiera fue agradable. Solo… –a Katya le incomodaba hablar de eso. Pero Egan había tenido la confianza de hablar de cosas per
Después del discurso, Egan bajó del escenario y permitió que la música empezara a sonar y las botellas de vino llenaran las copas. Katya estaba emocionada por unirse a los demás, pero cuando Egan la dirigió hacia los ascensores, ella supo que había una idea diferente para él. Ignoraban a todos los que le pasaban por un lado, y Egan entró en el elevador con rapidez tirando de Katya. Egan respiraba con dificultad y Katya se preocupó porque le estuviese dando algún tipo de ataque de pánico.Egan presionó el último botón con rapidez y miraba con impaciencia el pequeño número del ascensor avanzar.- Egan, ¿qué sucede? -Preguntó Katya, finalmente.Él simplemente la miró en respuesta, como si ella debiese suponer lo que sucedía. Pero Katya realmente no lo hacía.- Katya, lo que yo prometo que haré, siempre lo cumplo. Mi palabra es lo que más vale para mí, creo habértelo dicho una vez.Pero con cada segundo que trascurría y el ascensor apenas iba por el piso 4, Egan parecía desesperarse más. K
Egan juró que intentó mantener la compostura, pero escuchar la voz ronca y excitada de Katya, más su respiración cortada solo le llevó un mínimo de un segundo pensar en la respuesta.Egan se giró con rapidez y se dejó caer de espaldas contra el colchón de la cama, llevándose a Katya con él. Ella dio un gritico de sorpresa, pero aún así no dio ninguna resistencia, cuando ella quedó encima de Egan y él la guió para que sus rodillas quedaran a los lados de las caderas de Egan. Con sus diestras manos, él la ayudó a bajar un poco más su rostro para que pudiese besarse.Katya se sentía bajo un hechizo, y cuando los labios de Egan abandonaron sus labios para ahora dedicarse a sus pechos, uno por uno, con un hábil manejo de su lengua, sus dedos, sus labios. Egan pasó de uno a otro sin dejarlos descansar, para cuando Katya lanzó un gemido ahogado, Egan ya estaba apretando el pezón de uno con sus dedos y succionando y jugueteando con su lengua en el otro. Era demasiado para Katya, en menos de l