Cinco años después

Cinco años después.

Después de trabajar duro durante más de cinco años y sacrificarme mucho, finalmente me gradué como licenciada en administración de empresas. Mi hermano me apoyó mucho durante este tiempo, y con mi dedicación, logré alcanzar mi meta.

Una vez que terminé mis estudios, decidí volver a Estados Unidos. Estaba decidida a hacer justicia y vengarme de todas las personas que me habían hecho daño.

Hace cinco años, era una joven asustada y solitaria, incapaz de enfrentar los terribles momentos que había vivido. Ni siquiera tuve el coraje de denunciar a mi propio padre por el secuestro de mi hijo. Pero ahora las cosas habían cambiado.

Durante años, investigué el paradero de mi padre y descubrí que había desaparecido hace más de cinco años. Vendió todas sus propiedades y se fue a Las Vegas, donde perdió toda su fortuna en juegos de azar. Me pareció extraño que mi padre hubiera tenido tanto dinero para gastar, y comencé a sospechar que en lugar de dar a mi hijo en adopción, él lo había vendido. Mis investigaciones no arrojaron ningún rastro de adopción, lo que aumentó mis sospechas sobre el destino de mi hijo.

Estaba en el ajetreado aeropuerto, sintiendo la ansiedad en cada parte de mi cuerpo mientras esperaba a mi hermano mellizo, Maximiliano Montero. Max siempre había sido mi apoyo, mi protector desde que nacimos. Juntos, enfrentamos muchas dificultades, como la muerte de nuestra madre cuando éramos pequeños y el distanciamiento de nuestro padre, quien era frío y adicto al juego.

Cuando por fin vi a Max entre la multitud, una sonrisa iluminó mi rostro cansado. Corrí hacia él y lo abracé fuertemente.

Max, el rubio de ojos cafés, me recibió con cariño, rodeándome con sus brazos y ayudándome con mis maletas con una mirada cómplice.

— ¡Alicia! ¡Finalmente has llegado! ¿Cómo estuvo el viaje? — exclamó Max emocionado.

— Hola, Max. El viaje estuvo bien, un poco agotador, pero ya estoy aquí. Gracias por venir a recogerme. — respondí con una sonrisa, devolviendo el abrazo.

— ¿Lograste recuperar la casa? — pregunté inquieta.

— Lo siento, Alicia, pero no pude volver a comprarla. Lamentablemente, lo que alguna vez fue la fortuna de los Montero ha sido despilfarrada por nuestro padre. — explicó él con pesar.

— No importa, Max. Lo único que me importa es recuperar a mi hijo. Eso es lo más importante para mí en este momento. — respondí con firmeza.— Muchas gracias por apoyarme con mi carrera y con las investigaciones.

— Es lo menos que puedo hacer por mi hermana. Que de algo sirva el dinero que nos dejó mamá.— Afirma él.

Las horas pasaban lentamente mientras me preparaba meticulosamente para la fiesta de Gala a la que había sido invitada. Dejé mi cabello castaño claro suelto, creando suaves ondas alrededor de mi rostro. Maquillé mis ojos cafés con delicadeza, resultando mis facciones.

Estábamos en la residencia de un hotel famoso y el lujo del lugar era evidente en cada detalle. Desde la decoración opulenta hasta la disposición impecable de las mesas, se notaba que no habían escatimado en gastos para la cena de gala. El ambiente rebosaba elegancia y sofisticación, creando el escenario perfecto para una noche inolvidable.

Entre la multitud, vi a una mujer de cabello oscuro y mirada chispeante. Vestida con elegancia en un hermoso tono azul, se acercó a mí con gracia y me saludó con un cálido abrazo.

— ¡Alicia, qué gusto verte! — exclamó la mujer, su voz resonando con entusiasmo a pesar del bullicio del lugar.—  Creí que te quedarías esta noche con tu hermano.

— Yo jamás rechazaría tu invitación.— respondí con una sonrisa, devolviendo el abrazo.

Conocer a Violetta Smith y convertirme en una de sus mejores amigas y asesora financiera era solo una parte de mi plan. Aquella noche, en la elegante gala, comenzaría a poner en marcha mi venganza, utilizando todos los recursos que tuviera a mi disposición para lograr mi objetivo final.

En ese momento, nuestra conversación fue interrumpida abruptamente cuando un hombre de cabello oscuro y ojos azules intensos se acercó a Violetta y la saludó con un beso en los labios. A pesar de mis esfuerzos por mantener una sonrisa amable, no pude evitar sentir un fuerte odio hacia él.

Mientras lo observaba, luchaba por contener mi ira, reprimiendo el resentimiento que crecía dentro de mí. Cada gesto y palabra suya avivaban mi desprecio. Aunque pareciera amable por fuera, podía percibir la oscuridad que se escondía tras su fachada de cordialidad.

— Harry, mi amor, permíteme presentarte a mi mejor amiga y asesora financiera. Ella es Alicia Montero — dijo Violetta, sonriendo mientras hacía la presentación.

— Mucho gusto, señor Chrysler —respondí con cortesía mientras extendí mi mano hacia él.

— El gusto es mío, señorita Montero. Será un honor tenerla en mi empresa — respondió Harry con amabilidad estrechando mi mano.

Este solo era el comienzo de mi venganza.

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