Alicia se encontraba en un estado de nerviosismo extremo, con una profunda desconfianza hacia Harry, pero finalmente, decidió seguir sus instrucciones y meterse en la cajuela del automóvil del chofer de Harry.Más de una hora había transcurrido desde que tomó esa decisión, y la ansiedad de Alicia crecía con cada minuto que pasaba. Temía que Harry la hubiera olvidado o que, peor aún, nunca la liberaría. En su mente, se había aliado con el mismísimo Lucifer, entregándose a un destino incierto y aterrador.Luchaba para respirar adentro del vehículo. — Gracias por ayudarme, ¿y papá? — Le pregunta Harry al chófer.— Está de viaje de negocios, joven.— Quiero estar solo en casa.— ¿Qué planeas, Harry? — Le pregunta Alberto, quien prácticamente lo vio crecer y conoce a Harry en profundidad.— Solo quiero privacidad.— Está bien. Vendré mañana por ti para llevarte de vuelta al internado.— Sí, gracias.Harry se tomó unos minutos antes de dirigirse hacia su coche y abrir el maletero. Mientras
Alicia abrió lentamente los ojos, sumida en la confusión. Al despertar, se dio cuenta de que estaba en una situación inusual. Harry, con sus brazos fuertes, la rodeaba por la cintura, y en lugar de su ropa habitual, llevaba puesta una de las camisas de él.A medida que su mente luchaba por despejar los vagos recuerdos de la noche anterior, Alicia intentó moverse, pero Harry ejercía una presión firme sobre su cintura. Una suave corriente de aire acariciaba su cuello, y pudo sentir la respiración cálida de Harry en su piel, lo que la hizo sentir una mezcla de emociones y preguntas sin respuesta.—¿que paso anoche?— Pregunta ella en un bostezo—No es evidente — Responde él en una risa— Tuvimos sexo, cogimos o hicimos el amor como lo quieras llamar. No estuvo tan mal.—Eres un mentiroso — Ella se levanto de la cama molesta— Estás enfermo, pero creo que no llegas a los límites de violarme porque yo me quedé dormida y te recuerdo que soy menor de edad.Él ríe fuerte — Mientras me besabas y
Hace más de media hora que Harry ha estado intentando hablar con Oscar, ya que no desea perder a su mejor amigo por una mujer. Tal vez debió contenerse con Alicia, pero esa maldita mujer lo enloquece. Lo enciende con una sola mirada.— No exageres, es solo una mujer — pronuncia Harry, intentando explicarse.Oscar lo mira con desconfianza.— Me hubieras dicho que te gustaba. Eres un mentiroso.— No me gusta — afirma Harry, tratando de defenderse.Oscar se ríe burlonamente.— Se notaba por cómo le comías la boca. ¿Ya se acostaron?— No, es solo parte de mi plan para vengarme de Máximo. Su punto débil es su hermanita.Oscar frunce el ceño.— Eso no cambia nada.— Nos conocemos desde niños, no vamos a pelear por ella, Oscar.— Esta vez te la paso, pero la próxima me las pagarás.— Entendido. Y necesito tu ayuda.— ¿Para qué? — pregunta.— Para tenerla. En cuanto la tenga a mis pies, la dejaré.— ¿Y si tu plan se vuelve en tu contra?— Claro que no — responde Harry con confianza.Horas más
Hace más de un año que Alicia había empezado a conocer a Harry. Al principio, todo comenzó como una farsa. Ambos necesitaban fingir una relación. A medida que el tiempo pasaba, la fachada que habían construido empezó a desdibujarse. Lo que inicialmente era un acuerdo práctico se transformó lentamente en algo más profundo y genuino. Harry, siempre encantador y persistente, le había propuesto en varias ocasiones llevar su relación al siguiente nivel, pero Alicia siempre había sido reticente. Sus dudas no tenían que ver con la falta de sentimientos, sino con un temor latente a cruzar una línea de la que no habría vuelta atrás.Todo cambió una cálida noche de verano. Estaban en la casa de Harry, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía su jardín. La piscina, con sus aguas cristalinas reflejando las estrellas, se convirtió en el escenario de un momento decisivo. Harry y Alicia se sentaron en la orilla, sus pies jugueteando en el agua. En un momento de silencio, sus miradas se encontrar
Alicia Me encontraba en una de las clínicas más prestigiosas de Londres, la tenue luz iluminaba la habitación en tonos blancos. Mi corazón estaba oprimido por la angustia, observaba a mi padre, Carlos Montero, cuyos ojos intensos reflejaban una frialdad implacable, con la que nunca me había mirado.Mis lágrimas se perdían en el vacío, incapaces de ablandar el corazón de piedra que habitaba en el hombre que una vez fue mi protector.— Papá, por favor, necesito ver a mi bebé. Déjame sostenerlo solo por un momento, por favor. — Le suplicaba mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas y yo extendía las manos hacia él.— ¿Por qué debería hacerlo? Después de todo lo que has hecho, no tienes derecho a pedirme nada. — Respondió con frialdad.— Lo sé, cometí errores, pero este bebé no tiene la culpa. Solo quiero verlo, sentirlo cerca de mí. — Rogué, levantándome de la cama de hospital y poniéndome de rodillas ante él, a pesar del dolor en mi cuerpo por el reciente parto. — Por favor, solo
Los médicos me tenían bajo observación todo el tiempo en la clínica. No me permitían salir de la habitación ni por un segundo. Transcurrieron muchas horas y mi cuerpo se sentía tan débil que apenas podía moverme. Cada músculo parecía gelatina y levantarme de la cama era una tarea complicada.Cuando finalmente tuve algo de fuerzas, escapé de la clínica en medio de la noche, solo con una bata puesta. Le entregué el collar que Harry me había regalado al taxista como pago para que me llevara lejos de allí. Sabía que si el padre de Harry me encontraba, iba a haber problemas, así que le rogué al conductor que me llevara al internado.Ese collar con la forma de una H era importante para mí, era un símbolo de nuestra relación con Harry. Me lo había obsequiado la noche en que estuvimos juntos por primera vez, y desde entonces, nunca me lo había quitado. Pero en ese momento, solo quería alejarme de todo, incluso de él.Necesitaba ver a Harry, necesitaba su ayuda más que nunca. Él era lo único s
Cinco años después.Después de trabajar duro durante más de cinco años y sacrificarme mucho, finalmente me gradué como licenciada en administración de empresas. Mi hermano me apoyó mucho durante este tiempo, y con mi dedicación, logré alcanzar mi meta.Una vez que terminé mis estudios, decidí volver a Estados Unidos. Estaba decidida a hacer justicia y vengarme de todas las personas que me habían hecho daño.Hace cinco años, era una joven asustada y solitaria, incapaz de enfrentar los terribles momentos que había vivido. Ni siquiera tuve el coraje de denunciar a mi propio padre por el secuestro de mi hijo. Pero ahora las cosas habían cambiado. Durante años, investigué el paradero de mi padre y descubrí que había desaparecido hace más de cinco años. Vendió todas sus propiedades y se fue a Las Vegas, donde perdió toda su fortuna en juegos de azar. Me pareció extraño que mi padre hubiera tenido tanto dinero para gastar, y comencé a sospechar que en lugar de dar a mi hijo en adopción, él
Harry Chrysler.Estaba en la fiesta de compromiso, sintiéndome agotado y desanimado por la situación. Aunque parecía tranquilo por fuera, por dentro me consumía el cansancio y la frustración. Mi relación con Violetta Smith era simplemente estratégica, una alianza de negocios disfrazada de romance. La fusión entre "Imperio Corporation" de los Chrysler y la empresa de los Smith había sido planeada con cuidado para fortalecer nuestro poder en el mundo empresarial. La muerte del padre de Violetta había allanado el camino para nuestras ambiciones, y yo estaba decidido a aprovecharlo al máximo.Pero no veía a Violetta como una pareja real, sino como un peón en mi juego. La consideraba ingenua, incapaz de entender la complejidad del mundo empresarial y fácil de manipular.Desde joven, mi padre, Liam Chrysler, me había entrenado para ser astuto y despiadado en los negocios, y ahora estaba listo para demostrar mi valía como el heredero legítimo del imperio familiar.Después de que mi madre se