Alicia
Pasé un tiempo increíble en la piscina, reencontrándome con Oscar y conociendo a su encantadora esposa, Marina. El ambiente era relajado y acogedor, perfecto para disfrutar del sol y broncearme un poco. Sin embargo, ahora ha llegado el momento de dejar atrás la diversión y concentrarme en los asuntos de la empresa. Después de soltar mi cabello, me maquillé ligeramente y elegí un vestido formal en tonos blanco y negro para la ocasión. Siempre he tenido una debilidad por las faldas cortas; encuentro que pueden ser elegantes y atractivas sin necesidad de exhibirse demasiado. Mientras me preparaba para dirigirme a la empresa, no pude evitar sentir un ligero nerviosismo. Aunque estoy emocionada por enfrentar los desafíos del día, también me pregunto qué sorpresas me deparará esta jornada laboral. Tomé un taxi y no tardé más de media hora en llegar a la imponente empresa Chrysler. Al bajarme del vehículo, mis ojos se posaron en el imponente edificio frente a mí, con su diseño moderno y sus vidrios relucientes que reflejaban el sol de la mañana. Era un lugar impresionante. Al ingresar al edificio, fui recibida por una mujer que reconocí al instante. Era la misma mujer que encontré en la oficina, teniendo relaciones sexuales con Harry. Mi sorpresa fue evidente, pero traté de mantener la compostura mientras me acercaba a saludarla. Su expresión era serena, como si nada hubiera pasado, pero sus ojos mostraban un destello de reconocimiento al verme. —Tú debes ser la empleada de Violetta, ¿verdad? Yo soy Estefanía Miller, la asistente personal del señor Chrysler.— Anunció en un tono burlón. — No, soy Alicia Montero y soy la asesora financiera de la señora Chrysler. — Corregí de inmediato. — Oh, disculpa por la confusión. ¿Asesora financiera? Bueno, veremos qué tan buena eres en tu trabajo. El señor Chrysler espera resultados excepcionales de todos sus empleados, ¿entiendes?— Inquiere. —Sí, entiendo perfectamente. Estoy lista para cumplir con mis responsabilidades y superar las expectativas. Ella me guió hacia una de las oficinas, y enseguida deduje que pertenecía a Violetta. La habitación era notablemente más pequeña que la de Harry, con menos lujos y espacio para moverse. Mientras colocaba mis pertenencias en mi puesto de trabajo, me di cuenta de que Violetta no estaba presente. No me sorprendía; sabía que ella no se tomaba muy en serio su trabajo y que su mente estaba probablemente en la nube de su luna de miel, inmersa en un cuento de hadas donde todo era felicidad y romance. Estaba bastante desorientada en la empresa, tratando de encontrar mi camino entre los pasillos y las oficinas. Decidí acercarme a una de las secretarias para solicitarle algunos estados contables que necesitaba para comenzar a trabajar, pero para mi sorpresa, me ignoró por completo. Me sentí un tanto frustrada por la falta de atención y profesionalismo que mostraba el personal de la empresa. Después de un tiempo de espera, finalmente llegó Violetta. Entró en la oficina con una actitud radiante, dispersando risas y alegría a su paso. Era evidente que su mente aún estaba en su luna de miel, y parecía completamente ajena a las tensiones y preocupaciones del entorno laboral. — ¡Hola, Ally! Disculpa la demora, me quedé dormida esta mañana. Anoche Harry me invitó a cenar y la pasamos genial. ¡Tengo al mejor de los esposos!— Expresa con una sonrisa. — Me alegra mucho escucharlo, Violetta, pero debemos concentrarnos en el trabajo. Necesito revisar los estados contables y los movimientos de la empresa. Además, me parece extraño que no haya ningún empleado de tu empresa aquí. No me obedecen los empleados de Harry.— Le informé. — Oh, Ally, no te preocupes por eso. Contigo tengo más que suficiente. Además, Harry está manejando todo a la perfección. Él es maravilloso y se encarga de todo mientras yo me adapto a mi nuevo rol de esposa. — Afirma mientras se sienta en su lugar. — Entiendo que confíes en Harry, pero necesitamos asegurarnos de que todo esté en orden en la empresa. Los estados financieros son fundamentales para tomar decisiones acertadas y mantener el negocio en buen funcionamiento.— Le recordé. — Lo sé, Ally, y te prometo que pronto nos pondremos al día con todo. Solo necesito un poco más de tiempo para organizarme después de la boda y la luna de miel. Pero no te preocupes, Harry y yo nos encargaremos de todo.— Asegura. — Está bien, Violetta, pero mientras tanto necesitamos trabajar en equipo para mantener la empresa en curso. ¿Puedo contar contigo para revisar estos documentos juntas y asegurarnos de que todo esté en orden?— Pregunté — Por supuesto, Ally. Me pondré manos a la obra de inmediato.— Promete. A pesar de que mi motivación principal es la venganza, no puedo evitar apreciar a Violetta. Es una persona amable y sincera, y no me gustaría que fuera perjudicada de alguna manera. No puedo permitir que la despojen del dinero que su padre trabajó arduamente para conseguir. Necesito hacer algo para abrirle los ojos y hacerle ver que está tomando decisiones equivocadas. Me encuentro en un dilema moral. Por un lado, siento la urgencia de llevar a cabo mi plan de venganza contra aquellos que me hicieron daño, pero por otro, no puedo ignorar la preocupación genuina que tengo por el bienestar de Violetta. No quiero que se convierta en una víctima de las circunstancias, y me preocupa que su confianza en Harry pueda llevarla a situaciones peligrosas. Debo encontrar una manera de alertarla sin revelar mis verdaderas intenciones. Quizás pueda hablar con ella de manera discreta, mostrándole ciertas señales de alerta sin revelar demasiado. Sea como sea, no puedo permitir que la influencia de Harry la ponga en peligro. Decidí dirigirme a la oficina de Harry. Al llegar, noté que su asistente no se encontraba en su puesto de trabajo, lo que me dio la oportunidad de entrar sin ser anunciada. Adentrándome en la oficina, lo vi a él, sumergido en sus papeles, con su corbata ligeramente desacomodada y esos ojos azules que siempre me han cautivado. Cuando notó mi presencia, levantó la mirada y me observó de arriba a abajo con una expresión que no supe interpretar completamente. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y me sentí momentáneamente atrapada por su encanto. — Señorita Montero, ¡qué sorpresa verla por aquí!— Expresó él mientras esbozó una pequeña sonrisa. — Sí, bueno, necesitaba hablar contigo sobre un asunto importante.— Anuncié mientras me acercaba al escritorio. — Por supuesto, ¿en qué puedo ayudarte?— Indaga él. — Necesito que hagas valer tu puesto de CEO. Los empleados no me obedecen. Acabo de solicitar los estados contables y nadie me prestó atención.— Informé. — A ver si entiendo bien, ¿acabas de iniciar hoy tu trabajo en la empresa y ya deseas darme órdenes como si fueras la dueña? Te tomas más atribuciones que mi propia mujer. ¿Acaso también deseas el puesto de Violetta en mi cama?— Inquiere en un tono burlón. — ¡Harry, por favor! No es eso lo que estoy insinuando. Solo estoy tratando de hacer mi trabajo y asegurarme de que todo funcione correctamente en la empresa. — Bueno, entonces espero que sepas cuál es tu lugar aquí y que no te excedas en tus responsabilidades. La jerarquía en esta empresa está clara, ¿entendido? — Sí, entendido. — Asentí con la cabeza — Si deseas los estados contables están aquí. Ven por ellos.— Él tomo unas carpetas que tenía frente a él. Me acerqué hacia Harry, quien estaba sentado en su imponente escritorio de madera oscura. Con cada paso que daba, mi corazón latía con fuerza. Extendí mi mano hacia las carpetas que reposaban sobre el escritorio, pero antes de que pudiera siquiera rozarlas, Harry se levantó con una rapidez sorprendente y me tomó en brazos con un movimiento ágil y decidido. Me vi obligada a sentarme en sus piernas, mi cuerpo temblando ante su cercanía repentina. Su presencia imponente y el contacto de su piel contra la mía me dejaron sin aliento. Traté de disimular mis emociones, pero cada parte de mí reaccionaba al tenerlo tan cerca. — ¡Harry, suéltame inmediatamente! — Exclamé, luchando por liberarme de su agarre. — Lo siento, preciosa, pero los estados contables son información confidencial. No puedo permitir que salgan de mi oficina. — Respondió Harry con calma, manteniéndome firmemente en su regazo.— ¡Suéltame ahora mismo o tendré que tomar medidas más drásticas! — Exigí, mi voz cargada de firmeza y furia contenida.— La información confidencial no sale de esta oficina, preciosa. — Concluyó Harry, manteniendo su postura firme.Cada parte de mi cuerpo estaba tensa y temblorosa mientras las manos de Harry rodeaban mi cintura con firmeza. Su aliento caliente rozaba mi cuello, enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Me sentía como si estuviera hecha de gelatina, incapaz de mantener la compostura ante su proximidad abrumadora.Cerré los ojos por un momento, tratando desesperadamente de recuperar el control sobre mis emociones. Pero su presencia dominante y el calor de su cuerpo contra el mío me dejaban sin aliento. Cada músculo estaba tenso, cada fibra de mi ser consciente de su cercanía.— No dejas de temblar, preciosa — susurró Harry en mi oído con una voz ronca que enviaba escalofríos por mi espalda.— ¿Y cómo sabes tú eso? — pregunté, tratando de mantener la compostura a pesar d
— Oh, sí, Violetta me lo mencionó una vez.— Respondí.— ¿Estás segura? Porque estoy segura de que él no me ha dicho nada al respecto.— Afirma ella.— Por supuesto que sí, Violetta. De otra forma, ¿cómo lo sabría?— Indagué.— Hmm, supongo que tienes razón. Tal vez simplemente lo olvidé. Gracias por recordármelo, Alicia.[...]Aún no podía creer lo imprudente que había sido la noche anterior. Me faltó poco para exponerme al gritar en medio del restaurante, pero por otro lado, sabía que había actuado por instinto. No podía permitir que nada malo le pasara a Harry; una reacción alérgica a la nuez podría ser mortal para él.Me sentía frustrada por lo descuidado que podía ser Harry con su salud. Nunca se preocupaba por seguir una dieta adecuada o por sus propias alergias. Recordaba los tiempos en que éramos novios, cuando siempre era yo quien lo cuidaba y vigilaba lo que comía.Esta mañana, decidí reunirme con el detective. No podía entender cómo no tenía noticias sobre mi hijo. Llevaba más
— Oh, te encantó, Alicia. Después de todo, acabas de admitir que te encantan mis manos.— Pronuncia arrogante— ¡Jamás seré tu amante! ¡Ya tienes a Estefanía, así que lárgate de aquí!— Interesante... parece que tu negativa solo me enciende más, ¿no crees? Parece que disfrutas provocarme.— ¡Basta, Harry!. ¡Vete ahora mismo antes de que llame a seguridad!—¡Es mi mansión, Alicia y todo lo que hay aquí es mío, incluyéndote!—¡Eres un...!Mi mente estaba llena de furia y confusión mientras me preparaba para lanzar un insulto hacia Harry, pero antes de que pudiera articular una sola palabra, él se acercó a mí de manera intimidante. Antes de que pudiera reaccionar, sus labios se apoderaron de los míos con una fuerza irresistible. La sensación de su boca sobre la mía era abrumadora, sus labios dominantes y exigentes, haciéndome estremecer contra mi voluntad.En un instante, Harry apartó mis manos que instintivamente habían cubierto mis pechos, exponiéndome completamente ante él. Me sentí vu
— Es mío.— Parece muy valioso.— Comenta— Es de mi ex novio, Hernán. Me lo regaló hace años.— ¿Y aún lo conservas?— Inquiere — Coqueteas con Bruno y conmigo y conservas regalitos de tu noviecito.— ¡No tienes derecho a reclamar nada cuando tienes varias amantes!— Espeté — Eres un cínico, Chrysler.—Qué curioso, tu ex tiene la misma costumbre que yo: entregarle un collar en forma de H a las mujeres que considero que me pertenecen— comenta Harry mientras se acerca a mí hasta acorralarme contra la piscina.—Pero sabes, bonita, yo te obsequiaría joyas mucho más valiosas que esta baratija.Siempre me llamaba "bonita" de forma cariñosa, mientras que yo apenas le decía "bonito" en privado. Solo entre nosotros dos me permitía mostrar mi cariño, ya que frente a los demás mantenía una imagen fría y arrogante. Sin embargo, conmigo era siempre tan amoroso, y eso es lo que más extraño. Anhelo que todo vuelva a ser como antes.Las emociones se agolparon en mi pecho, incapaz de contener mis lágrima
— Primero debo decirte la verdad: yo conozco a Harry desde los diecisiete años. Fuimos novios y nos amamos muchísimo. Lo amé con toda el alma y tuvimos un hijo juntos.Me percaté de la sorpresa en la mirada de Bruno; sus cejas se alzaron ligeramente y sus ojos se ampliaron, evidenciando su sorpresa ante mis palabras. Era claro que mi revelación lo había tomado por completo desprevenido.— ¿Qué? ¡¿Cómo es posible?! — Bruno exclamó, su voz mezclando incredulidad y desconcierto.— Lo sé, suena increíble, Bruno, pero es la verdad. — Respondí, sintiendo la necesidad de explicarme con más detalle.— Pero, ¿por qué nunca nos lo dijiste? ¿Por qué ocultaste algo así? — Bruno preguntó, su tono denotando una mezcla de confusión y decepción.— Lo siento, Bruno. Fue un capítulo de mi vida del que no estaba lista para hablar. — Mi voz temblaba ligeramente, consciente de que mi pasado estaba ahora en plena luz.— ¡Harry es un miserable, te abandonó a ti y a tu hijo!— Exclamó él.— Es más complicado,
HarryFinalmente, Alicia accedió a ayudarme y nos dirigimos a mi oficina. Allí, le mostré la maqueta del proyecto que tanto me emocionaba. Cada uno de mis proyectos despertaba en mí una pasión indescriptible, y al comenzar a explicarle los detalles, noté cómo Alicia prestaba atención con gran interés. Mientras yo hablaba, su mirada estaba fija en mí, absorbida por cada palabra que salía de mis labios. Mientras tanto, Violetta parecía aburrirse de escucharme, pero Alicia permanecía completamente dedicada a lo que decía.En esos momentos, me encontraba sumergido en una cascada de pensamientos. ¿Por qué no conocí a Alicia antes de casarme? ¿Qué habría pasado si nuestras vidas se hubieran cruzado en un momento diferente, cuando éramos más jóvenes? Y entonces, me preguntaba por qué ella no pertenecía a una familia adinerada. Si Alicia fuera heredera de alguna fortuna, quizás mi padre la habría aceptado como mi esposa sin dudarlo. Pero la realidad era que su padre, Carlos Montero, era un ho
—Por favor, no me grites.— Pedí en voz baja.—Carol me llamó a las tres de la mañana porque estabas eufórica en el bar. Ella no te encontraba en ningún lugar.— Me informa—Carol no tenía por qué decirte nada, y a ti no debería importarte lo que haga con mi vida.— Advertí—No me hagas enojar más. Te vi bailar y la forma en que te miraban esos imbéciles. Si no me controlo, soy capaz de matar a todos esos miserables por mirar lo que es mío.—¿Qué quieres decir con 'lo que es tuyo'? No soy tu propiedad, Harry. Estás casado.— Le recordé.—¡No me importa! Eres mía. No permitiré que nadie más te tenga.Antes de que pudiera articular palabra, Harry se acercó rápidamente y sus labios encontraron los míos en un beso intenso y apasionado. Por un momento, me quedé sorprendida, pero pronto me vi incapaz de resistirme y correspondí al beso con la misma intensidad. Sus labios eran cálidos y suaves, y sentí una mezcla de emociones confusas mientras nos dejábamos llevar por la pasión del momento.Mis
En este momento, me encuentro en la oficina con Harry. Estoy sentada entre sus piernas, su cercanía reconfortante me brinda cierta calma. Al principio, se molestó un poco porque no fui a su departamento como habíamos acordado, pero luego le expliqué que me sentía muy mal y comprendió.Durante los últimos días, Harry ha estado increíblemente cariñoso conmigo. Me recuerda a los tiempos en que éramos novios, cuando su ternura y afecto me hacían sentir especial. Es curioso cómo ante los demás puede parecer distante o frío, pero cuando estamos a solas, su amor y cuidado se manifiestan de manera tan clara y reconfortante. Es en estos momentos que me siento más cerca de él, más conectada, como si el mundo entero desapareciera y solo existiéramos nosotros dos.— ¿Has abierto el regalo que te hice, cariño?— Pregunta él.— ¿Lencería? Harry, esto es muy chiquito para mí.— Reí mientras observé el conjunto en tono rojo.— Exactamente, preciosa. Quiero arrancártela con la boca.— Harry, en ser